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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Suecia ha sido uno de los pocos países en no tomar medidas de distanciamiento social
obligatorias para combatir la propagación del coronavirus, y eso ha provocado que muchas
personas hayan visto en el modelo sueco, el modelo consistente en no tomar medidas centralizadas
medidas obligatorias de distanciamiento social como una referencia sobre cómo luchar contra
el coronavirus al tiempo que se respetan las libertades ciudadanas y al tiempo que se evita
el hundimiento de la economía, porque se supone que si no se toman medidas de distanciamiento
social obligatorio, entonces la economía resistirá. Pero realmente podemos considerar
este modelo sueco como una referencia a importar al resto de países, realmente ha conseguido
sus objetivos, es decir, minimizar el número de muertos y minimizar la destrucción de
la economía al tiempo que se respetaban las libertades de los ciudadanos. Sobre este último
punto, parece que si el gobierno no decreta ninguna medida de distanciamiento social
obligatorio, entonces las libertades de los ciudadanos están más respetadas que si el
gobierno las decreta. Pero aquí volvamos a repetir algo que ya hemos explicado en otras
ocasiones. Desde luego, si el gobierno mantiene abiertas las escuelas, no prohíbe grandes
eventos, no digamos ya si no te confina en tu domicilio, está desde luego respetando
las libertades de aquellos ciudadanos que no están infectados y que por tanto no son
potenciales agresores de otros ciudadanos inocentes. El problema cuál es? El problema
es que si el gobierno no toma estas medidas y tampoco es capaz de detectar y de aislar
o de sancionar a aquellas personas que sí están infectadas y que transmiten el virus
a otros ciudadanos inocentes, y esos ciudadanos inocentes por haberse contagiado terminan
falleciendo o sufriendo secuelas permanentes, difícilmente podremos decir que ahí el gobierno
está protegiendo, está respetando, está amparando, está defendiendo la libertad
de esos ciudadanos inocentes que han sido contagiados por un tercer agresor, por una
persona que está infectada y les ha transmitido el virus, sin sancionar a la persona que les
ha transmitido el virus. Sería como si dijéramos que el gobierno, al permitir que salga una
persona a la calle pegando tiros de manera aleatoria, está respetando la libertad a
aquellas personas que salen a la calle pegando tiros. Podríamos decirlo de esa manera, pero
desde luego lo que no podríamos decir es que está respetando, que está protegiendo
la libertad de todos aquellos que pueden ser interceptados por un disparo de esa persona
irresponsable o criminal. En todo caso, no quiero centrar el vídeo en este debate moral
sobre si se protege o se desprotege las libertades de los ciudadanos, permitiendo que el virus
campe a sus anchas y no sancionando, como poco, a aquellos ciudadanos que irresponsablemente
que negligentemente contagian a otros, sino que quiero analizar cuáles han sido los resultados
de la estrategia suelca con respecto a dos parámetros, número de fallecidos por millón
de habitantes y hundimiento económico. Empecemos por el número de fallecidos por millón de
habitantes. Como sabemos, el número de fallecidos por millón de habitantes en Suecia es inferior
al de España, básicamente porque España tiene una de las cifras más elevadas del
mundo. Sin embargo, de ahí no habría que concluir automáticamente que el caso sueco
ha sido un éxito, simplemente que el caso español ha sido un desastre estrepitoso a
todas luces. ¿Cómo podríamos saber si Suecia lo ha hecho bien? ¿Cómo podríamos saber
si la estrategia sueca ha salvado vidas o al menos no ha condenado a muchas personas
que alternativamente podrían haberse salvado con ciertas medidas de distanciamiento social?
Una forma de hacer esto es comparando cuál ha sido el resultado de Suecia con el resultado
de otros países similares y cercanos a Suecia, como pueden ser Dinamarca, Finlandia o Noruega.
¿Cuál ha sido el número de fallecidos por coronavirus por millón de habitantes en estos
tres países comparado con Suecia? Lo podemos ver en el siguiente gráfico que creo que
habla por sí solo. El número de fallecidos por millón de habitantes en Suecia ha sido
de 570 en Dinamarca de 106 en Finlandia de 59 y en Noruega de 47. Recordemos que tanto
Dinamarca como Finlandia como Noruega decretaron medidas de distanciamiento social obligatorias
y Suecia mientras tanto no lo hizo. Por tanto, sí, la responsabilidad de estos 570 muertos
por millón de habitantes frente a los 100, los 60 o los 47 de países vecinos a Suecia
es de no haber distanciado adicionalmente a los ciudadanos, de no haber impuesto barreras
regulatorias a las interacciones sociales para dificultar la transmisión del virus.
Cabría decir, claro, que desde el punto de vista de la estrategia sanitaria, el no haber
tomado medidas de distanciamiento social obligatorias en Suecia ha sido un fracaso que ha multiplicado
por 5 o por 10, por más de 10, el número de fallecidos frente a los que podrían haber
sido, de haber seguido una estrategia similar a la de otros países nórdicos vecinos.
No obstante, uno podría decir que el precio pagado por Suecia en términos debidas al
menos queda compensado por el destrozo económico que se ha ahorrado, o dicho de otra manera,
como parece evidente que la economía de Dinamarca, de Finlandia o de Noruega va a desplomarse
muchísimo más que la de Suecia, pues bueno, Suecia ha escogido salvar alguna parte más
de la economía a una costa de incrementar el número de fallecidos mientras que esos
otros países han preferido salvar vidas a costa de arruinar su economía.
Sin embargo, esta semana hemos conocido el dato de la evolución del PIB de Suecia
en el segundo trimestre del año, y lo cierto es que es un dato bastante malo, estamos hablando
de una caída del 8,2% del producto interior bruto intertrimestral, evidentemente y de
nuevo se trata de una caída inferior a la experimentada por España, el PIB español
cayó y lo dijimos un 18,5%, por tanto parece que sí, que Suecia en relación con España
y con otros países que han tomado medidas de distanciamiento social obligatorias mucho
más duras si parece haber salvado los muebles económicos, sin embargo, y pese a que aún
no tenemos datos definitivos de sus países vecinos, de Dinamarca de Finlandia o de Noruega,
la expectativa de los analistas es que el PIB de estos tres países caiga lo mismo que
el de Suecia si no menos, de hecho, si tenemos un dato, el dato de Noruega, que en lugar
de informarnos cuánto ha caído el PIB entre abril y junio con respecto al trimestre anterior,
nos ha informado sobre cuánto ha caído el PIB de marzo a mayo, es decir, el trimestre
es marzo, abril y mayo en lugar de abril, mayo y junio, en unas semanas conoceremos
el dato de abril, mayo y junio, pero bueno, provisionalmente tenemos el dato de marzo,
abril y mayo y la economía noruega en ese trimestre frente al anterior se ha contraído
un 7,1%, es decir, de momento menos que Suecia, por consiguiente, desde el punto de vista
económico tampoco parece que la estrategia sueca haya brindado grandes frutos, su hundimiento
económico en este trimestre será parecido al de otros países vecinos que han adoptado
medidas de distanciamiento social obligatorias y que han conseguido minimizar frente a Suecia
el número de fallecidos, pero ¿cómo es posible que Suecia, sin haber decretado medidas de
distanciamiento social obligatorias, permitiendo que la gente vaya a trabajar, vaya a los
bares, vaya a los restaurantes, vaya a otros locales de ocio, utilice el transporte público,
lleve a los niños a la escuela? ¿Cómo es posible que sucediendo todo esto, la economía
sueca se haya contraído un 8,2%? Para muchas personas la explicación reside en que el resto
del mundo se ha hundido, es difícil que si todo el mundo se detiene, aunque tú no lo
hagas, tú no sufras con unas consecuencias muy grabosas, y evidentemente parte del hundimiento
del PIB sueco tendrá a causa en la importación de la crisis internacional. Suecia no es una
isla desierta aislada del resto del mundo y, por tanto, lo que suceda en el resto del
planeta, sobre todo en una economía, insisto, tan abierta como la sueca, va a afectar a
la economía sueca. Sin embargo, si esto fuera toda la explicación, lo que deberíamos
observar de nuevo es que economías igualmente abiertas como la danesa, la noruega o la finesa
se hunden más que la sueca, porque esas economías no solo importarían la crisis internacional
sino que también experimentarían el hundimiento interno como consecuencia de las medidas de
distanciamiento social decretadas por sus gobiernos. Y, sin embargo, esto no parece a la espera
de que tengamos los datos definitivos, no parece que haya sucedido. Entonces, ¿por qué? ¿Qué
explica que la economía sueca se haya hundido más o menos lo mismo que sus países vecinos
habiendo decretado estos países vecinos medidas de distanciamiento social obligatorias? Creo
que este es uno de los aspectos peor entendidos de la crisis económica que estamos viviendo.
Muchas personas creen y afirman rotundamente que el hundimiento económico que hemos vivido
en el segundo trimestre de 2020 se debe fundamentalmente a las medidas de distanciamiento social que
el gobierno ha impuesto sobre la población. No digo que estas medidas no hayan tenido
un efecto económico o perjudicial porque, evidentemente, si tú decretas que la economía
pare, la economía se detiene. Pero planteémonos lo siguiente. ¿Qué sucede en una sociedad
donde el gobierno no adopta medidas de distanciamiento social obligatorias? Pues que el virus empieza
a acampar a sus anchas. ¿Y qué pasa si el virus empieza a acampar a sus anchas? Un
virus que es altamente contagioso y que tiene para determinados sectores de la población
una tasa de letalidad muy alta? Pues lo que tiende a suceder es que la gente, para minimizar
el riesgo de contagiarse, se distancia socialmente ella misma. Es decir, aunque el gobierno no
le prohíba ir a trabajar, no le prohíba ir a un bar, no le prohíba ir a un hotel, la
propia ciudadanía decide evitar en la medida de lo posible todo esto para minimizar su
riesgo de contagio. Y esto es exactamente lo que ha sucedido en Suecia. Los ciudadanos
no han sido distanciados forzosamente por el gobierno, pero ellos mismos han decidido
distanciarse socialmente. Ellos mismos han decidido reducir sus interacciones sociales
para no exponerse al riesgo del contagio del virus. Lo podemos ver claramente en este gráfico.
Este gráfico nos proporciona los resultados de cuánto variado la movilidad social desde
mediados de marzo hasta finales de abril, el periodo de mayor propagación y de mayor
pánico del coronavirus con respecto al mes de enero de este mismo año en diversos sectores
de la economía de tres países que he seleccionado Suecia, Dinamarca y España y es una medición
que efectúa Google por parte de los ciudadanos que acuden o no acuden a cada uno de estos
apartados, a cada uno de estos sectores, en concreto el sector de locio, los supermercados,
el transporte público y el centro de trabajo. Y creo que el mensaje que nos manda este gráfico
es muy claro. Primero, si un país adopta medidas muy drásticas, muy energicas de distanciamiento
social obligatorio, el confinamiento domiciliario, como es el caso de España, la movilidad social
evidentemente se desploma. En el caso de la industria de locio, de los sectores de ocio
en el mes de marzo y abril o la segunda quincena de marzo, mejor dicho, y en el mes de abril
se reduce un 80% en España. En los supermercados estamos hablando de una caída de entorno
al 30%, transporte público también cerca del 80% y afluencia a centros de trabajo por
encima del 60%. Estos resultados son más o menos esperables.
Y luego tenemos otro país que ha adoptado medidas de distanciamiento social obligatorias
no tan drásticas como las de España, pero en todo caso más drásticas que las de Suecia,
como es Dinamarca, donde también observamos variaciones sustanciales en la afluencia a
sectores de ocio, una caída de entorno al 30% en Dinamarca, al transporte público,
una caída superior al 40% y también a los centros de trabajo, de nuevo una caída cercana
al 40%. De nuevo, esto es más o menos esperable si el gobierno impide que la gente acuda a
los centros de trabajo, que se utilice el transporte público, si cierra a los locales
de ocio, pues evidentemente la afluencia a estos sitios se va a haber reducida y Google
en su informe de movilidad nos va a informar sobre esta variación.
Pero creo que lo más llamativo de este gráfico son los resultados de Suecia. En Suecia lo
que observamos es que también hay una caída cercana al 10% en la movilidad social a lugares
de ocio, bar, restaurantes, hoteles, etcétera, pero sobre todo hay una caída de la movilidad
social muy importante también, prácticamente al mismo nivel que en Dinamarca, con medidas
de distanciamiento social obligatorias en la afluencia a centros de trabajo y en el
uso del transporte público. Esto porque es así, porque el gobierno Sueco ha impedido
a los Suecos que acudan a trabajar o que utilicen el transporte público, no porque los propios
Suecos, ante el riesgo de contagiarse, decidieron teletrabajar y decidieron no utilizar el transporte
público. Esto que significa que en medio de una pandemia, si no te distancian, te distancias.
Y claro, si los ciudadanos se distancian a la hora de producir socialmente o a la hora
de consumir socialmente, todos aquellos sectores que dependan crucialmente de esa producción
social o de ese consumo social, es decir, todos aquellos sectores donde los trabajadores
produzcan bienes y servicios en equipo, o todos aquellos sectores donde los consumidores
consuman bienes y servicios de manera mancomunada, de manera conjunta, como puede ser un bar o
un restaurante, pues todos esos sectores se van a ver muy fuertemente afectados, se
van a ver muy fuertemente golpeados y la economía también se va a hundir. Y uno podría decir,
bueno, si los ciudadanos se distancian voluntariamente porque el gobierno tiene que decretar medidas
de distanciamiento social obligatorias. Bueno, que los ciudadanos se distancien voluntariamente
algo no significa que se distancien todo lo que deberían. ¿Por qué? Pues porque cada
ciudadano decide distanciarse o no distanciarse en función del riesgo que considera que tiene
él con respecto al coronavirus. Pero ese ciudadano no está teniendo en sus decisiones,
no está teniendo en cuenta el riesgo de contagiar a otros ciudadanos. Y, por tanto, si yo solo
actuó en función del riesgo, que representa para mí el coronavirus, pero no en función
del riesgo que yo puedo suponer como transmisor del virus para otras personas, entonces me
estoy distanciando insuficientemente. Esto es en economía lo que llamamos externalidad
negativa no internalizada. Yo en mis decisiones no tengo en cuenta todas las consecuencias
de mis acciones, solo tengo en cuenta las consecuencias que me afectan a mí, pero no
las consecuencias que afectan a otros y, por tanto, puedo no distanciarme tanto como debería.
Esto es muy evidente en el caso de los jóvenes. Como un joven puede pensar que a él no le
afecta al coronavirus porque se contagia pero su tasa de letalidad es muy baja, pues ese
joven decide no distanciarse. Ahora bien, ese joven también debería tener en cuenta que
si se contagia se convierte en un transmisor del virus para terceros que sí tienen un
riesgo de fallecer mucho más alto que él. Por tanto, ese joven no se estaría distanciando
suficientemente si solo tiene en cuenta su propio riesgo. Y es aquí donde puede tener
sentido que el gobierno decrete distanciamiento social adicional al que los ciudadanos deciden
voluntariamente porque los ciudadanos no están teniendo en cuenta el daño que están
generando sobre terceros. Esta conclusión, sin embargo, hay que matizarla porque lo
que vemos en los estudios preliminares que se están realizando sobre el tema es que
aquella sociedad es donde el llamado capital social, es decir, la cohesión social, la
importancia que cada ciudadano atribuye a otros ciudadanos, ese capital social es mayor,
lo que sí vemos es que esas sociedades optan por distanciarse más. En cierto modo podríamos
decir que en esas sociedades los ciudadanos sí que escogen internalizar voluntariamente
el daño que están generando o que pueden generar sobre terceros y precisamente por
ese deber cívico de no dañar a terceros deciden distanciarse socialmente más aunque
ellos puedan considerar que no se ven directamente afectados por el virus, pero como pueden dañar
a terceros si no obran diligentemente, deciden obrar diligentemente. Esto significa que en
otras sociedades con menor capital social, con menor deber cívico, como puede ser España,
el distanciamiento social probablemente habría sido bastante menor que en Suecia y por tanto
los resultados habrían sido todavía más desastrosos que en Suecia. Ya lo han sido,
pero imaginémonos sin las medidas adicionales de distanciamiento social decretadas por
el gobierno. Pero además existe un segundo argumento si lo queremos de corte más utilitarista
por el que las medidas de distanciamiento social obligatorias podrían tener sentido
en medio de una pandemia. Si a través de estas medidas de distanciamiento social obligatorias
conseguimos acelerar la mitigación de la transmisión del virus, si conseguimos arrinconar
más rápidamente el virus, entonces la economía podrá reactivarse, podrá volver a esa nueva
normalidad de manera más rápida y por tanto podrá empezar a crecer antes que si dejamos
que el virus se siga propagando en función del distanciamiento social que deciden los
ciudadanos sin tener en cuenta el riesgo que ellos suponen para terceros.
Por poner un ejemplo, en el último mes y medio la afluencia a locales de ocio, a sectores
de ocio en Dinamarca, es un 20% superior a lo que lo era en enero. Sin embargo, en Suecia
todavía es solo un 1% superior. Por tanto, parece que después de haber decretado medidas
de distanciamiento social obligatorias entre los daneses se ha conseguido controlar mucho
más la transmisión del virus, eso da más seguridad a los daneses para volver a interactuar
entre ellos y, como tienen menos miedo de contagiarse, vuelven a hacer vida más o menos
normal antes de lo que lo están haciendo los suecos.
En todo caso, para evaluar plenamente el éxito o el fracaso de la estrategia sueca, todavía
habrá que esperar algunos trimestres. Básicamente habrá que ver cuáles son los muertos finales
por millón de habitantes en las distintas zonas y también habrá que evaluar si se
recuperan más rápidamente Dinamarca, Finlandia o Noruega de lo que se recupera a Suecia,
si ha caído en última instancia más el PIB sueco en el segundo trimestre que el de estos
otros países y, por tanto, habrá que hacer una evaluación conjunta. Además, algunos
también podrían considerar que, aunque la estrategia sueca haya fracasado provisionalmente
en términos de salvar vidas y también en términos de salvar la economía frente a
sus países vecinos, al menos en Suecia se han respetado, podría argumentarse las libertades
de los ciudadanos, de tal manera que, mientras se respeten las libertades de los ciudadanos,
da igual que, segunda, la economía como en otras partes donde se han limitado esas libertades
y da igual que mueran más personas que en otras partes donde se han limitado esas libertades.
Y he mencionado que este argumento me parece débil porque no solo hay que considerar las
libertades de aquellas personas que se ven afectadas por las medidas de distanciamiento
social sino también las libertades de aquellas personas que, por haber decretado esas medidas
de distanciamiento social, han conseguido salvar sus vidas. Pero, en todo caso, es un argumento
que todavía se podría hacer y que básicamente sería, me da igual lo que pase con las vidas
o con la economía, lo importante es respetar la estructura básica de libertades de los
ciudadanos para poder salir a la calle para interrelacionarse con otros ciudadanos, aún
cuando no estén internalizando todo el daño que están generando sobre terceros, aún cuando
no sean plenamente responsables de las acciones que deciden ejecutar.
En todo caso, y como ya he dicho, de manera provisional, el saldo de la estrategia sueca
ha sido, mismo, un dimiento económico que los países de su entorno y muchas más vidas
perdidas. No es una estrategia que a priori, en función de esos dos parámetros, resulte
demasiado exitosa.
No es una estrategia que a priori, en función de esos dos parámetros, resulta demasiado
excitante.
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