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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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El premio Nobel de economía David Cart ha demostrado que subir el salario mínimo no tiene efectos negativos sobre el empleo
y si lo dice un Nobel, tendrá razón.
Esto es una falacia de autoridad.
Pero es que para Masinri, otro de los premios Nobel de este año, Joshua Angrist, dice que David Cart se equivoca
por tanto podríamos recurrir a una contrafalacia de autoridad.
Veámoslo.
En vídeos anteriores ya tuvimos ocasión de explicar por qué la concesión del premio Nobel de economía David Cart este año
no zanja ni muchísimo menos el debate sobre cuáles son los efectos de una subida del salario mínimo dentro de nuestras economías.
En particular ya explicamos que David Cart lo único que había demostrado es que la subida del salario mínimo en New Jersey en 1992
no había tenido efectos negativos sobre el empleo, pero de ahí no se puede generalizar, no se puede inferir
que cualquier subida en cualquier otra parte del mundo, en cualquier momento histórico del salario mínimo
no tendrá efectos negativos sobre el empleo.
Tan es así que el propio premio Nobel de David Cart ya ha tenido que salir en distintas ocasiones a aplacar los ánimos
de aquellos entusiastas defensores del salario mínimo que apelan continuamente a su estudio
para defender en todo momento y en cualquier coyuntura subidas del salario mínimo.
David Cart ya ha amatizado en diversas entrevistas que de sus resultados no se infiere que sea imposible
que el salario mínimo tenga efectos negativos en una economía, que hay que estudiar caso por caso
para ver si en una economía subir el salario mínimo tendrá efectos negativos o no los tendrá
y en concreto en el caso de España eso ya ha sido estudiado por el Banco de España
y el Banco de España lo ha estudiado usando la misma metodología que empleaba David Cart
en su famoso paper del año 1994 y el Banco de España concluye
que actualmente en la España de hoy subir el salario mínimo si está afectando negativamente al empleo.
Pero bueno, por desgracia todo esto da igual porque la propaganda ya se ha puesto en marcha.
La propaganda es el premio Nobel de Economía de este año ha demostrado que se puede subir el salario mínimo
sin que esto destruya empleo. Pero sucede que incluso esta simplona propaganda está mal hecha
porque este año no ha habido un único premio Nobel sino tres.
David Cart, Joshua Angrist y Guido Invens.
¿Y por qué remarco que ha habido tres premios Nobel y no solamente uno?
Pues porque uno de esos tres premios Nobel en concreto, Joshua Angrist, contradice a David Cart.
En su libro Mostly Harmless Econometrics, Joshua Angrist nos dice
que el experimento de David Cart para verificar si la subida del salario mínimo en New Jersey en el año 1992,
el famoso experimento al que está apelando todo el mundo para decirnos que subir el salario mínimo
no tiene efectos negativos sobre la economía,
Joshua Angrist nos dice que ese experimento está mal hecho.
¿Y por qué está mal hecho en opinión de Joshua Angrist? No porque el método de diferencias en diferencias
sea un método deficiente, sino, por resumir,
porque la elección del grupo de control en ese experimento está mal hecha.
Recordemos que hicieron David Cart y Alan Krueger para demostrar que la subida del salario mínimo en New Jersey en 1992
no tuvo efectos negativos sobre el empleo.
Utilizaron el método de diferencias en diferencias. ¿En qué consiste esto?
Pues por un lado, escoges un grupo de tratamiento, un grupo al que le vas a aplicar un tratamiento
para ver cómo responde al mismo.
En este caso, el grupo de tratamiento era el empleo en los restaurantes de comida rápida de New Jersey en el año 1992.
¿Qué pasó en esos restaurantes en el año 1992?
Pues que fueron expuestos a una subida del salario mínimo en New Jersey.
Se subió el salario mínimo y, por tanto, lo que se mide es cómo evolucionó el empleo en las cadenas de comida rápida
en New Jersey a lo largo del año 1992, cuánto empleo había al principio, al comienzo del año y cuánto empleo había al final.
De esa manera, tenemos una primera aproximación a cuál fue el efecto del salario mínimo sobre el empleo en los restaurantes de comida rápida.
Ahora bien, se trata de una primera aproximación deficiente. ¿Por qué razón?
Pues porque a la hora de determinar el volumen de empleo en los restaurantes de comida rápida en New Jersey
no solo influye el salario mínimo, influyen también otras muchas variables,
como puede ser el crecimiento económico, la demanda de los consumidores, las preferencias de los consumidores,
la eficiencia organizativa de las empresas de comida rápida, etcétera.
Con lo cual claro, es decir, no, el salario mínimo no ha destruido empleo
porque a lo largo del año el empleo en el sector de comida rápida ha aumentado.
A lo mejor ha aumentado porque ha crecido la demanda de comida rápida en New Jersey, no por el salario mínimo.
A lo mejor, sin salario mínimo, el empleo habría aumentado todavía más de lo que lo ha hecho,
con lo cual el efecto neto, el efecto marginal de la subida del salario mínimo, sí ha sido destruir empleo.
Para purgar este problema y, por tanto, para quedarnos con el efecto neto real que ha tenido la subida del salario mínimo,
¿qué se hace? Escoger un grupo de control.
Es decir, un grupo que antes del tratamiento es similar, tiene características similares al grupo de tratamiento,
un grupo que, por tanto, cabe esperarse que se comporte de manera análoga a como se habría comportado el grupo de tratamiento
sin el tratamiento para comparar qué hace el grupo de tratamiento tras el tratamiento con el grupo de control.
En el caso de Carty Kruger, el grupo de control fueron los restaurantes de comida rápida en los condados de Pensilvania
que estaban adyacentes a los condados de New Jersey, bajo la hipótesis de que las características socioeconómicas
de Pensilvania, de esos condados adyacentes a los condados de New Jersey, serían similares
y, por tanto, como en Pensilvania no se subió el salario mínimo en el año 1992,
lo que se hace es comparar cuál ha sido la evolución del empleo en los restaurantes de comida rápida de New Jersey
en el año 1992 con subida del salario mínimo, con la evolución del empleo en los restaurantes de comida rápida de Pensilvania
en el año 1992 sin subida del salario mínimo.
Y si resulta que, por ejemplo, en los restaurantes de comida rápida de New Jersey en el año 1992
el empleo ha caído un 2%, pero en los restaurantes de comida rápida de Pensilvania en el año 1992
el empleo ha caído un 3%, entonces la diferencia de las diferencias nos indica que en realidad el salario mínimo
ha contribuido a crear, a aumentar el empleo en un 1% en New Jersey.
¿Por qué? Pues porque con subida del salario mínimo el empleo cae un 2, sin subida del salario mínimo el empleo cae un 3.
Efecto marginal de la subida del salario mínimo, más 1%.
Pero claro, para poder llegar a esta conclusión es necesario que la elección del grupo de control esté bien hecha.
Si el grupo de control no mimetiza el comportamiento del grupo de tratamiento, entonces ese contrafactual no está bien escogido.
Si, por ejemplo, el empleo en los restaurantes de comida rápida de Pensilvania cae un 3%
porque Pensilvania está pasando por una crisis económica y New Jersey no, pues entonces evidentemente no puedes comparar
cuál ha sido la evolución del empleo en los restaurantes de comida rápida de New Jersey
debido a la subida del salario mínimo, con la evolución del empleo en los restaurantes de comida rápida de Pensilvania
sin la evolución del salario mínimo, porque el grupo de tratamiento y el grupo de control no son comparables.
En Pensilvania habrá caído el empleo un 3% por la crisis económica y en New Jersey habrá caído un 2%
a lo mejor por culpa del salario mínimo.
Y esta es justamente la crítica que les hace Joshua Angrist, a David Cardt y a Alan Krueger,
que no escogieron adecuadamente el grupo de control.
¿Y por qué dice esto, Joshua Angrist?
Pues porque la evolución del empleo en Pensilvania durante los años anteriores al incremento del salario mínimo en New Jersey
durante los años anteriores a 1992 no mimetizaba el comportamiento, la evolución del empleo en New Jersey
y por tanto si ya antes del tratamiento había diferencias significativas entre el grupo de control y el grupo de tratamiento
no se puede imputar toda diferencia post tratamiento entre ambos grupos al efecto marginal que ha tenido el tratamiento
es decir al efecto marginal que ha tenido la subida del salario mínimo.
En particular lo que dice Joshua Angrist es, los datos muestran una ligera caída del empleo desde febrero a noviembre de 1992 en Pensilvania
y poco cambio en New Jersey durante el mismo periodo, es decir que si el empleo no decrece en New Jersey durante ese periodo
en el que se aplicó el salario mínimo, la subida del salario mínimo y si decrece en Pensilvania donde no se subió el salario mínimo
podría ser que incluso el salario mínimo ha tenido efectos positivos sobre el empleo.
Ahora bien, continúa siendo Angrist, sin embargo los datos también revelan que hay una variación en el empleo año a año muy importante en otros periodos
Estas oscilaciones difieren de manera sustancial entre estos dos estados, por consiguiente Pensilvania podría no constituir una buena medida contrafactual
de cuáles habrían sido los niveles de empleo en New Jersey en ausencia del cambio en el salario mínimo.
Con esto quiero decir que David Carr se equivoca y Josuo Angrist tiene razón, no, ni siquiera estoy entrando en eso.
Lo que quiero poner de manifiesto es más, ni siquiera estoy entrando en el debate de fondo sobre si subir al salario mínimo destruye empleo o no lo destruye
porque sería tramposo sugerir que la única evidencia rigurosa de que disponen quienes defienden esa tesis es el paper de David Carr de 1994, no es así.
Desde entonces también se ha ido acumulando otra evidencia de mayor calidad incluso que ese paper que concluye que subir al salario mínimo en determinados contextos
no tiene efectos negativos sobre el empleo. Otra cosa es que muchos propagandistas que defienden subir al salario mínimo ignoren toda esa otra evidencia
que podría avalar su tesis y ahora se hayan sumado al carro de David Carr porque le han dado el Nobel, pero bueno de la misma manera que tenemos evidencia
que parece apuntar en la dirección de que subir al salario mínimo no tiene efectos negativos sobre el empleo en determinados contextos, también tenemos mucha otra evidencia
que dice que sí lo tiene, de ahí que el debate no esté zanjado, de ahí que el debate sigue abierto y de ahí que apelar a la autoridad del Nobel sea falaz.
Lo que quiero poner de manifiesto es que el ejercicio propagandístico de el Nobel de Economía de 2021 ha demostrado que subir al salario mínimo no tiene efecto sobre el empleo
y por tanto el debate ya está zanjado o al menos el debate se escora a favor del lado de los que defienden subir al salario mínimo, que es el lema propagandístico
que es el que hemos estado escuchando, ni siquiera tiene fundamento porque otro premio Nobel este mismo año está criticando abiertamente el paper de David Carr
donde se concluye que subir al salario mínimo no afectó al empleo en 1992. En definitiva quienes están apelando a David Carr para defender subir al salario mínimo
no solo están cometiendo una falacia de autoridad, sino que además este mismo año se les puede replicar con otra contrafalacia de autoridad
porque uno de los que ha ganado el premio Nobel junto con David Carr dice que las conclusiones de David Carr se derivan de un experimento mal hecho.
Por problema quiero aclararlo no está en la metodología diferencias en diferencias que es lo que ha utilizado el Banco de España
el problema está en la elección específica del grupo de control en el paper de Carty Kruger de 1994
por tanto esa crítica no es inmediatamente aplicable a las conclusiones del Banco de España que utilizando el método diferencias en diferencias
y escogiendo mejor el grupo de control concluye que en España se han llegado a perder en el año 2019 como consecuencia de la subida del salario mínimo
hasta 170.000 empleos. La conclusión debería ser que nunca debemos recurrir a falacias de autoridad
en los debates públicos se utilizan argumentos lógicos y racionales se utiliza evidencia empírica
pero no falacias como las que han estado utilizando muchos de los que defienden subir el salario mínimo
quien recurre a falacias argumentales es muy probable que sea porque no tienen mejores argumentos para defender su postura.