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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Estos días se ha celebrado en España el debate sobre el estado de la nación, pero como el
estado de la nación es tan malo, el debate se ha centrado en presentar una batería de
propuestas con la que se pretende mejorarlo en el futuro, y en que han consistido fundamentalmente
esas propuestas en una importante subida de impuestos a las grandes empresas energéticas
y a las grandes compañías financieras.
Son estas medidas que contribuirán a solucionar nuestros problemas presentes.
Son estas medidas que contribuirán a mejorar el estado de la nación.
Veámoslo.
Ayer, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, hizo el siguiente anuncio en
el debate sobre el estado de la nación desde la tribuna del Congreso de los Diputados.
Voy a expresarles a continuación un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las
grandes empresas energéticas que recaudará 2.000 millones de euros al año durante los
próximos días.
Un impuesto excepcional a las grandes empresas energéticas que estarán vigor en el año
2023 y el año 2024, que afectará los beneficios extraordinarios obtenidos en el año 2022
y el año 2023 por los grupos dominantes en el sector eléctrico, gasista y petrolero.
Y del mismo modo les anuncio, señorías, que el Gobierno aprobará un impuesto excepcional
y temporal a las grandes entidades financieras que ya se están empezando a beneficiar de
las subidas de tipos de interés.
¿Y por qué Sánchez plantea ahora en estos momentos un impuesto extraordinario contra
las grandes empresas energéticas o contra las grandes empresas financieras?
Pues esencialmente porque el descontento social con la inflación es tan grande que
necesita buscar un culpable, necesita buscar un chivo expiatorio.
Estos señores se están forrando a su costa y nosotros, que somos el bienaventurado gobierno
de España, vamos a protegerle a usted, ciudadano, de los abusos que cometen las empresas financieras,
las empresas eléctricas, las empresas gasistas, nosotros defendemos sus intereses, usted puede
confiar en nosotros, nos enfrentamos a los poderosos que lo están arruinando, bótenos,
que queremos seguir otros cuatro años en el poder.
Se habla menudo de los beneficios caídos del cielo, pero en realidad no son tales,
los sobre beneficios no caen del cielo, salen del bosillo de los consumidores que pagan los
recibos y este gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos.
Este gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos, menos
mal que tenemos a este gobierno, menos mal que tenemos a PSOE y a Podemos en el gobierno
que nos protegen frente al abuso de esos unos pocos que nos generan sufrimiento a muchos
para lucrarse, no así el gobierno de España que nos defiende sin ningún tipo de segundas
intenciones que jamás generaría sufrimiento a muchos para enquistarse para mantenerse
en el poder, menos mal que aunque la situación económica está hecha unos zorros, Pedro
Sánchez ya ha detectado exactamente quiénes son los culpables de que la situación económica
esté hecha unos zorros y ya ha puesto soluciones definitivas para solucionar esos problemas
de fondo que generan el sufrimiento de muchos. ¿Pero realmente esto que ha planteado Pedro
Sánchez es una solución? ¿O es más bien un anzuelo que no soluciona nada salvo carretear
algunos votos en favor del presidente del gobierno?
Veamos, se nos está diciendo que las compañías energéticas y las compañías financieras
van a tener beneficios extraordinarios y eso de que una empresa tenga beneficios extraordinarios
por lo visto está muy mal y hay que castigarlo con un impuesto extraordinario. No se trata
sólo de que si ganan más paguen más, que eso ya sucedía con el mero impuesto sobre
sociedades. Si pagas un 25% de tus beneficios y ganas más, pues pagarás más impuestos
que si ganas menos. No, se trata de que si ganas más, si ganas extraordinariamente
más, pagues extraordinariamente más. ¿Y por qué se trata de esto? ¿Por qué Pedro
Sánchez odia los beneficios extraordinarios? Pues supuestamente porque los beneficios extraordinarios
no sirven para nada salvo para generar sufrimiento de muchos y beneficios extraordinarios de
unos pocos. Sin embargo, los beneficios extraordinarios en mercados competitivos desempeñan una función
económica muy importante. ¿Cuál es la función económica que desempeñan los beneficios
extraordinarios? Señalizar que hace falta invertir más en un determinado sector. Se
nos está diciendo que la alta inflación que padecemos en estos momentos se debe a
los cuellos de botella que existen en muchas partes de la economía, que son cuellos de
botella, una capacidad productiva de determinados bienes o servicios que es insuficiente para
atender la demanda. Es decir, que falta inversión en determinados sectores, en determinados ámbitos
de la economía. Justamente, son esos sectores, son esos ámbitos los que ahora están recogiendo
beneficios extraordinarios y que función por tanto desempeñan esos beneficios extraordinarios.
Señalizar, incentivar, que se tiene que invertir ahí para incrementar la capacidad productiva
y por tanto remediar esos cuellos de botella. Por ejemplo, en el sector energético y como
ya explicamos en un vídeo anterior, uno de los motivos por los cuales los carburantes
han subido tanto en los últimos meses es por la falta de capacidad de refino en el
mundo en general, en Europa en particular y en España más en particular. Faltan refinerías,
por tanto hay que crear nuevas refinerías. ¿Cómo se incentiva la creación de nuevas
refinerías con beneficios extraordinarios? Si tú te cargas esos beneficios extraordinarios,
lo que hará será ralentizar la inversión en refinerías y por tanto consolidar las causas
de fondo que están generando que los precios de los carburantes estén tan altos o por
ejemplo, en el sector financiero. Si se están incrementando los tipos de intereses porque
se considera que existe un exceso de gasto agregado en parte financiado con el crédito
laxo y como consecuencia el Banco Central Europeo quiere cerrar el grifo del crédito.
Sin embargo, hay una forma de no cerrar tanto el grifo del crédito y que no genera inflación.
¿Cuál es esa forma? Fomentar el ahorro entre los ciudadanos. Si los ciudadanos en lugar
de gastar lo que hacen es ahorrar, ese ahorro se puede canalizar en forma de nuevos préstamos
para aquellos que lo necesiten. ¿Y cómo se puede incentivar a que los ciudadanos ahorren
más? Es decir, gasten menos. Pues si por ejemplo las entidades financieras ofrecen tipos de
interés más elevados a sus clientes, estos aparcarán su ahorro en forma de depósitos
a plazo, congelarán su capacidad de gasto y incrementarán la capacidad de las entidades
financieras para ofrecer más créditos de los que podrían ofrecer si no captaran ese
ahorro. Por tanto, los beneficios extraordinarios en el sector financiero tienen la función
de incentivar un incremento de los tipos de interés que reciben los depositantes para
aparcar para congelar su ahorro en forma de depósitos, en forma de pasivos de las entidades
financieras. En el caso del sector energético, por tanto, los beneficios extraordinarios
deberían incentivar una mayor inversión en incrementar nuestras capacidades de producción
de energía y en el sistema financiero, los beneficios extraordinarios deberían incentivar
una mayor capacidad de ofrecer crédito de manera no inflacionista, es decir, crédito
respaldado por ahorro a plazo. Pero si tú te cargas esos beneficios extraordinarios
con impuestos, nada de esto sucederá. Y uno podría decir, pero es que, aunque no establezcas
un impuesto extraordinario sobre estos sectores, nada de lo que tú estás diciendo sucederá
o no sucederá en gran medida, porque estamos hablando de sectores, especialmente el sector
financiero, oligopolísticos. Las empresas del sector energético, las empresas del sector
financiero, son oligopolios que no tienen ningún tipo de incentivo a incrementar la inversión
para aumentar, a su vez, su capacidad de producción de energía o su capacidad de producción
de crédito. Y ese puede ser un argumento razonable. Fijaos que, dicho al principio, los beneficios
extraordinarios desempeñan una función económica valiosa en mercados competitivos. Si los
mercados no son competitivos, esos beneficios extraordinarios no tienen por qué incentivar
a que ninguna de las empresas establecidas en el sector y cuya posición competitiva
no puede ser disputada por ninguna otra compañía, puede ocurrir que esos beneficios extraordinarios
no incentiven ningún cambio de rumbo entre esas empresas porque se dedican a recibir
esos beneficios extraordinarios manteniéndose muy cómodas en la situación en la que se
encuentran. ¿Para qué vamos a incrementar nuestra capacidad de producción de energía
o de crédito si ya nos estamos forrando sin hacerlo? Con competencia esto no puede ocurrir,
porque si una empresa dice, yo no voy a aumentar la capacidad de producción de energía o
de crédito porque me estoy forrando sin hacerlo. Entonces, en ese caso, llegar a otra empresa
y le dirá, pues si no lo haces tú, lo hago yo y me como tu parte del pastel. Pero, en
ausencia de competencia, efectivamente sí puede suceder. Con lo cual, quizá en este
caso podría parecer que este impuesto extraordinario sobre los beneficios extraordinarios de las
empresas energéticas y de las empresas financieras que no van a ser beneficios extraordinarios
que estimulen ningún cambio de comportamiento empresarial entre estos agentes económicos
podría tener un mayor sentido. ¿Qué sucede? Pues que si tú crees que determinados sectores
son un oligopolio, lo primero que tendrías que hacer es liberalizar ese sector, introducir
competencia. ¿Ustedes han escuchado que Sánchez haya planteado algún tipo de medida para
incrementar la competencia en el sector petrolero, en el sector gasista, en el sector eléctrico,
en el sector financiero? Seguramente no, porque yo tampoco. Y es que, en segundo lugar, si
un sector es un sector oligopolístico, es un sector donde no entra la competencia, las
compañías que estén dentro de ese sector, las compañías que sean oligopolios, lo tendrán
bastante sencillo, contarán con bastante poder de mercado para trasladar, para repercutir
todo o parte de ese nuevo impuesto con el que se las ha castigado sobre los usuarios.
Así que cuando Pedro Sánchez proclama muy enchidamente, muy solemnemente, les hemos subido
los impuestos a las petroleras, a las gasistas, a las eléctricas, a los bancos, porque no
vamos a permitir que el sufrimiento de muchos se traduzca en beneficio de unos pocos, en
realidad lo que está diciendo es, te hemos subido los impuestos a ti, porque no nos
preocupa que tu sufrimiento se traduzca en nuestros beneficios, en los beneficios del
gobierno.
Y cuando hablo de beneficios para el gobierno, no me refiero únicamente a beneficios electorales,
que también gran parte de la batería que se presentó ayer de medidas son medidas dirigidas
a crear redes clientelares que aten, o al menos que refuercen, el voto a las élites
que ahora mismo están gobernando España, pero no me estoy refiriendo a ese tipo de
beneficios, me estoy refiriendo a algo mucho más crematístico, a saber que la principal
empresa, o pseudoempresa, en este caso pública, que se está forrando con absoluto descaro
gracias a la crisis inflacionista que estamos experimentando, es el gobierno de España,
es la administración pública española, es, en términos más generales, el estado español.
Fijaos cómo ha evolucionado la recaudación tributaria en España entre el mes de enero
y el mes de mayo de este año 2022, y eso que en mayo todavía no habíamos alcanzado
el máximo de inflación.
Pues bien, en enero y mayo prácticamente se han recaudado 100.000 millones de euros,
y la cifra históricamente más alta de recaudación durante los primeros 5 meses del año había
sido de 80.000 millones de euros, y eso en el pico de la burbuja inmobiliaria, por consiguiente
quien nos está apretando exageradamente las tuercas al conjunto de los ciudadanos aprovechándose
de ese impuesto sin legislación, que es la inflación, es sin ningún genero de dudas
el gobierno de España, que instrumentaliza la inflación para subirnos los impuestos
a todos los españoles por la puerta de atrás.
Y ahora volvamos a escuchar el cínico mensaje de Pedro Sánchez sobre que este gobierno,
que nos está subiendo los impuestos a todos los ciudadanos por la puerta de atrás, no
va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos.
¿Qué tal un impuesto extraordinario sobre los ingresos extraordinarios que está recibiendo
el gobierno de España, la administración pública española, el conjunto del Estado
de español, gracias a la inflación históricamente alta que estamos experimentando, gracias a
ese sufrimiento de muchos?
¿Qué tal si grabamos con un impuesto extraordinario esos ingresos extraordinarios y la recaudación
se la devolvemos a los ciudadanos?
¿Qué tal en definitiva si empezamos a deflactar el IRPF según la inflación para no aprovechar
la inflación y subir los impuestos de los ciudadanos por la puerta de atrás?
Ah, que eso no, que ahí el sufrimiento de muchos si le resulta enormemente rentable
al gobierno.