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En el vídeo de ayer que podéis encontrar arriba en las pestañas
y explicamos la razón por la que Nisan, la planta de Nisan en Barcelona,
había echado el cierre en Barcelona.
Esencialmente, la demanda mundial de automóviles ha ido cayendo en los últimos años
como consecuencia de las políticas deliberadas de los gobiernos
por desincentivar el uso del automóvil privado con motor de combustión
y en consecuencia Nisan ha decidido reorganizar sus plantas
conjuntamente con su socio, Ronald Dimitri Vichy, para reducir la sobrecapacidad global
de la que adolece la empresa.
Ante este cierre de la planta de Nisan en Barcelona, algunos sectores de la sociedad
y de la política, por ejemplo, Inigo Rejón o el mismísimo vicepresidente
segundo el gobierno, Pablo Iglesias, han planteado, han postulado la posibilidad
de nacionalizar la planta de Nisan para así dar continuidad a las operaciones productivas
y sobre todo al empleo que generaba.
Pero, ¿realmente nacionalizar la planta de Nisan en Barcelona es una buena idea?
¿Realmente traería buenas consecuencias para la economía española?
Bueno, en este vídeo vamos a explicar por qué no
y lo vamos a explicar a través de tres razones fundamentales, de tres motivos básicos
por los que es un gran error, sería un gran error nacionalizar la planta de Nisan en Barcelona.
Primero, aunque fuera posible expropiar esa planta y mantener las operaciones
tal cual se venían produciendo hasta la fecha, esa planta es tremendamente ruinosa.
Ya lo hemos explicado, la demanda mundial de vehículos con motor de combustión está a capa caída.
Como consecuencia, esta planta estaba operando sólo al 30% de su capacidad.
O dicho, otra manera, el 70% de esa planta se mantenía ocioso.
Nisan tenía que hacer frente a todos los gastos, al 100% de los gastos,
pero únicamente era capaz de, digamoslo así, rentabilizarla, mantenerla en funcionamiento en un 30%.
De hecho, el motivo por el que Nisan cierra esta planta en Barcelona
no es porque sea rentable, no es porque sea muy provechosa, no es porque sea muy beneficiosa,
sino porque pierde dinero, palma dinero con esta planta.
En consecuencia, si el gobierno se apropia de ella y mantiene las operaciones
tal cual se venían produciendo hasta la fecha, lo único que tendremos
es que el gobierno se hará cargo de las enormes pérdidas de esa planta.
Es decir, estaremos ante un proceso de socialización de las pérdidas.
Socialización de las pérdidas, que no sería muy distinta a la que tuvo lugar,
hace prácticamente una década con respecto a las cajas de ahorro.
Si aquello era criticable, y lo era, los liberales lo criticamos en primer lugar,
antes incluso de que existiera Podemos, porque suponía trasladarles a ciudadanos
totalmente inocentes, a contribuyentes que no habían tenido nada que ver.
En la pésima gestión que se había desarrollado con las cajas de ahorros,
suponía trasladarles a esas personas inocentes los costes de la imprudencia,
los costes de la irresponsabilidad, los costes de la negligencia ajena.
Y eso, evidentemente, es algo que no debe tolerarse ni desde un punto de vista moral,
una persona inocente no tiene por qué cargar con los errores ajenos,
pero también desde un punto de vista económico.
Si mandamos la señal a los agentes económicos de,
si tú te equivocas muchas veces y de manera muy grabosa,
no te preocupes porque otro será el que responderá en tu lugar,
evidentemente el incentivo que estamos generando es a que todo el mundo
cometa sistemáticamente, deliberadamente errores,
tratando de traspasarle el fardo a otras personas que se hayan comportado.
De manera más prudente.
Pues bien, estos argumentos que eran válidos para el rescate de las cajas
siguen siendo plenamente válidos para este rescate nacionalización,
expropiación de la planta de Nisan en Barcelona.
Nacionalizar Cataluña-Caixa, Nueva Caixa-Galicia, incluso Banquia
ha sido un negocio horroroso para el Estado,
ha perdido miles de millones de euros,
el agujero que se espera, que se va a generar como consecuencia
de estas nacionalizaciones de las cajas de ahorros,
ronderá los 40.000 millones de euros, y evidentemente a menor escala,
pero evidentemente también sería un negocio horroroso
en el caso de la nacionalización de la planta de Nisan.
Pero en segundo lugar, la crítica anterior partía del presupuesto
de que, después de nacionalizar la planta de Barcelona,
ésta sea capaz de seguir operando tal como venía operando
bajo la dirección de Nisan, pero este presupuesto es un presupuesto falaz.
Si el Gobierno nacionaliza la planta de Nisan en Barcelona,
lo único que en verdad está nacionalizando es una nave industrial,
alguna maquinaria específica, varias barras de acero,
pero no está nacionalizando el modelo, que además ni siquiera era bueno,
como hemos visto, pero ni siquiera está nacionalizando el modelo de negocio de Nisan.
Quedarse con esa nave, con esa maquinaria, con esas barras de acero,
no habilita al nuevo propietario de todo eso, al Gobierno,
a empezar a producir los mismos modelos de vehículos que estaba produciendo Nisan.
¿Por qué razón? Pues porque nacionalizando una planta,
no estás nacionalizando ni los diseños industriales
que te permiten producir determinadas categorías de automóviles.
Ni estás nacionalizando la marca, ni estás nacionalizando la red de proveedores,
ni estás nacionalizando la red de distribuidores.
Es decir, te quedarías con una planta, con una nave, con una maquinaria,
con unas barras de metal, pero no tendrías la capacidad de transformar todo eso
en productos finales ampliamente demandados en el mundo
y que puedan fácilmente distribuirse a sus usuarios finales.
¿Por qué? Pues porque tendrías un nuevo vehículo que no sería conocido en ningún lado del mundo,
que además, antes de empezar, habría que comenzar por diseñarlo,
por testarlo, por promocionarlo, hacer las componentes campañas de marketing,
y aún así, cuando lo conseguirás sacar,
cuando lo conseguirás empezar a producir y a comercializar,
todavía no tendrían ni nombre comercial reconocido, ni imagen de marca,
y por tanto, sería muy difícil de colocar a través de unas redes de distribución que tampoco tendrías.
Por consiguiente, el gobierno quedándose con la planta de Nissan no hace absolutamente nada.
De verdad, nos creemos que si Nissan ha sido incapaz de rentabilizar esa planta,
el gobierno, sin ningún tipo de experiencia en la gestión de ese tipo de empresas,
con los peores incentivos posibles a hacerlo bien, porque los incentivos serán,
por ejemplo, a seguir subiendo los salarios del personal, a contratar a más gente,
a colocar a directivos que tengan un perfil más de comisario político que de empresario,
los propios directivos no tendrían además que rendir ningún tipo de cuentas,
porque si pierden dinero, esas pérdidas son directamente transferidas al presupuesto estatal,
es decir, socializadas entre los contribuyentes, etcétera.
De verdad, nos creemos que un gobierno sin capacidad de gestión, sin experiencia de este tipo de negocios,
va a ser capaz de sacar adelante esa nave, esa maquinaria, esas barras de acero,
de una manera en la que Nissan, con muchísima más experiencia,
muchísimas más redes de contactos, muchísima mejor imagen de marca,
muchísimos mejores diseños industriales, no ha sido capaz de sacar.
Pues, evidentemente, no será un fracaso estrepitoso,
porque es que además, insisto, en el mundo hay sobrecapacidad de vehículos.
Por tanto, ya no es que los consumidores estén peleando por comprar cualquier coche que se ponga a la venta, ¿no?
Precisamente porque hay muchísimas marcas y todas ellas muy buenas,
y no hay tanta demanda para toda la sobrecapacidad instalada que hay en el mundo,
los consumidores están siendo súper exigentes con qué compran y a qué precio lo compran,
y no hay, por tanto, espacio para nuevos jugadores en este mercado.
La única gran automovilística que se ha creado en los últimos 30 años ha sido Tesla.
De verdad, nos creemos que el Gobierno de España va a ser capaz de crear otro Tesla
en esa planta nacionalizada de Barcelona. Evidentemente, no.
Aunque los partidarios de la nacionalización así parecen creerlo,
y lo que nos dicen es que habría que reconvertir esa planta en una planta que produzca automóviles eléctricos
y, por tanto, ecológicamente sostenibles.
Aunque esto fuera así, aunque este proyecto pudiera ser viable,
¿cuánto tiempo tardará el Gobierno desde que empieza a diseñar los automóviles eléctricos
hasta que los termina comercializando a productores finales en unas condiciones de rentabilidad?
Porque Tesla ni siquiera oye rentable. En unas condiciones de rentabilidad,
con respecto a los gastos desembolsados, ¿cuánto tiempo tardaría en que esto se produzca?
¿Cuánto tiempo desde que empieza a diseñar hasta que logra vender suficientes automóviles
para que la planta sea rentable? Pues desde luego muchos años.
Si es que llegara a ser el caso, que además no lo sería, pero aunque llegara a ser el caso en algún momento,
muchísimos años. Y mientras tanto, ¿quién paga todo esto?
Es decir, hasta que podamos empezar a producir y comercializar vehículos eléctricos rentables
que sean capaces de pagar todos los salarios de los trabajadores de la planta,
con esos trabajadores que hacemos, los mantenemos de brazos cruzados,
los mandamos a casa con un ERTE que vaya a durar 4, 5, 6, 7, 10 años,
o directamente lo que haríamos sería vivir del presupuesto sin producir nada, que esa es la realidad.
El Gobierno, por tanto, cuando habla de nacionalizar la planta de Nissan,
en realidad de lo que está hablando es de hacerse cargo de las nóminas de los trabajadores de la planta de Nissan
con la excusa, con la apariencia de que esos trabajadores están haciendo algo
que más o menos les haga merecedores del salario público que se les pagaría.
Pero evidentemente sabemos que esos trabajadores no podrían hacer a corto, medio y medio largo plazo
nada de valor, porque no eran capaces de hacerlo con Nissan.
De ahí que Nissan haya cerrado y no podrían hacerlo tampoco con un nuevo modelo de negocio
que empezara ahora a diseñar el Gobierno y que tardara años, sino décadas, en ser rentable.
Por consiguiente, estaríamos exactamente en el mismo escenario que antes, pero peor.
Es decir, ya no se trataría solo de que nacionalizar la planta de Nissan
le acarrearía al Gobierno las mismas pérdidas que Nissan estaba experimentando con esa planta,
sino que le acarrearía pérdidas muy superiores, mucho mayores a las que estaba experimentando Nissan.
¿Y quién pagaría todo esto? Evidentemente el contribuyente.
Sería el contribuyente quien se haría cargo de socializar esas pérdidas.
Sería el contribuyente el que estaría subsidiando o subvencionando que determinados trabajadores
se mantuvieran en puestos que no generan valor, sino que parasitan el valor que están generando otros,
es decir, los contribuyentes.
Y en tercer lugar, la tercera razón por la que sería una mala idea nacionalizar la planta de Nissan
es que solo hay dos opciones para nacionalizarla.
Una es expropiarla pagando el justi precio a Nissan, en cuyo caso aún le haríamos un favor,
porque Nissan básicamente lo que hace es largarse y tratar de vender al mejor postor la nave,
los materiales, la maquinaria, y desde luego, si lo intenta vender, pues obtendrá una fracción
muy pequeña del precio de esos bienes de capital, pero si el gobierno lo es propia y le tiene que pagar
un justi precio, probablemente le termine pagando un precio más alto a Nissan que el que conseguiría a Nissan
liquidando esos materiales en el mercado.
Y la otra alternativa es la confiscación, es decir, que el gobierno nacionaliza la planta
sin pagar ningún tipo de compensación a Nissan.
En ambos casos, expropiación con compensación o confiscación sin compensación, estamos ante un disparate
que haya expropiación con compensación implica que el contribuyente todavía tendrá que hacerse cargo
de más gastos, y en este caso además, gastos para subsidiar, para subvencionar que Nissan se vaya de Barcelona,
porque le saldría más barato irse con expropiación y buena compensación, evidentemente, si es un justi precio
mañado a la baja, ¿no? Pero si es una compensación razonable, sí, por tanto, el contribuyente
se estaría haciendo cargo de pérdidas para subsidiar que Nissan se vaya en mejores condiciones
de Barcelona, y si es confiscación sin compensación, nos imaginamos el mensaje que estamos lanzando
a partir de ese momento a los inversores extranjeros, si vienes a invertir a España y las cosas te van mal
y, por tanto, quieres desinvertir en España, antes de que desinviertas, te vamos a confiscar tu inversión
sin ningún tipo de compensación. Estaríamos elevando clarísimamente el coste para los inversores extranjeros
de venir a nuestro país, les estaríamos básicamente expulsando, les estaríamos amenazando con
cuidado si entras en España, porque si entras o no sales, o si sales, te va a salir tremendamente caro salir
porque te voy a robar lo que has introducido en el país. Con Fiskarnisan, por tanto, nos podría salir
aparentemente gratis, pero en verdad el coste se materializaría en pérdidas de inversión futura
de otros inversores. En definitiva, la nacionalización de Nissan es un disparate absoluto porque conllevaría
pérdidas brutales para los contribuyentes y no estamos para socializar pérdidas, y porque además podría
mandar un mensaje muy equívoco y muy peligroso a los inversores internacionales. Lo que tiene que hacer
Nissan es cerrar, y lo que tiene que hacer el gobierno no es nacionalizar la planta, es sentar las bases
para que crear empresas y encontrar empleo en este país sea lo más sencillo posible, de manera que los
trabajadores de Nissan que quedan desempleados puedan recolocarse en otros sectores de la economía donde
sí generen valor a diferencia de lo que sucedía en la no rentable en la deficitaria planta de Nissan.
Lo contrario, nacionalizar para subsidiar la improductividad a lo único que nos conduce es al estancamiento
y al empobrecimiento del conjunto de la sociedad.