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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Los vuelos comerciales están empezando a florecer dentro de la Argentina a raíz de
la aprobación de la Política de Cielos Abiertos por parte del gobierno de Javier
Milley. Apertura regulatoria, incremento de la actividad económica. Veámoslo.
Una de las medidas más aperturistas dentro del Decreto de Necesidad y Urgencia aprobado
por el gobierno de Javier Milley hace unas pocas semanas es la llamada Política de Cielos
Abiertos. Es decir, que cualquier operador internacional pueda operar vuelos internos
en la Argentina. Concretamente, el artículo 222 de este Decreto de Necesidad y Urgencia
establece lo siguiente. Incorporase como artículo 128 bis a la ley número 17.285,
el código aeronáutico, el siguiente. Artículo 128 bis, el Poder Ejecutivo Nacional reglamentará
y llevará adelante una política de aviación civil que permita su crecimiento bajo los principios
de la seguridad y la libertad de mercado conforme a los acuerdos con terceros estados. En el marco
de los permisos aero comerciales internos e internacionales, la República Argentina fomentará
entre los operadores aero comerciales nacionales y extranjeros el libre acceso recíproco a los
mercados aero comerciales y la conectividad internacional y de caotaje. Y en coherencia
con lo anterior, el artículo 179 de este Decreto de Necesidad y Urgencia derogaba la Ley 19.030.
La Ley 19.030 era la ley de transporte aero comercial. Y en su artículo 32 imponía lo siguiente.
Artículo 32. Se establecen los siguientes principios básicos. A. Que el transporte
aero comercial actúe como un instrumento eficiente al servicio del desarrollo nacional,
no al servicio de los consumidores, sino al servicio del desarrollo nacional,
es decir, como política industrial, intercomunicando adecuadamente las distintas
regiones del país mediante la coordinación de esfuerzos estatales mixtos y privados en un
conjunto armónico en el que se eviten superposiciones perjudiciales. B. Que
de la totalidad de la capacidad autorizada para satisfacer la intercomunicación mediante
servicios regulares de similares características a los que ofrezca Aerolíneas Argentinas,
ésta cubra no menos del 50%, teniendo los otros transportadores de bandera nacional la posibilidad
de llegar a cubrir en tales servicios hasta el 50% restante, debiéndose distribuir los
servicios tendiendo al logro de este objetivo de conformidad con lo determinado en la presente ley.
Es decir, que los vuelos internos en la Argentina solo podían ser proporcionados por operadores
nacionales, y a su vez se le asignaba al operador nacional Aerolíneas Argentinas,
operador estatal, como mínimo el 50% de todo el quilometraje de vuelos nacionales.
No el 50% de cada ruta aérea, como si en cada ruta aérea pudiese operar Aerolíneas
Argentinas y otra compañía rival. No, el 50% de todo el quilometraje nacional.
Por tanto, si había una ruta muy concurrida en la que operaban varias empresas, eso significaba
que en otras rutas esas otras empresas ya no tenían derecho a participar, y Aerolíneas
Argentinas obtenía de facto un monopolio. Y como siempre que existe un monopolio amparado
por la legislación estatal, es decir, un monopolio derivado de que el Estado impide y legaliza,
prohíbe que otras empresas entren a competir con una compañía establecida y existente,
siempre que tenemos un monopolio sancionado por la legislación estatal, los consumidores padecen
precios más altos y una oferta atrofiada. El monopolio no produce tanto como podría producir
para de esa manera vender más caras las pocas unidades que produce. No solo eso,
si existe un monopolio ratificado por la ley, aunque existan otras empresas que puedan
suministrar un determinado bien o servicio de manera más eficiente que el monopolio establecido,
la ley se lo impedirá. Esas empresas tienen prohibido decirle al monopolista, quítate tú
que esto ya lo hago yo de manera más eficiente. Y la prueba de que soy capaz de hacer esto de
manera más eficiente que tú es que si nos ponemos a competir en el mercado, los consumidores me
escogen a mí porque les ofrezco lo mismo que tú, pero con mayor calidad y menor precio.
Pues bien, lo que ha sucedido nada más decretar la política de cielos abiertos dentro de este
decreto de necesidad y urgencia es que varias aerolíneas nacionales e internacionales pasaran
a ofrecer nuevos vuelos nacionales e internacionales en Argentina. Concretamente,
la aerolínea argentina FlyBondi ya ha comenzado a ofrecer desde este 1 de enero vuelos regulares,
lunes, miércoles, viernes y domingo, entre Buenos Aires y Mar de Plata. A su vez,
la aerolínea chilena Jet Smart abrirá a partir del mes de marzo la ruta Buenos Aires-Concepción,
en el sur de Chile, sin pasar por Santiago de Chile. Por su parte, la aerolínea paraguaya PANER
ofrecerá también a partir de marzo la ruta Córdoba-Asunción y finalmente la aerolínea
brasileña GOL también conectará a partir del 1 de abril Buenos Aires con Bogotá.
Todo esto son rutas que ya de entrada las empresas del sector consideraban que no
estaban adecuadamente abastecidas, ya sea porque había una frecuencia insuficiente,
porque había demanda insatisfecha, más gente que quería volar de manera rentable en estos
vuelos y Aerolíneas Argentina no ofrecía esa posibilidad, o ya sea porque consideran
que pueden competir con Aerolíneas Argentinas ofertando mayor calidad y menores precios.
Porque si estas empresas no creyeran que la oferta en estas rutas está inadecuadamente
abastecida, no entrarían tan pronto en estas rutas. Si lo hacen es porque tienen una convicción
bastante fuerte y bastante clara de que hay demanda insatisfecha, ya sea por cantidad de
vuelos, ya sea por precio del vuelo o ya sea por calidad del vuelo. Y si la demanda estaba
insatisfecha en estas rutas es porque la ley argentina ratificaba un monopolio que impedía
que otros empresarios más perspicaces que veían que la demanda estaba insatisfecha en estas rutas
pudieran ofrecer una solución mejor a la que estaba ofreciendo Aerolíneas Argentinas. Como
vemos, por tanto, apertura regulatoria y acto seguido florecimiento de la actividad. Y esto es,
o debería ser, solo el comienzo. Solo el comienzo tanto para el sector aerocomercial,
cuanto también para el resto de la economía. Por un lado, solo el comienzo para el sector
aerocomercial, porque de entrada lo único que se ha abierto son aquellas rutas que las compañías
aéreas de Argentina o de países cercanos a la Argentina saben, son conscientes, que pueden
empezar a operar desde ya mismo de manera rentable. Pero conforme pase el tiempo, conforme otros
operadores estadounidenses o europeos comprueben que esta política de cielos abiertos se mantiene
y estudien que hay otras rutas que ellos también pueden operar rentablemente, cabe prever que la
multiplicación de la actividad y las rutas en el sector aerocomercial será muy superior al que ya
ha sido a los pocos días de entrar en vigor este decreto de necesidad y urgencia. Y por otro lado,
es solo el comienzo para el resto de la economía, porque este mismo proceso que ha funcionado en la
industria aerocomercial, apertura regulatoria, florecimiento de la actividad, comenzará a
funcionar también en muchos otros sectores que han sido desregulados, ya sea por el decreto de
necesidad y urgencia o ya sea por el proyecto de ley de bases y puntos de partida para la
libertad de los argentinos. Al abrir los mercados a la competencia, al bajar los costes regulatorios,
la inversión aumenta. Y si aumenta la inversión, aumenta la actividad, aumenta el empleo y también
aumenta, y esto es relevante para la solvencia de Argentina en el medio largo plazo, también
aumentan los ingresos del Estado. Pero para que todo esto pueda ser así, para que estos efectos
que ya han sido visibles en la industria aerocomercial, apertura regulatoria, florecimiento
de la actividad, para que este mismo proceso se pueda reproducir a lo largo y ancho de la
economía argentina, es fundamental que la oposición no torpedee la entrada en vigor del
decreto de necesidad y urgencia y tampoco del proyecto de ley de bases y puntos de partida
para la libertad de los argentinos. Y la oposición ya está operando para torpedear la entrada en vigor
de ambos. Si la oposición, si el peronismo y el radicalismo bloquean la apertura regulatoria del
país, estarán bloqueando el crecimiento y la prosperidad económica del país. Se
estarán plegando a intereses partidistas y a intereses gremiales a costa de empobrecer y
de parasitar al conjunto de los ciudadanos argentinos. La libertad funciona, solo es
necesario que los políticos no la amordacen y no la encarcelen.