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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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El tipo de interés de la deuda pública estadounidense a diez años roza el 5%, unos niveles que
no se registraban desde el año 2007, justo antes del estallido de la crisis financiera
de las hipotecas Supreme. ¿Cuáles son las causas y, sobre todo, cuáles pueden ser,
en estos momentos, las consecuencias de este fenómeno? Veámoslo.
El tipo de interés de la deuda pública estadounidense a diez años se ubica en estos momentos por
encima del 4,9%, muy cerca, por tanto, de esa marca psicológica del 5%, que no alcanzaba desde el año
2007, es decir, hace ahora 16 años. Que el tipo de interés de la deuda pública estadounidense a
diez años se ubique en el 5% significa, de manera un tanto aproximada, que la expectativa en estos
momentos de los operadores de mercado es que el tipo de interés anual promedio que va a prevalecer
en Estados Unidos durante los próximos diez años será del 5%, es decir, que en media vamos a tener
tipos de interés anuales del 5% durante una década. En realidad no es del todo así, dado que un bono
a un año es más líquido que un bono a diez años, y por tanto, aquel que se lanza a comprar un bono
a diez años también exige una compensación por pérdida de liquidez, por exponerse al llamado
riesgo de duración que no exige o exigen mucha menor medida cuando invierte en un bono a un año.
Pero con esta importante salvedad sí que podemos decir que la expectativa que ahora mismo rige en
el mercado es que el tipo de interés promedio que va a prevalecer en la economía estadounidense
durante la próxima década será, en promedio, repito, del 5% al año. Ya que se debe este
incremento de los tipos de interés de la deuda pública estadounidense a diez años hasta su nivel
más elevado desde el año 2007, pues por un lado claro está a la alta tasa de inflación que sigue
experimentando la economía estadounidense y que hace prever que la Reserva Federal mantendrá los
tipos de interés altos durante más tiempo. Si la inflación no está completamente derrotada,
si hay riesgo de que vuelva a prender el incendio inflacionista, la Reserva Federal tendrá que
mantener los tipos de interés altos para terminar de apagar cualquier brasa.
Pero por otro lado, la escalada de los tipos de interés de la deuda pública estadounidense
también responden a otra causa que en parte está conectada con la anterior, y es la expectativa de
que el gobierno estadounidense va a incurrir en muy importantes déficits públicos durante los
próximos años. Si Estados Unidos sigue prestando apoyo financiero al gobierno de Ucrania para que
libre su guerra de resistencia frente a Rusia, y si además el gobierno estadounidense empieza ahora
a prestarle asistencia financiera al gobierno de Israel para que libre una guerra en la región,
entonces el déficit público estadounidense durante los próximos años va a ser mayor del que se
esperaba hace apenas unas semanas. Y más déficit público significa tanto mayor extensiones
inflacionistas, cuanto mayor necesidad de colocar deuda en los mercados financieros.
Y si tú aumentas de manera muy sustancial la emisión de deuda en los mercados financieros,
si la demanda de esa deuda no crece tan rápidamente como la oferta, más oferta,
misma demanda, menor precio de la deuda. Y menor precio de la deuda equivale a mayor
tipo de interés que está pagando esa deuda. Bien, ya hemos especificado grosso modo cuáles
son las causas que han llevado que la deuda pública estadounidense a 10 años registre un
tipo de interés muy cerca del 5%. Pero ¿cuáles pueden ser las consecuencias de todo ello? Pues
la principal consecuencia es una mayor fragilidad en los mercados financieros, tanto en los mercados
de renta fija como en los mercados de renta variable. Empecemos por los de renta fija. Si
durante 10 años los tipos de interés anuales ajustados por riesgo son del 5%, eso significa
que cualquier bono, cualquier título de renta fija que se intente vender en los mercados tendrá
que pagar al menos un 5%, porque si no ofrece ese 5%, entonces los inversores no lo comprarán y
optarán por adquirir otros títulos de renta fija que sí paguen ese 5%, como digo, ajustado
por riesgo. ¿Esto qué implica? Pues que si un determinado bono se emitió en 2020 o en 2021
pagando tipos de interés del 1% o del 2%, ese bono se tendrá que vender en el mercado a un precio
mucho más bajo, para que al comprarle el inversor a ese precio más bajo, la rentabilidad implícita de
la operación sea del 5%. Dicho de otra manera, el incremento de los tipos de interés hasta el
5% en el mercado de renta fija deprecia el valor de mercado de todos los otros bonos emitidos a
menores tipos de interés en los mercados de renta fija. Y esa depreciación es tanto mayor
cuanta mayor sea la duración del bono, porque si un bono tiene muy baja duración, como se va a
recuperar la inversión en el muy corto plazo, ese dinero ya se puede reinvertir a los tipos de
interés vigentes ahora mismo en el mercado que rondan el 5% ajustados por riesgo. Ahora bien,
si con un bono no recuperas el capital hasta dentro de 20 años, pues entonces el precio de ese bono
va a bajar mucho para que el inversor que lo compre obtenga una rentabilidad implícita del 5% al año
durante un periodo de 10, 15 o 20 años. Por tanto, este es el primer efecto del incremento
de los tipos de interés en los mercados de renta fija, que, como digo, aquellos bonos emitidos a
un menor tipo de interés se deprecian, su valor de mercado cae, tanto más cuanta mayor sea la
duración de esos bonos. ¿Y esto por qué es problemático? Pues porque hay muchos inversores
apalancados que han adquirido bonos que pagan tipos de interés apreciablemente inferiores al 5%,
y por tanto, con estos tipos de interés más altos, su cartera de bonos está depreciada,
su cartera de bonos carga con pérdidas latentes. El principal agente económico que ha comprado bonos
de bajo rendimiento de manera apalancada durante los últimos años es claramente la banca,
y los bancos estadounidenses en estos momentos tienen en su balance bonos con pérdidas latentes
de 600.000 millones de dólares. Solo Bank of America, por ejemplo, tiene pérdidas no realizadas
sobre su cartera de renta fija de 130.000 millones de dólares. ¿Esto qué significa? Que si en algún
momento estos bancos tienen una necesidad de liquidez que los impulsa a liquidar, a vender
en el mercado su cartera de bonos, en ese momento realizarán esas pérdidas latentes
que consumirán su patrimonio neto. Es decir, que los abocaría a una situación de insolvencia.
Solo si los bancos estadounidenses pueden aguantar esta cartera de bonos con tantas
pérdidas latentes hasta vencimiento, la banca estadounidense sería capaz de evitar la realización
de estas pérdidas de momento no realizadas y, por tanto, su descapitalización. Pero, claro,
cuanto más tiempo estén altos los tipos de interés, más difícil va siendo que no tengan
que echar mano en algún momento de su cartera de bonos para conseguir liquidez a una costa de
sufrir pérdidas extraordinarias por la realización de esas minusvalías latentes. Y, por otro lado,
¿cómo influyen estos tipos de interés del 5% o de casi el 5% en la deuda pública estadounidense
a 10 años sobre los mercados de renta variable, es decir, sobre la bolsa? Bueno, las acciones
bursátiles son un activo financiero que compite en términos de rentabilidad y riesgo con los bonos.
En principio, los bonos son menos arriesgados que las acciones, dado que tienen prioridad de
cobro sobre ellas. Si una empresa experimenta pérdidas, esas pérdidas se imputan inicialmente
a los accionistas. Y solo cuando el capital social se haya reducido a cero, es decir,
solo cuando los accionistas lo hayan perdido todo, esas pérdidas comienzan a imputarse a los
acreedores, a los propietarios de títulos de renta fija. Por tanto, las acciones son más arriesgadas
que los bonos, con lo cual, en principio, las acciones tendrían que ofrecer una mayor
rentabilidad que los bonos. Si acciones y bonos escogen la misma rentabilidad, tendería a invertir
en bonos para minimizar el riesgo. Si invierto en acciones es porque, a pesar del mayor riesgo,
me ofrece una mayor rentabilidad que me compensa ese mayor riesgo. Pues bien,
después del sostenido incremento del tipo de interés del bono a 10 años,
en estos momentos el exceso de rentabilidad que ofrece un título de renta variable,
una acción en relación con el bono estadounidense a 10 años es del cero por ciento. Es decir,
que en estos momentos las acciones, en términos promedio, claro, no están ofreciendo ningún
rendimiento extraordinario frente a los bonos estatales de Estados Unidos. Y si esto es así,
siendo las acciones más arriesgadas que los bonos públicos, lo que deberíamos estar viendo es un
enorme trasvase de capital desde el mercado de renta variable al mercado de renta fija,
con el consiguiente hundimiento de las cotizaciones bursátiles. Si esto no está sucediendo de momento,
es porque los inversores esperan que los beneficios futuros de las empresas y,
por tanto, las ganancias atribuibles a los accionistas vayan a aumentar en el futuro.
Aunque hoy la rentabilidad de una acción esté al mismo nivel que la rentabilidad de un bono,
si el año que viene los beneficios de las empresas suben mucho, comprar una acción a
los precios actuales puede seguir siendo interesante, atractivo, en relación a la adquisición de un bono,
cuyos flujos de caja a futuro son estables en el tiempo. Por eso es renta fija y no renta variable.
Ahora bien, si en los próximos años los beneficios de las empresas estadounidenses no aumentan de
manera muy sustancial, o si en algún momento, durante los próximos meses o durante los próximos
años, las expectativas de la comunidad inversora con respecto a la capacidad de las empresas
estadounidenses para aumentar sus beneficios, si esas expectativas cambian, entonces, si los
tipos de interés de la deuda pública de 10 años siguen en torno al 5%, si se producirá un
trasvase masivo de capital, de inversión, desde el mercado de renta variable al mercado de renta
fija, hundiendo las cotizaciones bursátiles. En definitiva, que la deuda pública estadounidense
alcance unos tipos de interés tan altos, tan altos en relación con la historia económica reciente,
que la deuda pública estadounidense alcance unos tipos de interés tan altos, lo que provoca es
fragilidad en los mercados financieros, fragilidad en los mercados de renta fija y fragilidad en los
mercados de renta variable y, por tanto, también fragilidad entre los intermediarios financieros,
entre ellos y de manera muy especial, pero no de manera exclusiva, en la banca. Cuanto más tiempo
permanezcan a los actuales niveles, no digamos ya a niveles superiores, los tipos de interés de la
deuda pública estadounidense, mayor será la probabilidad de que las cosas se terminen rompiendo.