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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Las pensiones públicas están fagocitando una porción creciente del pastel del conjunto de la
economía. Y en el futuro irá a peor. Veámoslo. Los recursos son escasos con respecto a los usos
que nos gustaría hacer de ellos. Y precisamente por eso hay que economizar los recursos. Es decir,
hay que priorizar qué usos sí les damos a esos recursos y qué usos no les vamos a dar a esos
recursos. Si los recursos fueran infinitos con respecto a los usos que queremos hacer de ellos,
no necesitaríamos economizar esos recursos. No tendríamos por qué priorizar unos usos sobre
otros. Pero no es el caso. Y como ese no es el caso, podemos decir que todos los agentes económicos se
exponen a lo que en economía llamamos restricción presupuestaria. A saber, no puedo tener más de
todos los bienes a la vez. Si quiero tener una mayor cantidad de un determinado bien, he de tener una
menor cantidad que aquella que alternativamente podría tener de otro bien. Como digo, todos los
agentes económicos se enfrentan a la restricción presupuestaria. Sin embargo, algunos economistas
no demasiado serios suelen sugerir que los estados no se enfrentan a ninguna restricción presupuestaria.
Que para que el sector público gaste más, no es necesario que el sector privado gaste menos en
forma de mayores impuestos o de un mayor ahorro interno dirigido a proporcionarle financiación al
sector público. O que para que el sector público gaste más en unas partidas, no es necesario que
gaste menos en otras partidas de lo que alternativamente podría haber gastado. Pero lo cierto es que la
restricción presupuestaria sí que existe. Si el Estado absorbe más recursos del conjunto de la
economía, el sector privado tiene a su disposición menos recursos de los que alternativamente podría haber
tenido. Y si el Estado decide gastar más en ciertas partidas del presupuesto, no puede gastar tanto en
otras. Y claro, una vez uno entiende la restricción presupuestaria, que el mayor gasto público viene a
costa del menor gasto privado y que el mayor gasto público en unas partidas viene a costa del menor gasto
público en otras, lo siguiente que se tiene que plantear esa persona es qué está sucediendo con la
restricción presupuestaria en su respectivo país. Y concretamente en España, lo que ha sucedido, tal
como recogía hace unas semanas el periodista económico Javier Jorrín, es que el Estado, durante las últimas
dos décadas, entre el año 2002 y el año 2022, ingresa cada año 290.000 millones de euros más a costa del
sector privado. Los ingresos públicos en estas dos décadas se han incrementado en esta magnitud,
290.000 millones de euros más que tiene el Estado y que podrían estar, y no están, a disposición del
sector privado. En realidad este es un dato nominal que habría que corregir por inflación, pero aún
corrigiéndolo por inflación, el dato es impresionante. En el año 2022, en términos reales, el Estado ingresaba
190.000 millones de euros más que en el año 2002. ¿Y en qué se está gastando todo ese incremento
extraordinario de los recursos del Estado español? Pues atención, prácticamente la mitad, el 45%, de todo
ese incremento extraordinario de los ingresos del Estado ha ido destinado a pagar pensiones. España es el
país de la Unión Europea que ha destinado durante los últimos 20 años un mayor porcentaje del incremento
de sus ingresos públicos al pago de las pensiones. Y después de las pensiones, cuidado, el incremento del
gasto en sanidad, que también está muy relacionado con el envejecimiento de la población. Es decir, que dos
tercios de todo el aumento de los ingresos públicos que ha amasado el Estado a costa del sector
privado han ido a parar a partidas presupuestarias vinculadas con el envejecimiento poblacional. Y,
por cierto, fijaos cuánto ha variado el gasto en políticas públicas de vivienda durante esas dos
décadas. De todos esos recursos adicionales que ha amasado el Estado durante estas dos décadas,
¿cuánto ha ido a parar a fomentar la construcción de nueva vivienda para facilitar su accesibilidad a
las personas más jóvenes? Pues el gasto público en vivienda a lo largo de estas dos décadas no es que
haya aumentado mucho menos que el gasto público en pensiones. Es que ha caído. Ahí tenéis la restricción
presupuestaria. Más dinero para pensiones o para sanidad es menos dinero en vivienda. O, si se quieren
destinar más recursos a pensiones, a sanidad y a vivienda, pues habrá que destinar menos recursos a otras
partidas presupuestarias o habrá que reducir todavía más los ingresos disponibles del sector
privado vía mayores impuestos. Y esto, desde luego, no ha hecho más que empezar. Y es que, a lo largo de
las próximas tres décadas, la población española continuará envejeciendo. Según las proyecciones de la
Comisión Europea, elaboradas a partir de los datos que le suministra el gobierno de PSOE-SUMAR,
la tasa de dependencia en España, es decir, la relación entre la población de más de 65 años y
la población en edad de trabajar, entre 20 y 64 años, se duplicará en 2050 con respecto a la actualidad.
En la actualidad es del 33%, es decir, más o menos hay una persona mayor de 65 años por cada tres
personas en edad de trabajar y en 2050 será del 64%. Es decir, que por cada persona de más de 65 años
sólo habrá 1,5 personas en edad de trabajar. Por consiguiente, si todo esto termina siendo así,
sólo van a caber dos opciones. La primera es frenar el ritmo de fagocitación de los recursos del resto
de la sociedad por parte del sistema público de pensiones. O expresado de otra manera, comenzar a
deteriorar las condiciones de percepción de las pensiones públicas. Que el gasto público en
pensiones no aumente tanto como debería hacerlo para mantener las actuales condiciones de acceso a
una pensión. Si este es el escenario que se verifica en el futuro, los pensionistas de mañana van a tener
condiciones de vida peores de las que ahora mismo esperan, creen que van a tener. Y si uno teme que
este puede ser el caso y no quiere experimentar un deterioro en las condiciones de vida cuando acceda
a la jubilación, debería empezar a prepararse ya para ese futurible empeoramiento de las condiciones
de jubilación a través de la conformación de un patrimonio personal propio. Y esto es algo que,
por ejemplo, puedes hacer a través de la plataforma que apadrina este vídeo, Trade Republic. A través
de la aplicación de Trade Republic, puedes configurar de manera muy sencilla y con comisiones
muy bajas una orden de ahorro y de inversión periódica en alguno de los múltiples activos
financieros que comercializa esta plataforma. Entre ellos, por ejemplo, ETFs que replican índices
bursátiles estadounidenses o índices bursátiles globales que posibilitan la capitalización del
ahorro personal propio a tasas de rentabilidad promedio a lo largo de las últimas décadas que,
después de inflación, promedian el 7%. Y la ventaja de invertir en estos índices a través de un ETF es
que se pueden lograr esas mismas rentabilidades con comisiones muy bajas. Muchos ETFs tienen una
comisión de gestión inferior al 0,5%, mientras que otros fondos de inversión llegan a cobrar hasta
un 2 o 2,5% de comisión de gestión, lo cual, en consecuencia, permite retener la mayor parte de esa
rentabilidad proporcionada por el índice. Además, aquella liquidez que no tengas temporalmente
invertida en algún activo financiero, Trade Republic la está remunerando ahora mismo a un tipo de
interés anual del 3,82%. Si quieres obtener más información sobre Trade Republic, sobre su
plataforma, sobre su aplicación y sobre los planes de ahorro y de inversión periódica que ofrece o
acerca de los tipos de interés que paga sobre la liquidez temporalmente no invertida, puedes
obtenerla pinchando en el enlace que aparece en la caja de descripción de este vídeo o en el
comentario destacado. Como digo, una opción a largo plazo es que el sistema público de pensiones
vaya fagocitando menos recursos del resto de la sociedad. Pero otra posibilidad también es que el
progresivo envejecimiento de la población conduzca a que el sistema público de pensiones, tal como ha
ocurrido en los últimos 20 años, fagocite recursos crecientes a costa del resto de la población. Ya sea
porque el sector privado productivo va a tener que pagar aún más impuestos de los que está pagando en la
actualidad, o ya sea también porque una mayor parte de la recaudación total va a ir a parar a sufragar
los expansivos gastos del sistema público de pensiones. Si ese es el caso, el consumo efectivo,
consumo privado y también consumo de servicios públicos por parte de la población productiva de
este país se va a ir achicando en términos relativos con respecto al consumo efectivo de los pensionistas.
Porque, como decía, o bien se les suben los impuestos al sector privado productivo, por tanto menor renta
disponible y menor consumo potencial, o alternativa o adicionalmente los recursos que el Estado destinada
a proporcionar ciertos servicios públicos, por ejemplo educación pública o por ejemplo política
pública de vivienda, van a tener que trasvasarse a pagar pensiones públicas, con lo cual el sector
privado productivo también recibirá un menor consumo efectivo en forma de servicios públicos.
En cualquier caso, un escenario demográfico futuro muy poco halagüeño, que para Masinri se ve agravado
por padecer un muy distorsionador sistema público de reparto en pensiones.