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Íñigo Herrejón, portavoz parlamentario de Sumar y líder del partido de izquierdas
Más País, abandona la política después de que haya sido acusado anónimamente de
maltrato a mujeres. Veámoslo.
El feminismo colectivista vinculado a la izquierda ha preconizado durante años, tanto en España
como fuera de ella, el principio jurídico de hermana yo si te creo. Es decir, que cualquier
acusación de maltrato de una mujer en contra de un hombre ha de gozar de presunción de
veracidad, conculcando por consiguiente la presunción de inocencia del hombre que está siendo acusado
de maltratador. Esta presunción de culpabilidad de los hombres frente a aquellas mujeres que
los acusan de maltrato conculca, desde luego, los principios de un procedimiento penal garantista,
donde sí o sí ha de regir la presunción de inocencia. Ha de ser el acusador el que demuestre
más allá de toda duda razonable que el acusado ha perpetrado un delito. No ha de ser el acusado
el que demuestre, más allá de toda duda razonable, su inocencia. Sin embargo, a pesar de conculcar
los principios de un procedimiento penal garantista, o quizá precisamente por conculcarlos, gran parte
de la izquierda ha abrazado durante los últimos años esta máxima de la presunción de culpabilidad
contra los hombres para acaparar el voto feminista y también para reinventar gran parte de la
legislación estatal con la excusa de que ha de ser reformulada desde una perspectiva feminista
o de género. Una reformulación que otorgue al Estado mucho más poder y capacidad de control sobre
la ciudadanía. Y la revolución siempre termina devorando a sus hijos. Los monstruos que crea
la revolución para atacar la libertad individual de otros muchas veces se vuelven contra sus creadores
e impulsores, aniquilando su propia libertad individual. Y esto es lo que le ha sucedido hoy
a una de las figuras políticas de izquierdas más relevantes del panorama político español de la
última década. Me estoy refiriendo a Íñigo Herrejón. Herrejón fue uno de los fundadores del primer
Podemos. De hecho, en gran medida su ideólogo cuando Podemos alcanzó su máximo esplendor. Posteriormente,
en las luchas internas por controlar el partido, terminó derrotado y creó otra formación política
con la que pretendía engullir a través del populismo de izquierdas a lo que quedaba de Podemos. Me estoy
refiriendo a Más País. Y cuando esa empresa política fracasó, o al menos, mejor dicho, sólo arraigó en la
Comunidad Autónoma de Madrid, trató de reformularla en clave plurinacional, promoviendo e ideando
lo que hoy llamamos SUMAR, una coalición de partidos regionales de izquierdas que forma parte
del gobierno de España y que también estaba llamada a enterrar a Podemos y quedarse con lo
que podría ser la extrema izquierda e incluso parte de la izquierda española. Detrás de todos estos
proyectos políticos estuvo Herrejón y siempre con una posición destacada y de ideólogo. Y hoy,
el hermana yo si te creo, ha enterrado para siempre la carrera política de Herrejón. Todo ha empezado
cuando esta mañana Cristina Fallarás, una periodista en el entorno ideológico de Podemos, ha divulgado
a través de su cuenta de Instagram una acusación anónima contra un político que vive en Madrid, que
cabe interpretar que es Íñigo Herrejón, por maltrato psicológico. Esta ha sido la publicación de
Cristina Fallarás en Instagram. A mí me pasó, no a Cristina Fallarás, sino a esa mujer que
anónimamente, a través de la cuenta de Instagram de Cristina Fallarás, está exponiendo esta acusación,
a mí me pasó con un político que vive en Madrid. Un político muy conocido. Me habían avisado del
trato que le daba a las mujeres, pero dada su posición política, no podía creerme que eso fuera
verdad. Así que, aún así, seguí. Es un maltratador psicológico. Esta es la dinámica que emplea. Ser
extremadamente simpático, inicialmente para engancharte. Cuando ve que ha conseguido algo,
empiezan los desplantes y el gaslighting. Siempre eres tú que no entiendes al diputado. Por la tarde
te muestra afecto e incluso te hace proposiciones de relación y a las dos horas te echa de su casa.
Si haces algo que no le gusta, te castiga con silencio e indiferencia,
para que vayas aprendiendo a respetar a Dios, que es lo que se cree que es. E inmediatamente después
de que se hayan publicado estas acusaciones anónimas contra un político de Madrid, que no
se dice que es Íñigo Errejón, pero probablemente a Íñigo Errejón sí le hayan hecho saber que hay
alguna persona dispuesta a hablar en público acusándole directamente, nada más publicarse
estas acusaciones. Íñigo Errejón ha presentado su dimisión irrevocable como portavoz parlamentario
de Sumar y anuncia que deja definitivamente la política.
Atención a la carta de Íñigo Errejón a la ciudadanía porque tiene su miga.
En los últimos meses, y de forma más insistente en las últimas semanas, he ido pensando en que
tenía que tomar algunas decisiones importantes. Hoy ha llegado el día de hacerlo. Llevo prácticamente
desde que tengo uso de razón comprometido y militando políticamente. Esa es mi forma
de estar en el mundo. Pero desde hace diez años ocupo posiciones de representación pública
en la política institucional y de altísima visibilidad y exposición mediática. He tenido
el privilegio de defender las ideas que considero más hermosas y justas y de hacerlo durante
una de las décadas más intensas, pero también más duras, de la política española. Eso conlleva
muchas experiencias, aprendizajes y motivos de orgullo, pero también genera un tipo de vida,
una cotidianidad, una subjetividad, un tipo de vínculos con el ámbito político, con la fama
y con los demás que pasan factura. El ritmo y el modo de vida en la primera línea política
durante una década ha desgastado mi salud física, mi salud mental y mi estructura afectiva
y emocional. Creo que esto es algo que, en mayor o menor medida, experimenta toda y todo
el que esté en esta posición durante un tiempo prolongado.
En la primera línea política y mediática se subsiste y se es más eficaz, al menos así
ha sido mi caso, con una forma de comportarse que se emancipa a menudo de los cuidados,
de la empatía y de las necesidades de los otros.
Atención a lo que está diciendo aquí Iñú Errejón. Está diciendo que un político es
más eficaz en alcanzar sus metas si trata al resto de las personas como despojos, si
las trata como instrumentos de usar y de tirar, porque eso significa emanciparse de los cuidados,
de la empatía y de las necesidades de los otros, que te dan igual todos los demás, que
tú tienes una meta y vas a llegar a ella aunque tengas que pisotearlos vilmente.
Esto genera una subjetividad tóxica que, en el caso de los hombres, el patriarcado multiplica.
Vamos, que tratas a todas las personas como despojos porque tú te sientes un político que
está por encima de los demás y eso se ve además amplificado en el caso de las mujeres porque
las tratas como un objeto sexual. Esto genera una subjetividad tóxica que, en el caso de los
hombres, el patriarcado multiplica con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeros y compañeras
de organización, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo. Yo, tras un ciclo político
intenso y acelerado, he llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la
persona. Vamos, que en público simulabas ser de una manera y en privado era de otra manera.
En público todo eran sonrisas y buenos tratos y en privado tenías que ir matando políticamente
a tus oponentes y despreciando como despojos a todos los demás para poder abrirte camino.
Entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un mundo nuevo,
más justo y humano. No sé, al final la culpa también la va a terminar teniendo el neoliberalismo
salvaje. La lucha ideológica es también una lucha por construir formas de vida y relaciones
mejores, más cuidadosas, más solidarias y, por tanto, más libres. No se le puede pedir
a la gente que vote distinto de cómo se comporta en su vida cotidiana. Llevo mucho tiempo trabajando
en un proceso personal y de acompañamiento psicológico, pero lo cierto es que para avanzar
en él y para cuidarme necesito abandonar la política institucional, sus exigencias y sus
ritmos. Anuncio así, como ya he comunicado a mis compañeras y compañeros responsables,
mi dimisión como portavoz del Grupo Parlamentario Plurinacional de Sumar, dejo el escaño en el
Congreso y todas mis responsabilidades políticas. Siempre seguiré militando y comprometido,
pero para mí se acaba esta etapa política institucional y espero contribuir así a la
renovación generacional y de cuadros e ideas que las fuerzas democráticas y populares necesitan.
Termino la etapa más importante de mi vida, una etapa dura y apasionante, con aciertos de los que
estoy orgulloso y errores que espero contribuir a reparar con esta decisión. Vamos, que le han
dicho o dimites o esta persona que ha vertido en público esta acusación anónima, esta cabeza de
caballo que hemos dejado en tu casa, aparecerá en los medios de comunicación y pronunciará tu nombre
explícitamente. Si no quieres que todo esto pase, vete de la política activa. Un abrazo fraternal a todos
los compañeros y compañeras de todos estos años. Salud, Íñigo Errejón. Démonos cuenta de que Errejón
era un obstáculo para la reagrupación nacional de la extrema izquierda, para que Podemos se volviera
a integrar en Sumar o Sumar y Podemos se fusionaran en una candidatura única a la izquierda del PSOE,
porque Podemos y Errejón se llevan a matar y las diferencias son irreconciliables. Por tanto,
había que sacar a Errejón de la ecuación. Había que expulsarlo de la política. ¿Y cómo lo han
expulsado de la política? Pues amenazándolo con una campaña pública de descrédito. Que no estoy
diciendo que el motivo último de esa campaña no sea verdad. Quizás las acusaciones que ha vertido
esta mujer anónima sean verdad, sean ciertas. Pero, desde luego, llegan en el momento que llegan
para conseguir el fin político que han logrado, que es cargarse a Errejón. Y él mismo lo dice en la
carta. Espero que los errores que he cometido, el maltrato psicológico a esta mujer, se vean
reparados con esta decisión que tomo, con mi dimisión. Creo que después de ver todo esto es
necesario efectuar varias reflexiones. La primera es cuán fácil resulta cargarse la carrera política
o profesional de una persona meramente a través de una acusación anónima. Que podría ser perfectamente
que esta acusación anónima sea cierta y precisamente por eso Errejón haya reaccionado tan rápido. Pero
también podría ser que Errejón no quiera enfrentarse al calvario de una mujer o de varias mujeres que le
acusan, con razón o sin ella, de maltratador psicológico. Que aún en el caso de que fuera
falso, Errejón prefiera marcharse de la política antes que enfrentarse a las propias contradicciones
de su movimiento. El hermana yo sí te creo. Segunda reflexión. ¿Cuán sucia es la política? Se nos
vende que la política es una especie de hermanamiento fraternal entre los miembros de una comunidad
política para buscar el bien común y en realidad es una lucha sucia por el poder. Una lucha donde
todos intentan matar a todos. Donde el político que tiene éxito, y lo está diciendo el propio Errejón,
es el que trata a los demás como despojos. El que se emancipa de los cuidados, la empatía y de las
necesidades de los demás. Pero no nos decían que la política era preocuparse por los demás. Y ahora
Errejón nos está reconociendo que el político exitoso es el que menos se preocupa de los demás.
Es el que se comporta de manera más psicopática con los demás. Y claro, si la política está llena de
psicópatas, pues los psicópatas entre sí se van a matar. Y eso es lo que estamos viendo que ha sucedido
en el caso de Errejón. Nos guardamos una bomba de relojería contra ti, nos guardamos una acusación,
tal vez cierta, pero que no había salido hasta ahora a la luz, para utilizarla con el propósito de
matarte cuando a nosotros nos interese. Y tercera reflexión, este es el percal de personas que están
en política. Estos son los políticos sabios, virtuosos y abnegados que nos gobiernan. Personas
que tratan a los demás como basura, y los demás son sus compañeros de partido, sus subordinados y
también los ciudadanos que les votan y les dan poder. Personas que además, ellas mismas dicen que
están psicológicamente rotas, que atraviesan periodos prolongados de inestabilidad emocional,
y que el único motivo que les impulsa a seguir día sí y día también adelante en sus vidas políticas
es su obsesión irrefrenable por el poder. El único pegamento que une a muchas de estas personas,
el único motor que les impulsa cada día a levantarse y a crear un personaje, como dice Errejón,
ante la opinión pública, simulando que no son quienes realmente son, que no se encuentran en el estado
emocional que realmente se encuentran, el único motivo que les impulsa a todo ello es su sed de
poder. Y claro, ¿qué podemos esperar de unas personas dirigentes que anteponen su poder a
absolutamente todo? Pues lo que podemos esperar es lo que hay. Una oligarquía de déspotas, de autócratas,
de tiranos en potencia, que se matan entre ellos, que pisotean a la población, que destrozan sus propias
vidas y las de aquellos que lo rodean con el único propósito de estar en la cúspide del estado y de
mantenerse en ella. La política atrae a los peores y los vuelve todavía peores. Y por eso la forma de
mejorar una sociedad, la forma de mejorar el día a día de las personas reales de carne y hueso, no pasa
por darle todavía más poder, todavía más competencias, todavía más ámbitos decisorios a la política, a esa
esfera corrupta y corruptora de la vida social. La forma de mejorar realmente la vida de las personas
pasa por reducir la política a su mínima expresión.
Gracias.
Gracias.