logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Donald Trump ha ganado con claridad las elecciones y se convertirá en el
47º presidente de los Estados Unidos. Veámoslo.
Juego, set y partido. Así ha descrito Elon Musk la contundente victoria de Donald Trump
en estas elecciones presidenciales. El republicano no solo se ha alzado como
presidente de los Estados Unidos al congregar la mayoría de los votos electorales dentro
del colegio electoral, sino que también ha conseguido por un significativo margen la mayoría
del voto popular. Hay mucha más gente que ha votado a Donald Trump en los Estados Unidos
que a Kamala Harris. También ha logrado que los republicanos recuperen el Senado y todo
apunta a que también los republicanos lograrán una mayoría en la Cámara de Representantes.
De esta manera, los republicanos tendrán el control del Poder Ejecutivo Federal de los
Estados Unidos y del Poder Legislativo Federal. Contarán al menos durante dos años con capacidad
para aprobar, para sacar adelante su programa de reformas sociales y económicas dentro de
los Estados Unidos.
Nuestro país nunca ha visto nada así. Quiero agradecer a los americanos por la honra extraordinaria
de ser elegido, tu presidente 47 y tu 45.
Y a todos los ciudadanos, yo voy a luchar por ti, por tu familia y tu futuro. Cada día,
voy a luchar por ti y con todos los respiradores en mi cuerpo. No me resta hasta que no hay
entregue la fortuna, segura y prospereza América que nuestros hijos merecen y que
te merecen. Este será realmente la edad de América, eso es lo que tenemos que tener.
¿Y qué significa esta contundente victoria de Donald Trump desde un punto de vista estrictamente
económico? Pues en esencia, y como ya explicamos en un vídeo anterior, Trump pretende profundizar
en las líneas maestras de su política económica durante su primer mandato. ¿Y cuáles son esas
líneas maestras? Primero, política fiscal. En política fiscal, Trump apoya una intensa
rebaja de impuestos en la economía interior, básicamente rebaja del IRPF y sobre todo del
impuesto sobre sociedades, que descendería del actual 21%, en el que ya lo dejó Donald Trump,
desde el 35% en que se hallaba en 2016, descendería del actual 21% al 15%. Para hacer una comparativa,
en España se halla en el 25%, es decir, estaría 10 puntos por encima de aquel tipo al que pretende
dejarlo Donald Trump, lo cual, obviamente, volverá la inversión empresarial dentro de
los Estados Unidos mucho más competitiva frente al resto del mundo. Si ya lo era en términos
generales, si el lugar dentro de Occidente donde generar riqueza y donde impulsar el crecimiento
empresarial era los Estados Unidos, a partir de ahora, con un impuesto sobre sociedades mucho
más bajo, todavía lo será en mayor medida. Ahora bien, esta rebaja de impuestos internos
se combinará con una fuerte subida de los impuestos hacia el exterior, de los aranceles. En su primer
mandato, Donald Trump ya se caracterizó por incrementar de manera muy sustancial los aranceles
con la mala excusa de proteger a las industrias no competitivas de los Estados Unidos. Y en este
segundo mandato, Donald Trump irá todavía más lejos, subirá todavía más los aranceles, después,
por cierto, de que Biden aún los subiera más de lo que lo hizo Donald Trump en su primer mandato,
porque Biden no quitó ni uno solo de los aranceles que puso Donald Trump y sí añadió otros nuevos.
Más en particular, Donald Trump defiende un arancel del 60%, como poco, para todos los productos
importados desde China, y un arancel universal, es decir, para cualquier producto, cualquier mercancía
que entre en los Estados Unidos de cualquier parte del mundo, del 20%. Por compararlo, en la actualidad,
el arancel exterior medio de los Estados Unidos, es decir, la recaudación arancelaria en relación con
todo lo que importa a Estados Unidos, es de apenas el 1,5%. Esto obviamente no significa que no haya
aranceles muy por encima de ese 1,5%, sino que hay muchas mercancías que se importan sin pagar
aranceles y, por tanto, el promedio de todos ellos baja hasta apenas el 1,5%. Pues bien, si Donald Trump
cumple su promesa, este arancel exterior medio de los Estados Unidos será de, como poco, el 20%.
Multiplicará, por tanto, estos impuestos frente al exterior, que no pagan sólo las compañías
extranjeras que pretenden vender en los Estados Unidos, sino también, y de manera muy dañina,
los consumidores estadounidenses, multiplicará esta modalidad de impuestos por 13. No obstante,
y pese a todo, parece que el saldo neto de la política fiscal de Trump será de una bajada
de impuestos. Bajada del IRPF, bajada de sociedades y fuerte subida de los aranceles que, sin embargo,
no va a compensar la pérdida recaudatoria o lo que no se va a llegar a recaudar como consecuencia
de la rebaja de los dos impuestos anteriores. Y esto nos lleva al segundo punto de la política
económica de Donald Trump. El uso y abuso, en términos similares a los de Joe Biden, del endeudamiento
público. Y es que la bajada de impuestos que proyecta Donald Trump no se sabe muy bien cómo
se va a financiar en forma de recortes del gasto. En principio, Donald Trump no ha prometido grandes
recortes del gasto público. De hecho, se ha comprometido a que las partidas más importantes
del presupuesto federal, como son las pensiones públicas o el Medicare o el Medicaid, no sufran
recortes. Es verdad que todo esto va a depender de lo que consiga Elon Musk al frente de ese
Ministerio de Eficiencia Gubernamental. Pero uno tampoco debería esperar milagros de ese ministerio,
porque sólo el 15% del gasto público federal, del gasto público que controla Donald Trump,
es gasto en empleados públicos. El otro 85% son transferencias, como digo, mayoritariamente,
para pensiones y para asistencia sanitaria. Y si esas partidas nucleares no se tocan,
va a ser muy complicado recortar de manera efectiva el gasto público. Y si el gasto público
no se recorta mucho y, en cambio, los impuestos sí bajan de manera más o menos apreciable,
entonces Estados Unidos, que ya tiene un déficit público muy voluminoso como consecuencia del
desgobierno fiscal de Joe Biden, mantendrá o incluso podría llegar a incrementar ese déficit
público. Y esto no es algo ajeno a Donald Trump. En su primer mandato, Donald Trump aumentó la deuda
pública de los Estados Unidos en más de 4 billones de dólares. Y sólo estoy contando hasta el primer
trimestre del año 2020. Es decir, exceptuando todo el incremento extraordinario de la deuda que se
produjo durante la crisis del COVID-19. Entre el primer trimestre de 2016 y el primer trimestre de
2020, un aumento del endeudamiento público de más de 4 billones de dólares. Que luego Biden,
como digo, ha sido muchísimo peor. Pero desde luego Trump no fue un abanderado del equilibrio
presupuestario. Y parece que esta nueva presidencia, a falta de lo que pueda conseguir Elon Musk y otras
cabezas pensantes dentro del equipo económico de Donald Trump, parece que esta segunda presidencia
podría ir encaminada por un rumbo similar. Y aquí encaja la tercera pata de la política económica de
Donald Trump. Mantener los tipos de interés bajos. Aunque esta no es una competencia que posea el gobierno
federal de los Estados Unidos, porque existe una entidad estatal independiente que es la que controla la
política monetaria, me estoy refiriendo a la Reserva Federal, Donald Trump siempre ha abogado por una
Reserva Federal que mantenga los tipos de interés al mínimo posible, incluso al 0%. Si Trump pretende
emitir mucha deuda, bajo impuestos no recortó suficientemente el gasto, entonces la forma de
mantener financieramente bajo control esa deuda es con tipos de interés bajos. Esto además conecta con
otra parte del discurso de Donald Trump o del vicepresidente de Donald Trump, J.D. Vance, de que
quieren un dólar no tan fuerte como el actual. Quieren un dólar que se deprecie relativamente frente
al resto de las monedas para volver más competitiva la economía estadounidense. En principio, mantener los
tipos de interés más bajos que tus economías rivales provocará una depreciación del dólar. Aunque también
hay que decir, y como ya comentamos en vídeos anteriores, que la política arancelaria de Donald
Trump va justamente en contra de este objetivo, porque aranceles más elevados reducen la oferta
exterior de dólares. Los extranjeros no pueden conseguir dólares vendiendo y exportando mercancías
a los Estados Unidos y, por tanto, por esta vía el dólar tendería a apreciarse. Pero, en cualquier caso,
lo que sí está claro es que Donald Trump quiere tipos de interés internos bajos y, para ello,
presionará a la Reserva Federal formalmente independiente o, en el año 2026, año en el que
toca renovar al presidente de la FED, nombrará a un presidente de la FED que esté alineado con
estos planteamientos de mantener los tipos de interés bajos, llueve o truene. Hasta aquí he de decir que
el enfoque de política fiscal y de política monetaria de Donald Trump no me entusiasma.
Claro que me gusta que baje impuestos, pero no que baje impuestos si es a cambio de sobre emitir
deuda. Y, desde luego, no me gusta que manipule los tipos de interés para mantenerlos artificialmente
bajos, aún provocando inflación. De ahí que, hasta este punto, lo mejor que pueda decir de la política
fiscal y de la política monetaria de Donald Trump es que no son ni la política fiscal ni la política
monetaria de Kamala Harris que todavía eran peores. Sin embargo, la cuarta pata de la política económica
de Donald Trump sí me parece mucho más entusiasmante y mucho más alentadora de cara al futuro si se implementa
de manera contundente como parece que así se desea. Y es la política de deregulación económica. Durante
su primer mandato, Donald Trump ya se caracterizó por tener un ímpetu deregulador. Sin embargo, fue un
ejercicio de deregulación más bien genérico, no enfocado hacia industrias concretas que verdaderamente
están machacadas por sobre regulaciones que no fueron eliminadas. En este segundo mandato,
y asesorado por J.D. Vance y por Elon Musk, parece que Donald Trump sí está bastante decidido a
deregular de manera muy contundente industrias que tienen mucho potencial de futuro dentro de los
Estados Unidos. Industrias como la inteligencia artificial, industrias como los criptoactivos,
llamémoslo de esa manera, o industrias como la carrera aeroespacial. Si Donald Trump entra a
cuchillo en contra de las muchísimas regulaciones que asfixian la economía estadounidense, todavía más
y todavía peor en el caso de Europa, por supuesto, pero Estados Unidos no es una excepción, entonces la
economía estadounidense podría experimentar un boom de productividad. Aunque, como digo, la productividad
está estancada en Europa y no lo está en Estados Unidos, en Estados Unidos ha continuado creciendo,
aún así la productividad en los Estados Unidos durante los últimos 40-50 años ha crecido muy por
debajo de su tendencia previa. Y eso es algo que los Estados Unidos, si quieren conservar su estatus de
primera potencia económica mundial, van a tener que revertir. Y esa reversión que busca acelerar el
crecimiento de la productividad dentro de los Estados Unidos es algo que pasa sí o sí por una
intensa agenda de reguladora como la que parece que tiene Donald Trump. La intensidad del discurso
de regulador de Donald Trump hace muchos años, muchas décadas, que no la hemos escuchado por boca de ningún
candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Casi casi sólo tiene parangón en el caso de Javier
Miley en la Argentina. De ahí que resultaría fundamental, primero, que Donald Trump cumpliera
con su palabra y desregulara de manera muy enérgica la economía estadounidense. Y, en segundo lugar,
también sería muy importante que esa desregulación tuviera un éxito claro y rotundo a corto o medio
plazo para que otros países del mundo, influidos por lo que se está haciendo en los Estados Unidos,
y estoy pensando sobre todo claro en el caso de Europa, copien, emulen ese modelo o algunas partes
de ese modelo. Es decir, que importen parte de esas tendencias desreguladoras que parece que se van a
ver en los Estados Unidos. Porque si algo necesita Europa, más incluso que rebajas de impuestos y recortes
del gasto público, que también, si algo necesita, sobre todo Europa, es desregulación, liberalización
económica, libertad de mercado. Así pues, y desde un punto de vista estrictamente económico, esta segunda
presidencia de Donald Trump presenta luces y también sombras. Esperemos que las luces sean mucho más
fulgentes que las sombras.