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¿Pablo Iglesias creará su propia televisión online? ¿Qué lecciones filosóficas y económicas
podemos extraer de ello? Veámoslo.
El ex vicepresidente segundo del gobierno, Pablo Iglesias, quiere crear una nueva televisión
y para eso busca financiación entre su audiencia.
Un grupo de compañeras y compañeros hemos decidido unirnos para hacer algo muy concreto.
Algunos llevamos mucho tiempo participando en proyectos de comunicación pequeños y humildes
y estamos muy orgullosos, pero como rapeaba Nega de los chicos del maíz, estamos cansados
de tirar piedras. Queremos un tanque, no queremos ser subalternos, queremos competir con la
derecha mediática, queremos tener buenos equipos técnicos y humanos que nos permitan
ofrecer una programación de calidad que todo el mundo pueda ver y escuchar.
Para hacerlo que nadie lo dude, vamos a buscar alianzas y recursos privados, pero sabemos
que tratándose de nosotros eso no va a abastar. El tamaño, la fuerza, la independencia y el
alcance de este proyecto van a depender de ti, de lo que podáis aportar vosotras y vosotros.
¿En qué andamos? Estamos preparando el lanzamiento, muy pronto, de un nuevo canal audiovisual
del siglo XXI, un canal de televisión por internet, canal Red y para hacerlo necesitamos
vuestra ayuda. ¿Quieres seguir viéndonos crecer? Pues ya sabes.
La primera ronda de financiación fue un completo éxito, en apenas un día se alcanzó la cifra
máxima a la que se pretendía llegar, que eran 100.000 euros y ahora ya han abierto
una nueva ronda de financiación para recaudar más de 300.000 euros, con el objetivo de ir
financiando el local, el equipo audiovisual e imagino también la contratación del personal
para este nuevo canal de televisión online que presumiblemente tendrá pretensiones
en algún momento de dar el salto a un canal de televisión convencional si esta experiencia
sigue funcionando y si la financiación continúa llegando.
El caso de Pablo Iglesias y el proyecto de crear su televisión online y quizá su televisión
convencional es interesante por un doble motivo. El primero es que, recordemoslo, Pablo Iglesias
lleva meses, años quejándose de la presencia de un monopolio mediático en España que
obligaría supuestamente a que el legislador intervenga para garantizar la libertad de
expresión en nuestro país. Recordemos a este respecto que Pablo Iglesias estuvo en
Chile hace unas semanas defendiendo que debía aprobarse una ley audiovisual, merceta la
cual un tercio de los medios de comunicación fueran estatales, un tercio de los medios
de comunicación fueran sociales y un tercio de los medios de comunicación fueran mercantiles.
Decía que sólo así se podía garantizar la libertad de expresión y una democracia
sana. Pues bien, ahora estamos viendo que existen opciones para crear medios de comunicación
que den voces alternativas a las que supuestamente se pueden escuchar predominantemente en unos
medios de comunicación convencionales que cada vez alcanzan a un menor número de personas.
Por consiguiente, una sociedad modestamente libre, tampoco es que vivamos en un libre
mercado completo, no es que vivamos en una sociedad liberal, regida meramente por el
principio de libertad, de propiedad privada y de contratos, pero incluso en una sociedad
tan hiperregulada, tan hiperintervenida como la española, cabe encontrar espacios de libertad
para crear proyectos audiovisuales alternativos a los existentes, para competir, para llevarles
la contraria, para trasladar al público mensajes distintos a aquellos que crees que están llegando
de manera única al público y todo ello sin tener que cercenar todavía más la libertad
de expresión de las personas, sin tener que aprobar una ley audiovisual que instaure
una determinada cantidad de medios públicos financiados coactivamente por los contribuyentes
o que limite la creación de medios privados una vez se ha alcanzado el cupo de un tercio.
Imaginemos que la ley que propuso Pablo Iglesias llega a estar en vigor, bueno, pues según
cómo clasifiquemos su nuevo proyecto audiovisual, quizá ya no tendría derecho a crearlo, porque
si ya hay un tercio de medios de comunicación privados dentro de España, no caben más.
Por mucho que uno quiera crear un medio de comunicación privado, si ya se ha alcanzado
el tercio máximo que proponía Iglesias alcanzar, pues ya no habría espacio para él.
En cambio ahora, sin esa ley audiovisual, Pablo Iglesias puede entrar a competir en
el mercado porque no tiene que pedirle permiso al Estado, el Estado no le tiene que otorgar
autorización para que Pablo Iglesias pueda crear su canal de televisión online.
Y en cambio la ley audiovisual que proponía Pablo Iglesias y que analizamos en un vídeo
anterior sí consistía en que los particulares tenían que pedirle permiso al Estado y el
Estado tenía que otorgárselo para poder crear un medio de comunicación privado.
Y el segundo motivo por el cual esta experiencia de creación de un canal audiovisual online
por parte de Pablo Iglesias es interesante o es merecedora de una reflexión es por la
importancia que posee la financiación en la creación de cualquier proyecto, sea este
mercantil o no lo sea.
Dentro de la izquierda, especialmente aquella izquierda contaminada por la teoría del valor
trabajo, suele enfatizarse que la creación de valor depende del trabajo, es decir, de
la actividad humana dirigida a transformar la naturaleza para generar productos que
sean útiles para terceros y se suele desdeñar la contribución a la creación de ese valor
que desempeñan otras actividades que no son trabajo dirigido a transformar materialmente
nuestro entorno, por ejemplo la provisión de financiación.
El capitalista en una sociedad anónima convencional lo que hace es proporcionar financiación
a ese proyecto empresarial, el capitalista no trabaja necesariamente, puede hacerlo pero
no tiene por qué trabajar más allá de la financiación que proporciona.
Y desde la premisa de la teoría del valor trabajo esa provisión de financiación no
contribuye a generar ningún valor porque el valor únicamente lo genera el nuevo trabajo,
el trabajo añadido, el trabajo vivo.
Pues bien, con el proyecto de Pablo Iglesias es muy sencillo observar que sin financiación
no hay proyecto con el que generar productos útiles para terceros, por tanto la financiación
es tan necesaria como el trabajo en cualquier proyecto productivo, en cualquier proyecto
donde el trabajo pretenda transformar a la naturaleza durante un determinado periodo
de tiempo y asumiendo determinados riesgos vinculados a la producción, todo lo cual
tanto el tiempo como el riesgo debe ser cubierto a través de financiación.
Esa financiación podrá ser propia, es decir procedente del ahorro propio o ajena, es decir
procedente del ahorro ajeno, pero en cualquier caso esa financiación tiene que estar para
iniciar cualquier proyecto productivo.
Y si esa financiación no está no se puede iniciar el proyecto productivo, no se puede
producir nada y por tanto no se podría llegar a generar valor, si ese algo producido se
mercantilizará y se vendierá a terceros.
En definitiva que no es solo el trabajo el que por el hecho de producir cosas útiles
para los demás es susceptible de generar valor, también como podemos observar en este
caso la financiación, el ahorro, el ahorro que se come el tiempo y que se come el riesgo
es imprescindible.
Y si es imprescindible y no todo el mundo está dispuesto a proporcionarlo para cualquier
proyecto productivo susceptible de generar valor o de no generarlo, entonces aquellos
pocos que sí suministren esa financiación que es imprescindible para desarrollar un
proyecto productivo, esos pocos serán copartícipes co-creadores del valor que ese proyecto
productivo termine generando o no.
En el caso de Pablo Iglesias es verdad que está solicitando financiación sin dar participación
accionarial en el capital de ese nuevo medio de comunicación, es más una donación que
una inversión capitalista.
Los donantes le entregan su dinero a él para que él gestione ese dinero en el nuevo medio
de comunicación como considere oportuno.
No es que los donantes se conviertan en socios capitalistas de Pablo Iglesias a la hora de
desarrollar el medio de comunicación y que esos donantes, como socios, tengan voz y
tengan voto a la hora de decidir la orientación de ese medio de comunicación.
No, se recibe financiación pero sin darles derecho político a quienes financian.
En una empresa capitalista en cambio quienes otorgan financiación normalmente, a través
de las acciones, adquieren capacidad de control, adquieren derechos políticos sobre la empresa
a la que financian.
Pero sea financiación como socio o financiación como donante, repito una vez más esa financiación
es imprescindible para que un proyecto productivo arranque y se desarrolle.
Y por consiguiente, si esa financiación para cualquier proyecto productivo no es infinita
y no puede serlo, aquellas personas que financien y que al financiar seleccionen que proyectos
productivos se inician o no se inician, son copartícipes en la creación potencial de
productos por parte de esos proyectos que gracias a ellos terminan arrancando y funcionando.
En suma del medio de comunicación que quiere montar Pablo Iglesias, creo que la izquierda
puede extraer dos lecciones muy importantes que no suele interiorizar en la mayoría de
situaciones.
La primera es que una sociedad libre, y también un mercado libre, consiste fundamentalmente
en la libertad de entrada y de salida, es decir, en la libertad de promover tus propios
proyectos vitales, sean proyectos económicos, sean proyectos no estrictamente crematísticos,
pero en la libertad de promoverlos sin pedirle autorización a ningún político que te la
pueda denegar.
La libertad de prensa consiste justamente en esto, en que Pablo Iglesias pueda crear
su propio medio de comunicación o cualquier otra persona que intente crearlo, es decir,
que el Estado no impida la creación de medios de comunicación a través de ninguna ley
audiovisual como la que quería hace unos meses aprobar Iglesias.
Y en segundo lugar, que aquellos que financian que impulsan, aunque sean con pequeñas donaciones
individuales, aquellos que financian que impulsan con su ahorro, el desarrollo de un proyecto
de producción, en este caso de producción audiovisual, contribuyen a la creación de
todo lo que ese proyecto de producción termine arrojando.
Son copartícipes, son cocreadores, y por tanto no se les puede desvincular de ese proceso
de producción ni del valor añadido que ese proceso de producción termina generando.
Ojalá a partir de esta experiencia personal propia, la izquierda recapacite y se termine
replanteando muchos de sus dogmas de fe.