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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Se cumplen 10 años de la aprobación del famoso artículo 135 de la Constitución española
y desde Podemos han salido a cargar contra él porque supuestamente constitucionaliza
el neoliberalismo y las prácticas de austeridad, de austericidio, en tiempos de crisis.
¿Son buenos los argumentos que ofrece Podemos contra el artículo 135 de la Constitución?
Veámoslo.
Este pasado jueves se cumplieron 10 años desde que PSOE y PP, desde que José Luis Rodríguez
Zapatero y Mariano Rajoy pactaron la reforma del artículo 135 de la Constitución para
dar prioridad al repago de la deuda pública sobre cualquier otro gasto del Estado y para
reforzar el compromiso de las Administraciones Públicas españolas con la reducción del
déficit público a largo plazo y con el mantenimiento de los estándares de solvencia del Reino
de España.
En Podemos la reforma de este artículo de la Constitución nunca gustó, de ahí que
la nueva Secretaría General de Podemos, Yonebel Arra, haya celebrado este aniversario con
un hilo en Twitter criticando los términos de la reforma del artículo 135.
Podemos leer. Se cumplen 10 años de la alianza del bipartidismo para cambiar el artículo
135 de la Constitución, una reforma pactada a espaldas de la ciudadanía en pleno agosto
para poner los intereses de los especuladores por delante de los servicios públicos.
Entiendo que en estas líneas Yonebel Arra se está refiriendo a la prioridad que goza
el pago de la deuda pública frente a otros gastos del presupuesto. Así lo podemos leer
en el artículo 135.3. Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la
deuda pública de las administraciones públicas se entenderán siempre incluidos en el estado
de gastos de sus presupuestos, y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no
podrán ser objeto de enmienda o modificación mientras se ajusten a las condiciones de la
ley de emisión.
En esencia, lo que está criticando Yonebel Arra es que las administraciones públicas
no puedan hacer un default. No puedan impagar la deuda pública cuando les venga en gana,
que se les garantice a los inversores que su deuda se va a pagar si o si. ¿Y por qué
se les quiere garantizar a los inversores que su deuda se les va a pagar si o si? Pues
para que esos inversores estén interesados en prestarnos dinero. Justamente en el año
2011 el gran problema que tenía el Reino de España es que muy poca gente se fiaba de
su solvencia y por tanto nadie quería prestarnos su capital a bajos tipos de interés. Y si
no nos prestaban su capital a bajos tipos de interés, no podíamos financiar el déficit
público con el que se mantenían esos servicios públicos que tanto parecen preocuparle
a Yonebel Arra.
Por otro lado, calificar a aquellas personas que compran la deuda pública española, es
decir, que prestan capital al estado español para que este pueda financiar su déficit público,
es decir, para que pueda seguir gastando sin aumentar impuestos, o para que pueda mantener
impuestos bajos, o para que pueda mantener impuestos sin recortar el gasto, calificar
a todas esas personas que nos prestan su capital, o que se subrogan en la posición de aquellos
que nos han prestado su capital, tildarlos de especuladores, pues es una auténtica
desfachatez. Desde luego habrá inversores que quieran especular con la deuda pública
española, es decir, que la compren con la expectativa de que la deuda pública va a
subir de precio, o que la vendan con la expectativa de que la deuda pública va a bajar de precio.
Y aun cuando podamos considerar que este ejercicio especulativo es malevolo, que no lo es, pero
no voy a entrar en ese debate, es completamente inexacto, es completamente impreciso, es
completamente tergiversador, afirmar que todos aquellos que compran deuda pública
la compran con una finalidad meramente especulativa, es decir, para intentar obtener plusvalías
a corto plazo a través del cambio del precio de mercado de esa deuda pública.
Justamente la introducción de este artículo 135 en la Constitución tenía como finalidad
incentivar la inversión a largo plazo en deuda pública española. Si tú consigues
influir en las expectativas de los inversores, que este artículo no lo consigueo porque
la clase política que está detrás es como es, pero bueno, si tú consigues influir en
las expectativas de los inversores y les dices, señores, esta deuda pública es un
activo seguro a largo plazo. Ustedes pueden invertir aquí si desean trasladar su riqueza
desde el presente al futuro porque yo no les voy a expoliar esa riqueza, pueden confiar
absolutamente en nuestra deuda pública. Pues entonces, muchos inversores, fondos de pensiones,
fondos de inversión, aseguradoras, fondos monetarios, muchos inversores comprarán
esa deuda pública como reserva de liquidez, como reserva de valor, y al hacerlo conseguirás
que cada vez más inversores de los que compran tu deuda pública sean inversores a largo
plazo y no inversores a corto plazo con perfil especulativo.
O dicho de otra manera, el artículo 135 pretendía justo lo opuesto de lo que está diciendo
Yone Velarra. Yone Velarra dice que quería privilegiar a los especuladores cuando lo
que pretendía era que los especuladores perdieran peso en el mercado de deuda pública
porque los que entraran a comprar nuestra deuda pública fueran inversores a largo plazo
que la mantienen en cartera hasta su vencimiento. Pero sigamos, que los despropósitos no terminan
aquí. Añade a continuación Yone Velarra. La reforma del artículo 135 supuso la constitucionalización
del neoliberalismo en España, expresó la esencia del bipartidismo, la coincidencia
en los grandes asuntos, en particular en política económica, bueno, uno de esos dos bipartidistas
gobierna ahora con vosotros en el gobierno de coalición, pero bueno, expresó la esencia
del bipartidismo y blindó la austeridad como dogma para afrontar la crisis financiera. Lo
que me pregunto es si Yone Velarra se ha leído el artículo 135 de la Constitución.
De entrada es verdad que el artículo 135 en sus puntos uno y dos dice lo siguiente. Todas
las administraciones públicas adecuarán sus actuaciones al principio de estabilidad
presupuestaria. Tampoco es que creo que esto sea la constitucionalización del neoliberalismo,
porque por neoliberalismo entendamos que el Estado pague sus deudas. Es decir, que no
acumule un sobreendeudamiento que lo termine abocando a la bancarrota. Estabilidad presupuestaria
a largo plazo es solvencia del Estado. Neoliberalismo, al parecer, debe de ser que el Estado se
mantenga a largo plazo solvente. Y en el punto dos dice, el Estado y las comunidades autónomas
no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su
caso por la Unión Europea, para sus Estados miembros. Una ley orgánica fijará el déficit
estructural máximo permitido al Estado y a las comunidades autónomas en relación
con su producto interior bruto. Las entidades locales deberán presentar equilibrio presupuestario.
Este apartado segundo no modifica demasiado, porque España ya estaba obligada por el Tratado
de Maastricht a someterse al pacto de estabilidad y crecimiento. Es decir, aunque no esté
constitucionalizado, España ya está obligada a mantenerse dentro de los márgenes de endeudamiento
de déficit público que establece la Unión Europea. Pero bueno, quizá Ionebel Arra piense
que eso de que nos marquen objetivos de deuda a objetivos de déficit, que hemos de cumplir
en cualquier coyuntura, en cualquier caso, eso es el neoliberalismo, porque nos está
maniatando a la hora de afrontar las crisis con políticas, por ejemplo, queinesianas,
es decir, incrementar el déficit público para impulsar la demanda agregada.
A eso parece de referirse cuando en el tuit dice, blindó la austeridad como dogma para
afrontar la crisis financiera. ¿Y por qué digo que parece que Ionebel Arra no se ha
leído el artículo 135 de la Constitución? Pues porque en su apartado cuarto dice lo siguiente,
los límites de déficit estructural y de volumen de deuda pública solo podrán superarse,
es decir, que no tendrán por qué respetarse, en caso de catástrofes naturales, recesión
económica o situaciones de emergencia extraordinaria que escapen al control del Estado y perjudiquen
considerablemente la situación financiera o la sostenibilidad económica o social del
Estado apreciadas por la mayoría absoluta de los miembros del Congreso de los Diputados.
Es decir, que, por supuesto, el endeudamiento extraordinario que sea necesitado para hacer
frente, por ejemplo, a la pandemia tiene pleno encaje dentro de este artículo 135.4. Pero
también las crisis económicas, también las crisis financieras. El artículo habla de
recesión económica, pero el artículo también permite que, aún cuando no estemos en recesión
económica, es decir, aún cuando el PIB no esté cayendo, si se dan circunstancias extraordinarias,
como alto desempleo, apreciadas por el Congreso de los Diputados, que el mero voto de los
miembros del Congreso de los Diputados permita exceder los límites de deuda pública y de
endeudamiento. ¿De qué neoliberalismo constitucionalizado estamos hablando? El artículo 135 no es
más que un brindis al sol, como mucho una declaración de buenas intenciones, de buenas
prácticas financieras frente a la comunidad inversora, pero no maniata en absoluto y,
por desgracia, las actuaciones de endeudamiento que pueda ejecutar el Estado español. Al
final consiste simplemente en decirles a los inversores, fíense de nosotros, vamos a
ser buenos, nos estamos endeudando, pero que nos endeudemos mucho no significa que no vayamos
a pagar la deuda, es decir, que no les vayamos a devolver lo que ahora nos están prestando
para que podamos seguir gastando más de lo que ingresamos y nos comprometemos muy firmemente
a que se lo devolveremos, incluso priorizando el pago de la deuda pública frente a otro
tipo de gastos, pero fíense, fíense y sígannos prestando dinero para que podamos seguir gastando
más de la cuenta. Y eso, esa declaración de buenas intenciones, ese compromiso que compromete
realmente poco de pagar la deuda pública a aquellos que nos han prestado su capital,
es lo que Yone Velarra califica de neoliberalismo, es lo que apodemos, tanto le molesta, que
alternativa proponen decirles a los inversores, presten no su dinero, que a lo mejor si nos
da la gana no se lo devolvemos, ustedes son el último mono a la hora de recuperar el
dinero que nos están prestando. Su suerte o su desgracia nos importan bastante poco,
ahora mismo lo que queremos es endeudarnos y endeudarnos y endeudarnos, aunque al final
del día no podamos pagar ese sobreendeudamiento que hemos asumido, pero aún así prestenos
su dinero, porque aunque no nos comprometemos a devolvérselo, aunque estamos haciendo
todo lo necesario para endeudarnos más allá de nuestra capacidad de devolución financiera,
más allá de nuestra solvencia, aún así prestenoslo y si no se lo devolvemos la culpa
suya, no sé por qué, pero creo que el diálogo entre el estado español y los mercados, después
de que podemos estableciera esa reforma constitucional, sería algo parecido a esto.
Día 1 en el que dices, somos el gobierno de Podemos, vamos a auditar la deuda y además
vamos a aumentar el límite de déficit. ¿Cómo te financias? ¿Cómo te financias?
Pues con estos bueyes hay que arar.