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Tercer y último vídeo sobre toda la polémica que ha despertado la cuestión del pimparentad
Recordemos los dos anteriores vídeos, en el primero trate de explicar
por qué la patria potestat recae sobre los padres y por tanto porque son los padres
quienes en general tienen pleno derecho a determinar y orientar la educación de sus hijos
y en el segundo vídeo lo que vimos es que cuando los hijos, cuando los menores alcanzan un grado de madurez cognitiva
suficiente como para responsabilizarse sus decisiones, entonces su voluntad, su decisión, su criterio
a de prevalecer tanto sobre la patria potestat de los padres que es únicamente una institución de tu tela
para proteger al menor cuando éste no tiene capacidad para decidir
y también, por supuesto, frente al criterio del estado
Por consiguiente, la cuestión del pimparentad, es decir, del veto parental a determinados contenidos
extracurriculares impartidos en la escuela o más en general con respecto a la configuración del currículo escolar
que es determinado hoy por el estado, debería resolverse con la siguiente jerarquía
si el menor ya tiene un grado de madurez cognitiva suficiente, decide el menor, en su ausencia deciden los padres
pero desde luego el estado no es quien tiene una prioridad moral para obligar al menor a tomar un determinado curso de acción
o para obligar a los padres a que ejerzan la tutela en favor del menor de una determinada manera
Sin embargo, es cierto que esta solución deja un flanco abierto
y es que sucede con comportamientos abiertamente incibicos
No en vano los defensores de la asistencia obligatoria a este tipo de cursos en los que supuestamente se instruye
a los alumnos acerca de la importancia de la tolerancia hacia la diversidad sexual o acerca de la igualdad entre hombres y mujeres
Como digo, los defensores de estos cursos de asistencia obligatoria argumentan que son necesarios para que los alumnos desarrollen
un comportamiento cívico que es indispensable para un mínimo de convivencia en sociedad
Y puede que algunas de sus afirmaciones sean exageradas pero es verdad que atenta contra la convivencia mínima
el que una persona agreda a otra persona por el hecho de ser homosexual o que un hombre maltrate a una mujer por el hecho de ser mujer
o porque crea que tiene una preminencia moral y social del hombre frente a la mujer
Por tanto, si estos problemas existen y ciertamente existen tanto en la etapa como adultos como en la etapa como menores
el bullying y el acoso escolar es un problema más que cierto y más que grave de nuestros centros educativos
y por tanto hay que darle algún tipo de respuesta que se encamine sobre todo a proteger a la víctima del acoso
por ejemplo por su orientación sexual y también a prevenir que ese bullying, que ese acoso se repita en el futuro
Por tanto, si esto es así, ¿qué alternativa existe a que todos los alumnos asistan obligatoriamente a cursos
supuestamente de reeducación cívica pero que obviamente pueden ser instrumentados
hay el peligro también muy cierto de que sean instrumentados para adoctrinar o para inculcar otras ideologías
ya no tan positivas o ya no tan necesarias sobre los menores
Bueno, creo que aquí la respuesta tiene que ser muy parecida a la que se otorga con los mayores
En este caso no hay porque hacer grandes distinciones entre menores y adultos
En particular, lo primero, obviamente, es proporcionar protección y atención psicológica a la víctima
que sufre acoso o discriminación por cualquier cuestión, por ejemplo, por su orientación sexual
Pero esto, como digo, no es suficiente porque si los comportamientos incibicos o los comportamientos, incluso delictivos
persisten pues el menor va a seguir sufriendo de esos comportamientos que no tienen ninguna obligación de sufrir
Por tanto, ¿qué hacemos con aquellos menores que manifiestan un comportamiento abiertamente incibico
hacia otros de sus compañeros? ¿Qué hacemos con los menores que practican el bullying, el acoso
que vejan a otros niños por su orientación sexual, por su raza o por su religión?
Pues en ese caso, tal vez sí estaría justificado que esos menores que han acreditado su incibilidad
sí asistan obligatoriamente a cursos donde se les explique por qué su comportamiento no está bien
y por qué su comportamiento no es aceptable en sociedad
Como digo, esto no es tan distinto a lo que sucede con los adultos
Si un adulto es un delincuente, si un adulto es un criminal, también se les confieren charlas encaminadas a su reinserción social
y esas charlas son de asistencia obligatoria ¿Por qué son de asistencia obligatoria?
Porque el criminal, cuando ha cometido un delito, tiene que cargar con una sanción
y parte de la sanción, parte de la forma de restituir socialmente el daño que ha generado
es someterle a un programa de reeducación cívica para evitar que reitere ese comportamiento delictuoso en el futuro
En el caso de los menores puede suceder lo mismo, es decir, un menor que está insultando a un compañero
está generando un daño sobre ese compañero, sobre todo si el insulto es reiterado
y además con una finalidad de marginar y de acosar a ese alumno
y por tanto en función del daño que esté generando desde los insultos a la agresión abierta
se pueden modular diversas sanciones entre, insisto, las que se incluyan esa reeducación cívica
para prevenir la reiteración de ese comportamiento en el futuro
atentan estos cursos de asistencia obligatoria únicamente para aquellos menores
que acreditan su incibilidad contra la libertad de los menores o contra la patria potestad de los padres
que a lo mejor aún así se niegan a que sus hijos acudan a esos cursos o a esas charlas
sí, en parte atenta obviamente contra esa libertad, tanto del menor como contra la patria potestad de sus padres
como también atenta contra la libertad del recluso, acudir a charlas donde se fomente o se intenta impulsar su reinserción social
pero es que justamente por haber acreditado que no es plenamente capaz de vivir en sociedad
que no tiene interiorizado los valores mínimos necesarios para respetar al prójimo
justamente por eso pierde parte de su libertad y justamente por eso los padres ven restringida parte de su patria potestad
porque también acreditan que no están ejerciendo
óptimamente esa patria potestad en tanto en cuanto el menor no es un menor todavía funcional dentro de la sociedad
no es un menor que haya interiorizado que hay que respetar a otras personas
creo que existe una diferencia enorme entre tratar a todos los adultos o a todos los menores como delincuentes actuales o en potencia
y sólo penalizar a aquellos adultos o aquellos menores que hayan cometido un delito o que hayan amenazado con cometer un delito o una falta contra el prójimo
no queda muy claro por qué los menores que respetan a otros menores y que son perfectamente tolerantes en aspectos muy diversos
como la diversidad sexual tienen que asistir a charlas supuestamente encaminadas a que interioricen unos valores
que ya despliegan en su comportamiento diario y que son charlas donde se corre el riesgo más que cierto
de que no sólo se impactan unos valores mínimos indispensables para la convivencia entre menores y entre adultos
sino también que se impacta contenido ideologizado que deforme otras de las ideas
no indispensables para la convivencia cívica y cordial por parte de esos adultos
por tanto si un menor no ha exteriorizado ninguna necesidad de requerir una reeducación cívica
no hay ningún motivo, sobre todo si él no quiere y si sus padres se oponen a que acuda a estas charlas
si un menor sí ha acreditado con sus actos que no ha interiorizado valores que insisto son mínimamente indispensables para la convivencia
entonces sí, ya sean charlas informales, si el grado de ataque a otros compañeros ha sido mínimo, quizá un insulto casual
o charlas y cursos ya más formados y sistemáticos si estamos ante comportamientos abiertamente disfuncionales y abiertamente incibicos
obviamente estos menores también correrán el riesgo de que en esos cursos en esas charlas se les inculquen ideas, valores
que son ajenos a los necesarios o los imprescindibles para la mínima convivencia, pero ese es un mal necesario que no se puede evitar
porque es verdad que el alumno necesita una reeducación cívica y por tanto tiene que pasar por esos cursos
el mal no se puede evitar, el riesgo no se puede evitar, se puede minimizar, eso sí
como se puede minimizar con controles rigurosos sobre el contenido y sobre la cualificación profesional de la persona que imparte esas charlas
pero en todo caso el riesgo de que se instrumenten las charlas para propósitos distintos a los que supuestamente tienen que atender
siempre estará ahí, pero como digo el alumno es verdad que necesita una reeducación y por tanto hay que asumir ese mal necesario
tiene la obligación de asumir ese mal necesario justamente porque no ha obrado bien, justamente porque ha mostrado su incibilidad
en definitiva, si un alumno es suficientemente maduro en términos cognitivos
es el alumno quien tiene que decidir si asiste o no asiste a actividades extracurriculares
si el alumno todavía no es cognitivamente lo suficiente maduro como para decidirlo
tienen que decidirlo sus padres porque sus padres son los tutores legales
y por tanto a quienes les compete modular cómo se forma, cómo se educa ese alumno
y por tanto ahí sí tendría plena cabida y plena justificación el PIN parental
y tercero, si un estudiante, si un menor acredita con sus actos
que no ha interiorizado valores mínimos indispensables para la convivencia
entonces en ese caso y sólo en ese caso sí se le puede obligar a que asista a cursos
donde exclusivamente se le transmitan esos valores mínimos para la convivencia
aún en contra del criterio de ese alumno y aún en contra del criterio de sus padres
salvo en todo caso que los padres propusieran una alternativa correctiva
que fuera igualmente válida para conseguir que ese alumno interiorice esos valores
el PIN parental por tanto es una herramienta que sí hay que considerar
es un instrumento que sirve para reinstaurar la patria potestad
de los padres, de los tutores legales sobre sus alumnos
pero no es el único instrumento que debemos adoptar para avanzar hacia un sistema educativo
más libre y más respetuoso hacia nuestros menores
como digo también hay que dotar de más responsabilidad a los menores
hay que liberalizar el sistema educativo para que haya alternativas formativas
muy distintas entre las que se pueda escoger y sólo subsidiariamente
en caso de que adultos y menores obren mal hay que sancionarlos
con cursos de reeducación sobre unos valores que acreditan que no han interiorizado