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Muchas gracias, profesor, a Juan Ramón, cuando quieras.
Muchas gracias a Roger, a Deusto, a Carlos, a Daniel, por supuesto, por su amable invitación a presentar su quinto libro
y muchas gracias a todos ustedes por poder asistir aquí.
Yo, de hecho, también ya he presentado en otra ocasión a Daniel y fue la primera vez.
Nosotros, los mercados, que el éxito no tuvo tanto que ver con mi presentación, con la calidad del libro.
Yo simplemente quería reflexionar sobre la tradición intelectual o sobre la perspectiva intelectual que adopta el libro.
Porque, cogiendo parte, no nos hemos coordinado, pero casi, de las ideas que ha trasladado Carlos,
digamos que los economistas siempre han planteado el problema del paro desde dos ópticas.
Es un poco simplificado, pero creo que se puede entender una políticas de oferta, otra políticas de demanda.
O un problema de oferta o un problema de demanda.
Los que se insertan en la tradición de que el paro es un problema de oferta, básicamente lo que dicen es
tenemos un desajuste productivo por el cual hay unos sectores que se han sobredimensionado,
hay otros que están infra-desarrollados, hace falta un cambio en la estructura productiva
y para eso los trabajadores tienen que saltar de unos sectores a otros.
Y por tanto los precios se han de poner en correspondencia con los costes porque si no será imposible contratarlos.
Los precios del trabajo es el salario, el salario depende de la productividad del trabajador,
es decir, de la capacidad de generar riqueza en un determinado sector.
Si hay un sector que ha muerto, obviamente ese trabajador ya no puede generar riqueza en ese sector.
Tiene que trasladarse a otro que todavía no ha nacido y como todavía no ha nacido,
al principio tendrá muy baja productividad y por tanto necesitamos precios flexibles
para que los salarios se puedan ajustar a esa baja productividad inicial,
porque si no ni siquiera hay que llegar a desarrollarse ese sector.
Esa es una perspectiva, la perspectiva de que el problema es de desequilibrios
o de descoordinaciones en el lado de la oferta.
Y luego está la otra perspectiva, que es la más popular, la que Carlos comentaba que apela al sentido común,
que es que es un problema de demanda, que la gente no gasta, que no consumimos lo suficiente
y que por tanto las tiendas no venden toda su mercancía y si no venden toda su mercancía
no necesitamos a trabajadores que la produzcan.
Esta idea de que el paro es un problema de demanda, es un problema de insuficiencia de gasto
ya está refutado en la economía no desde hace 10, 20, 30, sino desde hace más de dos siglos.
El señor que más hizo por refutar esto es un economista francés,
que yo creo que es uno de los mejores economistas de la historia tanto por su claridad como por su lucidez,
que se llamó Jean-Baptiste.
Y Jean-Baptiste lo que dijo es, señores, la demanda es oferta.
No es que la demanda se vea de alguna manera impulsada o favorecida o incentivada por la oferta,
no, no, la demanda es oferta.
Si yo quiero comprar algo, si yo quiero demandar algo, tengo que ofrecer algo.
Yo no puedo comprar sin pagar.
Y pagar implica tener renta, y tener renta implica producir para el mercado.
Ya sea producir hoy, en cuyo caso yo compro con lo que ya he vendido,
con el dinero que he cobrado al vender previamente,
o ya sea vender mañana, que es comprar a crédito.
Yo compro hoy, pero pago mañana.
¿Con qué pago mañana? Con la producción de mañana.
Pero el caso es que hay que producir.
No se puede comprar, no se puede demandar sin producir.
Y por tanto no hay demanda si no hay oferta.
De hecho, habréis escuchado muchas veces el ejemplo que pone Pablo Iglesias,
de, bueno, pero el señor del bar, ¿qué problema tiene?
El señor del bar es un problema de que los salarios son altos y uno puede contratar,
o de que no le compran.
Y muchas veces también habréis escuchado encuestas que les plantean a los empresarios.
Usted, ¿el problema cuál es? ¿Su principal problema para contratar cuál es?
¿Que los costes laborales son altos o que no venden?
Y el 60%, 70% dicen que no venden.
Y por tanto parece que, como decía Carlos, el sentido común es que el problema es de demanda.
Pero de nuevo, ¿un problema de demanda qué es?
Es que hay gente que no compra. ¿Pero por qué no compra?
Porque no tiene renta. ¿Y por qué no tiene renta?
Porque no está trabajando. ¿Y por qué no está trabajando?
Porque no está produciendo.
Por tanto, para que haya más demanda hay que poner a más gente a trabajar.
Y más gente a trabajar es más gente a producir.
Los economistas que plantean que hay un exceso de producción en relación con la demanda,
en última instancia lo que nos aconsejan es producir todavía más.
¿Cómo el problema puede ser de sobreproducción?
Si lo que nos dicen es que hay que conseguir que la gente tenga algún empleo para que pueda demandar.
Pero si tiene algún empleo, ¿qué va a hacer?
Va a producir. Va a producir todavía más.
Y la cuestión, por tanto, es si lo que tenemos es que producir y que producir más,
¿qué hay que producir?
Cualquier cosa.
Porque si hay que producir cualquier cosa,
el estado de la oferta de la producción del año 2006 nos sirve estupendamente.
Es decir, seguimos produciendo 800.000 viviendas al año
y comprando el resto de los bienes a créditos, es decir, con producciones de dentro de 20 o 30 años.
Si no nos sirve cualquier cosa, y creo que es evidente que no nos sirve cualquier cosa,
porque la oferta está destinada a satisfacer las necesidades de las personas,
si no nos sirve cualquier cosa, tendremos que readaptar una oferta que sea desajustada completamente a la demanda.
Y fijámonos que, según la perspectiva que adoptemos,
las soluciones políticas a proponer son muy distintas.
Si recetamos que el problema es de demanda,
efectivamente lo que tenemos que hacer es gastar.
Gastar como sea.
Impulsamos el gasto agregado, nos endeudamos.
Por ejemplo, el sector público se endeuda,
se pone a comprar viviendas, más obra pública, etc.
Infla la demanda y claro, ahí ya genera rentas,
genera un círculo virtuoso conocido como el multiplicador Keynesiano,
y a partir de ahí ya recolocamos a todo el mundo.
Si el problema es de oferta, sin embargo, si el problema es
no estamos produciendo lo que debemos producir
y por tanto tenemos que reinventar nuestro aparato productivo,
entonces la política no puede ser demanda.
La política no puede ser no me pongo a gastar en lo que sea para impulsar el gasto.
La política debe ser, incluso desde la perspectiva del planificador estatal,
invierten esto, invierten aquello, invierten lo otro.
Produce este tipo de empresa, produce este tipo de producto.
Pero esto, lo de planificar a golpe de politburo,
¿quién mejor lo hace es el burócrata o quién mejor lo hace es
no un ejército industrial de reservas, sino un ejército de empresarios
en plena competencia para ver qué proyectos salen adelante y cuáles no?
Yo creo que es evidente que es lo segundo, aunque desde izquierda unida y desde podemos
insisten en que es lo primero, porque fijaos en esa contradicción.
A veces se la ha planteado a ellos y les dice, espera a ver,
el problema del paro no es que es de demanda, sí claro,
entonces ¿por qué queréis cambiar el modelo productivo?
Porque ellos están diciendo que hay que cambiar el modelo productivo, más energías renovables,
más rehabilitación de vivienda, más servicios sociales,
pero si el problema es de demanda, ¿por qué proponeis políticas de oferta?
Porque cambiar el modelo productivo es una política de oferta.
¿Dónde el modelo productivo lo quieres diseñar tú?
¿Y tú sabes dónde hay que recolocar a 3 millones de personas?
En energías renovables, sí.
Aparte de que eso fijaos un volumen algo excesivo para energías renovables,
esto es como decir quiero la paz mundial, porque energías renovables es un sector
ya de por sí bastante amplio que no atiende al producto específico concreto,
a la manera de producirlo, etc.
Si el problema es de oferta, incluso en última instancia,
así lo reconocen los economistas que predican todo el día que el problema es de demanda,
si el problema es de oferta y es evidente que la oferta, quienes la crean y quienes la dan mejor
son los empresarios, las políticas necesarias necesariamente pasarán por políticas de flexibilización
y de liberalización de la oferta.
Y eso es de lo que trata este libro.
En este libro no se proponen políticas de gasto, no se proponen políticas de demanda,
lo que se proponen son políticas de cómo liberalizamos el mercado laboral
para que el reajuste del modelo productivo sea lo más rápido posible.
¿Qué tipos de políticas se proponen?
Pues de regulación o liberalización de los mercados, simplificación normativa,
rebajas de impuestos, que alguien podría pensar que es una política de demanda,
porque de alguna manera es como inyectar renta, pero no,
es dejar la capacidad de gasto y de inversión, de determinación de los raciones productivos
en manos de los empresarios en lugar de en manos de los políticos.
Por tanto, todo el paquete de medidas que impulsa este libro,
que yo iría incluso más allá y diría simplemente que necesita el mercado laboral español,
liberalización completa, abolición del Estaduto de los Trabajadores
y de toda la restante legislación laboral que privilegia a sindicatos y patronales
para planificar centralizadamente en el Políguro del Ministerio de Trabajo de España
las relaciones laborales de todos los españoles.
Pero obviamente esto es, digamos, una receta un poco amplia,
aunque muy sencilla, muy simple, pero muy amplia,
y lo que hace Daniel es descender en propuestas más concretas, más micro, más gradualistas,
para ir avanzando hacia una mayor libertad de los mercados y en concreto del mercado laboral
para, desde luego, que se pueda materializar desde la empresa, desde el mercado, desde la sociedad civil,
que se pueda materializar este cambio de modelo productivo
y sólo una vez sería materializado el cambio de modelo productivo
y sólo, por tanto, cuando la gente esté trabajando y esté produciendo los bienes
que otra gente quiere consumir y no viviendas que nadie quiere comprar,
sólo entonces la demanda aumentará, porque cuando la gente encuentra un empleo productivo,
es decir, un empleo que genera valor, esa gente obtiene renta y ya puede gastar,
pero no se puede colocar el carro antes de los hueles. Muchas gracias.