This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
La actual crisis económica arrojado está arrojando pérdidas extraordinarias en la
mayor parte de las empresas españolas. Esencialmente han tenido que parar, han tenido que suspender
temporalmente su actividad durante varios meses y con posterioridad la han reanudado
pero en algunos casos o incluso en muchos casos a medio gas y sin embargo mientras sus
inversos estaban paralizados, estaban congelados, estaban en todo caso mermados, sus gastos han
continuado acumulándose. Es verdad que el gobierno ha socializado parte de los gastos
de las empresas, los gastos salariales a través de la figura de los ERTE. Todos los contribuyentes
hemos pagado durante unos meses los salarios, el gasto de la plantilla de gran parte del
tejido empresarial español, un problema que sufriremos con mayores impuestos en el futuro.
Pero en todo caso aunque se haya socializado el gasto salarial de muchas compañías no
se han socializado todos los otros gastos. Las empresas han tenido que seguir haciendo
frente a todos los otros gastos salariales mientras como decíamos, sus ingresos lo estaban
suspendidos o estaban disminuyendo de manera bastante acusada. Mismos gastos, menores ingresos
mayores pérdidas. De hecho en algunos casos las empresas no han tenido ni siquiera liquidez
para hacer frente a esos gastos y por eso han tenido que pedir un crédito extraordinario
lo cual ha incrementado va a seguir incrementando sus gastos recurrentes en forma de mayor pago
de intereses. Todo eso lo que provoca son pérdidas extraordinarias que impactan negativamente
sobre el patrimonio neto de las empresas. El patrimonio neto de cualquier empresa es
el colchón de solvencia que esa compañía tiene para navegar por las procesosas aguas
del mercado. Es en cierto modo la garantía que les ofrece a los acreedores de la empresa
de que van a poder cobrar porque toda pérdida que se acumule en la empresa irá inicialmente
contra el patrimonio neto y no contra el derecho de cobro de los acreedores. Sin embargo, claro,
si se acumulan muchas pérdidas, muchas pérdidas, muchas pérdidas, ese patrimonio neto va disminuyendo,
va menguando y puede terminar desapareciendo y cuando el patrimonio neto desaparece, cuando
una empresa no tiene fondos propios, decimos que esa empresa ha devenido insolvente y cuando
una empresa es insolvente, en última instancia tiene dos alternativas, o bien reestructurarse
financieramente o bien disolverse. Ninguna de estas alternativas es sencilla porque la
reestructuración financiera requiere captar más capital o externamente o internamente,
es decir, conseguir que nuevos inversores metan sus ahorros en tu proyecto empresarial
para proporcionarte más solvencia y poder seguir operando en el mercado o internamente
a costa de los acreedores de la empresa o de los socios ya existentes pidiéndoles nuevas
aportaciones de capital después de que hayan perdido toda la inversión que habían desembolsado
en el pasado. Y obviamente la disolución tampoco es algo sencillo porque cuando se
liquida una empresa, primero ese negocio deja de funcionar y por tanto todas las relaciones
laborales, todas las relaciones comerciales desaparecen y eso es una pérdida, en principio,
de capital organizativo, si lo queremos llamar así, que resulta más o menos irreversible
y por otro se procede a liquidar los activos de la compañía normalmente con pérdidas
muy significativas frente al precio al que se adquirieron. Esa depreciación de los activos
no es más que una muestra de que la expectativa de mercado es que esos activos, que en muchos
casos son específicos o ultra específicos de un determinado modelo de negocio, van
a ser menos valiosos, van a generar menor renta fuera de esa compañía de lo que se
esperaba que fueran a ser lo dentro de esa compañía. Por consiguiente, toda economía
que se enfrente a un proceso de quiebras generalizadas dentro de su estructura productiva es una
economía que obviamente va a experimentar muchas dificultades en el futuro. Pues bien,
es legítimo, es necesario preguntarse qué porcentaje de las empresas españolas se
enfrentan ahora mismo y después de la crisis que estamos atravesando y de las pérdidas
extraordinarias que se están acumulando en muchas unidades empresariales, qué porcentaje
de compañías están expuestas muy intensamente al riesgo de quiebra. Pues bien, esta pregunta
la ha contestado, la ha resuelto hace unos días el Banco de España. El Banco de España
estima que después de esta pandemia, después de esta crisis originada por la pandemia,
alrededor de una cuarta parte, repito, una cuarta parte de todo el tejido empresarial
español va a tener patrimonio neto negativo, es decir, se va a encontrar en una situación
que conocemos como quiebra técnica. Lo podemos ver en el siguiente gráfico, en un escenario
de riesgo, que es el escenario en el que nos encontramos ahora mismo porque claramente
no estamos en un escenario de recuperación temprana ni tampoco en un escenario de recuperación
gradual en la medida en que estamos metidos de y en una segunda ola, en un escenario de
riesgo, que es la columna verde que aparece en este gráfico, el porcentaje de empresas
sobre el total que van a contar con un patrimonio neto negativo se va a disparar hasta el 22-23%
y en algunos sectores, como por ejemplo la hostelería, la restauración o el ocio, el
porcentaje de empresas en situación de quiebra técnica llegaría hasta el 40%. En otros,
como vehículos de motor, un sector económico, industrial, fundamental para la economía
española podría estar en torno al 33%. Por tanto, estamos hablando de una situación
de insolvencia sobrevenida de gran parte del tejido productivo español tremendamente grave.
Si medimos cuánto empleo se vería afectado, el porcentaje es algo menor porque, como hemos
visto en el gráfico anterior, el porcentaje de empresas en situación de quiebra técnica
es más alto entre las pymes que entre las grandes empresas y como las grandes empresas
dan más empleo que las pymes, el porcentaje de empleo sobre el total afectado por esta
situación de patrimonio neto negativo es algo inferior, pero en todo caso estamos hablando
de que en torno al 12-13% del empleo total de la economía española, es decir, unos
dos millones de empleos, están en situación de alto riesgo como consecuencia de insolvencia
sobrevenida dentro del tejido productivo español.
Conviene aclarar, sin embargo, que no todas estas compañías en situación de patrimonio
neto negativo tienen por qué terminar quebrando. Habría que distinguir entre dos tipos de
empresas, por un lado, aquellas que tienen un modelo de negocio viable, es decir, aquellas
que cuando no están suspendidas de actividad son capaces de generar ingresos que cubran
sus gastos, es decir, de obtener beneficios, y que, por tanto, aunque ahora tengan un patrimonio
neto negativo porque han acumulado pérdidas extraordinarias durante este ejercicio, son
susceptibles de ser recapitalizadas de recibir nuevas inyecciones de capital para mantener
en funcionamiento ese modelo de negocio viable.
Si se puede ganar dinero en el futuro con esas empresas, porque, como digo, cuando están
en funcionamiento ingresan más que gastan, no es inverosimil que esas compañías consigan
inyecciones internas o externas de capital que conviertan su patrimonio neto negativo
en un patrimonio neto positivo y, por tanto, la empresa que es desaneada. Pero, aún así,
para que esto suceda, España tiene que ser capaz de atraer capital, de amasar internamente
capital o de atraer externamente capital. Si tenemos una legislación, tanto regulatoria
como fiscal, que ahuyenta la inversión y que repele el ahorro, evidentemente, pueda
haber empresas que, aún siendo viables, hayan caído en una situación de insolvencia sobrevenida
que no consiguen captar capital para recapitalizarse y para reflotarse. Y si eso es así, pues empresas
con modelos de negocio viables podrían terminar quebrando. Pero, como digo, esa parte del
tejido productivo español, patrimonio neto negativo, pero modelo de negocio viable, es
potencialmente salvable. Pero hay otra parte de todas esas empresas con patrimonio neto
negativo que no se van a poder salvar. Son aquellas empresas que están en situación
de insolvencia y que no tienen un modelo de negocio viable. ¿Cómo es posible que el modelo
de negocio de una compañía haya cambiado tan radicalmente en apenas unos meses? Pues
porque la pandemia ha saco de los cimientos de la economía mundial. En la medida en que
la única vía realmente efectiva que conocemos para protegernos frente al patógeno es incrementar
el distanciamiento social, hay decisiones de consumo social, es decir, yo consumía
en algunos entornos de la mano de otras personas o decisiones de producción social, yo producía
bienes y servicios en algunos contextos de la mano de otras personas que dejan de realizarse.
Y si el consumo social cae, y si la producción social cae, lo que tenemos es un shock de
demanda, se demandan menos bienes de consumo social, por ejemplo, bares, restaurantes,
hoteles, y también un shock de oferta. La producción social, la producción de aquellos
bienes y servicios que requieren de una interacción física muy directa entre los trabajadores
también se resiente. Menor gasto y menor producción significa que hay empresas que
antes eran viables porque recibían ese gasto o porque se organizaban a través de técnicas
productivas que eran baratas porque los trabajadores estaban juntos unos con otros que dejan de
ser operativamente viables, dejan de vender bienes y servicios o dejan de poder producir
esos bienes y servicios en condiciones suficientemente asequibles como para vender sus productos
a precios que los consumidores quieran adquirirlos. En la medida en que el distanciamiento social
se mantenga, en la medida en que se haya producido un desplome estructural de la demanda de bares,
restaurantes, hoteles, en la medida en que los trabajadores rechacen estar empleados
en centros de trabajo donde el riesgo de contagio es muy intenso, habrá compañías dentro de
nuestro país y también en otros países que no volverán a levantar cabeza. Esas empresas
se van a tener que reestructurar porque su modelo de negocio no es viable en el actual
contexto social y sanitario y esa reestructuración va a implicar la necesidad de buscar nuevos
sectores económicos que sean compatibles con ese mayor distanciamiento social.
El gobierno de momento ha optado por diferir el momento de reestructuración, incluso de
disolución, de ese tejido empresarial que es insolvente y cuyo modelo de negocio no
es viable a día de hoy. Confían en que durante los próximos meses la pandemia haya terminado
y que por tanto aquel tejido productivo que no es viable dentro del actual contexto social
y sanitario vuelva a ser viable porque cambia el contexto social y sanitario. Es una apuesta
que de momento está librando a costa del dinero de los contribuyentes y es una apuesta
que quizá salga bien, pero perfectamente puede salir mal. Y si el contexto social y sanitario
no cambia, esas empresas seguirán sin ser viables y, por tanto, si no son liquidadas
porque el gobierno lo impide, ya sea socializando sus gastos, extensión sin edíe de los ERTE
o ya sea prohibiendo su disolución, de momento, entre las medidas extraordinarias que ha
optado el gobierno para esta pandemia, ha decretado, diferido hasta 2021, la causa
de disolución de empresas por patrimonio neto negativo, ya sea porque, como digo, se socializan
gastos o ya sea porque legalmente se restringe la disolución y la reestructuración de empresas
con lo que nos encontraremos es con una parte muy alta del tejido productivo español que
serán empresas zombis, es decir, empresas que no estarán generando más valor del que
consumen pero que no podrán reestructularse porque, como digo, sus gastos son trasladados
a otros ciudadanos o porque regulatoriamente el gobierno lo impide. Las empresas zombis
son empresas que carcomen el tejido productivo de cualquier país, lo carcomen porque ellas
mismas están podridas y no generan valor, pero también lo carcomen porque tienden a
pudrir el resto del tejido productivo sano. Por consiguiente, este es el contexto económico
muy complicado en el que ahora mismo se encuentra la economía española, casi una cuarta parte
de sus compañías hoy por hoy está en situación de quiebra técnica, probablemente una parte,
no sabemos cuánta, pero una parte de ese 25% de tejido empresarial en quiebra técnica
pueda volver a salir de su situación de insolvencia por tener un modelo de negocio viable fuera
del estado de alarma, fuera del confinamiento. Pero habrá otra parte del tejido productivo
que no tendrá un modelo viable en condiciones de distanciamiento social y esa parte del
tejido productivo tendrá que reestructurarse operativa y financieramente o directamente
disolverse. Y si el gobierno impide esto último, lo único que hará será es clarotizar la
economía española, consolidar un ejército de compañías inviables que vivirán a costa
del horario público, es decir, a costa del resto de empresas que serán inviables y que
cada vez serán menos viables porque tendrán que estar cubriendo las pérdidas de las inviables.
Y cuanto peores sean las ideas de política económica que aplique este gobierno, cuántos
más impuestos suba, cuanto más abuse del déficit público y por tanto más nos aboque
a subir todavía más los impuestos en el futuro, cuanto más estrangule la economía con regulaciones
asfixiantes, tanto más grave debendrá la situación de insolvencia sobrevenida de muchas
de nuestras compañías. No es que las compañías insolventes, algunas de ellas pasarán de
no ser solventes, sino que empresas que hoy todavía son solventes pasarán a engrosar
el listado de las insolventes. Y por desgracia, la política económica de este gobierno
no suele estar repleta de buenas ideas.
La política económica no suele estar repleta de buenas ideas, no suele ser repleta de
buenas ideas, no suele estar repleta de buenas ideas, no suele ser repleta de buenas
ideas.
La política económica no suele estar repleta de buenas ideas, no suele ser repleta de
buenas ideas, no suele ser repleta de buenas ideas, no suele ser repleta de buenas ideas,
no suele ser repleta de buenas ideas, no suele ser repleta de buenas ideas.