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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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¿Debería dimitir Pedro Sánchez por el escándalo de corrupción que rodea a la
mano derecha de quien era la mano derecha de Pedro Sánchez? Veámoslo.
El PSOE le exige a José Luis Ábalos, exsecretario de Organización del Partido
y exministro de Transportes de Sánchez, que abandone su acta de diputado por su
responsabilidad política en el caso de corrupción de Coldo García, que ya
tuvimos ocasión de describir en un vídeo anterior. Escuchemos al Partido Socialista.
La Comisión Ejecutiva Federal del Partido Socialista ha decidido en su reunión de
hoy, de esta mañana, por unanimidad, solicitar a José Luis Ábalos la entrega de su acta
al Grupo Parlamentario Socialista. Sabemos que José Luis Ábalos no está investigado,
ni señalado, ni imputado, ni su nombre figura en la investigación que ustedes conocen.
No nos erigimos en jueces, no somos fiscales, no juzgamos, pero a pesar de todo, la Comisión
Ejecutiva Federal considera que sí existe una responsabilidad política. Por ello, esperamos
que la entrega del acta se produzca en las próximas 24 horas y así se lo hemos comunicado.
Es decir, que José Luis Ábalos debe dejar su escaño en el Congreso de los Diputados
porque, al entender del Partido Socialista Obrero Español, existe una responsabilidad
política en el escándalo de corrupción de su mano derecha, Coldo García. Este concepto,
el de responsabilidad política, es un concepto bastante indeterminado y bastante poco acotado,
porque, al menos de momento, no es ya que José Luis Ábalos no haya sido condenado en
firme, sino que ni siquiera está siendo investigado. Con lo cual, cuando se le imputa responsabilidad
política, lo que se le está imputando es responsabilidad o bien por no haber escogido
adecuadamente a su mano derecha o bien por no haber supervisado eficazmente los chanchullos
en los que estaba incurriendo su mano derecha. O, por utilizar las expresiones latinas,
culpa ineliguendo y culpa invigilando. Y cuidado, no es que me parezca mal que el Partido Socialista
coloque sus umbrales morales de lucha contra la corrupción en un lugar tan bajo. Incluso
si tú no estás siendo investigado, el mero hecho de que hayas nombrado mano derecha a una
persona, que ni siquiera está condenada, pero sí está siendo investigada, ya te inhabilita para
seguir ocupando un cargo público. Al fin y al cabo, la mujer del César no sólo ha de ser honesta,
sino parecerlo. Y, desde luego, la percepción social que se estaba extendiendo es que José Luis
Ábalos muy, muy, muy decente no parecía. Quizá fuera un ingenuo o quizá fuera un incompetente,
pero el hecho de que esté tan cerca del tufo de la corrupción, o de la presunta corrupción,
extendía a su alrededor una imagen de indecencia que puede, si así lo considera su partido,
que lo inhabilite para ocupar un cargo público en representación también de ese partido.
La cuestión, claro está, es si el Partido Socialista coloca tan bajos los umbrales de
decencia mínima exigible a un cargo público porque, de verdad, le provoca repugnancia el
tener a cargos públicos tan cerca del foco de corrupción, aunque ellos mismos no se hayan
pringado de esa corrupción, o simplemente porque estamos ante una campaña de marketing dirigida a
levantar un cortafuegos para proteger piezas del ajedrez más valiosas que el propio José Luis
Sábalos. Y si fuera lo segundo, no sólo estaríamos ante un partido político enormemente cínico,
que no tiene ningún reparo moral en sacrificar a personas que han sido muy importantes dentro de
su organización política con tal de salvar a los líderes actuales, sino que además podríamos estar
ante una jugada muy torte. Me explico. Si el argumentario oficial del Partido Socialista Obrero
pasa a ser que cualquier persona que haya tenido una mano derecha corrupta debe dimitir de sus cargos
públicos, ya sea por culpa ineliguendo o por culpa invigilando, entonces el próximo que podría estar
al caer como consecuencia de la aplicación de este principio interesado en la coyuntura actual podría ser
el mismísimo Pedro Sánchez. Al fin y al cabo, hasta mediados del año 2021, la mano derecha de Pedro
Sánchez dentro del Partido Socialista Obrero Español, el secretario de organización del PSOE,
el número 2 o número 3 del partido según como lo contemos, era José Luis Sábalos. No fue hasta mediados
del año 2021 cuando hay una remodelación del gobierno y de manera muy sorprendente y no adecuadamente
explicada. Pedro Sánchez cesa a José Luis Sábalos como ministro de transporte y también a la vez
como secretario de organización del PSOE cuando José Luis Sábalos deja de ser mano derecha de
Pedro Sánchez. Pero es que el caso de corrupción del que estamos hablando se fraguó en los años 2020
y 2021, es decir, cuando José Luis Sábalos sí era mano derecha de Pedro Sánchez. Por tanto, ¿hasta dónde
se extiende la responsabilidad política? ¿Hasta dónde se extiende la culpa ineliguendo y la culpa
invigilando? ¿Ábalos es responsable políticamente por haber escogido como mano derecha a un corrupto y por no
haberse dado cuenta durante más de un año de que era un corrupto? Pero en cambio Pedro Sánchez no es
responsable de haber escogido como mano derecha a una persona que se rodea de corruptos y que no es
capaz de detectar que se ha rodeado de corruptos. No sólo eso, Pedro Sánchez no tiene ninguna
responsabilidad invigilando sobre la mano derecha de su mano derecha. Pedro Sánchez como secretario
general del PSOE sólo tiene la obligación de vigilar a su secretario de organización, José Luis
Sábalos. O Pedro Sánchez como presidente del gobierno sólo tiene la responsabilidad de vigilar a
su ministro de transportes, José Luis Sábalos, pero no de vigilar, de sospechar o de investigar
al menos alguna vez a las personas de más estrecha confianza de su número 2 en el partido y de su
ministro en el gobierno. Pero bueno, supongamos que sería mucho exigirle a Pedro Sánchez que escoja
adecuadamente a sus colaboradores, que escoja adecuadamente a colaboradores que a su vez sepan
escoger a personas de confianza, o que sería mucho exigirle a Pedro Sánchez que vigile a la mano
derecha de su mano derecha. Supongamos todo esto. Muy bien, pero aún así la cuestión pasaría a ser
otra. Si durante los próximos días o las próximas semanas José Luis Sábalos, exsecretario de
organización del PSOE, exministro de transportes del gobierno de Sánchez, si José Luis Sábalos durante
los próximos días o las próximas semanas termina siendo investigado e imputado, Pedro Sánchez tendrá
la obligación política de dimitir. Porque si según el PSOE, si según Pedro Sánchez, José Luis Sábalos está
inhabilitado para ejercer un cargo público en representación del partido porque no ha sabido
escoger adecuadamente a personas que ahora están siendo investigadas por corrupción, si José Luis
Sábalos termina siendo investigado por corrupción, si se termina sospechando que se ha podido
beneficiar de alguna manera de la corrupción de su número 2, incluso que el número 2 de José Luis
Sábalos no actuaba independientemente, sino por órdenes de su número 1, de José Luis Sábalos, del
ministro de Sánchez, del secretario de organización de Sánchez, entonces Pedro Sánchez estará exactamente
en la misma posición que hoy se encuentra José Luis Sábalos. Si José Luis Sábalos termina siendo
investigado por corrupción, Pedro Sánchez tendrá responsabilidad política tanto ineliguendo como
invigilando. Y si a José Luis Sábalos se le exige la renuncia por esa responsabilidad política
ineliguendo y envigilando, por la misma lógica, por las mismas razones, habría que exigírsela sí o
sí a Pedro Sánchez si José Luis Sábalos termina siendo investigado por corrupción. Ahora bien, si
José Luis Sábalos terminara siendo investigado por corrupción, ¿alguien se cree que Pedro Sánchez
dimitiría o que el Partido Socialista, atendiendo a ese muy bajo umbral de exquisita rectitud moral,
le exigiría a Pedro Sánchez que dimitiera como presidente del gobierno y como secretario
general del Partido Socialista? Evidentemente no. De ahí que todo esto sea una mera opereta mediática.