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Gustavo Petro desprecia intelectualmente a Javier Milei por no saber qué es el socialismo,
pero en realidad es bastante probable que sea Javier Milei quien entienda y conozca
mejor el significado de socialismo que el propio Gustavo Petro.
Veámoslo.
En una reciente entrevista le preguntaron al presidente de Argentina, Javier Milei,
su opinión sobre diversos líderes internacionales y cuando llegó la hora de enjuiciar al presidente
de Colombia, Gustavo Petro, sucedió lo siguiente.
¿Gustavo Petro?
Un comunista asesino que está hundiendo a Colombia.
Y después de estas declaraciones, el gobierno colombiano llamó a consultas a su embajador
en Argentina.
El gobierno de Colombia rechaza enérgicamente esta declaración, que atenta contra la honra
del primer mandatario, quien ha sido elegido de manera democrática y legítima.
Las palabras del presidente Milei desconocen y vulneran los profundos lazos de amistad,
entendimiento y cooperación que históricamente han unido a Colombia y Argentina y que se
han reforzado a lo largo de dos siglos.
Uno desde luego puede entender el descontento del gobierno colombiano después de que un
presidente de un estado extranjero acuse al presidente de Colombia de comunista asesino,
incluso que termine llamando a consultas a su embajador.
Es obvio que esta descalificación, desde el presidente de Argentina al presidente
de Colombia, enturbia las relaciones diplomáticas.
Pero también hay que decir que Gustavo Petro, ya como presidente de Colombia, ha dirigido
descalificativos similares hacia Javier Milei.
Por ejemplo, el 29 de agosto, es decir, después de que Milei ya hubiese quedado primero en
las PASO, en las elecciones primarias de la Argentina, Petro reaccionó a unas declaraciones
de Milei, donde decía
¿Qué es en el fondo un socialista? ¿Es una basura?
Petro reaccionó a esto señalando que eso mismo decía Hitler, es decir, comparando a
Javier Milei con Hitler.
Y el 15 de noviembre de 2023, es decir, justo antes de la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales, donde Javier Milei podría haber salido electo presidente de la Argentina,
como finalmente sucedió, Petro escribió lo siguiente en su cuenta de Twitter.
En Argentina se decide no solo el futuro de su pueblo, sino la esperanza de América.
Esperanza o Barbarie, deciden los argentinos.
Un Milei que nos regresa a Pinochet y Videla, o un masa que pueda abrir caminos de esperanza.
Bueno, aquí lo relevante es que Petro está comparando a Milei con dos dictadores asesinos.
Por tanto, si Javier Milei se ha equivocado diciendo lo que ha dicho, y creo que se ha
no necesariamente por el fondo de las declaraciones, sino por el cargo que ocupa quien las ha pronunciado,
desde luego Gustavo Petro se equivocó en la misma medida con estas otras declaraciones.
Es más, ya como presidente electo de la Argentina, Gustavo Petro dirigió un mensaje felicitando,
con muchas comillas, a Javier Milei, volviendo a calificarlo de extrema derecha.
Ha ganado la extrema derecha en Argentina. Es la decisión de su sociedad.
Triste para América Latina y ya veremos.
El neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad.
No puede responder a los problemas actuales de la humanidad.
Como ya hemos explicado en otras ocasiones, el término extrema derecha es un término bastante elástico.
Pero claro, cuando lo colocamos en el contexto de las declaraciones previas de Petro,
Milei es como Hitler, Milei es como Videla, Milei es como Pinochet.
Reiterar que Milei es de extrema derecha es reiterar que Milei es similar a Hitler, a Videla o a Pinochet.
Es decir, dictadores asesinos.
Y estas son unas declaraciones del presidente de Colombia al ya presidente,
porque ya había ganado las elecciones, era presidente electo de la Argentina.
Pero Petro no se ha limitado a llamar a su embajador en Argentina a consultas para protestar
que Milei le haya hecho a él lo que previamente él le había hecho a Javier Milei.
Sino que además, con posterioridad, Petro también ha querido despreciar intelectualmente a Javier Milei,
como señalando que Milei es un ignorante, porque ha llamado socialista, comunista a Gustavo Petro.
Y claramente, Petro no es ni socialista ni comunista,
despreciando por tanto el conocimiento histórico, ideológico de Javier Milei,
que utilizaría, según Gustavo Petro, el término socialista o el término comunista muy a la ligera
y sin ningún tipo de rigor ideológico e histórico.
Escuchemos a Gustavo Petro queriéndoselas dar de superior intelectual frente a Javier Milei.
No se trata, porque nos atacan de comunistas, de socialistas,
que el Estado sea el dueño del medio de producción.
Claro, lo que nos ataca no tiene ni idea qué es comunismo y qué es socialismo.
De paso, informo, socialismo es el modo de producir
a través del cual el Estado es dueño de los medios de producción. Punto.
En su libro El Estado y la Revolución, Lenin nos explica que el comunismo tiene dos fases.
Una primera etapa en la que subsiste el Estado y este se hace con el control de todos los medios
de producción para planificar centralizadamente la economía. Y una segunda fase en la que el
Estado ya desaparece y los medios de producción se vuelven totalmente comunitarios.
A la primera fase del comunismo, Lenin la llamó socialismo. Y a la segunda etapa del comunismo,
en la que el Estado ya ha desaparecido y los medios de producción son comunitarios,
sin un Estado, repito, que planifique la totalidad de la producción social,
a esa segunda etapa Lenin la llama comunismo en sentido estricto.
Pero esta únicamente es una posible definición de socialismo y de comunismo. De hecho,
es una definición de socialismo y de comunismo que ni siquiera el propio Marx aceptaba. Tanto
Marx como Engels usaban indistintamente los términos socialista y comunista. Para Marx
y Engels, lo que Lenin y Petro consideran socialismo, es decir, la propiedad estatal
de los medios de producción, que vaya transitando hacia la abolición del propio Estado y el control
comunal de los medios de producción, esa etapa de transición sería más bien la dictadura del
proletariado. Porque es una etapa en la que las distinciones de clase todavía no han desaparecido
por entero, de ahí que el proletariado utilice el Estado como herramienta de dominación de clase
para terminar de completar la transición al comunismo, y solo una vez se haya llegado al
comunismo o al socialismo, porque, repito, Marx y Engels no distinguen terminológicamente entre
esos términos, solo cuando se haya llegado al socialismo o al comunismo, el Estado y las
relaciones de clase, incluso las relaciones de propiedad propiamente dichas, solo entonces
desaparecen. Dicho de otra manera que Gustavo Petro está definiendo socialismo de una manera que ni
siquiera Marx aceptaría. Pero es que además tampoco Marx tiene un monopolio a la hora de
definir qué es el socialismo. Pensemos que cuando Marx comienza a desarrollar su producción
intelectual ya había socialistas en el mundo. De hecho, Marx necesita diferenciarse a él y a
sus ideas y a su movimiento político de los socialistas de la época, a los que denomina
socialistas utópicos. ¿Y por qué llama a personas como Owen, Fourier, Saint-Simon o incluso Froudon
socialistas utópicos? Porque eran pensadores que se conformaban con introducir reformas sociales
dentro del sistema capitalista existente, pero no querían erradicar las relaciones de propiedad
de base, la propiedad privada de los medios de producción, como forma de transformación social.
Y Marx pensaba que esas propuestas de reforma social dentro del capitalismo estaban inherentemente
condenadas a fracasar porque contradecían la raíz del modelo de producción capitalista,
que es, según Marx, la extracción de la plusvalía al obrero para seguir acumulando capital de manera
creciente e indefinida. Y por tanto, parchear el capitalismo, según Marx, no podía funcionar,
porque atentaba contra el propósito estructural del capitalismo y porque, además, en última
instancia, mientras se estuviera en el capitalismo, el trabajador se iría sí o sí,
por definición, para Marx, explotado. Por eso, el socialismo científico que propugnaba Marx
abogaba por despertar la conciencia del proletariado para ir a la raíz del problema.
Y la raíz del problema eran las relaciones sociales de producción, las relaciones de
propiedad que condenaban a una parte de la población, al proletariado, a quedarse desposeídos
sin medios de producción, para ser explotado por otra parte de la sociedad, la burguesía o la
clase capitalista. Sea como fuere, antes de Marx ya había socialistas, socialistas que no se definían
a sí mismos ni como Marx definía el socialismo científico ni, por supuesto, como Lenin definía
el socialismo. De ahí que cuando Gustavo Petro, con enorme condescendencia y arrogancia, dice,
mirad este ignorante de Javier Milei que ni siquiera sabe definir el socialismo,
porque el socialismo siempre ha sido la propiedad estatal de los medios de producción. En realidad,
quien está quedando como un ignorante es él mismo. Como ya explicamos en un vídeo anterior,
Milei está definiendo socialismo de un modo distinto a cómo se suele definir habitualmente.
Él es consciente de que está haciendo eso y él suele advertir de que la definición de socialismo
que está utilizando no es la más común, no es la más extendida. Y a mí personalmente es
una definición de socialismo que no me gusta, pero cuya lógica, cuyo sentido, entiendo.
Ahora bien, que Gustavo Petro se indigne porque considere que es imposible, es inaceptable,
definir socialismo de una manera distinta a la propiedad estatal de los medios de producción,
lo único que pone de manifiesto es que el que no tiene ni idea de la historia de las ideas,
de la historia de las ideologías, de cuáles han sido las acepciones históricas del término
socialista es el propio Gustavo Petro. Pero vamos, que tampoco hace falta ser un erudito en la historia
de las ideas para ser consciente de que socialismo no tiene por qué ser únicamente la propiedad
estatal de los medios de producción. Si acudimos a la RAE, a la Real Academia Española, la primera
acepción, la primera, ¿eh? Una sexta, séptima, octava acepción muy escondidas por ahí. No,
la primera acepción que encontramos de socialismo es la siguiente. Socialismo,
sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o
estatal, no estatal únicamente, sino colectiva o estatal, por tanto puede no ser expresamente
estatal, también puede ser un sistema de propiedad colectiva de los medios de producción y distribución
de los bienes. Es decir, que es falso que únicamente se pueda utilizar socialismo para referirse a un
modelo de sociedad basado en la propiedad estatal de los medios de producción. También puede ser
socialismo un modelo de sociedad basado en la propiedad colectiva, no estatal, colectiva,
de los medios de producción. Por ejemplo, imaginemos que los medios de producción son
propiedad de cooperativas obreras. No existe, por tanto, el capital propiamente dicho,
sino que son los productores libremente asociados en forma de cooperativas, los que fabrican los
bienes económicos y luego o los consumen internamente, y ahí tendríamos una cooperativa
tipo comuna, o bien intercambian esos bienes económicos que han producido dentro de su
cooperativa por los bienes económicos que han producido otras cooperativas. En este caso tendríamos
una propiedad cooperativista colectiva de los medios de producción mientras subsistiría el mercado,
de ahí que muchos autores y muchos académicos denominen a este modelo socialismo de mercado,
porque desaparece la propiedad privada capitalista, no hay socios capitalistas que
dentro de una empresa se limiten meramente a aportar financiación, sino que todos los socios
de una compañía, de una cooperativa, son también trabajadores. Por tanto, repito,
no existe propiedad privada capitalista, pero sí existe mercado, mercado a través del cual se
intercambian las mercancías producidas, fabricadas por las distintas cooperativas.
Esto académicamente se denomina, repito, socialismo de mercado, y aquí no hay propiedad
estatal de los medios de producción. Y si Gustavo Petro no desconociera todo esto,
entonces a lo mejor no se escandalizaría tanto de que lo llamaran socialista, no socialista en
el sentido leninista, de partidario de la propiedad estatal de los medios de producción,
que probablemente en muchos ámbitos también. Pero sí socialista en la acepción de socialista
de mercado, es decir, de una persona partidaria de ir aboliendo progresivamente la propiedad
privada capitalista para reemplazarla por una propiedad colectiva, comunal, cooperativista
de los medios de producción que puedan crear bienes económicos en forma de mercancías que
intercambiar a través del mercado. Y si no, escuchemos cómo Gustavo Petro, en este mismo
discurso, acto seguido de haber despreciado a Javier Millet por haberlo llamado socialista,
sin saber, según Petro, qué es el socialismo, escuchemos cómo Gustavo Petro define su propio
modelo económico, su propio modelo de sociedad. Pues eso no es lo que estamos buscando nosotros.
Nosotros creemos y queremos que los medios de producción estén en manos del pueblo,
no del Estado. Por eso el puerto debe ser una concesión a las cooperativas de la gente que
trabaja la pesca. Y por eso el muelle en Buenaventura debe ser de las cooperativas
genuinas de pescadores de Buenaventura, no de cooperativistas de mentiras que estando
con la mafia de atrás aparentan ser cooperativistas para quedarse con el puerto. Eso no. En este
gobierno no lo admitimos. Petro está diciendo que su modelo económico se basa en la propiedad
cooperativista de los medios de producción. Y eso, querido Gustavo Petro, se llama socialismo,
socialismo cooperativista, socialismo de mercado, pero socialismo. De hecho,
un académico tan reputado como Jeffrey Hodson, editor del Journal of Institutional Economics,
en su libro Es el socialismo viable, efectúa una distinción entre lo que podríamos llamar
macrosocialismo y microsocialismo. La parte primera de este libro se dedica a analizar el
socialismo y la primera tarea es acotar su significado. Y aunque históricamente ha habido
cierta variación entendible en su uso, se demuestra que ha habido una idea predominante
desde su nacimiento, que es la propiedad comunal. En este libro se efectúa una distinción entre
socialismo pequeño y socialismo grande o microsocialismo y macrosocialismo. El
microsocialismo fue impulsado por Robert Owen, entre otros. Se refiere a comunidades socialistas
de pequeña escala o cooperativas de trabajadores. En el capítulo segundo del libro exploramos
distintas experiencias históricas de este microsocialismo en diversas formas. Las
comunidades socialistas del siglo XIX en Estados Unidos no duraron demasiado. Un
problema clave de las mismas fue el establecimiento de cohesión social y de gobernabilidad dentro del
grupo. Los kibbutz en Israel originalmente recibieron mucha ayuda exterior. Cuando esta
ayuda disminuyó, la mayoría de estos kibbutz se sintieron forzados a abandonar sus objetivos
socialistas. Las empresas administradas por trabajadores en Yugoslavia fueron relativamente
exitosas durante un tiempo, pero siempre se enfrentaron a restricciones estatales a su
autonomía. En este libro argumentamos que el socialismo a pequeña escala, el microsocialismo,
para ser viable necesita que los mercados desempeñen un papel muy importante. Y esto es algo que muchos
socialistas rechazan. En el capítulo 3 del libro, en cambio, analizamos la experiencia histórica del
socialismo a gran escala o del macrosocialismo, donde la mayoría de los medios de producción son
propiedad del Estado. Esta es la definición de socialismo que maneja Petro, la única que maneja
Petro, sin tener en cuenta la definición de socialismo a pequeña escala o de microsocialismo
que Hodson está acotando en este libro recogiendo toda la tradición histórica sobre qué significa
socialismo. El socialismo a gran escala tiene muchísimos problemas que han sido demostrados
por la experiencia histórica. La principal conclusión es que la democracia y los derechos
humanos necesitan de un contrapoder que solo se hace posible a través de una economía de mercado
sin un sector público hipertrofiado. Por tanto, los conocimientos de Gustavo Petro sobre qué ha
significado históricamente el socialismo son conocimientos más bien limitados. Y, oye, que
tampoco pasa nada porque lo sean. Pero, claro, cuando intentas aleccionar a Javier Millay llamándole
subrepticiamente ignorante por desconocer qué es el socialismo, cuando, en realidad,
quien desconoce qué puede ser el socialismo, qué ha sido históricamente el socialismo,
no solo la propiedad estatal de los medios de producción, sino también la propiedad
comunal cooperativista de los medios de producción, cuando quien desconoce todo
esto eres tú y quieres aleccionar a terceros por desconocerlo, cuando probablemente no lo
desconozcan, pues digamos que quedas un poquito mal. Y si uno ya remata este arrogante discurso
diciendo que él no es socialista porque él solo busca la propiedad cooperativa de los
medios de producción, pues entonces te has enterrado tú solo.