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Por primera vez en 20 años, un euro es igual a un dólar, porque razón, veámoslo.
En el año 2008, hace aproximadamente 14 años, entregando un euro en los mercados de divisas,
podíamos obtener más de 1,6 dólares. A día de hoy, sin embargo, a cambio de un euro,
únicamente podemos conseguir un dólar, es decir, que el euro se ha depreciado frente al dólar,
casi un 40% desde el año 2008. Todavía más preocupante, en los últimos 12 meses, en el
último año, el euro ha perdido prácticamente el 20% de su valor frente al dólar. Hace un año
podíamos conseguir alrededor de 1,22 dólares por cada euro, y ahora, repito, tan solo un dólar
por cada euro. ¿Por qué se ha producido esta depreciación tan rápida, tan vertiginosa del
euro frente al dólar? ¿A qué se debe que el euro cada vez valga relativamente menos frente al dólar?
En términos generales, una divisa se deprecia frente a otra divisa, si la demanda internacional de la
primera mengua frente a la demanda internacional de la segunda. Es decir, que si el euro en el conjunto
del planeta se vuelve relativamente menos demandado de lo que se demanda el dólar, el euro se depreciará
frente al dólar. O, alternativamente, si el dólar se vuelve relativamente más demandado de lo que se
demanda el euro, el dólar se apreciará frente al euro. ¿Y en qué sentido el euro se ha vuelto
relativamente menos demandado que el dólar en el conjunto del planeta? Pues, esencialmente ha habido
tres factores que explican por qué la demanda global de euros ha caído frente a la demanda global de dólares.
Primero factor, el superávit comercial de la eurozona ha desaparecido durante los últimos meses.
Entre el año 2011 y el año 2020 era habitual que la eurozona encadenara mes tras mes muy importantes
superávit comerciales, es decir, que exportara más de lo que importara. Ese exceso mensual de
exportaciones sobre importaciones se cifraba en torno a 20.000 millones de euros al mes. Es decir,
que en el conjunto del año estábamos hablando de más de 200.000 millones de euros de superávit
comercial. Ahora mismo, sin embargo, ese superávit comercial no es que se haya reducido, es que se ha
convertido en déficit comercial. Ahora mismo, la eurozona importa más de lo que exporta e importa
más de lo que exporta porque sus importaciones energéticas se han encarecido y, en cambio,
las exportaciones no energéticas han caído. La energía que importamos nos sale mucho más
cara que antes y precisamente por eso nos hemos vuelto menos competitivos en nuestras
exportaciones, de modo que exportamos menos que antes. Y, sin duda, el país que se ha visto más
afectado por este fenómeno ha sido Alemania. Alemania era el motor exportador de la eurozona.
Alemania había encadenado 30 años, más de 30 años de superávit comerciales continuados
mes tras mes desde su reunificación y, en mayo de este año, por primera vez desde la reunificación,
Alemania registró un déficit comercial, es decir, ya no es un motor exportador, sino que,
ahora mismo y hasta que cambia en las circunstancias, es un motor importador. Pero ¿qué tiene que ver
el superávit o el déficit comercial con la evolución del tipo de cambio euro-dólar? Hemos
dicho que la evolución del tipo de cambio de cualquier divisa depende de su demanda global
relativa frente a otras divisas. Pues bien, cada vez que la eurozona exporta, aquellos
extranjeros que nos quieren comprar esas exportaciones necesitan demandar, necesitan comprar euros para
pagar esas exportaciones. Es más, si esperan que en el futuro van a querer comprar bien esos
servicios de la eurozona, necesitarán tener euros en reservas para hacer frente a esos pagos
futuros en euros. Por tanto, si exportamos mucho los extranjeros, la demanda global de
euros será fuerte. Y, al revés, si importamos poco la demanda de los ciudadanos de la eurozona
de divisa extranjera para pagar esas importaciones será débil. Cuanto mayor es el superávit
comercial, más relativamente intensa es la demanda con motivo de transacción de los
extranjeros por los euros y menos relativamente intensa es la demanda con motivo de transacción
de los europeos de divisas extranjeras como el dólar. Pero, si ahora esa relación se
ha invertido, si ahora la eurozona importa más de lo que exporta, la eurozona tiene
que demandar más divisa extranjera que la divisa europea que los euros que demanda el
resto del mundo. Por tanto, la demanda comercial de euros se debilita frente a la demanda
comercial de otras divisas y de manera muy singular, dado que el comercio internacional
si no se desarrolla en euros normalmente se desarrolla en dólares, de manera muy singular
se incrementa relativamente la demanda comercial de dólares.
Segundo factor, las divisas no solo se demandan para comprar bienes y servicios en una determinada
economía, euros para comprar bienes y servicios en la eurozona, dólares para comprar bienes
y servicios en Estados Unidos o en aquellos países que acepten dólares para pagar por
sus exportaciones como por ejemplo los países productores de petróleo, las divisas no
solo se demandan para efectuar compras internacionales sino también para efectuar inversiones
internacionales. Si queremos invertir en Estados Unidos necesitaremos dólares, si queremos
invertir en la eurozona necesitaremos euros. Los lujos de inversión internacionales dependen
de muchos factores pero uno de ellos sin duda son los tipos de interés relativos. Si
la rentabilidad por tipo de interés en Estados Unidos es más alta que la rentabilidad por
tipo de interés en la eurozona tendría a invertir en Estados Unidos a ese mayor tipo
de interés frente a la eurozona, es decir los lujos de capitales financieros tenderán
a ir más hacia Estados Unidos que hacia la eurozona.
¿Qué ha sucedido con el diferencial de tipos de interés entre Estados Unidos y la eurozona
durante los últimos meses? Pues que en esencia se ha ensanchado muchísimo. Hace un año
tanto el Banco Central de Estados Unidos, la Reserva Federal como el Banco Central Europeo
tenían sus tipos de interés de intervención en el 0%. A día de hoy sin embargo la Reserva
Federal como se está tomando mucho más en serio la lucha contra la inflación de lo
que lo está haciendo el Banco Central Europeo, la Reserva Federal ha elevado sus tipos de
interés al 1,5% y en cambio el Banco Central Europeo todavía hoy los mantiene anclados
al 0%. No sólo eso, la expectativa a corto medio plazo es que la Reserva Federal siga
subiendo los tipos de interés de manera mucho más agresiva de lo que lo vaya a hacer la
eurozona. ¿Y por qué se espera que Estados Unidos eleve sus tipos de interés de manera
más agresiva que la eurozona? Pues al margen de porque los bancos centrales tienen distintas
actitudes frente a la inflación, como he dicho la Reserva Federal parece que está
más comprometida con luchar contra la inflación de lo que lo está el Banco Central Europeo,
hay otras dos razones que nos llevan a pensar que el primero aumentará sus tipos de interés
más que el segundo. Primero, aunque tanto Estados Unidos como la eurozona parece que
pueden caer en recesión, también parece que la recesión en Europa al menos de momento
va a ser más intensa que en Estados Unidos, de modo que su Banco Central, el Banco Central
Europeo, intentará compensar en parte esa mayor recesión con tipos de interés más
acomodaticios que los de Estados Unidos. Segundo factor, en Europa hay gobiernos que
están tremendamente endeudados y que dependen de la provisión de refinanciación por parte
del Banco Central Europeo, de manera que hasta cierto punto el Banco Central Europeo está
atado de pies y manos, aunque quisiera subir los tipos de interés mucho más de lo que
los va a subir, no podría hacerlo sin arriesgarse a que haya problemas de sostenibilidad de deuda
soberana, de sostenibilidad financiera muy serios dentro de la eurozona. La Reserva Federal
no tiene esa hipoteca y, por tanto, es más libre a la hora de incrementar los tipos de
interés. Si se espera, por tanto, que los tipos de interés de Estados Unidos superen
de manera incluso mayor que en la actualidad los tipos de interés de la eurozona, pues
entonces los capitales van buscando refugio en Estados Unidos en lugar de en la eurozona,
buscan ser invertidos en Estados Unidos antes que en la eurozona, más demanda de dólares
para acceder a los tipos de interés en dólares, menos demanda de euros para no quedar atrapados
en los bajos tipos de interés de euro, significa depreciación del euro frente al dólar.
Y tercer y último factor, las divisas no se demandan únicamente para hacer transacciones
comerciales o para hacer transacciones financieras, sino también y simplemente para mantenerlas
en tu saldo de tesorería, para mantenerlas en caja, para tenerlas contigo y porque alguien
puede demandar una divisa para no hacer operaciones con ella, sino simplemente para poseerla,
para tenerla, pues porque juzgue que esa divisa es una reserva internacional de liquidez frente
a tiempos de incertidumbre. Como ya hemos dicho y como ya explicamos en un vídeo anterior,
en los mercados cada vez se está instalando más la narrativa de que puede llegar una
recesión y cuando viene una recesión lo que suelen hacer los agentes económicos es buscar
refugio en activos seguros, en activos que te proporcionen liquidez. ¿Cuál es la moneda
de reserva internacional de liquidez en el conjunto del planeta? Pues aunque el euro
hasta cierto punto también desarrolla esa función, claramente la moneda de reserva
internacional de liquidez en el conjunto del planeta es el dólar. Por tanto, si el riesgo
y el temor de recesión se incrementa, la demanda de reserva de dólares se incrementará relativamente
frente a la demanda de reserva de euros. Incremento de la demanda global de dólares en relación
con la demanda global de euros, depreciación del euro frente al dólar o apreciación del
dólar frente al euro. En definitiva, desde el año 2008 el euro ha perdido un 40% de
su valor frente al dólar, que luego hablen de bitcoin, o en el último año el euro ha
perdido alrededor de un 20% de su valor frente al dólar porque los motores que determinaban
la demanda de euros frente a dólares han gripado. Pero no pensemos que han gripado
por casualidad, por mero azar, por mala suerte. No, en gran medida han gripado por una política
deliberada de sabotaje del valor del euro de la demanda global de euros por parte de
una institución llamada Banco Central Europeo.