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El gobierno PSOE-SUMAR sostiene que los flujos migratorios futuros van a acudir al rescate
del insolvente Sistema Público de Pensiones Español. ¿Es eso realmente así? ¡Veámoslo!
El Sistema Público de Pensiones Español tiene graves problemas de sostenibilidad a medio-largo
plazo. Graves problemas de sostenibilidad que este gobierno no ha hecho más que empeorar a
través de una contrarreforma del Sistema de Pensiones que reindexó los ingresos de los
pensionistas al IPC con absoluta independencia de cuál fuera la situación patrimonial de la
seguridad social. Y frente a este grave problema de sostenibilidad financiera a medio-largo plazo,
el gobierno de PSOE-SUMAR únicamente sabe repetir el mantra de que a través de la inmigración se
resolverán todos los problemas del Sistema Público de Pensiones Español. Escuchemos las
muy recientes declaraciones de la ministra de Seguridad Social, Elma Saif.
Según estimaciones de los principales organismos nacionales e internacionales, como la Comisión
Europea, la AIREF o el Fondo Monetario Internacional, y también Naciones Unidas, España necesita del
orden de 200 a 250.000 trabajadores migrantes al año hasta el año 2050 para sostener su estado de
bienestar. Actualmente, la afiliación extranjera suma casi 2,8 millones de trabajadores y trabajadoras
en España, que suponen un 13,2% del total de personas afiliadas. Y fuera de falsos prejuicios,
la población extranjera arroja un balance netamente positivo a la hora del sostenimiento de nuestro
sistema público. El 10% de los ingresos de la Seguridad Social provienen de trabajadores
migrantes y solo representan el 1% del gasto. En estas declaraciones hay fundamentalmente dos
errores. En primer lugar, señalar que ahora mismo los inmigrantes aportan el 10% de los ingresos a la
Seguridad Social y solo representan el 1% del gasto es engañoso, porque esos inmigrantes que hoy
están cotizando a la Seguridad Social todavía no se han jubilado y, por tanto, todavía no están
recibiendo las pensiones cuyo derecho han devengado gracias a su cotización. Cuando en el futuro esos
inmigrantes se jubilen y, por tanto, empiecen a cobrar pensiones, los gastos de la Seguridad Social
también se incrementarán. Por tanto, sí, hoy el balance puede ser positivo dentro de la Seguridad
Social, 10% de ingresos, 1% del gasto, pero conforme se vayan jubilando ese balance no tiene
por qué seguir siendo positivo o, al menos, no tan positivo como puede serlo ahora. La lógica del
sistema de reparto es esa. Cotizas ahora y no cobras ahora, saldo positivo para la Seguridad Social,
dejas de cotizar más tarde, cuando te jubilas, y cobras de la Seguridad Social. Por tanto, saldo
negativo para la Seguridad Social. Las cuentas hay que echarlas intergeneracionalmente, no
intrageneracionalmente. Para una misma generación de trabajadores en activo y cotizando a la Seguridad
Social, claro que el saldo será netamente positivo. El problema está en que cuando se jubile esa
jornada, el saldo, según cuáles sean las condiciones de jubilación que establezca la
Seguridad Social, puede volverse negativo. Si la demografía no acompaña y termina habiendo más
pensionistas que cotizantes en activo, entonces el saldo para la Seguridad Social de esa población
que ha cotizado y que está cobrando una pensión será un saldo negativo, porque el único activo que
posee la Seguridad Social son los sueldos, las cotizaciones pagadas a partir de los sueldos,
de los nuevos trabajadores que se incorporan al mercado laboral. Y si se incorporan menos
trabajadores que nuevos pensionistas empiezan a cobrar una pensión, pues entonces las cuentas
de esa Seguridad Social se van deteriorando progresivamente, tanto con la población local
como con la población inmigrante. Como mucho, por tanto, la inmigración podría servir para suavizar
las fluctuaciones del desequilibrio presupuestario de la Seguridad Social. Imaginemos que entre los
años 2030 y 2050 la Seguridad Social va a presentar unos números rojos horripilantes y que a partir del
año 2050 volverán los números negros positivos a la Seguridad Social. Pues en ese caso, claro, si la
inmigración durante los próximos 30 años nos arroja un balance positivo, ese balance positivo de la
inmigración podría compensar los números rojos entre 2030 y 2050. Y cuando esos inmigrantes que han
arrojado temporalmente un saldo positivo se jubilen, su saldo negativo, su absorción de recursos de la
Seguridad Social, su cobro de pensiones, podría ser compensado con los números negros, con el superávit,
que a partir del año 2050 cabría esperar que presentara la Seguridad Social. Si eso fuera así, es verdad
que la inmigración podría contribuir a suavizar la fluctuación del déficit patrimonial de la Seguridad
Social y, por tanto, a volver algo más sostenible el sistema. El problema es que ese no va a ser el perfil
de agujero financiero de la Seguridad Social. Después de la última contrarreforma del sistema de pensiones
perpetrado por este gobierno, la Comisión Europea, en su Aging Report, anticipa que el gasto público
en pensiones se va a mantener de manera indefinida en niveles absolutamente insostenibles, en torno al
16-17% del PIB. ¿Y eso qué significa? Pues que el saldo temporalmente positivo para la Seguridad
Social que podría venir dado por la inmigración simplemente va a volver aún más grande el agujero
financiero futuro, por ejemplo, a partir del año 2050, de la Seguridad Social. Va a volver algo menos
graves los desequilibrios financieros antes de 2050. Va a volver mucho más graves los desequilibrios
financieros a partir de 2050. Esto ya debería ser argumento suficiente para que cada uno de
nosotros nos planteáramos muy seriamente ahorrar por nuestra cuenta para complementar una pensión
pública que no vamos a recibir en los términos en los que el gobierno nos está prometiendo en la
actualidad, simplemente porque el sistema de Seguridad Social, tal como está configurado a día de hoy,
no es financieramente viable, no es financieramente sostenible. Y una forma de ahorrar y capitalizarte
de cara al futuro, tal como ya hemos explicado en vídeos anteriores, es a través de órdenes de ahorro
con reinversión periódica a determinadas categorías de activos financieros. Por ejemplo, a un ETF indexado
al mercado bursátil que proporcione la rentabilidad media real que han venido proporcionando las bolsas
globales desde hace más de un siglo. Estamos hablando de una rentabilidad promedio anual de
en torno al 5, 6 o 7 por ciento según el mercado bursátil. Y este plan de ahorro con orden de
reinversión periódica es algo que puedes llevar a cabo a través de la entidad de la plataforma que
apadrina este vídeo, Trade Republic. A través de Trade Republic puedes colocar una orden de inversión
periódica en cualquiera de los muy diversos activos financieros que ofrece la plataforma.
Y recuerda que a este respecto el tiempo es oro. Cuanto antes comencemos a ahorrar y a invertir,
más podremos aprovechar el poder del interés compuesto. Por ejemplo, a una rentabilidad real
del 5 por ciento, una persona que empiece a invertir a los 25 años necesita ahorrar e invertir 330 euros
mensuales para alcanzar a los 65 años un patrimonio de medio millón de euros. En cambio, una persona que
empiece a ahorrar e invertir a los 45 años, aún obteniendo la misma rentabilidad que la persona
anterior, un 5 por ciento de media anual, necesitará ahorrar e invertir 1.200 euros mensuales para poseer
medio millón de euros de patrimonio a los 65 años. Es decir, casi cuatro veces más que la
persona que ha empezado a ahorrar y a invertir 20 años antes. Si quieres obtener más información
sobre las posibilidades de ahorro e inversión que proporciona Trade Republic, puedes obtenerla
pinchando en el enlace que aparece en la caja de descripción de este vídeo o en el comentario
destacado. Pero además existe una segunda razón por la cual la inmigración no es probable que salve
que acuda al rescate del sistema público de pensiones español. Y es que en un reciente informe del
Banco de España, que ya tuvimos ocasión de desarrollar de manera más amplia en un vídeo
anterior, la entidad supervisora ya calculó que para mantener la actual tasa de dependencia de la
economía española, es decir, la relación entre la población mayor de 66 años, población dependiente,
población que depende de una pensión, y la población en edad de trabajar, la población menor de 66 años y con
más de 16 años. Para mantener estable la tasa de dependencia actual de la economía española,
necesitaríamos, según el Banco de España, que durante los próximos 30 años entraran en este país
37 millones de inmigrantes. No que hubiera 37 millones de inmigrantes, sino que adicionalmente a los que ya hay
entraran 37 millones de nuevos inmigrantes. Más allá del debate de si una sociedad como la española puede
absorber a tan corto plazo tamaña entrada de nuevos inmigrantes, con los problemas de adaptación y de
integración que puede llegar a haber, ni siquiera entro en eso, tales cifras, desde un punto de vista
económico, son inverosímiles. El propio gobierno, por boca de Elma Saif, dice que espera que durante
los próximos 30 años entren en España entre 200 y 250.000 nuevos inmigrantes al año. Es decir,
estamos hablando de un flujo migratorio esperado por el gobierno de alrededor de 7, 8 millones de nuevos
inmigrantes. Pero lo que está diciendo el Banco de España, repito, es que para que podamos mantener la tasa
de dependencia, que en última instancia informa de la sostenibilidad de un sistema público de reparto,
para que podamos mantener la tasa de dependencia en su nivel actual, necesitamos no 7 millones de nuevos
inmigrantes, sino 37. Por tanto, la inmigración no va a acudir al rescate patrimonial del insolvente
sistema público de pensiones español. En las próximas décadas es harto probable que, como ha sucedido en
las décadas anteriores, el sistema público de pensiones español empiece a aplicar tijeretazos
a los pensionistas, reduciendo sus derechos pensionales para viabilizarse financieramente. Y por ello, el único
que puede salvar su situación patrimonial futura de los recortes previsibles, más que previsibles,
del sistema público de pensiones español, eres tú. Que tus finanzas personales futuras, como pensionista,
no dependan sólo de tu pensión pública esperada, porque esa pensión pública esperada va a sufrir recortes
en las condiciones de su percepción. Ve preparándote para complementar tu pensión pública futura con
un flujo de ingresos privados derivados de la inversión de tu ahorro.