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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Muchas gracias Fernando, muchas gracias Mario, muchas gracias Miguel por vuestras palabras
y muchas gracias a todos los asistentes por estar aquí, por acompañarme en la presentación
de este nuevo libro, de una revolución liberal para España y nada, simplemente querría hacer alguna
reflexión sobre el propósito del libro, sobre la forma del libro, sobre su objetivo y su contenido.
En general, todos nos suponemos casi instintivamente a la coacción, no nos gusta a nadie la violencia,
que nos violenten, ni siquiera, salvo que seamos unos hádicos que no suele ser el caso, violentar a nadie.
El ser humano tiende a mostrar una cierta preferencia por las relaciones voluntarias, por la paz, por la concordia,
por la convivencia, por la cooperación, en casi todos los ámbitos, instintivamente ya rechazamos
y está muy bien que lo rechacemos pues que una persona entrena en nuestra casa y nos atraque,
que una persona nos pueda esclavizar, que una persona nos pueda censurar, todo esto lo rechazamos.
Ahora bien, cuando esto mismo lo realiza el Estado o cuando estas mismas actuaciones coactivas
se canalizan a través del Estado, en general tiende a haber una complacencia generalizada
sobre la legitimidad de estas actuaciones. ¿Y por qué? Pues porque por desgracia el sector público
sigue teniendo lo que algunos filósofos llaman autoridad política, tiene legitimidad para hacer prácticamente
lo que sea sobre su población. No cualquier cosa, es verdad, afortunadamente con el paso del tiempo
las sociedades se han ido volviendo más resistentes a la discrecionalidad y al absolutismo de los estados,
hay ciertos límites que hoy los estados no pueden sobrepasar, no tanto porque lo pongan un texto constitucional,
sino porque la sociedad directamente no se lo permitiría, pero aún así los poderes coactivos que sigue detentando el Estado
son enormes, lo que os decía antes de que no toleramos que nadie nos entreroba a nuestra casa, si toleramos que el Estado nos arrevate
una porción gigantesca de nuestra renta, en muchos países se sigue tolerando el servicio militar obligatorio,
que no es más con un régimen de trabajos forzosos durante un tiempo, en otros países incluso se tolera la censura,
incluso en España, con organismos como el KAG, pues hay algún tipo de tolerancia, muy pequeña, pero algún tipo de tolerancia
hacia la censura en los medios de comunicación. Por tanto, si rechazamos la violencia, ¿por qué la aceptamos cuando la violencia viene
a traerte el Estado? ¿Por qué aceptamos que el Estado sea tan gigantesco como el que tenemos ahora mismo? Y la respuesta, claro, no puede ser
o no debería ser que el Estado que tenemos es el óptimo porque lo tenemos, es decir, la respuesta no puede ser que lo que casualmente
nos ha caído del cielo, el Estado que nos hemos encontrado, el tamaño del Estado que nos hemos encontrado, las competencias del Estado
que nos hemos encontrado son casualmente las óptimas, no tiene por qué ser así, podría no ser así y cabe pensar bastante razonablemente
que no es así, con lo cual el libro se dirige precisamente a plantearse esto, si el Estado que tenemos es el que debemos tener, es el más conveniente
o en cambio somos de alguna manera rehenes de lo que en psicología se llama síndrome de estocolmo, es decir, una justificación de la coacción
que estamos padeciendo por parte de nuestro secuestrador o por parte de nuestro dominador. Entonces, en este sentido, hay dos respuestas posibles
a por qué tenemos un Estado que copa el 50% prácticamente de nuestras vidas, bueno, copa el 50% por un lado, nos quita el 50%
de la riqueza que generamos y el otro 50% lo hiperregula, no es que al menos nos deje la mitad de nuestras vidas absolutamente en libertad,
es que una parte nos la saquea directamente y la otra como si lo hiciera, porque nos deja muy pocos espacios de libertad.
Una posible respuesta a por qué las cosas son como son es que no pueden ser de otra manera, pero esto sabemos que es empírica históricamente
falso, los Estados no siempre han copado el 50% del PIB, no siempre han hiperregulado el otro 50% del PIB y las sociedades han prosperado,
las sociedades han salido adelante, las sociedades se han educado, se han curado, las personas han llegado a la jubilación y han podido sobrevivir
con estándares dignos para obviamente otras épocas que dan de mayor pobreza que la que tenemos ahora, etcétera.
Es decir, las sociedades han funcionado, las sociedades han crecido, han prosperado, las sociedades que tenemos hoy son el resultado
de esas sociedades que según algunos no pueden existir, no pueden funcionar y no pueden prosperar.
Por tanto, la idea de que las cosas no pueden ser de otra manera es falsa, lo han sido y hoy lo son por otro motivo.
¿Qué otro motivo puede ser? Que, como decía antes, sean óptimas, sean las mejores posibles.
Y para ser las mejores posibles deberíamos detectar que intervención por intervención que acomete el sector público en nuestras vidas,
sector por sector donde interviene, no hay posibilidad de que eso se haga de un modo mejor si el Estado no participa en ellas.
Y el libro precisamente se dirige a estudiar esto, el libro se dirige a analizar sector económico por sector económico,
ciudades, infraestructuras, moneda, medio ambiente, empresas, mercado laboral, mercado eléctrico, educación, cultura, sanidad y más de,
pensiones, asistencia social, todos y cada uno de esos sectores, de qué manera podría una sociedad de relaciones voluntarias,
una sociedad pacífica donde nadie le metiera la mano en el bolsillo a otro para quedarse con su dinero,
ni para quedarse con sus libertades, cómo podrían funcionar ese tipo de sociedades que hoy se nos dice que no pueden funcionar,
que hoy se nos dice que solo cediendo una cantidad enorme tanto de nuestras haciendas como de nuestras libertades al sector público,
esos sectores son viables. Y uno de los mayores mitos que hay que desde luego atacar, que hay que confrontar, que hay que refutar,
es la idea de que si el Estado no tuviera el tamaño que tiene, la mayor parte de la población quedaría absolutamente desprotegida.
De alguna manera se nos presenta el Estado como el resultado de una lucha histórica de clases mediante el cual las clases desposeídas
han terminado parasitando a las clases acaudaladas y gracias a ese parasitismo, pues esas clases desposeídas consiguen mantenerse a flote.
La idea parte de insultante para las clases ya mal llamadas desposeídas, porque son desposeídas porque el Estado les desposee
de cualquier propiedad por la vía fiscal, es falsa. Y es falsa porque evidentemente cuando el Estado ocupa el 50% del PIB,
lo que no tiene mucho sentido es pensar que ese 50% del PIB proviene o en exclusiva o en su mayoría del PIB que manejan los más ricos,
porque en ese caso lo que tendríamos es que la mitad de la población no tendría PIB y la otra mitad lo concentraría todo.
De hecho hoy, si uno se mira un texto medianamente serio y no populista, no de Magogo, de la naturaleza del Estado,
os recomiendo por ejemplo, a este respecto, el Betseller de actualidad Tomas Piketty, que es un tratado sobre el capital,
que está teniendo mucho predicamento entre la novia a izquierda y la verdad que es un libro muy interesante,
muy bien escrito, con un poso intelectual muy bueno, equivocado, pero con un poso intelectual muy bueno,
y Piketty reconoce explícitamente que en los Estados modernos la fiscalidad, el peso del Estado, el mantenimiento del coste del Estado,
cae proporcionalmente sobre todos los ciudadanos. ¿Y por qué? Porque no puede ser de otra manera.
La redistribución vertical, la redistribución entre esa supuesta lucha de clases entre desposeídos y acaudalados,
podría tener cierto sentido o podría darse si el Estado fuera muy pequeñito.
Si solo hubiese que financiar algunos servicios básicos, a costa eso sí, de la riqueza extraordinaria de unos pocos,
pero cuando hay que financiarlo casi todo a todos, obviamente eso no lo pagan en exclusiva, ni siquiera en su mayor medida los más ricos.
De hecho, fijaos en la paradoja que en el discurso público se mantiene simultáneamente, la contradicción descarada y abierta,
pero a un lado se nos dice que no podemos desprendernos del Estado porque entonces la mayoría de la población quedaría desvalida,
y por otro lado se nos dice que los más ricos no pagan impuestos, que aquí solo pagamos impuestos en las clases medias,
lo cual tiene su parte de verdad, pero que solo pagamos impuestos en las clases medias ilustra que ese Estado lo estamos soportando en las clases medias
y no los ricos, es decir, ilustra que la redistribución de la renta que estamos viendo no es de tipo vertical,
no es de ricos a pobres, sino que es de tipo horizontal, es de clases medias a clases medias.
Soy yo metiéndole la mano en el bolsillo a mi vecino para que mi vecino me meta la mano en mi bolsillo, lo cual es un absurdo,
es un disparate, porque aparte de institucionalizar la violencia, aparte de considerar que las relaciones humanas por defecto
tienen que tener un componente de coacción, aparte es que es una torpeza mayúscula,
porque si al final movemos las sillas para sentarnos en la misma, estamos desperdiciando recursos y estamos cediendo libertades en el proceso.
Yo creo que una de las cifras a este respecto más llamativas del libro, que no es que sea un cálculo espectacularmente complicado de realizar,
pero son cifras que por desgracia no están en la opinión pública, no somos conscientes de ellas en muchos casos
y por tanto tendemos a caer presa de las trampas propagandísticas que nos tienden desde las instituciones políticas.
Como digo, una de las cifras más, al menos que incluso a mí me llamaron conforme las escribía, me llamaron la atención conforme las escribía,
es que al mismo tiempo que se nos está diciendo que el coste del Estado lo soportan en su inmensa mayoría los más ricos,
el mileurista típico de España, el salario más común, más frecuente, el llamado salario modal de España, que son 15.500 euros,
está soportando como media una carga tributaria superior a 9.000 euros anuales.
Esa persona, que en muchos casos puede ser incluso objeto de chance, mira el mileurista, que poco cobra, etc.
En verdad es prácticamente 2.000 euros, es 2.000 euros y se le convierte en 1.000 euros porque el Estado le saquea en su propio bienestar,
en su propio provecho, pensando en su prosperidad.
A este señor, que en otras circunstancias tendría capacidad para escoger entre multitud de servicios en competencia,
entre una cartera muy amplia de servicios en competencia, aquellos que mejor se ajustaran a sus necesidades,
se le impone un menú absolutamente cerrado de citario y caro que se le fuerza a pagar arrebatándole la mitad, prácticamente la mitad de la renta
que está obteniendo.
Por tanto, y quien dice que el mileurista paga 9.000 euros en impuestos, el salario medio en España, que son 22.000 euros,
está pagando 15.000 euros anuales en impuestos.
No tenemos un sistema progresivo ni podemos tenerlo en el conjunto del sistema, no al menos en recaudación,
porque además si pensamos en las tres grandes figuras tributarias nos daremos cuenta de que de progresividad poca.
La mayor fuente de ingresos tributarios del Estado son las cotizaciones a la seguridad social.
Las cotizaciones a la seguridad social son un tipo proporcional sobre el salario.
De hecho, son incluso algo regresivas porque a partir de 41.000 euros ya no se paga proporcionalmente al salario,
se paga un tanto fijo, por tanto paga la misma cotización a la seguridad social quien cobra 41.000 euros que quien cobra 500.000 euros.
Por tanto, el mayor tributo de España es proporcional con una cierta tendencia a la regresividad.
Según de impuesto que sí, este sí es progresivo, impuestos directos o IRPF, el impuesto sobre la renta.
Aquí si hay una cierta progresividad, de hecho la mayor parte del impuesto la pagan los tramos de renta medios y medios superiores.
Pero aún así tenete en cuenta que toda la tributación directa en España, que es la única que es realmente progresiva,
aporta el 30% de la recaudación, el 70% son cotizaciones sociales y que otro impuesto que no es progresivo, los indirectos, el IVA, especiales, etc.
Donde de nuevo, incluso tiende a haber un cierto componente de regresividad.
¿Por qué? Porque las clases más adineradas normalmente no consumen el 100% de su renta y por tanto se escabullen afortunadamente de pagar el IVA,
pero las rentas medias, medias bajas, consumen prácticamente la totalidad de su renta.
Por tanto pagan impuestos indirectos sobre la totalidad de su renta disponible después de haber sido desplumados por las cotizaciones sociales y los impuestos directos.
Por tanto de tres figuras tributarias, la mayor, la más importante, las cotizaciones y otra que tiene un peso idéntico a la tributación directa,
que es la tributación indirecta, no es progresiva, es proporcional.
Por tanto en el conjunto del sistema tiende a imperar una casi estricta proporcionalidad.
Hay una ligerísima progresividad pero muy poca, al menos en materia de ingresos.
Eso que significa que los ciudadanos estamos soportando en nuestras carnes la totalidad del sablazo de mantener al sector público.
Y por tanto es legítimo, es razonable que nos planteemos si queremos mantener este sector público que nos obligan a consumir en su totalidad,
en su organización, en sus dirigentes, en los servicios que están ofreciendo y que están proporcionando,
o si queremos aspirar a otro tipo de servicios que se ajusten más a nuestras necesidades.
Y esto no es una aspiración banal, no es una aspiración irrelevante,
es una aspiración y un debate que va a resultar esencial en los próximos 20, 30, 40 o 50 años.
Por dos motivos, uno de demanda y uno de oferta.
El motivo de demanda es que los servicios que nos está proporcionando el sector público no se ajustan a las necesidades que tenemos.
Yo creo que el caso más visible de esto, más escandaloso quizá, es el caso de la educación.
Hoy en día, si queremos educar a nuestros hijos de una manera distinta a aquella en la que los políticos nos imponen que deben ser educados,
hay dos vías. Una es escapar del sistema estatal, ir a un colegio privado, y ni siquiera ahí hay libertad amplia,
en sentido amplio, para conformar nuevos planes de estudio, para cambiar métodos docentes, etcétera,
porque se someten a planes de estudio centralizados y planificados por el poder político,
pero bueno, una opción es escaparse del sistema público, pero ¿quién tiene la opción de escaparse del sistema público?
Porque una objeción típica que se plantea a la conveniencia de privatizar prácticamente todos los servicios del Estado es
si tú los privatizas, solo tendrían acceso los más ricos, por tanto tú solo estás pensando, cuando haces estas propuestas,
en el bienestar de los más ricos. Al contrario, los más ricos en el sistema actual ya tienen la opción de escaparse del sistema actual.
¿Y por qué tienen la opción de escaparse del sistema actual? Porque después de pagar ingentes impuestos, todavía les queda abundante
renta disponible para llevar a sus hijos a un colegio privado, constituir un plan de pensiones privado, etcétera, etcétera.
¿Quién no tiene la opción de aún queriendo escapar de la deficiente oferta del sector público?
Las clases medias y las clases bajas, pero ¿no la tienen no porque no generan la riqueza para costearse los servicios que ellos quisieran demandar?
¿No la tienen porque la riqueza que tendrían disponible para costearse esos servicios es expoliada para el sector público
para mantener unos servicios que no quieren? Y ese es el debate esencial. Como decía, si hoy queremos que nuestros hijos tengan una educación
distinta a la que nos imponen los políticos, una opción es tratar de escapar, opción que la gran mayoría de la población no tiene.
¿Cuál es la segunda opción? Es una opción de nuevo violenta, que es que todo el mundo se ajuste a mis necesidades,
porque la única manera de que mi hijo estudie latín en el bachillerato de ciencias, por ejemplo, si consideramos que eso puede ser conveniente por lo que sea,
es cambiar los planes de estudio para toda España. Es decir, algo que lo quiero solo para mi hijo, la única manera de que mi hijo lo tenga
es imponiéndoselo a todos los demás hijos de todos los españoles. Este es un sistema tremendamente perverso, porque institucionaliza la batalla
encarnizada entre españoles para hacer prevalecer las preferencias que son individuales. ¿Por qué no cabe la opción mucho más sencilla de
que si yo quiero algo, busco entre toda la oferta educativa cuál se ajusta más a mis necesidades? ¿Por qué la oferta educativa tiene que ser absolutamente homogénea e impuesta a todos?
¿Por qué la simple manifestación de mis preferencias educativas se tiene que trasladar y se tiene que convertir en una batalla por el modelo educativo
en el Parlamento Español? Porque al final lo que estamos viendo es que en contra de lo que se puede pensar no existe un modelo educativo óptimo
y universal para todos. La educación es algo muy personal, muy contextual, que tiene que adaptarse a las capacidades, habilidades, aptitudes y ambiciones
de cada estudiante en concreto. ¿Por qué por tanto si no hay un modelo universalmente válido para todos se les ha de imponer a todos ese modelo?
¿Por qué la única manera de cambiar el modelo es cambiándoselo e imponiéndoselo a todos? ¿Por qué esa distinta y plural concepción de modelos educativos
que cada uno tenemos una idea de cuál sería la educación ideal no se puede manifestar en distintas ofertas descentralizadas de distintos modelos educativos?
¿Por qué se ha de trasladar siempre y lo estamos viendo ese enfrentamiento entre modelos educativos al Parlamento a una discusión, a un debate,
a una imposición de votaciones que al final se impone a todos los españoles del modelo educativo óptimo para toda España?
¿No tiene sentido que ello se acometa así? Porque al final la educación se convierte en un arma rojadiza de la batalla política
y no se convierte en un conjunto de servicios que se adapten a las necesidades del estudiante y no está en absoluto la educación adaptada a las necesidades del estudiante.
No lo está y yo creo que hay algún dato que es muy ilustrativo al respecto. En 1970 las 500 mayores empresas del mundo, en Fortune 500,
decían que las tres habilidades que más valoraban para contratar a un trabajador era básicamente que supiera leer, que supiera escribir
y que supiera una cierta aritmética básica. ¿Qué eran las habilidades básicas de la revolución industrial? El modelo educativo que tenemos es un modelo heredado claramente
de la revolución industrial, un modelo donde se trataba de crear personas disciplinadas, educadas con una cierta formación básica que no fueran alfabetas
y que por tanto pudiesen seguir órdenes, seguir instrucciones y reproducir esas órdenes de manera eficaz.
Ese es el modelo de la revolución industrial, que puede tener su lógica o podría ser adecuado en su momento, pero hoy la revolución industrial ha pasado,
la era de la mecanización sin más ha sido superada. Hoy el valor de la persona no es reproducir mecánicamente una tarea, es ser creativo
y buscar nuevas oportunidades de generación de valor. Y hoy las habilidades que valoran las 500 mayores empresas del mundo no tienen nada que ver
con las habilidades fundamentales de cálculo, escritura y lectura, que si os fijáis son las mismas habilidades que están en la base de nuestro sistema educativo,
el sistema educativo está pensado para eso. Hoy lo que más valoran las empresas es capacidad de comunicación, capacidad de resolución de problemas,
capacidad de trabajo en equipo, capacidad de liderazgo, todo esto no se enseña en las escuelas. Y no se enseña en las escuelas porque las escuelas
no están adaptadas a las necesidades de los estudiantes, las escuelas están adaptadas a las necesidades de los burocrátas y de los políticos
y el burocrata, su necesidad, su aspiración, cuál es? Pues a cobrar un sueldo y a trabajar lo menos posible, es razonable.
Pero eso qué implica? Que al burocrata no le vas a conseguir forzar o convencer, porque forzar podría esforzarle, pero no le vas a convencer
de que cambie su manera de trabajar, de que se recicle, de que olvide todo lo que sabe y vuelve a aprender de cero, de que a lo mejor
él ha dejado de ser la persona adecuada para dar una formación que ya no tiene nada que ver con la formación que él ha aprendido a dar.
Esa transformación del modelo educativo, que es una transformación que además se tiene que dar de manera descentralizada, de manera experimental,
porque yo he dado una estadística de cuáles son las, ahora mismo las habilidades más valoradas por las empresas.
¿Significa eso que esas habilidades tengan que estar en la base del sistema educativo? No necesariamente, a lo mejor sigue siendo adecuado
que en la base del sistema educativo estén las habilidades que estaban en el siglo XIX. Yo no os voy a dar una respuesta al respecto,
nadie la puede dar, pero precisamente porque nadie la puede dar, precisamente porque nadie tiene el conocimiento y la certeza absoluta de ello,
lo que conviene es que se pueda experimentar descentralizadamente, es decir, que si yo creo que esas habilidades nuevas que hoy destacan las empresas
son las más valiosas, que yo pueda adquirir esas habilidades y que si otra persona desconfía de ellas, no las adquiera.
Después de experimentar, después de probar, veremos cuál es, qué perfil de persona instruida en un tipo de habilidades buenas otras
obtiene mejores resultados en su vida laboral y a partir de ahí podremos sacar conclusiones para las generaciones venideras.
Pero esa experimentación por necesidad ha de ser descentralizada y más que en educación, con otro ejemplo quizás más alocado
que os voy a dar luego, en sanidad para que veáis cómo la experimentación o es descentralizada o no puede ser.
Pero quien dice cambio en el contenido curricular de las asignaturas o de los programas formativos también dicen los métodos docentes.
¿Por qué los métodos docentes que tenemos han de ser los adecuados? Y fijaos que aquí hay un montón de polémica.
La polémica de si el maestro ha de ser una autoridad por encima de todos los alumnos que todos respeten o ha de ser un compañero,
un amigo con el que trabajen, es un tema de polémica, es un tema a debatir y hay distintas metodologías.
El debate de si los alumnos tienen que tener deberes o no tenerlos, el debate de cuántas horas han de estar en clase más o menos
que jornada, que régimen de vacaciones, qué perfil del profesorado, si tiene que haber un profesor por cada asignatura
o tiene que haber un profesor que agrupe todas las asignaturas en plan generalista porque de esta manera los alumnos cogen más confianza
etcétera, todo eso son cuestiones que no tienen una resolución objetiva y la única manera de resolverlas es experimentando,
es probando, es viendo qué funciona y qué no funciona. Y esas soluciones no nos las van a dar los políticos porque los políticos
insisto son presa de los burocratas y los burocratas no quieren cambios. Fijaos en los profesores cuando les han alargado mínimamente
la jornada laboral la que han llegado a armar. Imagina si entra un político y dice no, mira, la mitad de la plantilla
se va directamente a la calle porque este modelo educativo no sirve. Y la otra mitad pues va a trabajar por las tardes,
no por las mañanas porque hemos visto por lo que sea que es mejor dar clase por la tarde que por la mañana.
¿Vosotros creéis que no habría nada de resistencia o que le abrazarían a ver por los pasillos cuando lo encontrarán?
No, o sea, los recibirían apedradas como ya lo están recibiendo ahora por mucho menos. Por tanto, el político no puede,
salvo que sea un político pues con unas convicciones muy estrictas, etcétera, pero es que aún así, yo tampoco quiero un político
que se ponga a deshacer todo el sistema educativo. Yo no quiero un político iluminado que diga voy a hacer tabla rasa del sistema educativo,
voy a revolucionarlo completamente porque el político tampoco sabe que es lo adecuado. El político puede saber que la experimentación,
que el proceso de experimentación es el adecuado, pero el resultado de la experimentación no lo conoce y por tanto tampoco se lo podemos confiar a él.
Por consiguiente, los servicios no se adaptan a las necesidades y quien dice educación, dice sanidad, dice pensiones, dice cultura, dice infraestructuras.
Las infraestructuras no están en absoluto adaptadas a las necesidades de los ciudadanos. Se construyen líneas de ave, aquí lo conocéis,
pero yo también soy de Valencia, Barcelona, etcétera, líneas de ave absolutamente disparatadas, absolutamente carísimas,
que no tienen ningún sentido, ya habréis oído en más de una ocasión supongo, que las estimaciones, los cálculos de que saldría más rentable
pagarle a cada viajero de la ave un chofer con limusina que lo fuera a recoger a la puerta de su casa y lo llevar a destino que mantener las líneas de alta velocidad.
Bueno, todo este tipo de despilfarros que están ahí metidos y que al final pagamos entre todos, no responden a necesidades del ciudadano.
Se está haciendo un uso absolutamente arbitrario de nuestro dinero, se está inmovilizando, se está atascando, se está dilapidando de nuestro dinero
en obras que incluso a lo mejor hoy tienen sentido, pero que mañana pueden no tenerlo en absoluto y eso es que nos obligan a asumir un riesgo brutal a todos nosotros.
Un riesgo que no tenemos porque asumir. Os voy a poner un ejemplo que no se me ha ocurrido a mí, pero que creo que es muy ilustrativo.
Hay mucha discusión sobre si en España hacen falta más líneas de ferrocarril para transporte de mercancías, porque España es un país donde el transporte es básicamente por carretera
y parece razonable en otros países lo es, el coste medio es abarata, la velocidad se incrementa, etc., que gran parte del tráfico de mercancías se acometa a través de líneas de ferrocarril.
Yo de hecho creía que si tuviésemos un sector privado en líneas de ferrocarril estaríamos viendo inversiones masivas en este tipo de vías.
Y puede ser, pero también cabe otra posibilidad. En menos de 10 años, menos de una década hasta la vuelta de la esquina, probablemente ya tengamos coches autodirigidos.
Google está experimentando con ello, el famoso Google Car, coches sin conductores, que ya están circulando por California, circulando por Nevada, con mucha más fiabilidad de lo que circula el ser humano,
porque el ser humano tiene fallos, se duerme, se distrae, no se coordina también con otros seres humanos, etc.
Esto es un sistema que funciona estupendamente, que todas las compañías automovilísticas están ya apostando por él, que se sabe que va a ser el sistema del futuro.
Cuando esté esto, ¿qué va a ser más barato? El transporte por ferrocarril o el transporte por carretera? No lo sabemos, no lo sabemos porque a lo mejor es más barato construir nuevas carreteras.
Entonces, sin saberlo, porque no lo podemos saber, ¿por qué nos obligan los políticos a invertir forzosamente en nuevas líneas de ferrocarril?
Esto es como si surgió una empresa de ferrocarriles y nos obligaran a comprar sus acciones, les diríamos, oigan, que yo no quiero asumir el riesgo de que invierten líneas de ferrocarril
que en cinco años pueden perder casi todo su valor, o gran parte de su valor, o pueden traer emperdias, etc.
¿Por qué entonces sí se nos obliga a indirectamente estar invertidos en ellas? ¿Por qué se nos obliga a tener parte de nuestro patrimonio invertido en unas líneas de ferrocarril
que se pueden depreciar? Lo razonable, lo lógico, es que eso lo acometa un capitalista que quiera asumir riesgos, pero no que nos obliguen a nosotros,
que no somos capitalistas con ese perfil de riesgo, a asumirlos.
En cualquier caso, son ejemplos de lo que os estaba comentando, de que simplemente no sabemos qué va a ser el futuro y hay una diversidad amplísima de preferencias
que no están hallando respuesta en los servicios que nos proporciona el sector público. Entonces, decía, hay dos grandes motivos por los que hay que abrir el debate
de privatizar prácticamente todo el sector público. Uno es por la demanda, la no adaptación del servicio de las preferencias de los ciudadanos
y el otro es de oferta. Y por oferta me refiero no solo, obviamente, a que la oferta se adapte a la demanda, que también, pero eso está implícito
en mi comentario anterior, sino a encontrar nuevos métodos de organización empresarial que logren abaratar los costes del sistema.
El sistema, el estado de bienestar español, que en realidad es bienestar del Estado, no bienestar de la sociedad, es un sistema que, bueno, caro, muy caro,
por ejemplo, una plaza en la pública cuesta prácticamente el doble que una plaza en la privada de media, según datos de Eurostat y de Lines,
no cálculos míos, sino cálculos de la propia administración, y eso en un contexto en el que no existe además libertad de experimentación y de organización
de la educación privada, es decir, la educación privada, como hemos visto antes, es la pública pero reproducida con capital privado
y con una cierta autonomía en el sector privado, pero no se les permite a una escuela privada revolucionar el programa educativo,
revolucionar los métodos de enseñanza, nada, es copiar lo que hay en el público con una cierta organización optimizada.
Bueno, pues así se consigue rebajar el coste a la mitad, pero bueno, el estado de bienestar, digo, no solo ha funcionado más o menos de manera cara,
nos han hablado de impuestos, nos han impedido capitalizar y tener un patrimonio personal, pero bueno, más o menos puede existir un cierto clima de satisfacción
o de complacencia con el asunto. El problema es que el coste del estado de bienestar se va a ir disparando, sobre todo por el lado de la sanidad
y por el lado de las pensiones. Pensad que el coste de tratamiento sanitario de una persona de más de 65 años es prácticamente,
es más del doble que el coste medio y es cuatro veces mayor que el coste, pues, de una persona joven, de una adolescente.
Conforme la población española vaya envejeciendo y sabemos que va a ir envejeciendo, porque esto es demografía y más o menos la gente
que se va a jubilar dentro de 40 años ya existe, por tanto no hay mucha posibilidad de cambio ahí, todo esto va a multiplicar los costes sanitarios
y también va a multiplicar los costes de las pensiones y por tanto ahí tenemos una bomba de relojería que la única manera que van a tener de saldar
a menos que la parte pequeñita de sector privado que siguen dejando explote en cuanto a prosperidad y aumente tanto la riqueza generalizada
que permita costear los sobrecostes de lo público, pero si seguimos en crecimientos modestos, no explosivos sino modestos, la losa del sector público
va a ser descomunal y la única manera que habrá de financiar el sector público será como lo están financiando ahora con recortes
y los recortes suscitan bastante oposición porque es verdad, te han obligado a pagar por un servicio y luego te recortan la calidad
y las prestaciones de ese servicio, obviamente a la gente no le gusta porque a la gente le han hecho una promesa de que iba a recibir unas ciertas prestaciones
y ahí a mitad de la partida le recortan las prestaciones que está recibiendo, pero esos recortes se van a generalizar si no hay un crecimiento explosivo de la economía
y por tanto si aspiramos a evitar que se generalice, a evitar que haya un deterioro progresivo todavía más acusado de la calidad de los servicios públicos
que no irá además aparejada de una rebaja del coste sino de un mantenimiento o incluso de un incremento del coste, la manera no es que ese sistema siga siendo público
la manera es que ese sistema pase a ser privado y aquí la experimentación en cuanto a modelos de negocio es fundamental, es crítica, es crucial
y aquí nos voy a utilizar el ejemplo de la educación, voy a utilizar el ejemplo de la sanidad, uno de los economistas más prestigiosos del mundo
en términos de organización empresarial, es el profesor de la Universidad de Harvard Clayton Christensen, Clayton Christensen es una mente portentosa, brillante
y tiene un libro sobre cuál prevé él que va a ser el nuevo modelo sanitario del siglo XXI o cuál cree que debería ser para ahorrar costes
y él tiene una propuesta que es muy rompedora que es muy chocante y que inmediatamente vais a entender porque no se va a implantar nunca en España
y su propuesta es cerrar los hospitales, en lo que dice es que los hospitales son un modelo sanitario de nuevo del siglo XIX, un modelo donde se mete
a todos los pacientes sea cual sea su dolencia en el mismo sitio y que no hay una especialización clara y focalizada a tratamientos del paciente
él dice que básicamente los hospitales se pueden dividir en dos modelos de negocio distintos, uno lo que él llama casas de análisis
que es aquellas dolencias cuyo tratamiento todavía la ciencia médica no ha logrado estandarizarlo por entero y que por tanto requieren de un personal
muy profesionalizado que esté supervisando, controlando, haciendo pruebas, haciendo test a cada paciente de manera individualizada y pues prescribiéndole un tratamiento en concreto
tiene que estar por un lado porque hay el modelo de negocio es distinto, ahí lo más valioso es el capital humano, es decir el equipo médico, la tarificación
tarificación por minuta, por tiempo que han estado tratando al paciente, etc. y luego dice que hay otro modelo de negocio que es aquellos tratamientos que ya están estandarizados
por la ciencia médica que ya sabemos cómo tratar prácticamente cualquier paciente que lo tenga y que es un procedimiento que ya es estándar
eso es como si fuera no una casa de análisis, es como si fuera una cadena de montaje, básicamente es abrir, meter lo que sea y cerrar
entonces ahí el modelo de negocio es radicalmente distinto, lo más valioso es el equipo médico, lo más valioso es el personal no que tiene capital humano muy bueno
sino que es bastante disciplinado, bastante que se puede coordinar mecánicamente bastante, etc. y claro hoy los hospitales mezclan ambos modelos de negocio
aquellas dolencias que ya están estandarizadas se siguen tratando como si fueran dolencias no estandarizadas y claro esto va multiplicando los costes
¿por qué? porque obviamente aquellas dolencias que pasan a estandarizarse el personal que requieren es radicalmente distinto
antes a lo mejor necesitabas a 20 personas o a 100 personas para tratar a todos los pacientes que tuviesen un cuadro clínico o similar pero que no era estándar
sino que había que buscar sus especificidades y ahora a lo mejor con 5 enfermeras o 5 enfermeros los puedes tratar a todos
entonces ¿cómo hacer la transición dentro de un sistema público de una plantilla que está pensada para tratar una enfermedad antes de digamos estandarizarla
a después? no lo vas a hacer, lo que se hace es simplemente mantener el personal o seguir incrementándolo
por ejemplo en España la productividad por facultativo desde el año 95 medida en términos de operaciones por facultativo está prácticamente estancada
ha crecido pero ha crecido muy poco, pensá que desde el año 95, 20 años la tecnología sanitaria ha mejorado mucho y sobre todo el tratamiento de muchas enfermedades ha mejorado mucho
por tanto lo normal sería que hoy pudiésemos tratar y dar cura a muchos más pacientes por médico que en el año 95 y no está pasando
y el hecho de que no esté pasando es lo que disparata los costes, no hay ninguna evidencia de que este modelo sanitario de Christensen funcione
y de nuevo si hay evidencias y ahora os lo voy a contar pero podría ser que no hubiera evidencias y precisamente por eso es crucial que el mercado sanitario sea libre
¿por qué? porque yo tampoco quiero que los políticos que han amato tenga una locura y diga voy a cerrar los hospitales me daría pánico
ahora si sale un Zuckerberg, si sale un Larry Page, si sale un Steve Jobs y dice oye voy a montar un hospital, voy a montar una clínica que se dedique únicamente a tratamientos especializados
o voy a montar una clínica que se dedique solo a tratamientos estandalizados y en cadena
una clínica donde antes os había dicho que las especializadas cobraban por minuta las clínicas en cadena ya tienen un precio cerrado de antemano
porque el empresario puede conocer ya de antemano cuál va a ser el coste de proporcionar el tratamiento al paciente
son modelos ya digo radicalmente distintos, bueno a mí lo que me gustaría es que surgiera algún señor de este estilo que cree un hospitalillo, una clínica pequeñita
y que si tiene éxito, si proporciona buenos precios y calidades en sus tratamientos que vaya creciendo, creciendo, creciendo, creciendo
y que al crecer, al competir y crecer desplace los modelos de negocio asentados, no hay que cambiar los modelos de negocio de arriba abajo
diciendo yo soy un iluminado planificador social y lo cambio, tienen que cambiar de abajo arriba
entonces vale que puede que Christensen no tenga razón pero lo importante es que puede tenerla y que en el sistema actual
aunque la tenga no se va a plasmar en nada, alguien cree que en 30 años algún político español va a cerrar los hospitales y los va a dividir radicalmente
no, no va a pasar y no va a pasar porque no responden al paciente, no responden a las necesidades en términos de calidad y de coste del paciente
responden a las necesidades de la burocracia y como esas necesidades de la burocracia, su coste nos lo pueden externalizar a nosotros en impuestos
free lunch para ellos al morzo gratuito, pero como os digo sí hay evidencias de que el modelo de Christensen puede funcionar
y hay pues un dato que ilustra hasta que punto estamos asumiendo unos sobrecostes que en unas décadas se van a volver prohibitivos y van a deteriorar
gigantescamente los estándares de calidad del sistema sanitario, en India, país que precisamente por ser pobre
todavía no ha podido desarrollar una extensa red de hospitales públicos y por tanto donde la mayor parte de la población
se trata a través de hospitales privados, dos profesores, bueno dos investigadores de la universidad de Harvard donde estudia Christensen
se fueron algunas ciudades de la India a ver cómo se organizaban los hospitales privados que operaban estas ciudades
y lo que encontraron es que varios de estos hospitales tenían unos estándares de calidad homologables a los estadounidenses en términos de internacionales
y el coste era un 95% inferior, 95% podréis decir porque la mano de obra en la India es mucho más barata en Estados Unidos
sí ellos computaban cuál era la influencia de ese factor, y era una influencia muy pequeña, lo fundamental en la rebaja del coste
era la alta rotación, la alta productividad de cada facultativo a la hora de tratar a los pacientes, porque en un día se curen a 30 personas
a 40, 50 o a 60 en lugar de a 5 o a 10 es una diferencia absoluta en un coste que es un coste fijo y por tanto que se ha de subdividir en muchos pacientes
ese nuevo modelo de negocio que es un modelo de negocio que seguía las líneas de Christensen, aunque no creo que quien creara en esos hospitales
hubiesen leído a Christensen, quizás sí, no lo sé, pero desde luego yo creo que es más bien casualidad, pero es una casualidad de un señor
que conoce muy bien la estructura de los mercados, que lanza una predicción y que luego el mercado efectivamente llega a esa misma solución
pero de manera experimental, por tanto si tenemos ciertas evidencias de que eso podría funcionar, pero de nuevo dejen experimentar, dejen probar,
dejen competir las distintas ideas, los distintos modelos de negocio, porque si no el coste, la factura se va a sobidimensionar
y como no la vamos a poder pagar, eso se va a traducir en un deterioro creciente de los estándares sanitarios o de los estándares
de cualquier otro servicio que hoy copa el estado. Por supuesto la eterna pregunta es, bien, espero que, digamos, con lo que os he contado
probablemente no, pero que después de leer el libro pues más o menos podáis estar convencidos o al menos podáis tener una cierta duda
razonable de si la alternativa y la revolución liberal que estoy proponiendo que puede tener sentido, que puede funcionar mejor, etc.
Pero la eterna duda es, vale, puede ser más eficiente, puede ser mejor, puede ser más conveniente, pero ¿qué pasaría con los pobres?
Porque aún así habría pobres, ya de entrada, conviene aclarar de nuevo que no es que el 90% de la población fuera pobre, el 90%
de la población está costeando integramente el coste de los servicios que está recibiendo y de lo que se trata es de que no coste
esos y de que coste otros que mejor le convengan, pero desde luego podría haber gente que pasara estructural o transitoriamente
por un momento de dificultades y que no tuviese ahorros, no tuviese algún tipo de cobertura que le permitiera seguir recibiendo estos servicios
que son básicos, precisamente porque son básicos, deberían ser privados, no deberían ser públicos.
Entonces en el libro hay un capítulo, el último capítulo propiamente del estudio sectorial, digamos, que es un capítulo
de existencia social y a mí es el capítulo que al investigarlo más me sorprendió, más me llamó la atención, porque probablemente
sea el capítulo donde más distorsiones de la visión de los mercados libres o de las sociedades libres, si no queréis mercantilizar
la sociedad del todo, de las sociedades libres tenemos, porque es evidente que una primera línea de defensa frente a la adversidad,
frente al empobrecimiento, frente a la depauperización, pues es el ahorro personal que hayamos podido acumular en los tiempos buenos,
los seguros que hayamos podido contratar para hacer frente a las adversidades, etcétera. Pero eso es una parte que sería muy importante,
no digo que no, sobre todo en sociedades que acumulan cada vez más capital, es básico, pero que no es una garantía absoluta,
bueno, o casi absoluta, garantías absolutas no existen, de acuerdo, pero garantías reforzadas, si lo queréis.
Pero hay una segunda línea de defensa de protección, que es una línea de protección social, que es una línea de protección comunitaria.
Pensar que si el Estado no nos proveyera la asistencia social, nos quedaríamos sin asistencia social, es decir básicamente que somos
tontos y que no nos podemos organizar. ¿Por qué? Porque evidentemente la gente quiere asistencia social. Ya no me refiero sólo a que quiere ayudar a los demás,
quiere una red o quiere estar dentro de una red donde sepa que si le pasa algo grave los demás le van a cubrir, porque es una especie de metaseguro,
de un seguro de última instancia que te asegura frente a adversidades mucho más series que quizá no estén cubiertas por la letra pequeña del seguro
y muchas contingencias. Y esa red social, esa red comunitaria era una red que existía de manera muy extendida en el siglo XIX y principios del siglo XX,
muy extendida para, por supuesto, el estándar de riqueza que tenían en esa época. Obviamente no se puede comparar hoy la red del Estado y bienestar,
que la red cabía comunitaria a principios del siglo XX, pero no porque la recomunitaria fuera más ineficiente, sino porque obviamente si eran sociedades
muchísimas pobres que los actuales no se podían permitir tener unos estándares de riqueza como los actuales. O dicho de otra manera, si a finales del XIX
se hubiese implantado o se hubiese querido implantar un estado de bienestar como el que tenemos ahora, no se hubiese podido y ha sido absolutamente imposible.
Y pues estas redes eran tremendamente amplias, para que os hagáis una idea, a principios del siglo XX, uno de cada tres adultos de Estados Unidos
formaban parte de estas redes de asistencia comunitaria, las llamadas Friendly Society, sociedades de amistad o mutualidades de carácter social comunitario.
Y aquí no estoy hablando de filantropía, mucha gente cuando, incluso muchos liberales cuando se plantea qué pasaría con los pobres en una sociedad libre
rápidamente dicen, la caridad lo solventaría. La caridad puede tener un papel, no digo que no, pero siempre va a ser un papel absolutamente secundario
y absolutamente marginal frente a las sociedades de ayuda mutualidad. ¿Por qué? Porque a la gente no le gusta estar en una posición de dependencia
frente a una tercera persona, no le gusta que en caso de estar en unos momentos de adversidad su suerte dependa de un tercero,
no le gusta estar subordinado, no le gusta estar subyugado, no le gusta estar sometido. Y la caridad es una relación de verticalidad,
es yo te doy unilateralmente y te aguantas, y te aguantas con lo que encuentras. Y eso la gente no le gusta porque no le proporciona seguridad.
Te puede proporcionar una seguridad última, de al menos no me dejaran morir de hambre, pero es una seguridad muy frágil y muy provisional.
Las sociedades de ayuda mutual no eran sociedades verticales, eran sociedades horizontales.
Eso significa que cualquier miembro de la sociedad de ayuda mutual le podía exigir, por obligación contractual, si lo queréis,
ayuda a cualquier otro medio de la sociedad de ayuda mutual. Obviamente bajo causas tasadas, pero tasadas eran bastante amplias,
desempleo, enfermedad, viudadad, orfandad, incluso proporcionaban asistencia económica si tenías que desplazar de ciudad para encontrar otro trabajo.
Esos gastos te los cubrían las mutualidades. Toda esa red, que por cierto, era una red tan amplia y tan eficiente,
que cuando al comienzo el estado intentó crear el estado de bienestar sustituyendo, destruyendo estas redes, los principales opositores a ello,
si uno mira las referencias históricas, no eran los liberales que no tenían una posición ideológica muy marcada,
como que el consenso de alguna manera era liberal y por tanto tampoco se diferenciaban en ese sentido.
Quienes más se manifestaban o protestaban contra esos intentos del estado de acaparar y de monopolizar estos sectores de asistencia social
eran los trabajadores y los sindicatos. Primero porque los sindicatos en parte eran quienes proporcionaban esa asistencia,
no solo los sindicatos, pero los sindicatos eran un tipo de mutualidad.
Y segundo porque además si lo pensáis tiene mucho sentido, es decir, si vosotros es un trabajador y ya tenéis más o menos vuestros servicios de asistencia social cubiertos
y os llega Montoro, os dice, os voy a quitar el 30% de vuestro salario para que en lugar de ir a estas sociedades de ayuda mutua
que no sé cómo funcionan ni nada, vayáis a unos servicios que os voy a proporcionar yo por funcionarios vitalicios
contratados toda la vida a unos sueldos magníficos que ya veréis cómo os van a proporcionar un servicio magnífico.
Lo normal es que el trabajador desconfíe que le dijera no, no, no me quite el dinero y no me impida seguir estando en estas mutualidades.
Pero bueno fueron avanzando, de hecho Bismarck en sus, bueno, en una especie de memoria de un partidario de Bismarck,
es decir, no de una persona que quisiera denostar el nombre de Bismarck, de una persona que además estaba muy a favor de todo lo que había hecho
Bismarck, etc., de un periodista alemán, este periodista cuenta que Bismarck le reconoció que el estado de bienestar fue una atreta
para engañar a los trabajadores alemanes y que pasaran a depender del estado y no de esas asociaciones, colectividades sociales
que les proporcionaban esa asistencia. Pero, como digo, el estado fue creciendo y estas mutualidades desaparecieron,
esas mutualidades fueron destruidas, fueron barridas, fueron arrinconadas y hoy no existen. Por tanto, es verdad que el ser humano
tiene una faceta de empatía, tiene una faceta de tratar de ayudar al prójimo, pero esa faceta para que pueda existir
no tiene que ser arrasada por la coacción estatal. Y la coacción estatal la arrasa por un motivo básico,
se nos dice que el estado es lo que permite la solidaridad, la sociabilidad y el estado es lo que permite, permite todo lo contrario.
El estado permite el aislamiento, permite el egoísmo anticomunitario, permite despreciar y olvidarnos del prójimo. ¿Por qué?
Pensátenlo en una sociedad sin estado. Si yo quiero estar en una red de asistencia comunitaria, me tengo que llevar bien con todo el mundo,
me tengo que copiar con todo el mundo, tengo que ser agradable con todo el mundo. Hoy yo podría ser la persona más antisocial del mundo
o diera a todo el mundo a aislarme en mi casa y aún así seguiría recibiendo asistencia estatal porque el estado puede forzar a los demás
a ayudarme aunque los demás no detecten méritos o no detecten ser merecedor de ayuda. Por tanto, el estado permite el aislamiento,
permite la ruptura de los lazos sociales, por eso el estado es la institución más antisocial que existe y por eso incluso en el campo
de la asistencia social debería desaparecer. Y en el libro sí que propongo, mientras exista estado, una especie de red de seguridad última,
un tercer nivel, ya digo primer nivel sería aseguros y ahorro propio, el segundo nivel serían las sociedades de ayuda mutua, la ayuda social y comunitaria, y un tercer nivel de asistencia última que fuera estatal.
Pero es que esa asistencia sería tan reducida, porque al final sí, algunos cálculos que podéis encontrar en el libro, el porcentaje de población que realmente la pudiese necesitar
sería tan ínfimo que con dos o tres puntos del PIB habría más que suficiente. Claro, dos o tres puntos del PIB. Hoy en día nos están justificando
un estado del 50% por esos dos o tres puntos del PIB. El salto argumental hoy es como puede haber dos o tres millones de personas,
tirando por lo alto, que pueden necesitar una asistencia social que solo se la pueda proporcionar al estado, ya digo tirando muy por lo alto,
tenemos que crear un estado que copia la mitad de la economía y que hiperregule la otra mitad. Es un absoluto non secuitura, es una trampa,
no se sigue de una cosa a la otra, si es imprescindible que el estado presta asistencia social a ese dos o tres por ciento de la población,
que se limite a prestársela a ese dos o tres por ciento de la población, pero que no me obligue a mí a llevar a mis hijos al colegio que ellos quieren que les lleve.
Por el hecho de que haya gente desfavorecida, el estado no tiene por qué controlar la sanidad, no tiene por qué controlar la educación,
no tiene por qué controlar las pensiones, no tiene por qué controlar las carreteras, no tiene por qué controlar la investigación y el desarrollo,
no tiene que hacer todo eso, entonces esa justificación para todo eso no sirve y si no sirve habrá que buscar justificaciones mejores
y si no existen, como intento demostrar en cada uno de los capítulos del libro, sector por sector, entonces no habrá motivo para que el estado los copie todos ellos.
Y esa es justamente, y con esto termino, la revolución que en el libro defiendo, no es una revolución al estilo de la revolución francesa,
de arramblar con todas las instituciones existentes y hacer una tabla rasa y construir una nueva sociedad, cambiar el nombre de los meses del calendario, etc.
No es eso, es una revolución de mentalidad, una revolución de la visión que tiene el ciudadano con respecto al estado.
Hoy el ciudadano cree que el estado es un papá generoso y providente y yo lo que quiero trasladar es que es un ogro parasitario,
que es una institución que nos ha vendido la propaganda muy inteligentemente de que qué bueno es y menos mal que está ahí porque si no que haríamos sin él,
cuando en realidad nos está saqueando, nos está sangrando, está medrando a nuestra costa y a costa de nuestros conocidos y que por tanto
si no hay justificación alguna para la coacción generalizada del estado o aunque la haya, imaginemos que encontramos una justificación específica
por la cual dijéramos, aquí el mercado, aquí la sociedad no puede encontrar solución, sólo puede ser la solución a través del estado,
que encontremos una cosa, dos, tres, cuatro, cinco, no significa que el estado deba hacerlo, todo repito, sólo justificaría específicamente
que el estado se dedicara a hacer eso, no todo lo demás. Y aquí con la excusa de que, bueno como tiene que hacer esto ya que lo haga todo,
pues se ha terminado instalando un aparato parasitario que vive de toda la riqueza que generamos y que nos impone además pasar por sus programas,
sus reciclados mentales por sus dependencias sanitarias, etcétera, etcétera. Y la revolución por tanto no es tomar las armas, tomar el poder,
ni nada parecido, es estar enfrente de los políticos para cuando nos quieran seguir arrebatando nuestras libertades y nuestras propiedades,
frenarles. Y después de frenarles, después de parar el golpe, después de evitar que el estado siga creciendo, empezar a hacerle retroceder a ellos.
¿Cómo? Pues de diversas maneras, a lo mejor a través de las elecciones, pero lo básico no es que haya una minoría que sea consciente
de que está siendo atracada, porque la minoría en parte ya puede incluso existir, lo importante es que la mayoría de la sociedad española
sea consciente de que está siendo atracada, de que el estado está viviendo a costa de todos ellos, y de que por tanto conviene
que el estado vaya perdiendo posiciones, posiciones y posiciones, y se vaya desarmando. Y conviene, por tanto, que hoy la inmensa mayoría
de servicios que presta al estado no los preste al estado sino que los preste la sociedad, que los preste a través de lazos voluntarios,
de lazos cooperativos. Y para eso he escrito el libro para mostrar que otra sociedad es posible, que el estado no es la solución,
es el problema, y que nuestras sociedades tendrían un enorme potencial, un enorme potencial de prosperidad y de incremento
de las libertades de los que estamos disfrutando, si conseguiéramos algo muy complicado, como es volver a meter el genio estatal
dentro de la lámpara, volver a meter la pasta de dientes dentro del tubo de dientes una vez ha salido, que es muy complicado,
pero hay que dar la batalla intelectual para lograrlo. Y el libro es una contribución marginal, una más, pero que esperemos
sea parcialmente fructífera, para la frontera del estado desplazarla un poquito, aunque sea hacia el menos estado.
Y, por supuesto, si llegamos, como propongo en el libro, a un máximo del 5% del PIB de gasto público y libertad absoluta
en el otro 95%, pues sería algo maravilloso, y si logramos incluso algo menos o bastante menos del 5%, pues mucho mejor. Muchas gracias.
No, obviamente no hay ninguna necesidad de que yo sea así, es decir, el mercado es capaz de lograr perfectamente estándares
de reconocida solvencia por vías voluntarias y ejemplos los tenemos apatadas en el campo de la informática, son numerosísimos.
Pero bueno, sí quiero hacer una reflexión fuera de esta necesidad que no es necesaria, supuesta necesidad sobre, bueno, el futuro educativo
porque puedes parecer un sector donde es muy difícil el cambio, porque ciertas ideas, ciertos intereses están muy asentados, muy metidos
hasta dentro, pero en las próximas décadas vamos a vivir una revolución educativa lo queramos o no lo queramos.
Por supuesto si lo quiero, pero me entiendo que mucha gente no lo quiera, muchos que viven del sistema actual no lo vayan a querer,
que es simplemente las nuevas tecnologías van a permitir que la enseñanza no tenga nada que ver con lo que existe hoy.
La enseñanza ya no va a tener porque estar concentrada dentro de cuatro aulas, no va a tener porque ser sincrónica,
no va a tener porque formar parte de un currículum absolutamente prediseñado, escalonado desde Madrid, etc.
sino que será una enseñanza mucho más multidisciplinar donde cualquiera podrá acceder a aquellos conocimientos que más le interese
en el momento en el que los interese, habrá acreditaciones privadas como ya las hay hoy, por ejemplo el mejor título de educación económica
que uno puede tener, no lo concede a ninguna universidad del mundo, lo concede el CFA, que es un instituto privado de acreditación
y que tiene reconocimiento en todo el mundo, por tanto esto va a ir a más porque hay incentivos para que vaya a más,
hay oportunidades tecnológicas para que vaya a más y los estados van a tener muy complicado frenarlo, no digo que no vayan a poder
porque si se ponen en plan represivo pues obviamente lo van a poder frenar, pero una vez empiecen a surgir centros de enseñanza privados
proyectos como Coursera, donde ya tienes cursos de las mejores universidades del mundo disponibles gratuitamente,
en general los nuevos métodos de enseñanza masivos online, todo eso va a cambiar del panorama
y por tanto va a haber nuevos aires en el sector educativo y la gente se va a empezar a plantear
por qué si la mayor parte de la educación que estoy recibiendo no procede de las aulas sino que procede de una conexión a internet
que me cuesta 30, 40, 50 euros al mes, por qué tengo que estar costeando este sistema más todóntico que además no me cualifica
para realizar prácticamente ninguna tarea y ese debate va a estar ahí y ese debate los políticos y los burocráticos
lo van a tener que afrontar y si la única respuesta que van a ser capaces de dar es porque necesitamos mantener nuestros puestos
de trabajo va a ser una respuesta que no creo que vaya a convencer a la mayoría de la sociedad.
Sí, la referencia la tienes en el libro además es una referencia yo creo bastante interesante porque es una organización
de agricultores neozelandesa que está absolutamente en contra de las subvenciones públicas.
¿Por qué? Porque han experimentado qué eran ellos antes o cuando se mantenían las subvenciones y que han sido después de quitarlas
y no quieren volver a contaminarse con subvenciones y con regulaciones que van siempre a sociedades en las subvenciones.
No recuerdo el título exacto del paper pero vamos, la mayor organización de agricultores de Nueva Zelanda.
Con respecto al sistema de agendas forales yo soy un defensor cada vez más convencido y cada vez más energico y más radical
de la descentralización, de la descentralización al máximo nivel, no necesariamente al nivel autonómico, lo ideal es al nivel municipal
o incluso a nivel de barrio porque hay servicios comunitarios cuya escala óptima no tiene por qué ser el municipio, puede ser incluso
niveles inferiores, estoy pensando en el servicio de recogida de basuras por ejemplo o en el alumbrado, el alumbrado es una calle
no necesitas más, necesitas alumbrar la calle, obviamente todas las calles necesitan estar alumbradas pero que tú puedes alumbrar tu calle
sin necesidad de coordinarte con los que viven 20 kilómetros más allá, de hecho hay cifras que son escandalosas, porque el tamaño
óptimo de Madrid es el que es y no es otro, cualquier barrio de Madrid está más poblado que el 99,5% de los ayuntamientos españoles
por tanto un barrio de Madrid independiente del Ayuntamiento de Madrid no puede ser viable, claro que puede serlo e incluso subdivisiones mayores
ahí dentro, esto me podéis decir, esto es multiplicar el número de administraciones y es mucho más caro, lo más caro es tener un sistema
centralizado donde haga adoptar a todas las partes la misma decisión, porque en ese caso si ese monopolio fracasa, fracasa todo el sistema
si habéis leído el extraordinario libro de Nassim Taleb Antifragil, es lo que plantea es que para que un sistema sea ya no robusto
no un sistema que resista tensiones, que resista estrés, sino que se refuerce con el estrés, con las tensiones, ese sistema necesita que algunas
de sus partes fracasen, porque el fracaso enseña a todas las otras partes que camino no han de seguir, enseña que no han de adoptar
y al contrario, también les enseña que cuando una parte triunfa la pueden emular, en la provisión de servicios municipales
pues que se experimente todo lo que sea posible para que aquellas fórmulas que mejor funcionen puedan ser emuladas por el resto de unidades
administrativas o de comunidades de propietarios privadas, que es realmente lo que plantea en el libro, no sólo eso sino que además de nuevo
esas comunidades se puedan adaptar a las necesidades concretas de los ciudadanos que allí residen, que allí habitan, cada comunidad de vecinos
no tiene porque tener las mismas características, hoy no tienen las mismas características de otra comunidad de vecinos, las hay que tienen
ascensores, otras no los tienen, las hay que tienen portero, otras no los tienen, las hay que tienen pistas de tenis, otras no las tienen,
cada comunidad es un mundo y por tanto hay que permitir que cada comunidad adapte los servicios que está recibiendo a las necesidades de esa comunidad
decir que tiene que ser Mariano Rajoy el que planifique los servicios que reciben todas las comunidades locales de España me parece peligroso
y me parece realmente caro porque los errores en el sistema si salen muy costosos, luego hay servicios que sí tiene sentido que se presten
a un nivel de organización superior, por ejemplo carreteras, carreteras entre dos ciudades, pues si han de ser las dos ciudades las que construyan
la carretera pues obviamente no va a ser una cosa de un barrio, tiene que ser una cosa de las dos ciudades, pero ahí se pueden crear mancomunidades
de propietarios, mancomunidades que no tengan un carácter fijo y estructural sino que se creen simplemente para este proyecto y que cuando el proyecto
desaparezca se disuelva o simplemente queda un mínimo equipo gestor como lo puede haber en cualquier otro ámbito social.
Ese es para mí el modelo ideal que es el modelo además con el que tradicionalmente ha entroncado el liberalismo salvo en España,
en España el liberalismo por desgracia ha tendido a ser bastante centralista, pero si os fijáis en el resto de países del mundo liberalismo
está asociado con descentralización, en Estados Unidos por ejemplo partido republicano que algunos podéis pensar que no es liberal
en gran medida no lo es, pero bueno la tradición republicana de alguna manera si tiene componentes liberales es una tradición a favor de la descentralización estatal,
Suiza que es un país que les encanta los liberales, es un país probablemente el más descentralizado del mundo, en cambio la descentralización
que es la descentralización es Jacobina, la descentralización es francesa, es la grande del estado, yo no soy nada descentralista,
la idea de que el centralismo es bueno es una idea de mirar las expectivas desde la óptica del planificador y del ingeniero,
desde la óptica de yo lo tengo que manejar todo y si yo lo manejo todo sé que lo podría optimizar todo y eso así no funcionan los mercados,
así no funciona la evolución, la evolución no funciona centralizando procesos de información, funcionan descentralizándolos probando y equivocándose
y eso es lo mismo que deberíamos tener a escala administrativa o incluso realmente lo que planteó en el libro es que la administración local
desaparezca y se ha sustituida por comunidades privadas de propietarios, que eso es en el fondo lo que son las ciudades y es además el tipo de comunidades
en el que vive un quinto de la población estadounidense, por tanto por supuesto también podríamos conseguirlo aquí, depende para qué servicio,
por ejemplo la defensa, pues es evidente que es un servicio que se tiene que financiar entre todos porque es un servicio de todos como decía,
si la defensa sigue siendo estatal, que es otro debate, pero habiendo defensa estatal no cabe otro tipo de financiación, es decir la unidad óptima
de prestación de defensa es la de todo el estado, por tanto ese servicio se ha de financiar con impuestos generales entre todos,
otro posible gasto que digo que podría quedar en manos del estado, cierto gasto en investigación básica muy reducido por si tiene externalidades
muy positivas que se llaman en la literatura y no son directamente internalizables, bueno, eso también es un gasto que compete a todos,
la asistencia social, pues la asistencia social en la medida que es asistencia de última instancia también puede, al final la red lo que te interesa
es que sea lo más amplia posible para redistribuir entre todos, pero luego todo lo demás no y todo lo demás debería ser descentralizado
y no entro en el debate de cuál es el tamaño del estado óptimo, que esa es otra cuestión, a lo mejor el tamaño del estado óptimo
no es el tamaño de España, es el tamaño más pequeño, ahí no entro, simplemente digo que teniendo un estado llamado España
hay ciertos servicios que son por su naturaleza colectivo, esa escala estatal que deberían financiarse con impuestos estatales, con impuestos globales
pero todo lo demás, hombre si lo quieres llamar federalismo yo lo llamo simplemente eliminar impuestos y al eliminar impuestos ya tienes la descentralización hecha
no, todo eso no, todo eso fuera, todo eso son fondos corruptores para gobiernos regionales, es decir, es una manera de comprar administraciones territoriales
para que se mantengan haciendo socialismo a costa del dinero de los demás
si, si, lo sé, lo sé y no es casual que haya sido incapaz de superar renta per cápita al resto de comunidades autónomas porque es que el modelo es recibir el dinero para no superar al resto en renta per cápita
es decir, si te están pagando para que seas pobre sigue siendo pobre, pero es que además eso se vio muy bien cuando hubo que renegociar los fondos de la Unión Europea
porque entraron en países del este y por tanto la renta media bajo, etcétera, todas las comunidades se peleaban para seguir siendo pobres estadísticamente y seguir recibiendo fondos
por tanto, lo mismo pasa dentro de España, si tu prosperas dejas de recibir, deja de recibir el político y el político pasa a aportar fondos, que son nuestros, claro
al político, a la burocracia, etcétera, lo que le interesa es mantener esa situación actual y sobre todo es que además le permita a la administración
desarrollar políticas tremendamente socialistas y políticas para operizadoras, si tu no tuvieses el chorro de fondos que estás recibiendo
la única manera de crecer, de tener un mínimo empleo, aunque bueno, ahora mismo ni siquiera eso, pero vamos, sería atrayendo por ejemplo inversión extranjera o atrayendo inversión del resto de España
y para eso tendrías que hacerlo mejor que el resto de España, tendrías que ofrecer menores impuestos, tendrías que ofrecer más libertad, más garantías jurídicas, etcétera
ahora la administración andaluza, extremeña, castellano mancheca, etcétera, se pueden permitir el lujo de no hacer nada de eso porque el dinero le sigue llegando igual
no, yo creo que tiene que pasar por una descentralización de verdad, porque lo que hemos tenido no ha sido una descentralización de verdad
o sea, yo no planteaba tanto, aunque sí hay cierta evidencia empírica al respecto, pero no planteaba que la descentralización te lleva al liberalismo
no estaba diciendo eso, decía que la posición ideológica del liberalismo, de la ideología liberal, ha sido tradicionalmente amistosa con la descentralización
otra cosa es que a lo mejor la descentralización puede llevar al socialismo, no entra en ese debate, aunque ya digo hay cierta evidencia empírica que apunta a lo contrario
pero justamente la evidencia empírica sólida que quería comentar no era esa, sino el tema que ha sacado y que es pertinente en el caso de España
yo creo que hay otros elementos, es decir, en general toda Europa ha expandido mucho el peso de su estado y además históricamente en prácticamente
entre todas las sociedades del mundo ha habido una tendencia a que cuanto más se han requicido la sociedad, más han incrementado el peso del estado
porque como que se lo podían permitir y en el caso de España pues también por desgracia ha terminado pasando eso, la cuestión es tratar de revertir esa tendencia
pero lo que decía, la evidencia empírica relevante por lo cual yo creo que necesitamos una verdadera descentralización
es que la descentralización tiene beneficios numerosísimos en muchísimos campos si es descentralización de verdad
y en qué sentido es de verdad o es de mentira cuando gasto e ingresos están descentralizados
porque si los ingresos no están descentralizados el cliente del político local o regional no es el contribuyente local, no es el ciudadano local
es el Consejo de Política Fiscal y Financiera, es Montoro, es el chantaje, la presión, el cabildeo, al resto de autonomías y al resto de políticos
con lo cual la labor de política la ejercen en Madrid, no la ejercen en la región y aquí simplemente redistribuyen el botín que han logrado obtener en Madrid
y es un botín que además no tiene porque está relacionado con las necesidades de sus contribuyentes
pero claro desde la perspectiva del político local lo más interesante que es sacarles a los demás lo máximo y aquí contribuir lo mínimo para gastar lo máximo al menor coste
cuando hay una correspondencia entre ingresos y gastos el político regional si se tiene que preocupar muy mucho
aun así puede devolverse socialista porque al final si la gente quiere más estado pues habrá más estado
pero si se tiene que preocupar mucho de los servicios que les está proveiendo a su población porque el coste de esos servicios los va a soportar integramente su población
algo muy sencillo y muy fácil de ver, Andalucía sería imposible que tuviera el tamaño administrativo que tiene si el coste lo soportarán integramente los Andalucías
sería imposible porque la gente saldría a la calle ¿por qué lo pueden soportar? porque lo están costeando, madeleños, catalanes, isleños, etc.
en la justicia entro pero no entro todo lo que se podría llegar a entrar, la verdad que el campo de la justicia es un campo muy amplio para que iría mucho más estudio
aquellas competencias que son nucleares del estado he preferido no tratarlas porque son las más complejas en las que hay menos consenso
y por tanto las trataré seguro en algún libro futuro no a corto plazo porque te quiere un trabajo que no estoy haciendo en esos campos estoy trabajando en otros
pero sí quiero tratar en algún momento esos temas pero yo quería sacar un libro donde pudiese haber un cierto consenso
una cierta evidencia amplia y que los temas aunque puedan ser muy chocantes, muy llamativos no fueran temas absolutamente conflictivos
mi aspiración es que una vez alguien se lee al libro más o menos todo lo vea muy razonable y lo vea todo bastante con sentido común
aunque nos pueda parecer chocante y muy llamativo de principio pero al final con los casos tratados, con los ejemplos dados, con las evidencias aportadas
que no puede decir pues al menos tiene sentido, hay otros campos donde las certeza son mucho menos sólidas simplemente porque tenemos menos evidencias históricas
porque hay mucha menos investigación científica y uno de esos es por ejemplo la justicia, aun así en la justicia si hay bastantes cosas que se pueden hacer
en el libro algunas se trazan, la justicia civil y mercantil debería tener un carácter absolutamente siempre subsidiario y debería promover la subsidiaridad
frente a otras formas de arbitraje voluntario entre partes porque no hay ninguna razón para que la justicia, los tribunales estatales de los civil, de los mercantil
los sociales se deberían cerrar, estén como tribunal por defecto prioritario para tratar estos asuntos, debería soportarse el coste de la justicia que lo tiene
y debería soportarlo obviamente la parte que pierde, luego en la justicia penal pues ahí si lo has de mantener porque forma parte del imperium estatal irreductible
te cargas el estado que sería otra cuestión o si mantienes el estado la justicia penal la has de mantener, pero aun así la justicia penal se puede replantear de bastantes maneras
no hay razón para perseguir los llamados crímenes sin víctima, es decir aquellos crímenes que hoy son crímenes pero que no generan daño sobre terceros
por ejemplo prostitución, droga adicción, etc. todo eso lo podremos rechazar moralmente, lo podremos criticar pero no hay razón para enviar a la policía
y para mandar a la gente a la cárcel por esas razones y por esos motivos, luego la justicia penal a mi juicio debería estar muchísimo más orientada de lo que está hoy
a restituir, a reparar el daño que se ha causado a la víctima y menos a tratar de hacer prevalecer una noción de ofensa frente al estado
al final el daño lo recibe la víctima y es ella la que debe ser resarcida, como debe ser resarcida, bueno eso es una cuestión que tendrá que determinar el tribunal
en función de las circunstancias de la víctima, pero hoy es que la víctima es el último mono de cualquier proceso penal y eso tampoco puede o debería ser así
y en todo caso la justicia en general debería dedicarse a tratar conflictos que surgieran no de la multiplicidad de normas que aprueba el sector público
hoy las administraciones estatales y autonómicas aprueban más de un millón de páginas anuales de boletines y diarios oficiales
sino a resolver disputas que puedan surgir de los contratos que voluntariamente han pactado las partes, es decir tendría que intentar rellenar los huecos
aquellas lagunas interpretativas dentro de los contratos, no ni a crear leyes ni sobre todo a buscar coherencia entre un entramado en una selva de leyes
salvaje y disparatada donde no hay coherencia, donde unas normas se contradicen con otras, donde las normas que saldrán mañana tumban todas las normas actuales
donde hay una inserción en la legislativa brutal donde cualquiera puede ser un delincuente porque somos ignorantes por necesidad de la ley
porque la ley no tiene una interpretación única sino tropecientas interpretaciones a raíz o según los gustos del magistrado de turno, etc.
Sí, es evidente que en general toda gente económica que puede repercutir sus impostos los intenta repercutir y las empresas en muchos casos tienen capacidad
para repercutirlos y lo repercuten, depende también de la elasticidad de su demanda, etc. Si no tienen margen para subir los precios
no lo podrán repercutir, si tienen trabajadores que son muy específicos y poco sustituibles no les podrán bajar el sueldo sin que se vayan, etc.
Pero si tienen un cierto margen para repercutirlo y por tanto el impuesto de sociedades en gran medida se repercute.
Yo en el libro propongo dos tipos de impuestos, uno sobre la renta, un 6% sobre salarios y beneficios, o, no, y si no, o, uno sobre el consumo, también del 6%.
Al final el resultado es muy parecido, precisamente por la repercusión del impuesto, el IVA también lo pueden terminar pagando las empresas
y no pueden subir el precio, es decir, que si repercuten el IVA o la subida del IVA a su precio, si les caen más de la demanda de lo que les caería
si no lo repercutieran, pues se tienen que comer ellos esa pérdida de margen y eso se puede traducir en despidos y menores salarios, etc.
Pero el impuesto indirecto tiene una cierta ventaja sobre el directo, un impuesto sobre el ahorro y un impuesto sobre el consumo futuro.
Y lo lógico es que el impuesto sobre el consumo futuro lo sufras cuando consumes en el futuro, no antes de consumir en el futuro.
Entonces la ventaja del impuesto indirecto es esa, que te permite grabar el consumo al menos en el momento en el que se efectúa el consumo y no antes.
Por tanto, no hay un gravamen anticipado del consumo futuro, pero es el único matidiferencial, al final son muy parecidos los dos.
Luego, sobre la propiedad privada comunal. A ver, la propiedad privada comunal del medio ambiente, yo sí la veo muy distinta de la propiedad de un ayuntamiento.
Las cuencas de los regantes de Alturia es propiedad comunal, de hecho sus disputas se resuelven en el tribunal de las aguas de Valencia y ahí no entran los ayuntamientos ni entra nada.
Yo he vivido años en Valencia y a mí no me afectan nada lo que les pase a los regantes.
Por tanto, yo no tengo ningún interés legítimo en la gestión de las cuencas de Alturia, es absurdo.
Y que pretendiera tenerlo, pues seguramente serían intereses disparatados y que podrían romper la armonía y algún funcionamiento de esa propiedad.
Por tanto, ahí tiene que haber una concentración o una identificación entre propiedad e información, y quien tiene la información y además que han venido usando históricamente esos recursos
han sido los regantes y tienen todo el sentido que lo sigan administrando ellos porque lo han hecho estupendamente.
No yo por el hecho de haber residido en algún punto de la geografía valenciana.
Si entiendo que puedas pensar que hay más similitud entre la propiedad comunal de las ciudades y los ayuntamientos, el otro tipo de propiedad comunal que se plantea.
Pero yo creo que hay dos diferencias básicas, más allá de lo evidente y es que hoy en día yo puedo ser inquilino y determinar los órganos de gobierno municipales
cuando en ese caso lo determinarían los propietarios, no los inquilinos, pero más allá de eso hay una diferencia que yo creo que es más crucial
porque al final todos podemos tender a ser propietarios y por tanto ahí no tendría por qué haber gran diferencia.
La diferencia crucial es la flexibilidad de reorganización interna. Una propiedad privada comunal sobre una ciudad no tiene por qué ser estática,
no tiene, un ayuntamiento en teoría tampoco pero en la práctica lo es, no tiene por qué ser estática.
Tú puedes hacer un combino regulador como en un divorcio y puedes crear nuevas unidades administrativas de manera flexible.
De hecho hay acciones dentro del derecho civil que te permiten dividir la cosa común entre unidades administrativas o unidades de gestión inferiores
y esa competencia interna es una competencia indispensable. Normalmente se suele hacer hincapié en que es bueno que los municipios compitan
pero es una competencia entre municipios y lo que planteo es que tiene que haber también una competencia intramunicipio.
Es decir que si tú no estás a gusto con cómo está gestionando el alcalde tu única manera o el gestor de la Junta Municipal
tu única alternativa para que lo gestione de otra manera no sea derrocarle, sea asociarte con otros vecinos y decir
que formamos nosotros nuestra propia Junta vecinal para administrar este servicio de una manera diferente a como lo está gestionando usted
que a lo mejor es una manera muy adecuada para los residentes en una parte de la ciudad pero no lo es para ésta.
Por ejemplo si quiere construir un polideportivo pues vale que se lo coste a quienes quieran un polideportivo
pero el polideportivo probablemente lo construye en una parte de la ciudad y no en la otra y se van a beneficiar unos ciudadanos particulares
y no otros. Por lo tanto para todo este tipo de cosas o de críticas de protestas de competencia en el fondo entre modelos de organización
y de gestión pues es muy positivo que haya esa posibilidad que hoy de facto no existe.
Y luego además hay otro asunto donde también es superior la propiedad o la copropiedad y es en el tema de las externalidades.
Hoy el ayuntamiento no se concibe como una copropiedad y por tanto si una empresa contamina toda una ciudad
pues tiene que decidir aleatoriamente el político en el parlamento o como mucho si tiene alguna competencia municipal el ayuntamiento
pero decide de manera no vinculada con derechos de propiedad.
Lo necesario para internalizar las externalidades es que el daño que reciben los propietarios dentro de una comunidad de propietarios
les se ha indemnizado en función de la propiedad y en función del daño que reciben sus propiedades.
Es decir que si se contamina toda una ciudad obviamente tendrás que indemnizar más a quien tenga más propiedades
porque reciben más daños específicos que a quien tenga menos propiedades
y eso solo lo puedes conseguir si reconoces la copropiedad existente en una ciudad.
Por tanto si hay diferencias e incluso diferencias evolutivas es decir
si tú estudias el tipo de normas que han surgido en regímenes de copropiedad
esto lo estudió el Inoronstrom en sus diversos papers premio Nobel hace unos años
verás que el tipo de normas que surgen no pueden surgir en una ayuda.
Es decir los procesos por los que surgen normas que son consistentes
y que permiten el mantenimiento de la comunidad no pueden surgir en un sistema electoral de un ayuntamiento.
Es imposible.
Si no a mí el principio de subsidiaria me gusta mucho porque efectivamente
te da una prelación de legitimidades y desde luego la legitimidad inicial
y primordial y preferente está en la sociedad no está en el estado y el estado solo entra
si es absolutamente indispensable que entre porque no hay otro remedio.
Y yo en el libro Defiendo el principio de subsidiaridad
creo que es la única justificación que puede haber hecho para el estado
si no hay principio de subsidiaridad o si se quiere ir a otro tipo de principios
el estado no es legítimo puede ser lo mínimamente en todo caso por el principio de subsidiaridad.
Otra cosa es si hay alguna actividad que no pueda desarrollar la sociedad
y que debara desarrollar el estado pero si la hubiera ahí podría hacerse
o podría justificarse la intervención o al menos podría explicarse podría argumentarse.
En parte puedo coincidir por lo siguiente.
La sociedad más pobres el problema que tienen no es un problema de estado de bienestar
es un problema de que el orden público no está garantizado básicamente.
Si uno va a cualquier país pobre el tipo de problemáticas al que se enfrentan
es una problemática de cómo mantener la seguridad.
Tengo amigos por ejemplo Watemá Altecos que vienen a España
y que lo que más valoran de España es algo que no nos hemos percibido ninguno de nosotros
y es que no tienen que estar mirando atrás continuamente por si les van a atracar les van a violentar etc.
Entonces en la medida en que el estado tiene un monopolio de la seguridad de la defensa etc.
Tal vez en estas sociedades si haga falta que el estado sea más eficaz
a la hora de proteger el orden público y es en el único matiz en el que podría coincidir
de que hace falta un estado más fuerte yo diría más eficaz o que las funciones que sea roga las cumpla bien
que no sea un despropósito corrupto que donde todas las fuerzas de seguridad, los tribunales etc.
estén todos sobornados por unos y por otros y sea por tanto una manera de instrumentalizar la violencia de uno sobre otro.
En todo lo demás no creo que haga falta un estado más fuerte es decir
no necesitamos un estado más fuerte en educación en estos países ni en la sanidad ni en las pensiones etc.
Primero porque no se lo pueden pagar y segundo porque en esos países el sector privado está desarrollando en general
un trabajo muy encomiable a la hora de proporcionar esos servicios.
En el libro hay varias experiencias no solo la sanidad en la India que he comentado
también otros países del tercer mundo, James Tully que es un investigador, un economista
se fue también a Nigeria, también a India y a Etiopía
y se preguntó vamos a ver cómo se proporciona la educación en estos países que son pobres
mucho más pobres que cualquier otro país occidental en el que podamos pensar
y lo que se encontró es que la mayoría de la población tenía servicios educativos gracias al sector privado
escuelas que cuestan unos pocos céntimos al día, equivalente a céntimos de euros al día
y que además las escuelas privadas tenían una dotación de equipo de servicios muchísimo mejor que las públicas
pero que entre todas tenían mesas y sillas y agua potable en las públicas muy pocas etc. bibliotecas por ejemplo
y lo que los resultados que obtenían los alumnos en la privada eran superiores a los alumnos en la pública
tiene un documental por ejemplo que va a las salvas de las privadas y el profesor está enseñando los alumnos etc.
va a las aulas de la pública y el profesor está durmiendo encima de la mesa hablando con el teléfono móvil
o el teléfono o lo que sea etc.
Entonces ahí ya el sector privado ya está prestando una buena labor
y el único problema es que son pobres, entonces los medios materiales para desarrollar esa labor no son muy amplios
pero que eso se puede solventar mediante mayor prosperidad.
En lo otro pues obviamente el orden público es un problema,
es un problema que falta desarrollar una teoría liberal de cómo se puede garantizar el orden público sin estado
sobre todo en sociedades donde los equilibrios de poder todavía no están asentados
y donde por tanto la violencia está inserta en el corazón de la sociedad
y por tanto entiendo que se puede hacer el caso de que hace falta que el estado pacifique de alguna manera la sociedad.
Otra cosa es que lo pueda lograr porque eso ya es relativamente discutible
o que lo pueda lograr sin dosis de represión probablemente intolerables para estandares occidentales
pero que en todo caso si por estado más fuerte entendemos que hace falta una mayor prevalencia del orden público
ahí sí coincido, los medios para lograrlo ya tengo más dudas.
Sí, bueno, sabe ante qué amos tiene que responder.
No, vamos a ver, yo creo que el error está en pensar
que porque el estado nos imponga un modelo no está experimentando con nosotros,
claro que está experimentando, lo que pasa es que nos está imponiendo el experimento
y está, nos está evitando, nos está prohibiendo que dispongamos de evidencias más abundantes
para acceder a mejores sistemas.
Pero experimentando, está experimentando, es decir, los burocrátas dicen
la organización óptima sanitaria es esta, vale, todo es la misma.
Pero por qué es esta?
Es que gran parte de la experimentación no es que se llegue a una conclusión definitiva
y asentada y cerrada.
Gran parte de la experimentación son encontrar nuevos modelos de negocio,
nuevas formas de organización de los factores que te permitan hacer lo mismo de una manera más eficiente
y eso nunca es un proceso que concluye porque el mero cambio tecnológico,
la mera evolución tecnológica, incluso gradual, te cambia la cual sea el óptimo
y lo tienes que estar descubriendo continuamente.
Hay que el primer Nobel de Economía decía que la competencia era un proceso de descubrimiento
y ese proceso de descubrimiento se paraliza cuando no se quiere descubrir nada
o cuando el único que puede descubrir es uno, pero qué incentivo tiene ese uno a descubrir
si ya tiene su posición asentada y además no responde a las necesidades de sus usuarios.
Entonces, sí, por supuesto se puede poner la objeción de que estás experimentando,
pero primero ya están experimentando con nosotros
y segundo, hay alternativas que tienen amplio respaldo empírico de que funcionan
y con las que no se nos permite experimentar.
En el caso de la educación, por ejemplo, el homeschooling, la educación en casa,
o la diferenciada, quien queda diferenciada o el flexieschooling,
no tiene por qué la educación en casa, puede ser parte de la educación en casa y parte en una escuela.
Todo eso que sabemos que funciona y que funciona muy bien
y que en algunos casos funciona extraordinariamente bien, se nos prohíbe embarcarnos en ello.
Entonces, Google, por ejemplo, ahora está creando sus centros educativos
con modelos de educación, bueno, en parte son el método Montessori
con el cual se educaron los creadores de Google, pero reformulado también
a lo que ellos entienden, las necesidades del siglo XXI
y eso es una experimentación que se está dando en Estados Unidos
y que en España no se está dando ni se puede dar.
¿Por qué? Porque todo pasa por el rodillo de la planificación central de estos modelos.
Entonces, la cuestión es, ¿en quién confías más?
En Berth y en Anamato, o en las mentes de miles de empresarios
que se están calentando la cabeza para ofrecer tu mejor servicio
y pudiendo además elegir tú, aquel en el que confías más.
Yo no tengo claro. Si cada uno no lo tiene claro, pues oye,
que acudan a la empresa de Berth y a Anamato y que les confíen su patrimonio a ellos,
pero que no me lo impongan a mí.
Sí, el Estado suele empezar la táctica de crear crisis,
porque en muchos casos las crean el mismo, porque claro,
se escudan lo de Marbella, y Marbella no es la parte del Estado,
crean crisis y luego esas crisis les sirven como excusa
para multiplicar las intervenciones que a su vez generan nuevas crisis.
Pero claro, en el caso que me estás comentando, pues claro,
se encarece el precio de la vivienda, se reduce la vivienda,
necesitamos viviendas de protección oficial porque hay gente que no tiene viviendas asequibles.
Y de nuevo pues empezamos una nueva ronda de intervenciones,
de problemas, de disparates que llaman a ellos a más intervenciones.
Eso está claro, es un ciclo de generación política,
un ciclo vicioso de generación política, que por desgracia,
la única manera de romperlo es haciendo que consciente a la sociedad
de que la están engañando y que la están sometiendo a unas trampas continuas
para recortarle sus libertades y para arrebatarle la cartera básicamente.
Sobre la capacidad legislativa de las comunidades autónomas,
hombre, a mí la capacidad legislativa de cualquier parte del Estado no me gusta,
porque realmente como mucho el Estado debería poner cuatro principios básicos generales del derecho
y a partir de ahí todo consensual, todo contractual, no necesitas más.
Ahora imaginemos lo que sería si esa ley que acabas de comentar
no hubiese quedado restringida el ámbito andaluz, sino que se hubiese impuesto en toda España.
El desastre sería todavía mayor, porque sería contaminar a todos.
O en el ámbito todavía peor, ¿no? En el ámbito comunitario de la Unión Europea sería una catástrofe.
Entonces, aunque es evidente que la descentralización provoca
que algunas partes del sistema pues puedan salir perjudicadas,
si por ahí la evolución involuciona, digamos, al menos le sirve a otras
para no someterse a las regulaciones caínitas de esa tercera.
Y le sirve a otras también para aprender de los nefastos resultados que pueden tener esas intervenciones
y para no emularlas en el futuro.
Entonces, y también le sirve a los residentes de unas partes al menos para que tengan la ocasión
si quieren de irse, de escaparse, de refugiarse en otras.
A mí lo que me aterroriza de verdad son las regulaciones cada vez más centralizadas.
De hecho, si esta regulación que comentas, si hubiese adoptado en el ámbito municipal
y no en el autonómico, tanto mejor, porque solo hubiese sido un disparate de un municipio
o de un par de municipios, es precisamente cuando vamos escalando
en el nivel administrativo, cuando se vuelve más devastador
y cuando ni siquiera te puedes proteger con la mayor de las democracias que existe,
que es el voto con los pies.