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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La violencia política y las amenazas de violencia política es un asunto de
tremenda gravedad que no debe ser frivolizado. Es un asunto de tremenda
gravedad porque ponen jaque las bases de la convivencia pacífica dentro de una
sociedad. Si unas personas no respetan a otra por su distinta ideología y
consideran que el mero hecho de tener unas creencias distintas a las propias
justifica la iniciación de la violencia contra ellas, el pacto tácito de no
agresión entre unos y otros quiebra y por tanto vamos encaminados hacia el
enfrentamiento civil. Y si es un asunto tan delicado sobre el que no hay que
frivolizar, evidentemente no hay que frivolizar ni cuestionando por
sistema la violencia política que sufran aquellas personas que no sean de
nuestra cuerda ideológica, simplemente por no ser de nuestra cuerda ideológica, ni
tampoco hay que frivolizar esa violencia política instrumentalizándola con
fines electorales. Y en este sentido durante los últimos días hemos escuchado
muchas críticas en parte razonables a que un partido político cuestionara las
amenazas que había recibido un rival político, pero no hemos escuchado las
mismas críticas ni con la misma intensidad al hecho de que algunas
de esas formaciones políticas hayan pretendido desde el primer momento
instrumentalizar estos episodios de violencia política o de amenazas de
violencia política con fines electorales de cara al próximo 4 de mayo. El caso
probablemente más obsceno de lo que estoy mencionando es el envío de la
navaja ensangrentada a la ministra de industria Reyes Maroto.
Esa amenaza estaba claro desde un principio que no comprometía la
seguridad a la integridad física de la ministra de industria Reyes Maroto, no
porque la navaja ensangrentada no puede interpretarse, claro está como una
amenaza creíble, sino porque en el remite del sobre que contenía esa navaja
aparecían los datos personales de aquella persona que la había enviado. Y en la
medida en el que el autor de la amenaza está perfectamente identificado, los
cuerpos y fuerzas de seguridad del estado evidentemente pueden evitar, pueden
proteger sin ningún tipo de dificultad a las víctimas de esas amenazas. Maxime
si, además como hemos sabido, el autor de esa amenaza era una persona
esquizofrénica que actuaba en solitario y que por tanto no cabía temer que
una persona, la que emitió la carta, fuera la que lanzara la amenaza y otra
persona, un cooperador de la anterior, fuera la que ejecutara la amenaza.
Todo esto se sabía porque, insisto, en el propio sobre estaban los datos
personales del autor de la amenaza. Y sin embargo, tanto la víctima de la amenaza
como el entorno ideológico, el entorno partidista de la misma no dudaron en
salir desde el primer momento a los medios de comunicación a denunciar que
esta amenaza estaba poniendo en peligro la democracia, estaba poniendo en
peligro la convivencia pacífica dentro de la sociedad y que, en última instancia,
los responsables de esta amenaza era un grupo político determinado, box
concretamente, sus votantes, sus simpatizantes e incluso por extensión
aquel otro partido que, de acuerdo con las encuestas, va encabezando las
preferencias de los votantes en la Comunidad de Madrid, el Partido Popular y
que, previsiblemente, va a tener que pactar con el partido estigmatizado de
box, dado que el Partido Popular no se comprometía a no pactar con ese partido
que es naturalmente criminal, que es el responsable de las amenazas, que está
poniendo en riesgo la convivencia pacífica dentro de la sociedad, también el
Partido Popular era cómplice y, en general, por tanto, era toda la derecha la
que se había echado al monte del fascismo y la que ponían hacke la
democracia. Democracia o fascismo es el nuevo lema con el que Pablo Iglesias y
Podemos trataron de imprimir un giro en la campaña electoral.
Como digo, esto es una instrumentalización política e electoralista de un
fenómeno que puede terminar revistiendo gravedad si ese fenómeno se
consuma, que es la violencia política. Y, por tanto, esta instrumentalización con
fines partidistas de un fenómeno potencialmente muy grave, como es la
violencia política, es una instrumentalización que ya hemos tildado de
obscena y que debería empujar a la rectificación y a la petición de
disculpas por esa instrumentalización entre aquellos que tengan una mínima
honestidad política. Sin embargo, esto no ha sucedido. De hecho, desde el entorno
intelectual de estos partidos de izquierda o de extrema izquierda, lo que hemos
vivido ha sido un intento de justificar que hicieron bien culpando a Vox desde un
principio de estos episodios de violencia política y atacando a todos
aquellos medios de comunicación que han intentado restar la importancia a la
navaja ensangrentada recibida por la ministra Reyes Maroto por el hecho de
que la hubiese enviado un esquizofrénico.
Escuchemos a Juan Carlos Monedero hilar este argumento.
La esquizofrénia es, por tanto, una enfermedad, no es un estigma.
Sufrir una enfermedad mental no te convierte en una social ni mucho menos en
un criminal. En pleno siglo XXI y en un país donde se registran una media de
diez suicidios diarios, frivolizar con estos temas es además de justo de una
absoluta indecencia.
Evidentemente, sufrir esquizofrénia no te convierte ni mucho menos en un criminal,
pero tampoco mantener unas determinadas ideas, una determinada ideología.
Y pese a ello, fijémonos en cómo Monedero, que nos está diciendo que no hay
que conectar este episodio de violencia con la esquizofrenia y criminalizar a
todo el colectivo de esquizofrénicos por el hecho de que un esquizofrénico haya
enviado una navaja ensangrentada, fijémonos en cómo Monedero sí busca, en este
mismo episodio, desesperadamente recordar que los esquizofrénicos tienen
también ideología y que, por tanto, hay unas causas ideológicas que explican
esta amenaza política y que, por tanto, todos aquellos que mantienen una ideología
similar a la de este señor esquizofrénico que ha enviado la navaja,
serían, de alguna manera, cómplices ideológicos de estas amenazas.
Como si una persona con una enfermedad mental no pudiera tener ideología
política, como es el caso. Como si recibir una navaja ensangrentada fuera una
bromita, como si el remitente no pudiera ser simpatizante en ningún partido,
como si por tener una enfermedad mental no pudiera ser familia de, por ejemplo,
el diputado de Vox, espinosa de los Monteros, aunque sea familia política.
Lo importante, no nos engañemos, lo importante es que ese tipo es seguidor de
Vox. Ese habría sido un titular adecuado y no la basura del mundo o del digital de
Pedro J. Ramírez. Vamos que vincular la violencia, las amenazas de violencia con
la esquizofrenia, es un insulto, una ofensa, una indecencia contra todos los
esquizofrénicos y, sin embargo, buscar desesperadamente vincular esta amenaza
individual, individual de violencia contra la ministra de Industria, tratar de
vincularla con una ideología concreta, con un partido político concreto, incluso
con algunos dirigentes de ese partido político por alguna lejana línea
familiar. Eso no es una ofensa ni contra todos los militantes de Vox, ni contra
todos los simpatizantes de Vox, ni contra todas aquellas personas que pueden
estar en el entorno ideológico de Vox o del PP. Eso no es una ofensa y ahí si es
bien llevar los extremos de criminalizar a todo el colectivo de manera
indiscriminada por la actuación que haga una única persona dentro de ese
grupo. Eres tú el que decide que lo relevante es la ideología política y no
se sufre o deja de sufrir una enfermedad mental. Y concluy es que lo
relevante ha de ser la ideología política porque como estamos a pocos días de
una campaña electoral en la que los partidos políticos se juegan mucho, se
juegan el poder y un partido político vive por y para el poder, entonces hay
que hiperventilar, hay que exagerar, hay que magnificar cualquier acontecimiento
que suceda y tratar de reinterpretarlo desde la perspectiva electoralista
interesada de cada partido político, aún cuando esa interpretación encaje fatal
con los hechos. Y si no fijémonos en la delirante, absolutamente delirante
narrativa ideológica que estaba intentando construir Monedero a raíz de
estas amenazas de violencia política. Los poderosos han visto peligrar sus
privilegios y se han puesto muy nerviosos. La subida del salario mínimo
interprofesional, el ingreso mínimo vital, el escudo social, las pensiones, los
alquileres, el que se impidan los desahucios, los recortes, vamos, están
dispuestos a cualquier cosa con tal de sacar de la carrera política a quienes
desean una sociedad más libre, más justa y más solidaria y quienes obligan a
arrascarse un poquito el bolsillo. Porque claro, si alguien lanza amenazas de
muerte es porque hay intereses económicos que se beneficiarían de esas
muertes. De verdad estamos haciendo creer a los ciudadanos, antes incluso de
tener ninguna prueba al respecto, es más, teniendo pruebas en contra de esa
hipótesis, estamos haciéndoles creer que estamos ante una organización
criminal de extrema derecha que está intentando acabar con la vida de
algunos políticos, porque esos políticos han llegado al gobierno y
están promoviendo políticas económicas que perjudican a los poderosos y que por
eso se trata de expulsar de la vida pública a esos políticos. De verdad
esa es la narrativa que estamos intentando construir una semana antes de
que los madrileños acudan a las urnas precisamente porque los madrileños
acuden a las urnas. Y si Monedero suscribía esa hipótesis o les decía a los
ciudadanos que suscribía esa hipótesis para engañar a los ciudadanos, porque
ahora cuando descubrimos que por ejemplo la navaja ensangrentada no la ha
enviado ningún miembro de una organización de extrema derecha
perfectamente constituida en defensa de los intereses de los poderosos que
coopera con otros que están enviando las balas para medrentar a los políticos,
sino que es una persona que ha actuado por su cuenta y riesgo, que tendrá o no
tendrá su ideología, que tendrá o no tendrá una enfermedad mental, pero que en
todo caso ha actuado de manera aislada de todos los demás y no ha actuado al
dictad de ningún poderoso que le haya dicho envía la navaja ensangrentada
porque nuestros privilegios se están poniendo en cuestión, porque ahora
Monedero no rectifica y dice que quizá algunos se pasaron de frenada, que quizá
algunos intentaron instrumentalizar cualquier episodio que pudiese ir
emergiendo de violencia política para ganar votos de cara a las elecciones del
4 de mayo, porque no unas disculpas, porque no una rectificación, al margen de
lo que se termine dilucidando de las otras amenazas, pero desde luego en el
caso de la navaja ensangrentada creo que es evidente que se instrumentalizó
desde un principio y que cuando los ciudadanos hemos adquirido toda la
información aquellos que intentaron construir una narrativa falaz no se
están disculpando al respecto, ¿por qué? porque se siguen agarrando al clavo
ardiendo de usar el clima que ellos mismos están en parte generando de
psicosis de violencia política para ver si rascan algunos votos en las urnas y
eso sí es obsceno, eso sí es indecente, eso sí es frivolizar con un problema que
potencialmente podría ser muy grave como es la violencia política, pero aquí vemos
realmente que les interesa tanto a muchos políticos, no les interesa ni
muchísimo menos el bienestar general de la sociedad, la convivencia pacífica de
los ciudadanos, lo que les interesa en definitiva es llegar al poder sea como
sea, aunque sea mintiendo, aunque sea engañando, aunque sea construyendo
narrativas totalmente falsas, aunque sea enemistando a los ciudadanos, aunque sea
creando un clima de psicosis de violencia política dentro de la
comunidad de Madrid, sea como sea, la cuestión es llegar al poder y desde
luego no quieren llegar al poder para luego preocuparse por aquellos a los
que ahora están mintiendo, están engañando, están manipulando, están
enemistando, no, no quieren llegar al poder para hacer el bien, quieren llegar al
poder para aprovecharlo en su propio beneficio, para imponer sus propios
prejuicios de manera coactiva a través de la coacción estatal y más allá de
las elecciones del 4 de mayo ya va siendo hora de que este tipo de
indecentes estrategias políticas terminen pasando factura a los políticos
porque aquello que más les duele es justamente eso, perder el poder y si
queremos que unas personas que están obsesionadas con llegar al poder y que
están dispuestas a hacer lo que sea para llegar al poder empiecen a obra
rectamente, lo fundamental es que el objetivo de llegar al poder lo pierdan
permanentemente mientras empleen medios, mientras empleen campañas, mientras
empleen estrategias que son obscenas e indecentes.