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Donald Trump propone bajar los impuestos que recaen sobre las empresas de los Estados Unidos,
mientras que Kamala Harris quiere multiplicarlos. ¿Cuáles serían las consecuencias económicas de
estos opuestos programas en materia fiscal? Veámoslo.
En las próximas elecciones presidenciales de los Estados Unidos se enfrentarán dos visiones sobre
la política fiscal contra las empresas que son radicalmente opuestas. Por un lado tenemos la
visión del Partido Demócrata, con Kamala Harris y con Tim Walz a la cabeza, que han abogado
históricamente por incrementar el tipo impositivo sobre las empresas hasta el 35%. Y por otro lado
tenemos la visión del Partido Republicano de Donald Trump, que defiende rebajar el tipo impositivo
sobre sociedades al 15%. Por tanto, si Kamala Harris es elegida presidente de los Estados Unidos y
cumple con su palabra dada hasta el momento, el tipo impositivo que recaerá sobre las empresas
estadounidenses más que duplicará aquel que estará en vigor si Donald Trump es elegido presidente de
la República. ¿Y esto qué importancia tiene sobre el entorno económico estadounidense? O dicho de otra
manera, ¿cuáles son los efectos económicos de rebajar o de incrementar el impuesto sobre sociedades en
Estados Unidos? Pues por suerte podemos responder a esta cuestión a través de un working paper de
reciente publicación en el que se evalúa, casualmente, cuáles fueron los efectos económicos de la rebaja del
impuesto sobre sociedades que aprobó el propio Donald Trump en el año 2017. En 2017 Donald Trump consigue
aprobar una reforma muy amplia del impuesto sobre sociedades estadounidense y, entre otras medidas,
bajó el tipo impositivo del 35%, al que lo quiere regresar Kamala Harris al actual 21%, estableció además
un régimen fiscal de depreciación acelerada para las nuevas inversiones y, a su vez, también modificó
el régimen de tributación de los beneficios generados por las empresas estadounidenses en el
extranjero. ¿Y cuáles fueron los efectos económicos de esa importante rebaja del impuesto sobre sociedades?
Pues, en primer lugar, la inversión empresarial se incrementó entre un 8 y un 14% gracias a esa
rebaja impositiva. Y la inversión es la base del progreso material a largo plazo de una sociedad. Una
sociedad no crece, no se desarrolla a largo plazo por gastar en consumo. El gasto en consumo es la
disposición que hacemos para disfrutar del presente de la riqueza que hemos generado. Pero la riqueza
se genera a través de la inversión. O expresado de otra manera, las cosechas no son muy abundantes
porque consumamos mucho trigo. Las cosechas son muy abundantes porque invertimos mucho a la hora de
sembrar y de cultivar. Y, precisamente, porque invertimos mucho sembrando y cultivando, conseguimos
cosechas abundantes que nos permiten consumir mucho trigo. Por tanto, ya digo, la inversión a largo
plazo es la base de nuestro desarrollo material. Y, por tanto, una reforma fiscal que impulse la
inversión es una reforma fiscal que ya de entrada está arrojando buenos resultados. Segunda consecuencia
económica de esta reforma fiscal, y en gran medida conectada con la anterior, gracias a esta rebaja del
impuesto sobre sociedades, el PIB estadounidense es un 1% más elevado de lo que sería sin esa reforma
fiscal. Y alguno podría decir, bueno, pues un 1% tampoco es tanto. ¿Qué más dará que el PIB
estadounidense sea un 1% más elevado o un 1% más bajo? Bueno, pues teniendo en cuenta que el PIB
estadounidense son 28 billones de dólares, que la economía estadounidense sea capaz de producir cada
año un 1% más de lo que produciría sin esta rebaja impositiva, significa que, gracias a la misma,
cada año Estados Unidos produce adicionalmente una riqueza de 280.000 millones de dólares, la cual
equivale a aproximadamente el 20% de todo el PIB de España. O expresado de otra manera, gracias a la
rebaja impositiva, Estados Unidos es capaz de producir cada año, de manera adicional a lo que ya
producía, el equivalente al 20% de todo lo que produce España cada año. Y esto significa, claro,
que a lo largo de una década, de manera acumulativa, la economía estadounidense habrá sido capaz de
producir adicionalmente alrededor de 3 billones de dólares en forma de bienes y servicios valiosos
para su población de los que habría producido sin esta rebaja impositiva. Es decir, del orden de dos
productos interiores brutos de España. Y claro, en tercer lugar, toda esta riqueza adicional que cada año
es capaz de producir la economía estadounidense gracias a la rebaja del impuesto sobre sociedades,
luego se tiene que distribuir entre los estadounidenses. ¿Y cómo se ha distribuido? Pues por un lado, los
trabajadores estadounidenses han visto incrementados en promedio sus salarios en alrededor, algo menos,
pero en alrededor de mil dólares por trabajador al año. Y por otro lado, el sector empresarial
estadounidense ha visto incrementados sus beneficios después de impuestos. Y ese aumento de los beneficios
después de impuestos se ha trasladado, como no podía ser de otra manera, en un aumento de la rentabilidad
que consiguen los accionistas de esas empresas. Según este estudio que estamos comentando, la rentabilidad
extra que consiguieron los accionistas de aquellas empresas que estaban más expuestas, que resultaban más
beneficiadas por esta rebaja impositiva, la rentabilidad extra fue de entre el 8 y el 12%. Por tanto, si Donald
Trump termina ganando las elecciones y cumple su promesa de volver a rebajar el impuesto sobre sociedades
dentro de los Estados Unidos, una parte de estas ventajas económicas volverá a materializarse. Y si
precisamente por lo anterior te estás planteando invertir en la bolsa estadounidense ante la posibilidad
de que Trump gane las elecciones y rebaje nuevamente el impuesto sobre sociedades, recuerda que puedes
invertir en la bolsa estadounidense comprando acciones de algún ETF que replique los principales
índices bursátiles de Estados Unidos, el Dow Jones, el Standard & Poor's 500 o el Nasdaq. Y una de las
formas de invertir en alguno de esos ETFs es a través del broker que apadrina este vídeo,
Escalable Capital. Se trata de un broker alemán que acaba de llegar a España y que está supervisado
por la Autoridad Federal Alemana de Supervisión Financiera, por la CNMV española y también por el
Bundesbank alemán. Es un broker a través del cual se pueden adquirir más de 8.000 acciones y más de
1.900 ETFs. Todo ello con comisiones de orden de compra muy bajas, apenas 99 céntimos de euro y
sin comisiones de custodia. Además, la plataforma de Escalable Capital te permite programar de manera muy
sencilla planes de inversión recurrentes en cualquiera de las más de 8.000 acciones o de
los 1.900 ETFs que ofrece este broker. Por ejemplo, invierte todos los meses 1 euro, 10 euros, 50 euros,
100 euros, 300 euros en este ETF que replica el Standard & Poor's 500, simplificando y automatizando
así el proceso de ahorro y de inversión. Si quieres obtener más información sobre el broker
Escalable Capital, sobre sus condiciones y sobre todo lo que ofrece, puedes obtenerla pinchando en
el enlace que aparece en la caja de descripción de este vídeo o en el comentario destacado. Aunque,
por supuesto, también cabe la posibilidad no sólo de que Donald Trump no gane las elecciones, sino,
claro, de que si no las gana Trump las gane Kamala Harris. Y eso implicaría no sólo que no se rebajaría
el impuesto sobre sociedades en los Estados Unidos del 21 al 15%, sino que, como ya hemos indicado,
previsiblemente se subiría del 21 al 35%. Y uno podría decir, pero si los beneficios de la rebaja del
impuesto sobre sociedades han sido tan claros y tan patentes para la economía estadounidense,
¿por qué motivo, por qué clase de ceguera ideológica Kamala Harris querría revertir todos
esos beneficios? ¿Por qué motivo querría subir el impuesto de sociedades de nuevo al 35%? Pues porque
esa rebaja del impuesto sobre sociedades, que ha tenido los beneficios claros que ya he mencionado,
también ha conllevado costes. Costes para el gobierno federal, pero costes, en cualquier caso,
para aquellos que tienen en su mano aprobar una rebaja del impuesto sobre sociedades o aprobar un
incremento del impuesto sobre sociedades. Más en particular, la reforma fiscal del impuesto sobre
sociedades aprobada por Trump en 2017 ha provocado que la recaudación tributaria por esta figura
fiscal sea un 40% inferior a la que habría sido en ausencia de la misma. Y esto, en términos
contantes y sonantes, ¿cuánto supone? Pues supone una pérdida de recaudación anual para el fisco
estadounidense del 0,65% del PIB. En principio, las cuentas deberían estar claras. Si la rebaja de este
impuesto ha conseguido incrementar el PIB estadounidense en un 1% anual y la pérdida es una
pérdida de recaudación para el gobierno federal del 0,65% del PIB, pues el conjunto de la economía
está mejor. No solo es que la tarta sea más grande, sino que además el sector privado tiene una mayor
porción de esa tarta y el sector público una menor porción. Pero precisamente por eso Kamala Harris
quiere incrementar el impuesto sobre sociedades. Porque ante la disyuntiva de una economía más
grande con un estado más pequeño o una economía más pequeña con un estado más grande, Kamala Harris
escoge una economía más pequeña con un estado más grande. Y por supuesto, en este punto también
deberíamos criticar a Donald Trump por haber rebajado el impuesto sobre sociedades sin haber
recortado suficientemente el gasto público del gobierno federal. Porque eso lo que ha supuesto es
una mayor emisión de deuda pública. Pero la corrección de ese desequilibrio presupuestario no hay que
hacerla aumentando el impuesto sobre sociedades, sino recortando el gasto público federal. Y esto,
por desgracia, no quieren hacerlo ninguno de ambos candidatos. Porque ambos candidatos son adictos
al endeudamiento público. Donald Trump es adicto al endeudamiento público para bajar impuestos. Y Kamala
Harris es adicta al endeudamiento público aún subiendo impuestos. Así que, dado que gane quien gane,
en el futuro va a haber mucha más emisión de deuda pública dentro de los Estados Unidos, confiemos en que
al menos ninguno de ellos utilice esta sobremisión de deuda pública como coartada para subir brutalmente
el impuesto sobre sociedades que tan claros beneficios ha traído a la economía estadounidense.