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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Qué dijo Javier Milei en su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora
organizado por Donald Trump? ¿Modificó, moduló su discurso liberal-libertario para
convertirlo en un discurso nacionalista y populista compatible con el trampismo? ¿O
más bien se mantuvo firme en sus ideas liberales libertarias?
Veámoslo.
Dentro del movimiento liberal español hispanoamericano y global existe un
debate sobre si Javier Milei es en realidad un político y un economista libertario o
en realidad es un trampista, derechista, nacionalista disfrazado de liberal que
en el fondo tiene una agenda autoritaria y liberticida. La duda hasta cierto punto
puede ser razonable dado que Javier Milei, por un lado, defiende ideas claramente
liberales como la libertad individual, la propiedad privada, el respeto y
restricto al proyecto de vida del prójimo, pero, por otro lado, gusta aliarse,
relacionarse, identificarse con políticos como Donald Trump o Victor Orban.
Personalmente, ya expliqué en un vídeo anterior cuál era mi hipótesis. Javier
Milei sí es un economista y un político libertario, él mismo se define como el
primer presidente libertario, liberal libertario de la historia de la
humanidad, pero, aún así, en las alianzas geopolíticas globales ha
priorizado una alianza con el populismo nacionalista de derechas, Trump, Orban,
Vox en España, etcétera, en contra de un enemigo común que considera que es
mucho más peligroso en estos momentos, que es la izquierda en sus distintas
variantes, el socialismo, el guoquismo, etcétera. Esta alianza nos podrá
parecer errónea, equivocada, mal orientada, perjudicial en el largo plazo, a
mí desde luego no me gusta, pero que tejas alianzas contra un enemigo común
no te convierte automáticamente en aquello con lo que te has aliado. Por
buscar un caso extremo, durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se
alía con la Unión Soviética en contra del nazismo. Después, eso sí, de que el
nazismo se aliara con la Unión Soviética para repartirse Polonia, pero
en cualquier caso, avanzada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y Reino
Unido se alían con la Unión Soviética en contra de la Alemania nazi. Eso no
convertía ni a Estados Unidos ni a Reino Unido en países comunistas, ni a la
URSS la convertía en un país capitalista. Simplemente se aliaron
contra un enemigo común. Sólo el tiempo nos dirá si Javier Milley es un liberal
libertario que teje alianzas, hasta cierto punto, contra natura con populistas de
derechas en contra de la izquierda, o si en realidad es un populista de
derechas nacionalista liberticida que adopta el discurso liberal para atraer a
incautos simpatizantes liberales libertarios, pero en realidad es uno más
dentro de la alianza global Trump, Orban, Bolsonaro, Vox, etcétera. Sin embargo, y
pese a que sólo el tiempo nos lo dirá, el día de ayer será un día importante
para comprobar hasta qué punto una de estas dos conjeturas tiene razón. Ayer
Javier Milley participó en la Conferencia de Acción Política Conservadora que
organiza a Donald Trump, y después de abrazarse acarameladamente con Donald
Trump, dio una conferencia ante todo un público trampista, es decir, ante un
público que compra gran parte del discurso populista, nacionalista y en
muchos aspectos, por ejemplo el comercial, también anti-mercado. De manera que era
un día importante para comprobar si Javier Milley adaptaba, mimetizaba su
discurso tradicionalmente liberal-libertario a las necesidades, a las
preferencias de ese público que en gran medida no era ni liberal ni libertario.
Porque si lo hubiese hecho, si Javier Milley hubiese acudido a ese foro a
soltar una soflama nacionalista, proteccionista, colectivista, anti-mercado,
pues entonces quedaría muy claro que Javier Milley es un hipócrita, que cuando
está con liberales habla el lenguaje liberal-libertario y cuando está con
nacionalistas proteccionistas se adapta y habla el lenguaje nacionalista y
proteccionista. Pero afortunadamente no fue así. Su discurso ante la Conferencia
de Acción Política Conservadora fue un discurso exquisitamente liberal-libertario,
un discurso que desarrollaba y ampliaba los puntos clave de su alocución ante el
foro de Davos. Y en muchos aspectos, como voy a ir indicando a continuación, fue un
discurso que ataca ciertos valores nucleares del credo trampista. Antes de
empezar a analizar el discurso de Javier Milley, simplemente un detalle técnico.
Cuando cuelgue fragmentos del discurso de Milley ante la Conferencia de Acción
Política Conservadora, observaréis muchos cortes. Esto se debe fundamentalmente a
que durante la conferencia Javier Milley decía cuatro palabras y
automáticamente se traducían en inglés dejando Javier Milley de hablar en
español. En los fragmentos siguientes he optado por eliminar el momento en el
que se traducen sus palabras al inglés para agilizarlo y eso en algunos
momentos hace que parezca que hay saltos en el discurso de Javier Milley. Pero en
realidad lo que observaréis en general son fragmentos continuos de su discurso.
Pues bien, empezamos. Lo primero que hace Javier Milley es acotar el objetivo de su
discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora y ese objetivo es
desarrollar algunos de los puntos que trató en su discurso de Davos.
Concretamente, explicar por qué el estatismo, también llamado dentro de su
terminología socialismo, es una amenaza para Occidente.
Dado el impacto de la conferencia en Davos, en la que señalé que Occidente
está en peligro, dado el avance de las ideas estatistas,
hoy haré foco en los fundamentos técnicos que sostenían dichas
apreciaciones políticas en aquella conferencia. Desde su punto de vista, el
avance intelectual de las ideas socialistas se debe, en esencia, a dos
factores. Por un lado, la doctrina de los fallos del mercado y, por otro, la idea de
justicia social. Y en su conferencia Javier Milley va desarrollando y
criticando cada uno de estos pilares del pensamiento izquierdista moderno.
Primero, los fallos de mercado.
En este sentido haré foco sobre cómo la economía neoclásica y su visión de los
fallos de mercados son funcionales al avance del socialismo. Y es ahí a donde
aparecen las definiciones de fallos de mercado que tienen distintos nombres. Una
es las no convexidades, es decir, la existencia de rendimientos crecientes o,
para decirlo más popularmente, estructuras de mercados concentrados y
monopolios. Otros casos son las externalidades, los bienes públicos, la
información asimétrica y el dilema de los prisioneros. Y en realidad, todas
estas definiciones tan elegantes son todos elementos que habilitan la
intervención del Estado y, con ello, el avance de los estatistas y los
¿Y por qué Javier Milley rechaza la idea de fallos del mercado y, por tanto, la
justificación del intervencionismo estatal que suele ir de la mano de esos
fallos del mercado? Pues porque, según su punto de vista, si entendemos el
mercado como un proceso de interacciones voluntarias entre agentes, entonces no
hay cabida a los fallos de mercado.
Entonces, lo primero que tenemos que entender
es tener una buena definición de qué es el mercado. En este
sentido, el mercado es un proceso de cooperación social donde se intercambian
derechos de propiedad voluntariamente. De hecho, dado que los intercambios son
voluntarios, no es posible hablar de fallos de mercado porque nadie
estaría haciendo acciones autoflagelantes. Por lo tanto,
cuando definimos bien mercado, todas las definiciones de intervención se
derrumban. Como ya dije en mi comentario de su discurso de Davos, este argumento
no me parece en absoluto persuasivo. Es verdad que muchos economistas abusan de
la idea de fallos del mercado para justificar el intervencionismo estatal,
pero que todos los intercambios sean voluntarios no implica que no existan
fallos del mercado. En algunos contextos, el marco institucional del mercado puede
dificultar o encarecer que determinados intercambios que son mutuamente
beneficiosos no lleguen a llevarse a cabo. No es que se produzcan intercambios
mutuamente no beneficiosos, es que intercambios potencialmente beneficiosos
ni siquiera se pueden ejecutar, por ejemplo, por la presencia de información
asimétrica o de externalidades positivas no internalizadas. Y en otras ocasiones
puede suceder que haya interacciones no beneficiosas entre agentes, pero que un
agente no se pueda sustraer de esa interacción que no es beneficiosa. Sería
el caso, por ejemplo, de las externalidades negativas, donde mi
acción impone un daño a terceros que esos terceros no han consentido. Como
digo, en lugar de negar la posible existencia de fallos de mercado en
determinados ordenamientos institucionales del mercado, lo que
deberíamos hacer son dos cosas. Primero, plantearnos por qué mecanismos el propio
mercado puede llegar a superar, a corregir, a subsanar esos problemas de
coordinación que se dan en marcos institucionales de mercado si lo queremos
menos desarrollados o inadecuadamente desarrollados. Y en segundo lugar,
también plantearnos si las soluciones que promueven los estatistas, si el
intervencionismo estatal realmente es capaz de solventar esos fallos del
mercado sin generar otros fallos del estado más graves que los fallos del
mercado que pretende solventar. En cualquier caso, a lo largo de su reflexión
sobre los fallos del mercado, Javier Milei aprovecha para exponer cuáles son
las instituciones fundamentales del mercado. Y cuando reflexiona sobre las
instituciones fundamentales del mercado, Javier Milei no sólo da de lleno, no
sólo expone una lección muy valiosa, sino que expone una lección muy valiosa
ante un público que no compra muchos de los puntos, gran parte del contenido de
esa lección. Primer pilar de una economía de mercado, la propiedad privada.
Por otra parte, también es muy importante tener claro cuáles son las
instituciones sobre las que se construye la idea del mercado.
Dos instituciones muy importantes son la propiedad privada y los
mercados libres de intervención estatal. ¿Y por qué es importante la propiedad
privada? Porque los intercambios de propiedad privada generan precios y los
precios permiten el cálculo económico. Y sin cálculo económico no hay ninguna
distribución racional de los recursos que sea posible, ni en economías
socialistas de planificación plenamente centralizada, ni tampoco en economías de
mercado intervenidas.
En este sentido, cuando se hace un intercambio y alguien entrega un bien a
cambio de dinero, eso fija un registro histórico llamado precio. Y ese registro
histórico denominado precios es un mecanismo de transmisión de información
que además se transforma en un mecanismo de coordinación porque hace
que algunas personas sean oferentes y otros sean demandantes.
Y como no necesariamente la cantidad demandada coincide con la ofrecida,
cuando la demanda es mayor que la oferta, los precios suben y en su caso
contrario bajan, es decir, hay un proceso de ajuste. En definitiva, la propiedad
privada y los mercados libres determinan el funcionamiento del sistema de precios
y eso es lo que permite hacer cálculo económico. Y esto muestra por qué el
socialismo, ninguna de sus vertientes puede funcionar.
En el caso más extremo, porque no hay propiedad privada, por lo tanto no se
puede hacer los intercambios que requiere el mercado y en segundo lugar
las versiones más light que permiten la existencia del sector privado, la
intromisión del estado mete ruido en el sistema de precios. Y cuanto más estado
hay, más violencia hay, más distorsión hay y peor funciona el sistema.
Una segunda institución fundamental del mercado es la libre competencia. Otra de
las instituciones importantes para los mercados es lo que se llama la libre
competencia, pero no en el sentido neoclásico de la competencia perfecta,
sino en términos de libre entrada y salida. Y en tercer lugar, la división del
trabajo y la cooperación social a través del libre comercio y las
reflexiones sobre esta institución fundamental del mercado y en contra del
socialismo me parecen muy valiosas ante un foro que, no lo olvidemos, ha comprado
el discurso proteccionista y anti librecambista de Donald Trump, hasta el
punto de que recientemente ha anunciado muchos más aranceles si resulta
finalmente elegido.
Y por otra parte hay dos instituciones también que son muy
importantes, que son la división del trabajo y la cooperación social. La
división del trabajo quien mejor lo explicó fue Adam Smith. Una persona sola
podía producir solamente 20 alfileres, pero si se partía en 15 la tarea
cada uno podría producir 5.000 alfileres, es decir, estamos hablando de
75.000 alfileres. Pero cuál es el problema, si no hay demanda para 75.000
alfileres no va a haber tanta división del trabajo. Y esto combinado con la
idea de cooperación social terminan siendo absolutamente
destructivo para las ideas socialistas. Una es, yo podría estar odiando a él
pero necesito que él compre mi producto, por lo tanto inexorablemente lo tengo
que tratar bien. Por eso como decía Bastiat, donde entra el comercio no
entran las balas y promover el libre comercio es promover la paz.
Que un público trampista aplauda un discurso pro libre comercio me parece
un avance, no un retroceso. Que luego Trump impondrá igualmente aranceles,
no me cabe ninguna duda, pero que en un foro trampista se escuchen ideas pro
libre comercio es un avance, no un retroceso. Y además estas ideas pro
libre comercio van de la mano de una crítica a la teoría de la explotación
socialista y también a la idea de que la economía, el comercio, es un juego de
sumacero. Que si uno gana el otro pierde y por tanto hay que evitar comerciar para
ganar a costa del otro. Y al mismo tiempo esta idea del mercado como proceso de
cooperación social es una tremenda bomba en contra del socialismo, porque si los
intercambios son libres, eso significa que las dos partes que intervienen en el
intercambio ganan los dos. Por lo tanto no hay lugar para la teoría de la
explotación, no hay lugar para la plusvalía, no hay lugar para el marxismo
y el socialismo.
De hecho la idea del mercado como proceso de descubrimiento implica que no
hay una torta para repartir, sino que esa torta se va creando cuando se va
produciendo. Y la conclusión lógica de todo ello es que aquellas personas que
actúan a través del mercado, sobre todo de manera paradigmática los empresarios,
son los grandes benefactores sociales, los grandes protagonistas del proceso
social. No el político, no el político como jefe de la tribu, como hombre
poderoso, que es la imagen que en muchos sentidos quiere transmitir Donald Trump,
sino el empresario. Al mismo tiempo es importante señalar que en la lógica del
mercado un empresario exitoso es un benefactor social, porque en el
capitalismo de libre empresa solamente es posible ser exitoso sirviendo al
prójimo con bienes de mejor calidad a un mejor precio.
Y si ese empresario no lo está haciendo bien, podrá parecer otro que pueda
brindar el mismo bien a un mejor precio o el mismo precio mejor calidad y eso va
a llevar a la quiebra a los ineficientes y va a potenciar el bienestar.
De hecho, demonos cuenta de qué ejemplo escoge Javier Milei para ilustrar por qué
no está de acuerdo con la teoría neoclásica de los fallos de mercado y
más concretamente con su análisis del monopolio. Como escucharemos a
continuación, Javier Milei escoge un ejemplo de una compañía que fabrica
celulares, teléfonos móvil y que poco a poco, como es más eficiente, va
quedándose con todo el mercado. Es decir, una empresa que podría llamarse, por
ejemplo, Huawei, a la que se acusa de monopolio y que con esa excusa se la
hiperregula desde el estado para machacarla.
Sin embargo, esta presencia de rendimientos crecientes significa que
hay estructuras concentradas, es decir, que hay monopolios. Entonces la pregunta
es si se generó tanto bienestar, ¿por qué la teoría neoclásica dice que los
monopolios son malos si nos trajo tanto bienestar y tanta caída en la pobreza?
Y en realidad, como diría Murray y Newton Rothbard, el inventor del
anarcocapitalismo, el problema es que el análisis neoclásico está mal.
Supongamos que tengo 10 empresas compitiendo por hacer teléfonos
celulares y una de ellas ahora descubre una técnica para hacer un teléfono de
mejor calidad a un mejor precio. Naturalmente hay nueve empresas que van
a quebrar. Sin embargo, ¿alguno de ustedes se quejarían por tener mejores
teléfonos a un mejor precio? Por lo tanto, ¡fuera la teoría neoclásica!
Entonces, veamos dónde están esos errores de la teoría neoclásica.
Y acto seguido, Millay les dice a los trampistas que esto, que es lo que hizo
Trump con Huawei, es consecuencia de un mal análisis económico.
De hecho, esto me hace recordar un hermoso libro de un economista y pensador
americano, Henry Haslett, que se llama La economía en una elección, que decía
la diferencia entre el buen economista y el mal economista es que el mal
economista solamente mira el mercado en un periodo, mientras que el buen
economista no solo mira todos los mercados y no solo el presente sino
también el futuro. Por lo tanto, esto estaría mostrando que el análisis
tradicional del monopolio, por el cual se los regulan, es parte de un mal
análisis económico. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Y una vez
criticados los fallos del mercado, que es uno de los pilares sobre los que
Javier Millay cree que se sustenta el izquierdismo moderno, pasa a atacar el
otro pilar, la idea de justicia social.
La otra gran amenaza por donde atacan los socialistas y el estatismo es
básicamente la discusión entre eficiencia y distribución, donde ahí se
señala al capitalismo como un sistema hiperindividualista y se lo compara
frente al altruismo socialista con el dinero ajeno. Y esta aberración se
lleva a cabo en nombre de la justicia social. De hecho, como dice el gran
Jesús Huerta de Soto, la justicia social es violenta e injusta. O sea, no es ni
justa, ni social, ni nada. Es una aberración.
En primer lugar, es injusta porque implica un trato desigual frente a la ley y la
redistribución que implica la justicia social es robarle a uno para darle a
otro, lo cual hace que la justicia social, además de violenta, sea injusta.
Y junto a esta crítica a la justicia social también ataca la idea de
democracia ilimitada, es decir, de democracia omnipotente sobre los
individuos. Dice Javier Millay que la democracia originalmente surge para
proteger a la menor minoría posible, que es el individuo, pero las democracias
modernas entronizan la voluntad colectiva por encima de los derechos del
individuo y en tal caso se terminan convirtiendo en tiranías mayoritarias.
En el mismo sentido, esto se agrava con la idea de la democracia ilimitada, es
decir, la democracia originalmente fue diseñada para respetar el derecho de la
más pequeña de las minorías, el individuo. Pero cuando ingresan las ideas
socialistas e ingresa la idea de la democracia ilimitada aparece el populismo
que dice que hay que sacarle los ricos para darle a los pobres. No sólo
Venezuela, Argentina y todo el populismo latinoamericano. Y cuando eso ocurre se
destruyen los beneficios y se destruye también el crecimiento económico. Si lo
quieren en términos prácticos, Argentina es un país que produce alimentos para
más de 400 millones de seres humanos y la presión sobre el sector
productor de alimento fiscal sobre el sector productor de alimentos es del 70%.
Es decir, que el Estado se queda con el alimento de 280 millones de
seres humanos. A pesar de ello, hay 5 millones de argentinos que no les
alcanza para comer gracias al maldito Estado. Hasta aquí el discurso de Javier
Millet, acertado o equivocado. Yo ha habido algunos puntos que, como ya os he
comentado, no comparto, creo que son una equivocación, pero en cualquier caso el
discurso de Javier Millet es totalmente coherente con el pensamiento liberal
libertario. El único guiño conservador que se permite hacer Javier Millet
durante su discurso es un guiño conservador que no es necesariamente
antiliberal. Es un guiño a una postura donde las ideas liberales pueden enlazar
con las ideas conservadoras, que es en la tradicional, porque no es ni mucho menos
la primera vez que lo dice, en la tradicional crítica de Javier Millet al
Cuidado, no estoy diciendo que un liberal
deba ser antiaborto. Lo que estoy diciendo es que un liberal no tiene
por qué ser proaborto, que puede ser perfectamente antiaborto, dado que todo
depende de una cuestión que va más allá del pensamiento liberal, que es la
cuestión filosófica metaliberal de cuando un ser humano comienza a ser
sujeto de derecho. Si un ser humano en su estado embrionario ya es sujeto de
derecho, en la medida en que un liberal defiende el derecho a la vida y a la
libertad, se tendrá que oponer a que ese ser humano en estado embrionario, que ya
es sujeto de derecho, sea destruido, sea aniquilado, sea asesinado. En cambio, si
un liberal considera que un ser humano comienza a ser sujeto de derecho más
adelante, será a partir de ese punto posterior, cuando ese ser humano empiece
a tener derecho a la vida y, por tanto, no se le pueda agredir. Como digo, se
trata de un debate que en gran medida va más allá del pensamiento liberal y
donde el pensamiento liberal ha de complementarse con otros enfoques
científicos, biológicos, antropológicos, filosóficos, etcétera. En cualquier caso,
la postura liberal coherente de Javier Milei es contraria al derecho al aborto
y vincula toda la promoción de la agenda abortista desde el estado durante
las últimas décadas a la confluencia del estancamiento económico derivado de
la hiperregulación de la economía con el pensamiento neo-malthusiano.
Naturalmente, cuando uno regula los monopolios, regula las empresas, bloquea
los procesos competitivos y, al mismo tiempo, introduce el concepto de la
justicia social, evidentemente eso conduce al estancamiento. Y ese
estancamiento, dado el crecimiento de la población, lleva al empobrecimiento
paulatino de ese país. ¿Y cómo corrigen esto? Lo corrigen con la agenda asesina del
aborto. El caso de Malthus, con su tratado sobre la población y la ley de
hierro de los salarios que promovía el control de la natalidad. O más cercano,
digamos, a fines de la década del 60, el Club de Roma, donde el Club de Roma decía
que como el mundo se movía con energía de fósiles, predecían que en el año 2000
se iban a agotar esos recursos. Esa situación lo que iba a generar es que no
hubiera alimento para todos y que nos íbamos a morir y que solamente
quedaríamos mil millones de personas en el planeta Tierra. Y en base a eso, hoy,
habiéndose desclasificado los archivos de Nixon y de Kissinger, sabemos
que propusieron esa agenda asesina del aborto. Pues estos fueron los puntos
principales del discurso de Javier Milley ante la Conferencia de Acción
Política Conservadora. Un discurso que terminó arengando al público a que
luchara contra el socialismo y a que no se dejara arrebatar su libertad
individual. Es decir, un discurso que terminó no con proclamas nacionalistas,
xenófobas, populistas, sino con proclamas genuinamente liberales.
El mensaje es el siguiente, no dejen avanzar el socialismo,
no avalen la regulación, no avalen la idea de los fallos de mercado, no
permitan el avance de la agenda asesina y no se dejen llevar por los cantos de
sirena de la justicia social. Yo vengo de un país que compró todas esas ideas
estúpidas y de ser un país de los más ricos del mundo está en el lugar 140.
Por lo tanto, no entreguen su libertad, peleen por su libertad.
Porque si no pelean por la libertad, los van a llevar a la miseria.
Por lo tanto, no serán frecuentemente la lucha por la libertad.
¡Viva la libertad! ¡Viva la libertad! ¡Viva la libertad!
¡Viva la libertad! ¡Viva la libertad! De hecho, después de escuchar este discurso,
me da la impresión de que Javier Milei no solo pretende tejer una alianza geopolítica
con la derecha populista en contra de la izquierda, sino que también tiene la esperanza,
la expectativa, a mi juicio bastante ingenua, pero en todo caso tiene la esperanza, la expectativa,
de cambiar, de modificar, de alterar las bases ideológicas de esa derecha populista internacional.
Es decir, que sueña con reemplazar su ideología nacionalista y en muchos sentidos anti-mercado
por una ideología liberal libertaria. ¿Por qué digo esto? Pues fijémonos en el mensaje que Jesús
Huerta de Soto le ha enviado a Javier Milei felicitándolo por su discurso ante la Conferencia
de Acción Política Conservadora y que Javier Milei ha compartido en sus redes sociales de
manera aprobatoria. De nuevo, el presidente Milei imparte toda una magistral lección de
ciencia económica en su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora,
demostrando que el estatismo y la democracia ilimitada se basan en la manipulación, la demagogia
y el populismo. Emociona escuchar cómo se aprovecha este foro para, citando continuamente a Javier,
Kirchner, Hadley, Bastiat e inmerecidamente a un servidor, enseñar la verdadera economía no
solo a sus participantes, sino sobre todo y especialmente a políticos que, como Trump,
Bolsonaro o Abascal, tanto necesitan aprender economía del presidente Milei para eliminar
los errores y contradicciones en los que todavía caen y ponerles en la senda correcta del liderazgo
mundial por el iniciado en pos de la lucha en contra de todo tipo de estatismo, de izquierdas
y de derechas y la defensa íntegra, completa y sin concesión alguna de la libertad humana en
todos los ámbitos. ¡Viva la libertad, carajo! Este es el mensaje que Huerta de Soto, el maestro
de Javier Milei, le envía a Javier Milei y que Javier Milei comparte en sus redes sociales.
Por tanto, escuchando este discurso, que más bien, efectivamente, era una clase de economía donde
se pretendía aleccionar a un público que no compra gran parte de estos mensajes. Y luego,
leyendo el mensaje de Jesús Huerta de Soto, que comparte aprobatoriamente Javier Milei,
me da la sensación, como digo, de que Milei tiene la esperanza de poder modificar, de poder
alterar, de poder transformar los fundamentos de la derecha internacional que hoy son el nacionalismo
y el populismo y que Milei aspiraría, desde mi punto de vista muy ingenuamente, a reemplazarlos
por el liberalismo libertario. Pero muchos también dudábamos de que fuera a llegar a la presidencia
de Argentina ¡y llegó! Así que ojalá también nos sorprenda a la hora de difundir globalmente
las ideas liberal libertarias.