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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha estado en España y desde la tribuna del Congreso
de los Diputados ha alertado de que o seguimos las políticas climáticas que él propone
o la humanidad se va a extinguir. Veámoslo.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha visitado España y desde la tribuna del
Congreso de los Diputados ha cargado contra los negacionistas del cambio climático alertándonos
de que, según la ciencia, la humanidad está avanzando inexorablemente hacia su extinción.
O cambiamos o nos extinguimos. Ya no hay tiempo para más. Ya no es propiamente un
debate político como antaño, si conservar las cosas o cambiarlas, sino que tiene que
ver simplemente con una orden que la ciencia nos da porque ha encontrado los elementos
que efectivamente nos están llevando en el corto plazo a la extinción. La crisis climática
es eso. Podemos creer o no creer como si se tratara de una religión, pero no es religión,
es ciencia. Podemos mirar hacia otro lado o hacer como el avestruz y lo único que
lograremos es que esos días estarán más cerca sin que hayamos hecho nada para evitarlo.
La política del avestruz no nos lleva, sino a acelerar los tiempos de la extinción.
Dicho de otra manera, quienes se oponen a la política ecologista de Gustavo Petro son
enemigos de la ciencia y enemigos de la humanidad, porque están remando a favor de la extinción
humana. O estás con Petro o estás contra la humanidad. No se trata ni siquiera, según Petro,
de un debate político, de un debate sobre el que quepa mantener posturas políticas o ideológicas
contrapuestas, aun partiendo de una misma base de evidencia científica común. Lo que dice Petro es
que es la ciencia la que nos da una orden a la que debemos someternos. Y esa orden que nos da la
ciencia casualmente coincide mucho, casi al pie de la letra, con el programa político de Gustavo Petro.
Se trata de una perspectiva totalizadora de la vida política, una perspectiva que pretende
incluso anular las discrepancias razonables dentro del espacio público para someterlas,
todas ellas, al dictat de la ciencia, que no es otro que el dictat de un político concreto
como es Gustavo Petro. Porque es que, en el caso que nos ocupa, ni siquiera existe un consenso
científico rotundo en el sentido que apunta Gustavo Petro. Diré más. Si existe algún consenso
científico, no es el que está señalando Gustavo Petro. No es que el cambio climático conduce
inevitablemente a la extinción de la humanidad. No se trata, claro, de que no haya científicos que
en un supuesto extremo no contemplen la posibilidad de que el cambio climático termine extinguiendo a
la humanidad. De lo que se trata es de que ese no es en absoluto el escenario base dentro del
consenso científico. Por ejemplo, en el panel intergubernamental sobre el cambio climático,
el famoso IPCC de las Naciones Unidas, no se menciona una sola vez el riesgo, la posibilidad,
de que el cambio climático termine arrojando como resultado la extinción de la humanidad.
El IPCC sí menciona muchos problemas, muchos daños, muchos perjuicios que pueden derivarse
del cambio climático, sobre todo en los peores escenarios. A saber, aquellos escenarios en los
que en el año 2100 las temperaturas medias del planeta hayan aumentado en 3 ºC con respecto
a la media de las temperaturas del planeta en el período 1850-1900. Pero ni esos peores escenarios,
según el IPCC, son los más probables, ni aún cuando se terminen materializando esos peores
escenarios contemplan ni remotamente el riesgo de extinción de la humanidad. Por ejemplo,
el IPCC nos señala que, bajo el escenario de que no se tome ninguna medida política contra el
cambio climático, que obviamente no es el escenario base porque se están tomando,
bajo ese escenario de no adoptar ninguna política económica en contra del cambio climático,
las temperaturas medias aumentarán 3,66 ºC en 2100 respecto a la media preindustrial. Y eso
resultará en una pérdida del PIB global del 2,6%. Es decir, que si los gobiernos no hacen
absolutamente nada en contra del cambio climático, el PIB del año 2100 será un 2,6% inferior al que
sería si, en cambio, los políticos tomarán medidas en contra del cambio climático. Es verdad
que el IPCC reconoce que hay un amplio rango de indeterminación, que las pérdidas podrían ser
tan bajas como apenas el 0,5% del PIB del año 2100 o hasta el 8,2% del PIB. Pero, en todo caso,
no estamos hablando en ninguno de estos supuestos de la extinción de la humanidad. Como digo,
en el peor escenario posible según el IPCC, el PIB en el año 2100 será un 2,6% inferior al que
sería si adoptamos otras medidas que mitiguen ese cambio climático. Si conseguimos, dice el IPCC,
que las temperaturas medias globales sólo aumenten 1,5º en el año 2100 frente a la media preindustrial,
las pérdidas en términos de PIB sólo serán del 0,3%. Y si las temperaturas globales aumentaran
2º, las pérdidas en términos de PIB serían del 0,5% del PIB. Y uno, desde luego, podría decir que
estas estimaciones no dejan de ser estimaciones imprecisas y que quizá los daños futuros del
cambio climático sean muy superiores a los que están afirmando estas estimaciones. También otros
podrían decir que están sobreestimando los daños y que quizás serán inferiores. Pero,
en todo caso, si hablamos de consenso científico, el consenso científico prudencial a día de hoy
se mueve en torno a estas estimaciones. El consenso científico no es que la humanidad
se va a extinguir como consecuencia del cambio climático. El consenso científico, al menos tal
como lo representa el IPCC, sostiene que si no hacemos nada y las temperaturas globales aumentan
en casi 4 ºC, perderemos alrededor del 3% del PIB mundial del año 2100, lo cual es una pérdida
económica gigantesca, porque tengamos presente que no es que solo se pierda el 3% en el año 2100,
sino que vamos acumulando pérdida de PIB tras pérdida de PIB año tras año. Diciendo que,
de acuerdo con el IPCC, podemos llegar a perder el 3% del PIB en el año 2100, no pretendo minus
valorar el impacto, la influencia que esto tiene. Lo que sí quiero señalar es que, en absoluto,
esto implica la extinción de la humanidad, porque si habláramos de extinción de la humanidad,
las pérdidas de PIB serían del 100%. De ahí que una publicación tan poco sospechosa de
antiprogresismo como el Washington Post haya llegado a publicar un artículo titulado ¿Por qué los
catastrofistas del cambio climático están reemplazando a los negacionistas? Es decir,
¿por qué cada vez hay más personas que creen erróneamente que sus pronósticos extremadamente
catastrofistas sobre el cambio climático están respaldados por la ciencia? Cuando
antaño eran los mal llamados negacionistas del cambio climático los que pensaban que su rechazo
de la existencia del cambio climático era el que estaba respaldado por la ciencia. Y cuidado,
con todo esto no estoy afirmando que uno no pueda defender con argumentos de peso que no existe
cambio climático o que uno no pueda defender con argumentos de peso que el cambio climático
conduce a la extinción de la humanidad. Dada la amplia incertidumbre sobre el futuro,
es factible que quepa defender con bastante rigor tanto una postura como la otra. Lo que sí estoy
negando es que ahora mismo el consenso científico apunte a que si no hacemos nada contra el cambio
climático, ello conduzca a la extinción de la humanidad. Porque eso es lo que asegura Gustavo
Petro. Lo que asegura Gustavo Petro es que la ciencia, sin ningún tipo de discrepancia al
respecto, ya ha dictado sentencia. Y la sentencia es que si los gobiernos no adoptan medidas muy
drásticas, muy radicales en contra del cambio climático, como prohibir radicalmente los
combustibles fósiles, entonces el único destino que puede seguir la humanidad es su extinción.
Y eso es radicalmente falso. La ciencia no dice nada de esto. El consenso científico ahora mismo
no es ese. El estatus científico de Gustavo Petro cuando efectúa estas afirmaciones es el mismo que
el que tiene ahora mismo una persona que niegue radicalmente el cambio climático. Es decir,
tanto el negacionista, entre comillas, como el ultracatastrofista Gustavo Petro están lejos
del consenso científico. Lo cual, de nuevo, no significa que el consenso científico deba
tener razón. Pero uno no debería describir su postura como consenso científico cuando, desde
luego, no lo es. ¿Y por qué Gustavo Petro hace esto? ¿Por qué Gustavo Petro nos intenta vender,
nos intenta engañar con que su postura sobre el cambio climático es la postura de la ciencia?
En lugar de reconocer simplemente que su visión sobre el cambio climático es muchísimo más
catastrofista que el consenso científico. Pues porque pretende utilizar la bandera de la ciencia
para aplastar a la oposición. Él mismo señala, como ya hemos visto, que no cabe debate político
al respecto, que sólo hay una opinión válida. Y todos aquellos que se salgan de esa opinión
válida son enemigos de la humanidad. Utiliza su lectura deformada de la ciencia como ariete
contra las libertades de los ciudadanos y contra el pluralismo político. Y ese discurso tan
liberticida, tan antidemócrata y tan alejado del consenso científico es el que fue jaleado con
aplausos en el Congreso de los Diputados de España. Tantos aplausos que incluso Gustavo Petro llegó
a sonrojarse.
Gracias.
Gracias.
Como yo, tengo más de 20 años de haber sido parlamentario.
Hubiera querido en mi congreso un aplauso así de prolongado.
Pero quienes en realidad deberíamos sonrojarnos somos todos los españoles por haber encumbrado
como representantes del pueblo a esta panda de políticos.