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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Los marxistas que han leído a Marx lo saben, pero no les gusta reconocerlo,
y muchos marxistas que no han leído a Marx ni siquiera son conscientes de ello.
Marx defendió el trabajo infantil. ¡Veámoslo!
En el imaginario colectivo, Marx y el marxismo están asociados con la lucha,
con la promoción, con la defensa de los derechos de los trabajadores.
Y a su vez, dentro de ese mismo imaginario colectivo, el trabajo infantil está vinculado
a una de las formas más grotescas, más escandalosas de explotación y de conculcación
de los derechos humanos y de los derechos de los trabajadores.
De ahí que parezcan mundos totalmente incompatibles.
Marx y la defensa del trabajo infantil no casan o no parecen casar por ningún lado.
Sin embargo, lo cierto es que Marx, a lo largo de su obra, defendió de manera coherente y sostenida
la necesidad de que los niños trabajaran. Como a continuación vamos a comprobar,
Marx era un defensor del trabajo infantil. Y cuando hablo del trabajo infantil,
y conviene aclararlo desde el principio, no me estoy refiriendo al trabajo asalariado infantil.
Marx, evidentemente, era un enemigo del trabajo asalariado, consideraba que los
asalariados estaban explotados por los capitalistas y, por tanto, quería superar la forma social del
trabajo asalariado. Y en ese sentido se oponía al trabajo asalariado de adultos y al trabajo
asalariado de menores. Pero el problema, insisto, no lo tenía con el trabajo infantil,
lo tenía con el trabajo asalariado, sea infantil o no infantil. Y esto, como digo,
es relativamente sencillo de comprobar si acudimos a su obra, incluso a algunos de
los textos más importantes de su obra. Empecemos por su obra más importante,
el capital, y además en su volumen primero, es decir, un volumen que sí fue publicado en
vida de Marx y que supervisó completamente Marx hasta dar su aceptación para la publicación,
cosa que no puede decirse de los volúmenes segundo y tercero, pero sí del primero.
¿Y qué escribe Marx en este volumen primero? Lo siguiente. Del sistema fabril, como podemos
ver en detalle en la obra de Robert Owen, Owen era un socialista autópico que aquí cita
aprobatoriamente, del sistema fabril brota el germen de la educación del futuro. Es decir,
que en las fábricas encontramos el germen de la educación del futuro, de la educación que
trascenderá a la que hoy reciben los niños. Esa educación del futuro combinará para todos
los niños, a partir de cierta edad, el trabajo productivo con la educación y la gimnasia,
no sólo como método para acrecentar la producción social, sino como único método para la producción
de hombres desarrollados de manera omni-facética. Continuemos ahora con otro texto muy conocido de
Marx, la crítica al programa de gota, es decir, el análisis crítico del programa político y
económico del Partido Socialista Obrero de Alemania para implantar el socialismo en el
sistema capitalista alemán. ¿Y qué dice Marx sobre el trabajo infantil en este texto? Lo siguiente.
El Partido Socialista Obrero de Alemania propone prohibir el trabajo infantil y Marx añade
críticamente. Aquí era absolutamente necesario señalar el límite de la edad. La prohibición
general del trabajo infantil es incompatible con la existencia de la gran industria y, por tanto,
un piadoso deseo, pero nada más. El poner en práctica esta prohibición, suponiendo que fuese
factible, sería reaccionario, ya que, reglamentada severamente la jornada de trabajo según las
distintas edades y aplicando las demás medidas preventivas para la protección de los niños,
la combinación del trabajo productivo con la enseñanza desde una temprana edad es uno de los
más potentes medios de transformación de la sociedad actual. Como vemos en ambos textos,
tanto en el Capital como en la crítica al programa de gota, Marx defiende la necesidad
de que los niños trabajen, pero en ambos textos hace referencia a los límites de edad. En ambos
textos dice que deben trabajar a partir de cierta edad. ¿Cuál es esa cierta edad? Podrían ser 14,
15 o incluso 16 años, en cuyo caso no se diferenciaría demasiado de lo que ya puede
ocurrir hoy en la mayoría de sociedades occidentales y desarrolladas. Pero no,
no se refiere ni a los 14, ni a los 15, ni a los 16. En un discurso que pronunció el propio Marx
ante la Primera Internacional en el año 1868, dijo lo siguiente. Otra consecuencia del uso de
la maquinaria ha sido que las mujeres y los niños se han visto forzados a trabajar en las fábricas.
Las mujeres, por tanto, se han convertido en un agente activo en nuestra producción social.
Previamente las mujeres y los niños solo trabajaban dentro del círculo familiar.
Con esto no pretendo decir que esté mal que las mujeres y que los niños participen en la
producción social. Creo que cualquier niño por encima de la edad de 9 años debería dedicar
una porción de su tiempo al trabajo productivo, si bien las circunstancias en las que trabajan
hoy en día son ciertamente abominables. Algo muy similar, por cierto, dijo Marx en otro texto,
Las instrucciones para los delegados del Consejo Provisional de la Primera Internacional dos años
antes, en el año 1866. Es interesante leer este texto porque además especifica algo más las
condiciones de trabajo para las distintas edades de niños. Dice Marx, consideramos que la tendencia
de la industria moderna de hacer que los niños y los jóvenes de ambos sexos cooperen en el gran
trabajo de la producción social es una tendencia progresiva, sensata y legítima, si bien bajo el
capital se ha distorsionado en una abominación. En un estado racional de la sociedad, cualquier niño,
por encima de la edad de 9 años, debería convertirse en un trabajador productivo,
del mismo modo que ninguna persona adulta no discapacitada debería estar exenta de la ley
general de la naturaleza de que, para comer, hay que trabajar. Y trabajar no solo con el cerebro,
sino también con las manos. Sin embargo, por el momento dividiremos a los niños y a los jóvenes
de ambos sexos en tres categorías que serán tratadas de manera distinta. La primera categoría
irá de los 9 a los 12 años, la segunda de los 13 a los 15 y la tercera de los 16 a los 17. Para
la primera categoría proponemos que el trabajo en los talleres o el trabajo doméstico esté legalmente
limitado a dos horas diarias. Para la segunda categoría, de 13 a 15 años, a cuatro horas
diarias. Y para la tercera categoría a seis horas diarias. Para la tercera categoría,
además, debe establecerse un descanso de al menos una hora para comer y relajarse. Y además,
también debemos añadir que, en este texto, Marx menciona lo siguiente. Se entiende que el
trabajo nocturno o peligroso para todas las personas de entre 9 y 17 años inclusive debe
estar estrictamente prohibido por ley. Dicho de otra manera, Marx defendía mejorar las
condiciones laborales de los menores que trabajaban en la época, pero no quería abolir el trabajo
infantil. Consideraba que el trabajo infantil era necesario en cualquier sociedad racional. Veía
el trabajo infantil como una forma de socialización de las personas. Los niños se convertían en
adultos, en personas, trabajando. Y trabajando no solo intelectualmente, sino manualmente.
Y no es de extrañar porque para Marx aquello que nos convierte en distintivamente humanos es el
trabajo. Es la dirección de nuestra energía a transformar la naturaleza. Y al transformar
la naturaleza y adaptarla a nuestros planes, al vernos reflejados en ella, al humanizar la
naturaleza, nos reconocemos como seres humanos y soberanos de la naturaleza. Por tanto, si para
Marx el trabajo es lo central de cualquier sociedad humana, y también incluso de la
propia naturaleza humana, es perfectamente entendible que Marx abogara porque los niños
se pusieran a trabajar tan pronto como les resultara fisiológicamente posible. Y a su
entender, un niño de 9 años ya debía estar trabajando, insisto, no solo intelectualmente,
sino manualmente, 2 horas diarias. Por consiguiente, Marx era un firme defensor del trabajo infantil.
Repito, no del trabajo asalariado infantil, pero sí del trabajo infantil. De que los niños,
por ejemplo, trabajaran en una sociedad socialista. Y este mensaje no es a día de hoy del agrado de
muchos marxistas, de muchos seguidores de Marx, que han intentado retorcer el significado de estos
textos en los que claramente Marx está defendiendo el trabajo infantil para aparentar que dicen algo
distinto a lo que realmente dicen. Una primera excusa, una primera justificación de estos textos
de Marx es que en realidad no se está refiriendo a que los niños trabajen, sino a que realicen
ciertas prácticas dentro de la escuela, ciertos trabajos manuales, pero dentro del ámbito educativo,
no como productores de la sociedad al mismo nivel que un adulto. En tal caso, Marx estaría
describiendo algo parecido a la formación profesional desde los 9 años, pero no que
los niños tengan una profesión, un trabajo remunerado a partir de los 9 años. Esta
justificación, sin embargo, es inverosímil y cualquier marxista debería saberlo porque,
como ya hemos visto, Marx habla de que los niños deben dedicarse al trabajo productivo.
¿Y qué entiende Marx por trabajo productivo? Trabajo productivo es la producción de valores
de uso sociales. Es decir, no se trata de que los niños hagan algún tipo de prácticas dentro
de la escuela, sino que produzcan bienes que sean útiles para la sociedad y que se terminen distribuyendo
a la sociedad y que la sociedad termine disfrutando de ellos para satisfacer sus necesidades. Marx
habla de que los niños se integren en la producción social, es decir, que produzcan socialmente,
que trabajen socialmente codo con codo con otros trabajadores, con otros productores sociales. No
está hablando de prácticas o de manualidades dentro de la escuela, está hablando de que los
niños trabajen como un adulto. Durante un menor número de horas, sí, no por la noche, no en
actividades peligrosas, de acuerdo, pero que trabajen como un adulto. Y creo que esto queda
perfectísimamente claro en el último de los textos que he leído, las instrucciones para los
delegados del Consejo Provisional de la Primera Internacional. Vuelvo a leer aquellas partes
relevantes para contrarrestar este argumento de que Marx no estaba hablando de que los niños
trabajaran, sino de que dentro de la escuela realizaran algún tipo de prácticas o de
manualidades. En un estado racional de la sociedad, cualquier niño de edad superior a 9 años debería
convertirse en un trabajador productivo de la misma manera que cualquier adulto no discapacitado no
debería estar exento de la Ley General de la Naturaleza. Es decir, que para comer hay que
trabajar. Y trabajar no solo con el cerebro o la cabeza, sino también con las manos. Claramente
aquí Marx está equiparando el trabajo productivo de los niños con el trabajo productivo de adultos
no discapacitados. Y a continuación añade, desde este punto de vista, ninguno padres ni ningún
empleador debería estar autorizado a contratar a trabajadores jóvenes salvo cuando se combine
ese trabajo juvenil con la educación. Y a este respecto dice más adelante la combinación del
trabajo productivo remunerado. Es decir, que los niños trabajando recibirían una remuneración,
lo que en la sociedad capitalista llamaríamos salario, por trabajar. La combinación del
trabajo productivo pagado, de la educación intelectual, del ejercicio físico y del
entrenamiento politécnico elevará a la clase trabajadora por encima del nivel de la clase
media y de la clase alta. Por tanto, creo que es incuestionable que Marx sí defendía que los niños
se integraran como productores sociales en la economía. No que en la escuela hicieran algún
tipo de manualidad, no que produjeran valores de uso, bienes económicos, dentro de la economía,
durante una jornada laboral más reducida que la de los adultos, pero en cualquier caso,
que fueran trabajadores productivos dentro de esa sociedad a partir de los 9 años.
Y en segundo lugar, la otra justificación que muchos marxistas tratan de articular para retorcer
estos textos y hacerlos decir aquello que realmente no dicen, es que Marx defendía el
trabajo infantil sí, pero únicamente porque en su contexto social, en esa época histórica,
era imposible que los niños no trabajaran y se produjera lo suficiente para mantener a las
familias. Debido a la baja productividad del trabajo en aquel entonces, era imprescindible
que los niños trabajaran al menos durante algunas horas del día. Pero claro, en una
sociedad mucho más productiva como puede ser la actual, Marx no defendería el trabajo infantil,
y mucho menos lo haría en el socialismo, en el modo de producción que supera tecnológicamente
al capitalismo, que es mucho más avanzado y mucho más productivo que el capitalismo,
y donde, por tanto, el trabajo infantil no tendría ningún lugar. Y es verdad, por ejemplo,
que en el último texto que hemos leído, Marx está esbozando una propuesta de reforma de la
educación y del trabajo en la sociedad capitalista. Por tanto, sí, en principio,
podría parecer verosímil que Marx está circunscribiendo su defensa del trabajo infantil
a su época histórica concreta, pero que en cambio no defendería el trabajo infantil en
una sociedad mucho más rica, donde no fuera realmente necesario que los niños trabajaran.
Esta lectura de Marx, sin embargo, es bastante dudosa por varios motivos. El primero ya lo
esbozado. Para Marx el trabajo es el rasgo central del ser humano, de la humanidad,
y por tanto tiene pleno sentido dentro de su obra y dentro de su pensamiento que quiera que los
niños se conviertan en seres humanos funcionales que empiecen a trabajar en sociedad, que se
socialicen como trabajadores desde la más temprana edad, desde que les sea fisiológicamente posible.
Pero es que además, si rescatamos los textos que ya he leído con anterioridad, queda bastante claro
en el contexto de esos textos que Marx aboga por el trabajo infantil en cualquier tipo de sociedad.
Si volvemos al primero, dice Marx, del sistema fabril, como podemos ver en detalle en la obra
de Robert Owen, socialista utópico que articulaba propuestas para implantar el socialismo en la
sociedad actual. Por tanto, sobre lo que reflexiona Robert Owen y a lo que hace referencia Marx no es
a cómo organizar el capitalismo, sino a cómo organizar el socialismo. Y dice, repito, del
sistema fabril, como podemos ver en detalle en la obra de Robert Owen, brota el germen de la
educación del futuro. ¿Qué futuro? ¿El futuro socialista? Por tanto, en la sociedad socialista,
la educación combinará para todos los niños, a partir de cierta edad, el trabajo productivo con
la educación y la gimnasia. Algo similar ocurre con el texto extraído de la crítica al programa
de gota. Como ya he explicado, el programa de gota es un programa político-económico para implantar
el socialismo en el capitalismo, para avanzar hacia el socialismo y para organizar, una vez alcanzado,
el socialismo internamente. Y a ese texto Marx efectúa la acotación que ya hemos leído,
que en la implantación del socialismo, en la transformación de la sociedad capitalista actual
en una sociedad socialista, no hay que prohibir el trabajo infantil, que el trabajo infantil es
imprescindible para transformar la sociedad, para avanzar, para implantar y para organizar el
socialismo. Pero es que además, en el último texto que he leído, en las instrucciones para los
delegados del Consejo Provisional de la Primera Internacional, si bien está hablando sobre cómo
organizar, cómo regular el trabajo infantil y la educación infantil en el capitalismo,
hace una acotación que no puede ser más clara. En un estado racional de la sociedad, cualquier
niño por encima de la edad de 9 años debería convertirse en un trabajador productivo. La
referencia a un estado racional de la sociedad es muy relevante, porque para Marx, una sociedad
racional es el socialismo. El capitalismo no puede ser nunca racional, porque en el capitalismo la
producción social no está racionalmente diseñada o planificada, sino que se deja al albur de fuerzas
impersonales e irracionales como las fuerzas del mercado. Justamente, el ser humano está alienado
porque no controla comunitariamente su propio destino, porque es dominado y anulado por esas
fuerzas externas, impersonales e irracionales. Por tanto, si en cualquier estado racional de la
sociedad, si en el socialismo, cualquier niño por encima de la edad de 9 años debería trabajar,
además para validar una ley de la naturaleza, ¿no está hablando Marx de que la forma social,
la organización social del momento, el grado de desarrollo de las fuerzas productivas de la época,
hagan necesario que los niños trabajen? No, no. Está diciendo que nadie, ni los adultos no
discapacitados, ni los niños, deberían estar exentos de la ley de la naturaleza de que para
comer hay que trabajar. Por tanto, no. Marx pensaba que en cualquier tipo de sociedad,
también en el socialismo, los niños a partir de la edad de 9 años debían convertirse ya en
trabajadores productivos para esa sociedad. Marx era, en definitiva, un defensor del trabajo infantil.
Y esto meramente significa eso, que Marx era un defensor del trabajo infantil. Ni significa que
el argumento de Marx sea necesariamente erróneo, quizá algunas personas no marxistas lo acaban de
escuchar y lo consideran razonable, ni tampoco significa que el resto de la obra de Marx,
aún cuando creamos que se equivoca en este punto, sea necesariamente equivocada. Ahora bien,
es importante tener claro que Marx era un defensor del trabajo infantil porque muchas veces los
marxistas critican a aquellos liberales, que también están a favor de que los niños,
si así lo quieren, puedan trabajar a los 14, a los 15 o a los 13 años, diciendo que son unos
seres absolutamente abominables y deshumanizados porque ningún niño debería trabajar por debajo
de la edad de 16 o de 18 años, cuando Marx, su líder intelectual, ya estaba defendiendo que
trabajaran a partir de los 9 años. Y en el fondo, muchos marxistas, que hoy critican el
trabajo infantil dentro del capitalismo, probablemente defenderían, o no verían al
menos con malos ojos, ese mismo trabajo infantil en una sociedad socialista. Lo que les molesta
del trabajo infantil no es tanto que el niño esté trabajando físicamente, lo que les molesta es el
presupuesto que subyace a su teoría económica de que, dentro del capitalismo, los capitalistas
están explotando a los trabajadores y, por tanto, ven ya el summum de la aberración, que un
capitalista esté explotando, le esté chupando la sangre a un niño, se esté quedando con el
tiempo de trabajo vital de un niño. Es decir, lo que en el fondo les molesta a muchos marxistas
no es tanto el hecho material del trabajo infantil. Lo que les molesta es que presuponen que,
dentro del capitalismo, ese trabajo infantil está siendo explotado. Pero ese mismo trabajo infantil
dentro del socialismo, donde supuestamente no habría explotación, aunque en realidad la
explotación es la explotación de la comunidad o del estado socialista, dentro del estado socialista
ese mismo trabajo infantil no lo verían con malos ojos porque, supuestamente, toda la producción
social de ese niño termina repercutiendo o en el propio niño o en el conjunto de la
sociedad, no en una casta reducida de capitalistas, vampiros, chupasangres y parásitos que tienen tan
pocos escrúpulos incluso como para aprovecharse de los niños. Ya si el conjunto de la sociedad
socialista se aprovecha de los niños forzándoles a que trabajen a partir de la edad de 9 años,
en lugar de mantener a los niños sin trabajar con el producto del trabajo social de esa sociedad,
recordemos lo que dice Marx, ya a partir de los 9 años, para comer hay que trabajar o hay que
trabajar en parte, ya si los explota, si se aprovecha de ellos el conjunto de la sociedad,
ahí no parecen tener tantos problemas. Pero si lo hacen los capitalistas, sí, porque dentro de la
epopeya marxista el capitalista, o más bien el capital, porque el capitalista es solo la
personificación del capital, el capital es el gran enemigo, el gran ogro a matar. Pero nada de todo
esto quita el hecho histórico incontestable de que el socialista Carlos Marx fue un defensor del
trabajo infantil.