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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Es posible eliminar persistentemente las desigualdades dentro de una sociedad haciendo
una tabla rasa absoluta, un gran reseteo absoluto de la misma?
La experiencia china bajo el maoísmo nos muestra que no.
Veámoslo.
¿Pueden las desigualdades socioeconómicas abolirse haciendo una tabla rasa de la sociedad?
Hay muchos que consideran que las desigualdades en nuestras sociedades son fruto de las desigualdades
heredadas, que por el hecho de que en algún determinado momento un grupo de personas
se convirtiera en rica, acumular a propiedad, esa riqueza se va transmitiendo de manera
intergeneracional, generando unas élites dinásticas que se distancian del resto de la población
sin ningún otro factor que explique esa desigualdad de ingresos o de riqueza más que la acumulación
originaria de ese patrimonio por parte de unas élites ancestrales que, quizá por suerte
y quizá por violencia, consiguieron amasar esa propiedad diferencial frente al resto
de la sociedad.
Si esta narrativa fuera cierta, lo único que se necesitaría para acabar con la desigualdad
de una vez por todas es hacer un gran reset, un gran reinicio, una tabla rasa.
Si la desigualdad en sociedad se debe a que un grupo de personas en el pasado amasaron
propiedad y la han ido transmitiendo intergeneracionalmente sin ningún mérito, sin ninguna capacidad
adicional que explique ese diferencial de riqueza, pues si les quitamos ese patrimonio
y lo redistribuimos entre la población, a partir de ahí ya empezamos todos con igualdad
de oportunidades y como todos somos absolutamente iguales, las desigualdades no volverán a
emerger y desde luego no volverán a emerger entre aquellas antiguas élites a las que
se les ha arrebatado y socializado la propiedad y cuyo único mérito para ser ricos era precisamente
que en el pasado habían acumulado riqueza, sin más.
Pero es esto realmente así?
Los ricos son únicamente ricos por haber acumulado riqueza en el pasado y dejar la
enherencia dinásticamente a sus herederos o puede ser que los ricos o al menos algunos
de esos ricos, no necesariamente todos, aporten algo más diferencial al proceso de creación
de riqueza y precisamente por eso sean capaces de lograr conservar su riqueza intergeneracionalmente.
Es decir, el origen de las desigualdades económicas es solo una desigualdad económica de partida,
una diferencia de propiedad de partida o puede que haya algo más?
Bueno, en China se realizó durante la etapa comunista de Mao Zedong un interesante experimento
a este respecto.
El comunismo chino hizo en gran medida tabla rasa de la sociedad china para precisamente
barrer con las élites, socializar la propiedad y eliminar todo trazo de antigua sociedad burguesa,
de antigua desigualdades burguesas dentro de la nueva sociedad china, es decir, el comunismo
de Mao Zedong hizo una absoluta tabla rasa de la sociedad china y lo hizo en dos etapas.
La primera etapa fue la etapa de la reforma agraria, como podemos observar en este gráfico
la propiedad de la tierra fue masivamente redistribuida, masivamente socializada.
En este gráfico se representa el índice jini de la propiedad de la tierra, es decir,
cuán desigualmente está distribuida la tierra en las diversas regiones chinas.
A la izquierda tenemos el mapa de china antes de la reforma agraria, antes de que el comunismo
llegara al poder y como podemos observar los colores rojos indican mucha desigualdad
en la propiedad de la tierra, las tierras estaban muy desigualitariamente distribuidas,
pero con posterioridad a la reforma agraria, a mediados de la década de los cincuenta,
lo que observamos es que el mapa se ha tenido de un color grisáceo y el color grisáceo
en este mapa indica tierras muy igualitariamente distribuidas, por tanto la reforma agraria
si tuvo éxito a la hora de redistribuir la propiedad de la tierra, otra cosa es cuáles
fueran los resultados económicos de esta medida.
Como es bien sabido, a finales de la década de los cincuenta, la mezcla de la socialización
de la tierra y de un plan centralizado completamente desnortado, el llamado gran salto adelante,
poco en China, la mayor hambruna de la historia de la humanidad.
Las estimaciones de fallecidos oscilan entre un mínimo de quince millones de personas
y un máximo de cincuenta y cinco millones.
Pero la única tabla rasa que ejecutó el partido comunista chino bajo las órdenes
de Mao Zedong en la sociedad china no fue únicamente la reforma agraria, quizá tan
o más importante fue la llamada revolución cultural, aún cuando en realidad se trataba
de un golpe de estado interno de Mao dentro del Partido Comunista a una forma de recuperar
el poder purgando a todos aquellos que le hacían sombra, la revolución cultural también
se transformó en una revolución permanente dentro de la sociedad, un ataque continuado
contra todo aquello que recordará la antigua sociedad china, las antiguas formas burguesas
de China, de ahí que más allá de las pérdidas humanas, de los juicios sumarísimos contra
todos aquellos que se consideraran elementos contrarrevolucionarios dentro de China, se
destruyerán también monumentos, obras artísticas o libros de la China precomunista, porque
se trataba de reempezar, de un gran reseteo, de hacer tabla rasa para que no hubiese desigualdades
de partida dentro de la sociedad china.
Así de hecho describía el Partido Comunista chino los objetivos de la revolución cultural
que estaba a punto de emprender, este es el párrafo introductorio del documento que
inicia que lanza la revolución cultural china en el año 1966, decía el Partido Comunista
de China.
Aunque derrocada, la burguesía todavía trata de valerse de las viejas ideas, culturas,
hábitos y costumbres de las clases explotadoras para corromper a las masas y conquistar la
mente del pueblo en su esfuerzo por restaurar su poder.
El proletariado debe hacer exactamente lo contrario, debe propinar golpes, despiedados
y frontales a todos los desafíos de la burguesía en el dominio ideológico y cambiar la fisonomía
espiritual de toda la sociedad utilizando sus propias nuevas ideas, culturas, hábitos
y costumbres.
Nuestro objetivo actual es aplastar, mediante la lucha, a los que ocupan puestos dirigentes
y siguen el camino capitalista, criticar y repudiar a las autoridades reaccionarias burguesas
en el campo académico, criticar y repudiar la ideología de la burguesía y demás clases
explotadoras y transformar la educación, la literatura y el arte y los demás dominios
de la superestructura que no corresponden a la base económica del socialismo a fin de
facilitar la consolidación y el desarrollo del sistema socialista.
Huelga decir que la revolución cultural fue un absoluto desastre que sumió en el caos
a China y que también destruyó durante un tiempo sus propias élites políticas. Basta
señalar a este respecto que Deng Xiaoping, el sucesor de Mao y el artífice del actual
crecimiento económico de China con sus reformas económicas, Deng Xiaoping fue arrestado por
los guardias rojos de Mao, precisamente por sus velocidades contrarrevolucionarias, y
el hijo de Deng Xiaoping quedó paraplégico durante la revolución cultural porque los
guardias rojos, la milicia de Mao, lo acusaron de elemento contrarrevolucionario capitalista
y lo arrojaron por una ventana de la universidad de Peking.
Pues bien, ¿qué ha sucedido con la desigualdad en China después de toda esta masiva tabla
rasa institucional, no solo en los derechos de propiedad, sino incluso en la superestructura
cultural de la sociedad china? ¿Qué ha ocurrido? La desigualdad no ha vuelto a emerger, se
ha mantenido la igualdad de partida instaurada por la reforma agraria o por la revolución
cultural, las antiguas élites que fueron despojadas de todas sus propiedades y que
en muchos casos incluso fueron masacradas personalmente, han sido incapaces de reconstruir
su riqueza y hoy forman parte del pueblo chino llano.
Bueno, pues en uno de los últimos papers del gran economista Alberto Alessina, persistencia
a pesar de la revolución lo que hace es examinar precisamente esta cuestión. ¿Qué ha sucedido
con los nietos de las antiguas élites económicas chinas? ¿Cómo han evolucionado los ingresos
personales o el acceso a la educación de los nietos de quienes eran ricos antes de la reforma
agraria y antes de la revolución cultural? Si la hipótesis de que las diferencias, las
desigualdades sociales son meramente resultado de una desigualdad originaria, arbitraria
y no hay nada más que las explique, entonces después de esta masiva tabla rasa institucional,
reforma agraria, más revolución cultural, los nietos de esas élites económicas precomunistas
no deberían haber regresado al puesto de élite económica.
Pero lo que descubre Alberto Alessina y sus coautores en esta investigación es que las
diferencias, las desigualdades sociales en China por parte de los nietos de las antiguas
élites económicas prácticamente han regresado a su punto de partida varias décadas después.
Este gráfico la verdad es que es interesantísimo y resume a la perfección las conclusiones
del paper. Como podemos observar antes del comunismo en China, las familias más acaudaladas
del país, no estamos hablando de los ultrarricos sino de lo que podría ser clase media alta,
tenían unos ingresos promedio superiores en un 20% al resto de la sociedad china, es decir,
que quienes formaban parte de lo que podríamos definir las élites económicas chinas en
términos promedio ganaban un 20% más que lo que podríamos llamar no élites.
Pues bien, los hijos de las élites y de las no élites durante la reforma agraria y la
revolución cultural alternaron posiciones, es decir, que la reforma agraria y la revolución
cultural sí sirvieron para combatir a corto plazo las desigualdades en China. Es más,
el diferencial se invirtió. Los hijos de las familias que no formaban parte de la élite
económica china antes del comunismo pasaron a ganar un 5% más en promedio que los hijos
de las familias de las élites, es decir, que el diferencial de 20 puntos no solo desapareció
sino que se convirtió en un diferencial de 5 puntos en favor de las no élites.
Pero ¿qué ha sucedido tras la caída del maoísmo en China? Pues que el diferencial
se ha vuelto a abrir en favor de los nietos de las familias que antes del comunismo formaban
parte de la élite económica. En el gráfico se habla de un diferencial del 12% de ingresos
en favor de los nietos de las élites frente a los nietos de las no élites, pero a día
de hoy ya está en el 16%. Es decir, prácticamente se ha restablecido toda la desigualdad previa
al comunismo, pero es que además se ha restablecido no de manera aleatoria, sino que quienes
eran más ricos antes del comunismo son hoy también más ricos, al menos en promedio.
Y este otro gráfico nos cuenta una historia similar. Antes del comunismo, las élites
tendían a completar la educación secundaria en un 11% más que las no élites. Durante
la etapa comunista, reforma agraria y revolución cultural, este porcentaje se invirtió. Los
hijos de las no élites tendían a completar más la educación secundaria que los hijos
de las élites. Pero de nuevo, con el fin del maoísmo, esta brecha se ha vuelto a abrir
en favor de los nietos de las antiguas élites, y hoy los nietos de las élites tienen una
probabilidad un 11%, un 10%, un 11% superior a completar la educación secundaria que los
hijos de las no élites. De nuevo, hemos regresado a la casilla de partida.
¿Y por qué se han restablecido las desigualdades? Pues porque la desigualdad originaria de patrimonio,
de riqueza, no explica totalmente las desigualdades económicas actuales. Por ejemplo, Alberto
Alessina y sus coautores hallan que los nietos de las antiguas élites tienen una actitud
más empresarial, o tienden a trabajar durante más horas que los nietos de las no élites.
Es decir, que hay determinadas predisposiciones genéticas, hay determinados valores familiares,
hay determinadas conexiones sociales que es muy complicado erradicar desde la política
o incluso imposible, salvo erradicando a la persona. Y en la medida en que la riqueza
tenga mucho que ver con estas cuestiones, y no tanto con una especie de expropiación
arbitraria originaria, es decir, en la medida en que la generación de riqueza tenga que
ver con ciertas capacidades, habilidades, conocimientos o tradiciones personales, familiares
y del entorno social, la destrucción de riqueza, la erradicación de la riqueza en
un momento del tiempo, no evitará que en el futuro esa riqueza se vuelva a reconstituir,
se vuelva a crear, y además se vuelva a crear especialmente por parte de aquellos que están
especialmente inclinados, capacitados, habilitados, conectados para generar esa riqueza.
De modo que los intentos para erradicar de raíz esas desigualdades económicas solo
conducirán a corto plazo a un cercenamiento absoluto de las libertades y a un empobrecimiento
masivo de la población, que es justo lo que ocurrió bajo el maoísmo, y a largo plazo
a una frustración absoluta, porque las desigualdades originarias volverán a aparecer después
de todos los gigantescos sacrificios, sociales, económicos y humanos impuestos por la política
en su plan ingenieril por erradicar la desigualdad.
Quizá la aspiración de muchos pensadores socialistas de alcanzar una sociedad perfectamente
igualitaria sea una aspiración del todo incompatible con la naturaleza humana, y quizá a lo máximo
a lo que podamos aspirar no sea una sociedad perfectamente igualitaria, sino una sociedad
razonablemente libre, y eso desde luego no sería poco.