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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Javier Millet y Patricia Bullrich se reconcilian y se alían electoralmente para ganar a Sergio
Massa en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas. ¿Se trata de una
alianza creíble? ¿Y qué consecuencias puede tener para el futuro de un posible gobierno
de Javier Millet? Veámoslo.
El pato y el león se han reconciliado. Es decir, Patricia Bullrich y Javier Millet se
han reconciliado. Después de haber quedado tercera en la primera vuelta de las elecciones
presidenciales argentinas y, por tanto, después de no pasar a la segunda vuelta,
la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, de la mano del
expresidente de Argentina por el mismo espacio de Juntos por el Cambio, en su momento,
cambiemos, Mauricio Macri, decidieron dar su apoyo público a Javier Millet para la segunda vuelta.
Esto fue concretamente lo que dijo Bullrich.
Cuando la patria está en peligro, todo está permitido excepto no defenderla.
Junto a Luis Petri, quien me acompañó en esta fórmula, ratificamos nuestra defensa
a ultranza de los valores del cambio y la libertad. La urgencia del momento nos interpela
a no ser neutrales frente al peligro de la continuidad del kirchnerismo a través de Sergio Massa.
Tenemos la convicción de que solo desde los valores de la República, de la transparencia,
de la lucha contra la corrupción, de un país sin populismo, la Argentina podrá salir adelante.
Sin embargo, esta reconciliación, este apoyo de Bullrich a Millet llega apenas unos días o unas
semanas después de que ambos candidatos se insultaran con dureza mutuamente.
Después, pongámosle, digamos, en los últimos años.
Pero no pusieron el cepo, no volvieron a poner el cepo.
La condición fue una condición en que si la Argentina entraba en una situación de crisis,
íbamos a terminar con el gobierno.
Permíteme.
De aviso que la crisis empezó el día que el señor Marcos Peña, el 28 de diciembre del 2017,
se llevó puesta a la institucionalidad porque se llevó puesto al Banco Central,
terminó generando un desastre, terminó hundiendo la economía, terminamos en el FMI.
Si no íbamos al FMI, entrábamos en default, teníamos una hiperinflación y después continuó todo el desastre.
¿De qué estamos hablando?
Generaron el desastre.
Ustedes nos trajeron de vuelta al kirchnerismo.
Y la realidad es que cuando llega el momento de votar, las cosas importantes votan igual.
Nada vez que tienen que votar en contra del ciudadano, votan igual, son lo mismo, son lo mismo.
Aquí Javier Milei está acusando a Patricia Bullrich y a Juntos por el Cambio de ser lo mismo que el kirchnerismo.
Así que, una de dos, si es verdad que Juntos por el Cambio y Patricia Bullrich son lo mismo que el kirchnerismo,
ahora que Bullrich y Macri y parte de Juntos por el Cambio apoyan a Milei,
Milei estaría siendo apoyado por el kirchnerismo, lo cual tendría unas implicaciones bastante truculentas.
Y si Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio no son lo mismo que el kirchnerismo,
pues claramente a Javier Milei se le calentó la boca, pero durante meses,
porque no es algo que dijera en un momento concreto y luego rectificara,
sino que mantuvo esta tesis durante meses hasta las elecciones.
¿Sabes qué, Bullrich? Barrio Nuevo es casta y vos sos más casta que Barrio Nuevo.
¿Y sabes qué? Vos haces mucha pompa de que cambiaste, ¿no?
Porque acaso seguís siendo montonera, tira bombas, ¿no?
Si Patricia Bullrich es casta, entonces ahora Javier Milei estaría siendo apoyado por la casta,
por una casta que a su juicio es más casta que un líder sindicalista que lleva más de 40 años
pastoreando a las instituciones políticas argentinas.
Y era básicamente una terrorista tira bomba, es decir, militaba en la JP
y apoyaba a montoneros el ejército revolucionario del pueblo, o sea, el ERP,
es decir, grupos armados terroristas que secuestraban gente, cobraban...
Sí, sí, sí, el grupo terrorista, fue terrible.
Mataban gente, torturaban gente, tiraban bombas.
Bueno, digo, de ahí viene ella, porque es tan poco tolerante con lo que le pasa con otras personas.
Es más, a ella le gusta tanto medirse el gorilismo en sangre, ¿sí?
Y no se da cuenta de todos los peronistas que tiene dentro de su fórmula, ¿no?
Esta fue, desde luego, la reiterada acusación más grave que Javier Milei dirigió en campaña
contra Patricia Bullrich, que fue terrorista montonera.
Y mientras que vos sí podés lavar tu pasado de montonera asesina...
Aquí, claramente, hay dos opciones con respecto al pasado de Patricia Bullrich.
Que Javier Milei olvide y perdone, o que Javier Milei ni olvide ni perdone.
En campaña parecía que ni quería olvidar ni perdonar.
Precisamente por eso recordaba tantas veces el pasado de montonera terrorista,
de montonera asesina de Patricia Bullrich.
Pero después de la primera vuelta de las elecciones presidenciales,
y una vez son necesarios los votos de Bullrich para que Milei llegue a la presidencia,
parece que sí está dispuesto a olvidar y perdonar.
De hecho, lo que dijo ayer Patricia Bullrich es que se perdonaron mutuamente.
Yo anoche tuve un encuentro con Javier Milei,
donde tuvimos una charla respecto a lo que habían sido estas declaraciones,
y en un ámbito privado, nos perdonamos mutuamente.
Me parece que hoy la patria necesita que seamos capaces de perdonarnos,
porque está en juego algo muy importante para el futuro.
Así que fue en el ámbito privado una charla entre los dos.
Me parece que está bien que la guardemos en nuestra intimidad,
pero fue un perdón, que me parece que vale.
En el fondo, todos sabemos que esto forma parte de la esencia de la política.
La política es uno de los oficios más viles, más degradantes y más ponzoñosos que existen,
y esto no es una excepción.
Como Javier Milei y Patricia Bullrich estaban compitiendo por un electorado
ligeramente similar, el electorado antikisnerista, hastiado con la inflación
y que exigía un giro de timón fortísimo en el barco de la economía argentina,
como los dos estaban compitiendo más o menos por el mismo electorado y era clave quién quedara
por delante del otro en la primera vuelta, pues entonces el enfrentamiento en esa primera
vuelta entre Milei y Bullrich fue más duro que entre Milei y Massa o entre Bullrich y Massa.
Para ellos, en esa primera vuelta, el enemigo a batir no era el archenemigo de Argentina,
Sergio Massa. El enemigo a batir en esa primera vuelta era su competidor directo,
su rival ante su electorado común. Pero claro, una vez han quedado definidas las
posiciones relativas de Milei y Bullrich, Milei ha quedado por delante de Bullrich y por tanto
pasa a segunda vuelta a enfrentarse con Sergio Massa, entonces Milei y Bullrich se reconcilian
porque ya no tienen intereses contrapuestos, sino intereses potencialmente convergentes.
Lo que nos dirán, lo que de hecho nos dicen, es que esos intereses personales convergentes
en realidad convergen en los intereses del pueblo argentino, que esto no va de reparto de cargos,
va de salvar a la patria frente a la amenaza quisnerista.
Acá el problema fundamental es qué pasa con el pueblo argentino. El pueblo argentino está
frente a una disyuntiva o seguimos con un pueblo, digamos, destruido, hambreado,
con 138% de inflación, con un gobierno que le roba todos los días su futuro o intentamos
trabajar nosotros en ese momento apoyar, porque lo nuestro ahora es apoyar, no estamos haciendo
ni un gobierno de coalición ni estamos discutiendo de cargos ni nada, es una decisión de principios.
Personalmente creo que es muy dudoso que sea así. Si una excandidata a la presidencia de la república
se implica personalmente tanto en hacer campaña por otro rival político, normalmente será a cambio
de algún cargo. De nuevo, esta es la esencia de la política, el reparto, el mercadeo del poder.
No obstante, la cuestión de fondo dentro de ese reparto y dentro de ese mercadeo del poder es
qué programa político, qué programa electoral, qué programa económico se va a aplicar a través
del uso de ese poder político. Si finalmente Javier Millet llega a la presidencia de la república
tras este apoyo condicionado, imagino, de Patricia Bullrich, podrá Javier Millet aplicar su programa
económico original, que como ya explicamos en diversas ocasiones en este canal es, grosso modo,
un buen programa económico para relanzar a Argentina, a pesar de que quedarán muchos flecos
y muchos detalles por especificar, porque era en el fondo un programa aperturista y de orientación
liberal libertaria. O en cambio, el programa económico que podrá aplicar Javier Millet es un
programa descafeinado debido a las hipotecas que quizá ya está teniendo que asumir en estos
momentos para recabar el apoyo de algunos dirigentes políticos con los que hasta hace dos tardes
estaba profundamente enfrentado. En otras palabras, ¿el pactismo y el reparto del poder diluirá los
principios de Javier Millet o no? De momento, a este respecto, hay varias señales que no son negativas.
Javier Millet se sigue reivindicando a sí mismo como liberal libertario.
Si yo pongo el resultado en términos históricos, en la mejor elección que hizo un liberal en la
historia de la Argentina. Pero además no es solamente un liberal, es un liberal libertario,
es decir, es como una suerte liberal reloaded. Pero no solo eso, porque no existe registro
histórico tampoco a nivel mundial que un liberal abiertamente declarado liberal haya conseguido esa
proporción de votos. A su vez, Javier Millet acaba de reconfirmar y de advertir de que no se toca
una de sus propuestas estrella, dolarizar y cerrar el Banco Central, una propuesta, por cierto,
a la que se oponía Patricia Bullrich. Sí, Javier, dentro de lo que se llama tabula rasa,
¿podemos mencionar que quizás con tal de sumar integrantes del PRO puntualmente podrías
archivar el tema de la dolarización? No. Eso no se negocia. No, eliminar el Banco Central no se negocia.
Y, por último, las líneas rojas que le ha trazado Patricia Bullrich a Javier Millet para darle su
apoyo son líneas rojas que, en el fondo, no impiden que ninguna parte del programa de Javier Millet se
lleve a cabo. En la nota de prensa que publicó Patricia Bullrich podemos leer. Para que la
Argentina salga adelante necesita, primero, un cambio de raíz de las condiciones de funcionamiento
de la economía argentina que aseguren un capitalismo de reglas claras y competitivo que
eliminen los privilegios de unos pocos que condenan a la mayoría al fracaso. Esto,
por supuesto, es del todo compatible con lo que propone Javier Millet. Segundo, el fin de
la emisión monetaria para financiar al tesoro y el equilibrio fiscal permanente para erradicar
la inflación que afecta a los argentinos. Dijémonos en que aquí Patricia Bullrich no está diciendo
que hay que preservar el Banco Central. Está diciendo que hay que poner fin a la emisión
monetaria para financiar al tesoro. Y una forma de poner fin a la emisión monetaria para
financiar al tesoro es cerrar el Banco Central. Tercero, un estado austero al servicio de los
argentinos debe brindar servicios y bienes públicos de calidad. Fomentaremos la desburocratización y
la simplificación estatal. Estas medidas facilitarán que la economía crezca y la
generación de trabajo genuino e ingresos dignos para nuestros trabajadores y jubilados. Cuarto,
la educación pública, gratuita y de calidad sin perder días por paros, sin adoctrinamiento y con
vocación de integración al mercado laboral. La educación debe ser declarada servicio esencial,
debe ser asegurada en todos los niveles, la calidad de los docentes y para los alumnos,
recuperando la esencia del modelo educativo que hizo grande a la Argentina. Este punto sí podría
ser controvertido, pero no tiene por qué ser incompatible con la política de cheques escolares
que pretendía aplicar Javier Milley. Javier Milley no pretendía cerrar las escuelas públicas,
sino ponerlas a competir en un sistema de vouchers, de cheques escolares. Y aquí,
de nuevo, no parece que haya nada radicalmente incompatible con ello. Quinto, un combate sin
cuartel al narcotráfico deberá garantizar la defensa de los ciudadanos, las víctimas y las
fuerzas de seguridad en cumplimiento de su deber. Seremos implacables con los delincuentes,
promoveremos el aumento de las penas a los delitos aberrantes, narcotráfico y corrupción,
y bajaremos la edad de imputabilidad a los 14 años. Esto también es compatible,
otra cosa es si debería serlo, pero también es compatible con el programa de Javier Milley.
Sexto, un federalismo que funcione. La coparticipación federal debe establecerse
dentro del marco de la Constitución Nacional. Las retenciones deberán ser eliminadas. Las
retenciones y todos los impuestos distorsivos con sesgo antiexportador que perjudican a las
provincias agroindustriales. Debe hacerse en el contexto de un plan fiscal ordenado. Nuevamente,
algo que también proponía Javier Milley. Séptimo, el cumplimiento de la legislación
vigente en materia de armas, donación de órganos y la patria potestad compartida.
Aunque aquí hubo mucho revuelo sobre qué proponía exactamente Milley,
en realidad no defendía modificar nada de todo esto. Como mucho, si acaso,
esto no quedó claro en el régimen de tenencia de armas. Aunque Milley aseguraba que sólo
pretendía que la actual ley se cumpliera en toda su extensión, quitando burocracia para
facilitar el cumplimiento de la ley, no la obstaculización del cumplimiento de esa ley.
Octavo, la defensa del respeto irrestricto del plan de vida de cada persona y la defensa
de la diversidad. Bueno, es que esto es justamente lo que defiende Javier Milley y esta es una de
sus frases de cabecera, que es una frase en realidad de Alberto Venegas Lynch, hijo,
como Milley siempre recuerda. Por tanto, aquí no hay ninguna incompatibilidad.
Noveno, la defensa del respeto irrestricto a la libertad de expresión y la libertad de prensa
de acuerdo a los artículos 14 y 32 de la Constitución Nacional. Nuevamente,
no es incompatible. Al contrario, es consustancial a una idea liberal libertaria de la comunidad
política. Décimo, en política exterior, la integración comercial al mundo, el desarrollo
sustentable y la defensa del interés nacional por sobre cualquier ideologismo. Reafirmamos el
compromiso de la Argentina democrática en la defensa de los derechos humanos y la democracia
liberal. Condenamos el terrorismo internacional. Nada que no haya dicho o no pueda haber dicho Javier
Milley. Y un décimo, el pleno respeto de la Constitución Nacional, como el paraguas de
protección de los derechos, obligaciones y garantías de todos los ciudadanos que habitan
el suelo argentino. Nada de nuevo incompatible con las ideas y propuestas de Javier Milley.
Por tanto, el apoyo público de Patricia Bullrich a Javier Milley aparentemente no cambia nada en el
posicionamiento ideológico en las propuestas, en los planteamientos de Javier Milley. Lo que
nos han transmitido sus protagonistas es que el programa económico y político de Javier Milley,
que repito, globalmente es un buen programa económico y político para la Argentina,
ese programa político y económico se podrá seguir aplicando porque no han llegado a ningún
acuerdo que restrinja la aplicabilidad del mismo. Sin embargo, aquí evidentemente existe cada vez
más un problema de credibilidad. Si durante la campaña electoral Milley y Bullrich se estuvieron
insultando y ahora, concluida la primera vuelta de las elecciones, se abrazan, se reconcilian y
se alían, ¿cómo saber si estaban representando una obra de teatro antes de la primera vuelta de
las elecciones o si en cambio la están representando después de la primera vuelta de las elecciones?
¿Cómo saber en consecuencia que lo que nos están diciendo ahora es algo que va a ser vinculante en
un futurible gobierno de Javier Milley al frente de la República Argentina? Aunque Milley y Bullrich
digan que no se han repartido cargos y que no se han trazado fuertes líneas rojas contra el programa
de Milley, ¿cómo sabemos que eso es cierto? Si nos tuviéramos que fiar de lo que nos han dicho,
entonces también nos tendríamos que fiar de lo que dijeron en campaña electoral y que ahora
han enterrado. ¿Y por qué si lo que dijeron en campaña electoral ha dejado de valer tres días
después de las elecciones presidenciales hemos de presuponer que lo que digan ahora no va a caducar
cuando se forme gobierno? Ese es ahora mismo el mayor problema de este volantazo, que genera
desconcierto. Genera desconcierto no porque la alianza entre Milley y Bullrich sea una alianza
antinatural o necesariamente negativa, genera desconcierto por todo lo que se dijeron ellos
antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Y ese desconcierto que se genera
por la contradicción entre lo que dijeron y lo que hacen, también se puede extrapolar hacia el
futuro. ¿Qué dicen ahora y qué harán en el futuro? Nada de lo anterior significa, por supuesto,
que Sergio Massa constituía una alternativa preferible o potencialmente preferible a esta
entente entre Milley y Bullrich, todo lo contrario. Sergio Massa es el paradigma de político mentiroso,
camaleónico, acomodaticio y que ha destruido la economía argentina. Por tanto, está claro
que es la peor opción con mucha diferencia. Lo que sí significa todo lo anterior es algo que
los argentinos, también los liberales y libertarios argentinos, no deberían olvidar nunca. Y es que
los políticos, incluido también Javier Milley, han de estar sometidos a una vigilancia, a un
escrutinio, a una fiscalización permanente. Porque nadie se salva de caer en algunos de
los peores vicios de la política. Tampoco Javier Milley.