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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Delíbero se marcha de España pocos días antes de que entre en vigor la ley Rider, otra
de esas muchas cosas que no se podían saber.
Veámoslo.
Hace tres meses el gobierno nos decía esto con respecto a la ley Rider.
Esta norma tiene una enorme importancia porque, claro, incorpora cambios en el paradigma social.
El gobierno de España puso empeño en esta norma porque si algo hace es proteger a los más vulnerables
y permítanme destacarlos. Fundamentalmente afecta a los jóvenes, a las jóvenes de nuestro país.
De ahí la gran importancia que tiene lo que hoy estamos haciendo.
Y hace unos días sucedía esto.
Delíbero anuncia su intención de cerrar en España justo después de que se apruebe la ley Rider.
Una normativa que obliga a estas empresas de reparto a contratar a sus repartidores.
Aunque según la versión oficial que ha dado Delíbero, la ley Rider no ha sido determinante
para tomar su decisión final de abandonar España.
Es evidente que si el negocio de Delíbero en España no era demasiado rentable
y a ese negocio no demasiado rentable se le añade la obligación de contratar a todos sus repartidores.
Pues es evidente, como digo, que ese negocio estaba condenado a cerrar.
Y la consecuencia de ese cierre en España será que 3.871 personas se quedarán sin ocupación.
Esa debe de ser la forma en la que nuestro gobierno de progreso protege a los más vulnerables.
El gobierno de España puso empeño en esta norma porque si algo hace es proteger a los más vulnerables.
Y no es que lo que ha sucedido no resultara absolutamente previsible.
Es que les daba igual.
En el vídeo que publicamos justamente cuando se aprobó la ley Rider
enumeramos 3 consecuencias que esta ley Rider iba a tener.
Y la primera de estas consecuencias será justamente una reducción del número total de trabajadores en este sector.
En primer lugar, una reducción del número de trabajadores en estos sectores.
La segunda de estas consecuencias será que algunas de estas empresas iban a dejar de cubrir algunos territorios.
Por ejemplo, Delíbero deja de cubrir España entera.
La segunda consecuencia de la ley Rider será una reducción de la cantidad y calidad de servicios de reparto
que serán suministrados por estas empresas.
O dicho de otra manera, se reducirá el número de territorios en los que estas empresas estén presentes
para proporcionar este servicio de reparto a domicilio.
Y también se reducirán las franjas temporales en las que estos servicios se ofrecen.
Y la tercera de estas consecuencias que todavía se tiene que manifestar
es que los restaurantes venderán a domicilio menos que antes.
Si hay menos servicios de reparto a domicilio, evidentemente los restaurantes también venderán menos a domicilio,
lo cual impactará negativamente en su cuenta de resultados.
Y la última de las consecuencias, si hay una contracción de la cantidad y de la calidad de los servicios ofrecidos
tanto geográficamente como temporalmente, la tercera consecuencia
será un menor volumen de negocio tanto de las empresas repartidoras
como de los restaurantes que sirven su comida a domicilio a través de estas plataformas.
De momento permanecerán en España aquellas dos empresas de reparto que son más rentables.
Es decir, que tienen más capacidad de aguante, de resistir a las obligaciones que impone esta ley Rider.
Hablamos de Globo y de Uber Eats.
Ahora bien, incluso estas dos empresas están intentando burlar la ley Rider para sobrevivir dentro de España.
En el caso de Globo ya ha anunciado que piensa incorporar a su plantilla al 20% de sus riders actuales,
que son aquellos que cubren las áreas más densamente pobladas dentro de las grandes ciudades.
En el caso de Uber Eats, lo que parece que quiere hacer es contratar a sus riders a través de empresas de trabajo temporal,
no incorporándolos como trabajadores fijos dentro de su plantilla.
Y por desgracia existen serías dudas de que estas estrategias de Globo y de Uber Eats para adaptarse a la ley Rider
realmente respeten el espíritu, la textualidad de la ley Rider.
Y si finalmente se determina que no es así, entonces la viabilidad de estas dos empresas,
de Globo y de Uber Eats, en muchas ciudades pequeñas y medianas de España,
se vería seriamente cuestionada, de tal manera que se reproducirían consecuencias similares a las que hemos vivido con Delivero.
Es decir, que los riders que operan en estas ciudades pequeñas y medianas,
donde la demanda es mucho menos voluminosa y mucho menos estable,
que en las ciudades grandes y por tanto donde no se pueden permitir tener trabajadores fijos en plantilla
que atiendan un volumen de demanda insuficiente y fluctuante,
pues esos riders que operan actualmente en ciudades pequeñas y medianas
o incluso en ciudades grandes pero dentro de áreas con poca densidad de población,
pues esos riders se quedarían como los de Delivero sin ocupación.
Lo llamativo de este caso, sin embargo, es como ha reaccionado nuestra izquierda pro-gubernamental
a la noticia de que Delivero cierra sus actividades en España
y que por tanto va a dejar en paro a más de 3.000 personas.
Por ejemplo, Inigo Rejón escribió si se llama emprendedor,
pero su modelo no funciona sin defraudar a hacienda y la seguridad social
y explotar a sus trabajadores entonces es que es un estafador.
Buen viaje, Delivero.
Y a su vez Pablo Echenique comentó.
Delivero vino a España a explotar españoles.
Los españoles votamos democráticamente una mayoría parlamentaria
que hizo una ley para ilegalizar esa explotación.
Delivero se va.
La soberanía nacional reside en el pueblo español,
del que manan los poderes del Estado, artículo primero de la Constitución.
¿Por qué digo que esta reacción es llamativa?
Pues por dos motivos.
El primero es por cómo se evaluan en España las políticas públicas.
Imaginad que el resultado de la ley Rider hubiese sido que Glovo, Uberit o Delivero
terminan contratando en plantilla, con contratos indefinidos,
a muchos de los repartidores que hasta la fecha eran autónomos.
¿Qué habría dicho la izquierda pro-gubernamental al respecto?
Esta reacción de las compañías demuestra que la ley Rider ha sido
un completo éxito en los objetivos que buscaba,
que era regularizar la situación de estos jóvenes,
que estos jóvenes tan vulnerables tengan un empleo fijo y de calidad.
Por tanto aparentemente el objetivo de la ley Rider no es que se destruyera empleo,
sino que ese empleo, supuestamente precario,
se convertirá en empleo fijo y de calidad.
Pero cuando resulta que esto no sucede,
¿qué nos dice esta misma izquierda pro-gubernamental?
La ley Rider ha sido un completo éxito porque hemos conseguido
expulsar a estas empresas que habían venido a explotar a los trabajadores.
Hemos logrado justamente lo que queríamos.
O dicho de otra manera,
fueran cuales fueran las consecuencias de la ley Rider,
la izquierda pro-gubernamental seguiría aplaudiendo la ley Rider.
Si la ley Rider crea empleo de calidad, es maravillosa.
Si la ley Rider destruye empleo, es maravillosa.
La política económica no se juzga por sus consecuencias,
sino por sus intenciones.
¿Y cuáles eran las intenciones en este caso?
Que cesaran de una manera o de otra,
con buen empleo o con desempleo,
las situaciones de explotación laboral
que amparaban empresas como Glovo, Uber Eats o Delivero.
Y este es el segundo motivo por el que digo
que la reacción de la izquierda pro-gubernamental es llamativa.
¿Por qué razón la izquierda pro-gubernamental tildaba de explotación?
La relación contractual que existía entre los Riders
y Glovo, Delivero o Uber Eats,
pues porque consideraban que las condiciones laborales
de estos jóvenes eran indignas, eran inaceptables.
¿Pero si eran inaceptables?
¿Por qué estos jóvenes las aceptaban?
Y aquí la respuesta es que estos jóvenes
no tenían ninguna otra alternativa
más que aceptar estas condiciones de trabajo
indignas e inaceptables.
En realidad no es que no tuvieran otra alternativa,
sino que las alternativas que tenían, por ejemplo,
quedarse parados, quedarse desempleados,
eran alternativas incluso peores
que esas condiciones contractuales
indignas e inaceptables
vinculadas a ser Riders para Glovo,
para Delivero o para Uber Eats.
Aceptemos a efectos dialécticos
que las condiciones contractuales que ofrecían Glovo, Delivero o Uber Eats
eran efectivamente indignas e inaceptables
y que los jóvenes las tenían que aceptar
porque sus alternativas, como quedar separados,
eran notablemente peores.
Pues bien, fijémonos que el efecto
que ha tenido la ley Rider para muchos de estos jóvenes
ha sido condenarlos a esa alternativa
que era peor que las condiciones indignas
e inaceptables de Glovo, Delivero o Uber Eats.
Porque tras el cierre de Delivero en España,
casi 4.000 personas se van a quedar paradas
y justamente estábamos diciendo hace un momento
que esas casi 4.000 personas
aceptaban condiciones inaceptables
porque la única alternativa que tenían era una alternativa peor
que era estar en el paro
y justamente la ley Rider los condena a estar en el paro.
Es decir, en una situación peor
que trabajando bajo condiciones
indignas e inaceptables.
Por consiguiente, ya digo, es muy llamativo
que la izquierda pro gubernamental
esté jaleando, esté celebrando
que una empresa se marche de España
y que condene a sus trabajadores
y a aquellos proveedores
con los que prestaba servicios
a estar en una situación que es peor
que la que ellos mismos consideran
una situación indigna e inaceptable.
Tal vez sea que a la izquierda pro gubernamental española
en realidad no les importe en absoluto
la situación en la que van a quedar
estas casi 4.000 personas.
Lo que les importa es señalizar
que ellos son muy virtuosos,
que ellos se preocupan enormemente
por los trabajadores en la teoría
aunque luego los condenen al paro
en la práctica.
Porque si de verdad les preocuparan los trabajadores
lo que harían no es prohibir
que los trabajadores puedan escoger
entre malas alternativas
entre estar en el paro y trabajar
como autónomo, para Uber Eats,
para Delibero o para Glovo.
Lo que intentarían hacer es promover
que emerjan buenas alternativas
entre las que también
puedan escoger esos trabajadores
pero perpetuar una situación
de malas alternativas.
Y decirle al trabajador
no te permito escoger la menos mala
te has de quedar con la peor
porque si no yo no puedo proclamar
a los cuatro vientos
que soy un político obrerista
y que no tolera en absoluto
las situaciones de explotación.
En definitiva la ley Rider ha sido una oportunidad
una oportunidad perdida
para adaptar las relaciones laborales
al siglo XXI a la economía digital.
En lugar de crear nuevas modalidades
contractuales que permitan
por un lado flexibilidad
en un negocio con una demanda muy
fluctuante y por otra cierta
estabilidad para el trabajador
en lugar de avanzar en esa dirección
se han impuesto modalidades contractuales
anquilosadas y desfasadas
a una nueva realidad
económica y la consecuencia
de todo ello ha sido destrucción
de riqueza y de empleo.
¿Les importa a ello lo más mínimo
a nuestros políticos progubernamentales?
En absoluto porque ellos
lo que buscan es perpetuarse en el poder
y para perpetuarse en el poder
simplemente necesitan señalizar
ante su electorado que ellos son
muy virtuosos, que ellos tienen
muy buenas intenciones
aunque las consecuencias de su virtud
y de sus intenciones sean nefastas
para aquellos a los que dicen querer
proteger, todo para los trabajadores
pero sin trabajadores.