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Juan Ramón Rayo va a hablar sobre el oro como el mejor dinero posible.
Juan Ramón Rayo, por favor.
Se me ha olvidado decir que Juan Ramón, a pesar de su edad, es el director del Instituto
de Coniuntura Económica del Instituto Juan de Mariana.
Bueno, buenas tardes. En las presentaciones anteriores, sobre todo en la de James, hemos
visto por qué el oro es dinero, o mejor dicho, hemos visto que el oro es dinero en la mía.
Querría explicar por qué el oro es dinero y por qué, al haber sido abandonado como dinero
oficial, como dinero del Estado, como dinero de curso legal, se ha producido una serie
crisis, la más grave de las cuales ha sido la actual crisis que está poniendo en series
dudas la continuidad de nuestros sistemas de dinero fiduciario.
Entonces, lo que vamos a intentar ver en la presentación va a ser una serie de puntos,
como podemos ver aquí. Primero empezaremos viendo por qué surge el dinero, es decir,
qué utilidad, qué función cumple el dinero. Seguidamente veremos qué propiedades debe
tener un buen dinero para poder realizar estas funciones con solvencia, con propiedad.
En tercer lugar veremos por qué el oro históricamente se convirtió en dinero, es decir, veremos
cómo el oro, como metal, como bien económico, cumple con las funciones que hemos estudiado
antes y lo compararemos en el siguiente punto con otros bienes que históricamente también
han actuado como dinero, por ejemplo, el ganado o la sal, pero que son mucho peor dinero
que el oro. En quinto lugar veremos por qué es importante que el oro, que haya dinero
y que el oro sea dinero, es decir, veremos cómo el oro permite de alguna manera defender
la soberanía del individuo desde un doble punto de vista, tanto la soberanía del consumidor
como la soberanía del ahorrador. Y, en último lugar, trataremos de lo que
he comentado al inicio, es decir, cómo esa perversión del dinero actual, cómo ese abandono progresivo
del patrón oro, lo que ha ocasionado, ha sido la crisis actual.
Bueno, entonces, el dinero surge simplemente porque en sociedad es beneficioso a la división
del trabajo, es decir, es beneficioso que cada persona se especialice en una actividad,
produzca solo una determinada cantidad de bienes, vaya adquiriendo destrezas a la hora de producir
esos bienes y luego los intercambie con otros consumidores, con otros productores, que a
la vez se han especializado. Es decir, lo que no es eficiente en sociedad es que todo el
mundo produzca todo, sino que precisamente para eso están los mercados, es decir, para
poder intercambiar los productos entre sí, entre gente que se ha especializado.
La primera forma de intercambio, la forma de intercambio más primitiva, más esencial,
es el truque, donde todo productor es a la vez consumidor y viceversa. Es decir, en el
truque intercambiamos lo que hemos producido por lo que otra gente ha producido.
Problemas que el truque tiene una serie de problemas bastante grandes, quizá el mayor
de los cuales, al menos desde un punto de vista espacial, es encontrar a otra persona que
quiera exactamente lo que yo quiero y que quiera exactamente lo que yo tengo. Es decir, tenemos
que encontrar parejas que tengan valores inversos que se puedan beneficiar de lo que yo les doy
y yo me pueda beneficiar de lo que ellos me ofrecen. Esto, por supuesto, es complicado,
porque en órdenes extensos, en divisiones del trabajo muy extensas, pues el contacto
que tenemos nosotros es un círculo muy reducido. Cambio en las sociedades actuales, estamos
comprando Estados Unidos, a China decir a gente a la que no hemos conocido nunca, con la que
no hemos tenido jamás ningún contacto, con la que ni siquiera nos podríamos entender
a la hora de hablar y de negociar, pero sin embargo sí estamos intercambiando.
Entonces, ¿cómo intercambiamos en estos órdenes tan extensos donde no tenemos un contacto
directo con la gente ni donde las preferencias son compatibles?
Pues intercambiamos gracias a la existencia de dinero. El dinero surge precisamente porque
los comerciantes que tenían una determinada mercancía a la que querían dar salida en el mercado
se intentan preocupar y buscan bienes que puedan descargar, que puedan colocar con mayor facilidad
en el mercado. Es decir, no les interesa tanto conseguir los bienes que directamente les satisfacen,
sino que pasan a buscar los bienes que creen que sean más fácilmente intercambiables
por otros productos, tanto intercambiables espacialmente, es decir, en unos mercados actuales
como sobre todo intercambiables en el futuro. Es decir, lo que nos interesa o lo que comienza
a interesar estos comerciantes son mercancías que sean vendibles en el espacio y atesorables
en el tiempo. ¿Cuáles son ese tipo de mercancías? Pues son unas mercancías que cumplirán unas
propiedades que veremos en el siguiente epígrafe, pero que se caracterizan por ser muy líquidas.
La liquidez en este sentido se refiere a poder intercambiar una gran cantidad de estas mercancías
sin pérdida de valor. Es decir, supongo que todos somos conscientes de que si intentamos
vender con rapidez grandes cantidades de un mismo bien tendremos que aceptar descuentos
bastante grandes en el valor unitario de ese bien. Imaginemos, por ejemplo, que tenemos
construidos 10.000 pisos y que queremos venderlos de golpe, pues obviamente tendríamos que venderlos
por un precio muy ridículo. En cambio, con el oro no pasa eso y con el dinero en general
no pasa eso. La virtud del dinero es que podemos transaccionar, que podemos enajenar grandes cantidades
de un bien sin aceptar descuentos unitarios en su valor y que en el futuro podremos seguir
haciéndolo sin necesidad de sufrir perjuicios quebrantos en el valor.
Entonces, los comerciantes empiezan a buscar aquellas mercancías que tienen una mayor liquidez.
Es decir, aquellas mercancías de las que se puedan desprender sin prácticamente pérdida de valor.
Y entonces lo que hacen es intercambiar su stock de producción por las mercancías que sean
progresivamente más líquidas, ya no tanto, como he dicho, por aquellas que quieren, sino
por aquellas que les sirven para llegar a las que quieren. Es así como surge el intercambio
indirecto. El truque es un intercambio directo, yo cambio lo que tengo por lo que quiero,
y el intercambio indirecto es yo cambio lo que tengo por lo que no quiero, pero que me permitirá
llegar con mayor facilidad a lo que sí quiero. Con lo cual, gracias al dinero, todos los individuos
pasan a poder realizar sus transacciones tanto espacial como temporalmente y poder coordinarse
entre sí en órdenes y en espacios muy extensos. Insisto, con el ejemplo que he dado antes.
Si tuviéramos que manejarnos hoy a través del truque, obviamente el comercio internacional
no tendría ningún sentido. ¿Por qué? Porque nos tendríamos que poner en contacto, conocer las
preferencias exactas del chino que nos va a ofrecer lo que nosotros queremos, lo cual es,
obviamente, ridículo. Entonces, el dinero facilita esa coordinación interespacial e intertemporal
de la sociedad. Permite a andar en la división del trabajo y permite que cada uno se especialice
aún más en aquello para lo que tenga buenas destrezas.
Ahora bien, la cuestión es ¿Cualquier cosa puede ser dinero? En el siglo XIX, un economista,
Friedrich Knack, desarrolló lo que posteriormente se conoció como la teoría cartalista. La
teoría cartalista viene a decir dos cosas. La primera es que el dinero en todo momento
es una criatura del Estado y, en segundo lugar, que cualquier cosa que el Estado decida puede
ser dinero. Entonces, la cuestión que me vengo a plantear en esta charla es si es cierto que
cualquier cosa puede ser dinero o si hay cosas que pueden ser o que son, por su propia naturaleza,
mejor dinero que otras. Los que estamos de alguna manera insertos en la tradición austríaca
del pensamiento económico damos mucha importancia a que el valor depende de las preferencias
de los agentes, es decir, que el valor es subjetivo. Lo que pasa es que que sea subjetivo
no quiere decir que sea completamente subjetivo. Por ejemplo, el valor de un paraguas depende
de cuán capaz sea el paraguas de refugiarme de la lluvia. Un paraguas agujereado por mucho
que quiera concederle valor al paraguas no lo tendrá. Entonces, de la misma manera, el dinero
es cierto que depende de la valoración subjetiva de los agentes pero también de las propiedades
objetivas que tenga el bien que estamos valorando para servir como dinero. Tiene que cumplir
de una mejor manera tanto la función de medio de intercambio como la función de depósito
de valor. En medio de intercambio, lo que hace o lo que permite es dar salida a las mercancías
en el espacio y la función de depósito de valor lo que permite es dar salida a nuestras
mercancías en el tiempo, liquidez espacial y liquidez temporal. Entonces, las propiedades
del dinero podemos dividirlas en las propiedades típicas del medio de cambio y en las propiedades
típicas del depósito de valor. Porque, aunque como ahora veremos, muchas veces se solapan,
hay propiedades más bien propias del medio de cambio que no coinciden en las de depósito
de valor y viceversa. Entonces, un buen medio de cambio, en primer lugar, debe estar accesible.
No puede llegar a ser dinero, los mercaderes no pueden comprar, decir, incurrir en intercambio
indirecto, comprar aquellas mercancías de las que luego esperan desprenderse si no tienen
esas mercancías accesibles. Si, por ejemplo, el platino solo se encuentra en algunas partes
de Rusia, obviamente, en los rurales, obviamente, en España no hubiese podido desarrollar el
dinero como platino, porque si no existe, si no lo tenemos a mano, no se puede desarrollar.
Por tanto, el dinero, en primer lugar, tiene que ser accesible. Y debe ser accesible tanto
física como jurídicamente, si un tipo de dinero está prohibido o perseguido por el
Estado, obviamente, tampoco puede desarrollarse como dinero, salvo en los mercados negros,
pero no puede desarrollarse como dinero en órdenes muy extensos.
Luego, el medio de cambio también tiene que ser fácilmente transformable. ¿Esto qué
significa? Bueno, medio de cambio nos interesa podernos desprender de él con facilidad.
Que a quien le entregamos la moneda esté examinando su pureza, si se ha desgastado, si le estamos
intentando engañar, etcétera. Tratamos de desprendernos de entregarle piezas estandarizadas
de dinero. Esas piezas estandarizadas de dinero deben poder tener un cuño que acredite que
son de una determinada pureza y que una determinada empresa o, en su caso, un determinado gobierno
que acredita que son un dinero del que nos podemos fiar y que no hay estafa en esa transacción.
Por tanto, es importante que el dinero, el bien que vaya a ser dinero, sea relativamente
fácil de manipular, fácil de moldear y fácil de acuñar. Entonces, para eso hay una serie
de propiedades de los bienes en general, como son la ductilidad, la maleabilidad, la fusibilidad,
la dureza o la tenacidad. Las dos primeras se refieren a la posibilidad de construir o
desprender pequeñas láminas muy finas o convertir el material en hilos. La fusibilidad se refiere
a la posibilidad de fundirlo, lo que nos interesa para, obviamente, ponerlo en un molde y crear
piezas homogéneas. La dureza es la resistencia. A ser rallado no queremos que sea muy duro,
porque, si no, hacerle una inscripción con el sello oficial sería muy caro. Por ejemplo,
en el caso de los diamantes, un diamante solo se puede rallar con otro diamante. Por tanto,
deberíamos tener una gran cantidad de diamantes solo para estandarizar el dinero. Y, luego,
la tenacidad, que es que el dinero no se rompa si nos cae al suelo, por ejemplo.
También ha de tener un cierto horizonte temporal de estabilidad de valor. Esto se complementará
cuando veamos la escasez relativa de la propiedad de depósito de valor. Una cierta estabilidad
de valor es importante en el medio de intercambio, porque, obviamente, no quiero que el dinero
que estoy utilizando para intercambiar pierda valor a los cinco minutos de haberlo adquirido.
Por ejemplo, en la hiperinflación alemana se cuenta, entre otras muchas historias, que
la gente pedía dos cervezas al mismo tiempo. ¿Por qué? Porque, cuando se habían acabado
de beber la primera, si querían pedirla segunda, ya había subido de precio. Entonces, eso
es muy mal dinero. El dinero debe tener, al menos, una cierta estabilidad en el valor
hasta el momento en el que me quiero desprender. Luego, es importante que tengan un alto valor
unitario. ¿Por qué es importante que tengan un alto valor unitario? Porque lo voy a llevar
en el bolsillo. Entonces, si tienen un bajo valor unitario, los costes de transporte son
muy elevados. Pensemos que un barril de petróleo, que, si mal no recuerdo, son 159 litros,
pues ha llegado a valer 150 dólares. Entonces, imaginémonos que quisiéramos hacer transacciones
con una operación de 150 dólares. Pues deberíamos llevar 150 o 160 kilos encima cargando para
comprar el pan y demás. Entonces, eso es tremendamente caro, tremendamente costoso y
tremendamente ineficiente. Por tanto, lo que otra de las propiedades importantes del dinero,
como medio de cambio, es que tenga un alto valor unitario para que, solo llevando poco
peso o poca cantidad, podamos realizar grandes transacciones. Luego, debe ser difícil de
falsificar, que no sea un material que sea muy fácilmente manipulable en el sentido de
falsificable. No es estrictamente necesario que tenga una demanda previa. Ahora veremos
esta propiedad en la función de depósito de valor, pero si no tiene una demanda previa,
es decir, si el dinero no servía antes para otras funciones distintas a las de dinero,
solo el oro, antes de ser dinero, tenía una fuerte demanda ornamental, especialmente en
la India. Muchos autores trazan el origen del dinero como dinero en la India, porque
las dotes de las mujeres y demás se realizan en oro. En general, en el occidente tenía
una demanda ornamental. El oro es bello, es bonito y, por tanto, lo demandamos como
tal. Entonces, como medio de cambio, no es estrictamente necesario que tenga esa demanda
previa, que antes de ser dinero valga para otras cosas, pero si no la tiene, por ejemplo,
el papel tiene una demanda previa, pero es una demanda previa muy ridícula y volátil,
si no la tiene, entonces debe estar ligada al depósito de valor. Debe ser convertible,
de alguna manera, en depósito de valor. Por ejemplo, el billete de banco, si bien tiene
una demanda previa muy ridícula, insisto, porque es papel si es convertible o debería
ser convertible en oro y, por tanto, su valor queda determinado por el valor del depósito
de valor alias oro. Entonces, esto como medio de cambio. Si no se ligara, y esta es la última
propiedad, pero tampoco es muy importante, si no se ligara el papel moneda a un depósito
de valor, es decir, el dinero como medio de cambio, si no se ligara al depósito de valor,
debería tener un fuerte mercado para ser colocado. Esto es lo que pasa, por ejemplo,
en la actualidad. La actualidad, los gobiernos obligan a los ciudadanos a aceptar el dinero
fiduciario, que no es convertible en nada, pero se le sigue demandando porque sirve para
realizar transacciones en un amplio mercado por la coacción gubernamental, fundamentalmente
a través del pago de impuestos. Vale, la siguiente función del dinero, que es probablemente
la función más importante, aunque en la economía neuoclásica actual está bastante desatendida,
por no decir completamente olvidada, es la función del dinero como depósito de valor.
El dinero como depósito de valor es la función más importante porque probablemente es la
que primero se desarrolla, el mercader lo que quiere es aquellas mercancías que no puede
colocar en el mercado de manera inmediata por aquello que quiere tener dinero para poder
se esperar y, en el futuro, demandar aquello que aparece en el mercado y que sí le guste,
la función del depósito de valor depende de una serie de características.
La primera es la fuerte demanda previa. Esto se relaciona con algunos de los componentes,
con algunos de los matices que desarrolla Ludwig von Mises en su teorema regresivo del dinero.
Mises lo que viene a decir es que el dinero actual, el valor del dinero actual, podemos
llevarlo atrás en un proceso regresivo hasta llegar a un momento en el que el dinero no
sea dinero, sino que simplemente tenga una demanda y una oferta como bien no monetario,
es decir, como bien distinto del dinero. Básicamente, lo que tenemos que tener claro del teorema
regresivo es que el dinero solo puede surgir históricamente sobre bienes que previamente
no sean dinero. Esto porque es importante. Es importante porque si no estamos soportando
un elevado riesgo, es el riesgo que se llama de desmonetización.
Si yo guardo o atesoro todo mi patrimonio en un bien que no tiene una fuerte demanda
previa en caso de que el bien deje de ser dinero, pierdo todo mi patrimonio. En cambio,
si tengo un bien atesoro mi patrimonio en un bien que tiene otras demandas aparte de
la monetaria, si el bien deja de actuar como dinero, tendré aún un cierto valor, un importante
valor en propiedad, porque lo podré enajenar para otra serie de funciones.
La siguiente característica es que también debe ser accesible, esto es lo mismo que como
medio de cambio. También debe ser fácilmente transformable para atesorarlo, empiezas homogéneas,
por ejemplo, grandes cantidades de oro para poderlas atesorar en lingotes. Y luego debe
ser atesorable. Atesorable tiene dos sentidos. El primero, lo que podríamos llamar atesorabilidad
estricta, que a lo que se refiere es que podamos añadir a nuestras reservas cantidades
de oro sin gran coste. Y esto se refiere también a una propiedad que comentaba antes, que es
el alto valor unitario. Si tiene un alto valor unitario, los costes de almacenamiento son
bastante reducidos. Pensemos de nuevo en el barril de petróleo. El barril de petróleo
aproximadamente para atesorar un barril de petróleo nos cuesta en su superficie unos
cuatro dólares. Si el barril de petróleo está a 30 dólares, para atesorar 30 dólares
de valor tenemos que pagar cuatro dólares. A parte, pensemos, por ejemplo, si queremos
atesorar una fortuna de dos millones o tres millones de dólares. Deberíamos estar atesorando
dos o tres millones de litros de petróleo. Eso es una barbaridad. En cambio, como ha
comentado James, la cantidad de oro que se ha producido es una cantidad considerable,
pero bastante manejable, que viene a caber en dos piscinas olímpicas. Es una cantidad
que, incluso aunque la fortificáramos, sus costes serían bastante bajos. Eso por lo
que se refiere a la atesorabilidad, es decir, alto valor unitario y también que no perezca.
Si yo atesoro el valor en mercancías que desaparecen, que se degradan, que se oxidan,
que se corroen, obviamente perderé valor a largo del tiempo y mis costes de conservación
serán muy elevados. En cambio, ahora veremos que el oro ni se corroen ni se oxida y, aparte
de todo lo que se ha producido históricamente, sigue estando hoy. Por tanto, es una mercancía
que no perece. Y, luego, la otra característica de la atesorabilidad es la desatesorabilidad.
Es decir, que yo pueda retirar pequeñas cantidades de dinero sin perder valor. Y esta es una
característica que no se suele ver o que no se suele dar mucha importancia, pero sí
lo es. Por ejemplo, ya lo veremos ahora con algunos ejemplos, las vacas en Roma actuaban
como medio de cambio. ¿Por qué no actuaban como depósito de valor? Porque si yo quiero
desatesorar un poco de valor de una vaca, la tengo que matar, la tengo que trocear,
con lo cual, para quitar un poco de valor de la vaca, me tengo que cargar todo el resto
de la vaca. Si yo quiero ir a comprar la barra del pan con una vaca, tengo que sacrificar
una vaca. O, por ir a términos más modernos, una acción de la compañía de Bafet vale
aproximadamente 100.000 dólares. Si yo tengo el valor atesorado en una acción de la compañía
de Bafet y quiero comprar la barra de pan, tengo que desprenderme de todo mi derecho
de propiedad sobre la compañía de Bafet para simplemente extraer una cantidad minúscula
de valor. Por tanto, es importante que podamos retirar pequeñas cantidades de valor sin
dañar, sin destruir el principal valor que queda ahí detrás.
Por tanto, para ello, se han de cumplir dos características. Primero, que sea divisible,
es decir, que podamos dividir con mucha facilidad ese material y luego que tenga un bajo valor
unitario. Vemos que esta característica se contradice un poco con la anterior para ser
un buen depósito de valor. Es decir, para que sea fácilmente atesorable tiene que tener
un alto valor unitario para que los costes de almacenamiento sean bajos. Pero, en cambio,
para retirar valor, cuanto menor sea el valor unitario, más fácil es, porque menos precisos
y menos porción tenemos que retirar. Por ejemplo, si quisiéramos retirar cinco céntimos
de dólar de una onza de oro, pues la cantidad de oro que representa cinco céntimos es
realmente minúscula. Por tanto, los costes para retirar esa pequeña cantidad de oro
serían bastante elevados. Y es por este motivo que la plata todavía sigue jugando un papel
bastante importante como metal monetario, porque la plata tiene un valor unitario más
bajo que el oro y, por tanto, podemos extraer cantidades que representan un bajo valor sin
demasiado coste. Y, por último, la última propiedad del
dinero como depósito de valor, que yo la llamo propiedad de cierre, que es una propiedad
que, por ejemplo, el profesor Antalfequete incide mucho en ella, es que tenga una baja
relación entre… O sea, que la relación entre el flujo, también James ha hablado
de ella, entre el flujo de producción anual de oro o de dinero y su stock sea muy baja.
Esto significa que cada año solo se produzca una pequeña cantidad adicional del dinero
que ya hay en superficie. Por ejemplo, hemos comentado que actualmente hay 160.000 onzas
de oro producidas y cada año se producen alrededor de 2.000. Esto significa que la
relación flujo-stock es aproximadamente del 1,5 %. Cada año solo se produce 1,5 % más
de oro. En cambio, en otra serie de mercancías, por ejemplo, el trigo, cada año se duplica
la producción del año anterior. Esta propiedad porque es muy importante, porque si la relación
es muy elevada, por ejemplo, como en el caso del trigo, las variaciones en el valor de esa
mercancía son muy elevadas. El valor del trigo depende de que haya buenas o malas cosechas.
Por tanto, si yo tengo mi patrimonio atesorado o vinculado al trigo, seré más o menos pobre
en función de si el sol está especialmente generoso o si las nubes han arrojado más
o menos lluvias. Eso genera mucha incertidumbre que el oro nos permite eliminar. ¿Por qué?
Porque aunque encontremos un hallazgo muy grande de oro, la cantidad producida anualmente
nos superará el 3, el 4 %. Aquí podríamos recordar, por ejemplo, en el siglo XVI, cuando
llegan todos los galeones españoles cargados de oro, se habló de la revolución de los
precios. Se habló de que en España, ser revolucionados los precios se incrementaron
a unas tasas impresionantes. Bueno, la media de inflación, pese a este gran descubrimiento
de oro en Latinoamérica, durante el siglo XVI fue del 2 % anual. Y hoy tenemos tasas
de inflación del 4 o del 5 alegremente. Por tanto, aquí tendríamos una hiperrevolución
casi soviética en los precios. Entonces, ya hemos visto cuáles deberían
ser las propiedades del dinero, tanto como medio de cambio, como depósito de valor,
para ser un buen dinero. Y ahora vamos a ver por qué el oro las cumple de manera casi
óptima. Primero, como medio de cambio, el oro ha estado accesible geográficamente
por casi todo el mundo. La primera presentación ya nos ha indicado que los romanos los sacaban
de España. Por tanto, en España incluso teníamos oro, que no tenemos casi nada salvo
sol y playa, pues aquí también teníamos oro. Es decir, está repartido geográficamente
de una manera bastante dispersa por todo el mundo. Por tanto, en todas las partes del
mundo se ha podido ir desarrollando como dinero, generando un estándar, un patrón
internacional. Luego, uno de los metales que es más fácil
les de trabajar es el metal más ductil y maleable que existe. No es muy duro, es decir,
la escala de mos va de uno a diez. El diez es el diamante y el uno es el yeso. Bueno,
el oro está en dos con cinco. No está emblando como el yeso, que lo ponemos en el bolsillo
y se nos deshace. No queremos que el oro sea absolutamente blando, pero tampoco queremos
que sea absolutamente duro. ¿Por qué? Porque si no podemos trabajar el oro, no podemos
crear piezas como geneas y estandarizadas. Y luego tiene un punto de fusión aceptable,
que son 1.064 grados centígrados. Digo que es aceptable porque esta temperatura, por
ejemplo, se puede conseguir con hornos a carbón vegetal, lo cual significa que desde
edades muy primitivas se pudo trabajar el oro. Si nos vamos al platino que tiene una temperatura
de casi 2.000 grados, veremos que no se pudo desarrollar el platino hasta generar tecnologías
de altos hornos. Luego tiene un horizonte de estabilidad temporal
bastante grande, por lo que luego veremos que su relación flujo, esto que es bastante
baja, tiene un alto valor unitario y, cuantos más día siga Bernan que él al frente de
la arsala federal, mayor sea su valor unitario. Luego, también es bastante difícil de falsificar
debido a su color característico. El color característico del oro se parece lejanamente
igual del cobre, pero es bastante diferente. En cambio, tenemos toda una serie de metales,
por ejemplo el platino, el paladio, la plata, que sí son bastante parecidos. Aún así
son complicadísimos de falsificar. Pensemos o comparemos con lo difícil o fácil de falsificar,
que es un billete, con unas inscripciones y demás.
Luego, el oro tiene una demanda previa internacional muy grande y muy extensa, pues fue el patrón
internacional durante el siglo XIX cuando se desarrolla todo el comercio internacional,
pero dicho todo esto, el oro no tiene por qué actuar como el único medio de cambio
que es haya en la sociedad. Existen alternativas que, para determinados productos, son más
eficientes que el oro, porque trasladar el oro en el bolsillo tiene un coste, no hay
cantidades enormes de oro como para que esté circulando todos los días y, por eso, es
muy importante, por ejemplo, que haya otras formas de dinero, como puedan ser las letras
de cambio, en lo cual el profesor Pequete, siguiendo la doctrina y el legado de Adam
Smith, incide mucho, como también las cámaras de compensación, que permiten saldar créditos
y deudas sin necesidad de mover, de trasladar el oro.
Entonces, el oro como medio de cambio, es decir, el oro es importante que actúe como
medio de cambio, por ejemplo, que los trabajadores lo toquen, que sirva para saldar los saldos
netos de las cámaras de compensación, que sirva para pagar las letras de cambio, pero
si el oro tiene un papel importante, pero no absoluto en cuanto a medio de cambio, si
tiene un papel prácticamente único a la hora con la plata, insisto, a la hora del depósito
de valor. Primero, porque tiene una fuerte demanda previa,
y esa fuerte demanda previa es lo que he comentado, se utilizaba para fines formamentales
en la India, luego se ha ido generalizando todo el mundo, tiene una fuerte demanda ornamental,
ha sido accesible con bastante facilidad, es muy fácil de transformar, todo esto ya
lo he comentado, pero fijámonos en las dos últimas, es muy fácilmente atesorable,
no perece, si se fracciona, es muy fácil de reconstruir, luego lo veremos, un diamante,
si se rompe, se nos ha acabado el chollo de tener un diamante, en cambio el oro, si se
nos parte por la mitad, simplemente lo llevamos a refundir y ya volvemos a tener la misma
cantidad de oro que teníamos antes, si consiguieramos romper un lingote, claro, luego es muy difícil
que se corrompa, no se corró ni siquiera con ácido sulfúrico, pensamos que el hierro,
por ejemplo, se corró con vinagre, entonces a tesorar el valor en hierro es relativamente
peligroso y además tiene un elevado valor unitario, hoy, $12.000 es la onza y creciendo,
entonces los costes de almacenamiento son bastante bajos, pero sobre todo su relación
flujo esto, precisamente porque no perece, es muy baja y por tanto su estabilidad como
valor es muy grande, siempre y cuando los gobiernos no lo desestabilicen, referenciándolo
a sus divisas fiduciarias, luego tenemos otra serie de bienes que tiene una gran cantidad
de problemas a la hora de comportarse por dinero, históricamente se han comportado
como dinero, pero se han comportado como dinero porque no había oro disponible o no había
suficiente oro disponible como para sustituirlos en su labor como dinero, ya he comentado que
en Roma se utilizaba el ganado a la hora de dinero como medio de cambio y la sal como
dinero como depósito de valor, bueno el ganado tiene una serie de problemas, muere, luego
es poco divisible, es bastante costoso de almacenar porque tenemos que alimentarlo básicamente
para que no se nos muera, es complicado obtener una unidad homogénea quizá con técnicas
eugenésicas pues podríamos tender a lograrlo pero vamos en principio es complicado y luego
su relación flujo esto que es muy alto porque en tanto queramos incrementar la cabaña ganadera
masivamente pues en un par de años lo podríamos conseguir, con lo cual el precio de la resa
se puede desmoronar si así tenemos interés. Luego la sal se degrada con facilidad, si contacta
con el agua pues la tenemos que secar y demás y además tiene hoy un muy bajo valor unitario
simplemente tenemos que ver cuánto vale un kilo de sal y cuántos kilos de sal necesitaríamos
para atesular un patrimonio relativamente cuantioso, pues de un millón, dos millones
de dólares que tampoco es que sea una barbaridad. Entonces en la época de los romanos obviamente
sí podía actuar como depósito de valor porque era escasa, era muy demandada, era
muy útil y por lo tanto tenía un alto valor unitario hoy no.
Luego el papel, hoy parece que estemos en un estándar papel, en un patrón papel no
es exactamente así porque los bancos centrales respaldan sus emisiones de papel con otra
serie de activos básicamente de duda pública que sí que tiene valor, pero bueno el papel
como dinero pues es un pésimo dinero básicamente porque se estropea fácilmente, se quema
con el fuego, se estropea con el agua, ya no hablo ni de ácidos ni nada, tiene un muy
bajo valor unitario, pensemos cuánto vale pues 500 folios y su relación flujo-stock
es muy alta, la Amazonas es una mina entera de papel para crear hiperinflaciones. Lo
que sucede de hecho durante las hiperinflaciones es que la cantidad de papel en circulación
va aumentando muy por encima del stock que queda de papel, es decir, como los gobiernos
ya dejan de respaldar, de cumplir sus promesas, de pagar el papel en oro o en lo que sea,
generalmente oro, pues se incrementa mucho la cantidad de dinero en circulación, la
cantidad de papel en circulación y su valor se hunde.
Luego el petróleo que durante la última burbuja de 2008 al subir tanto de precio,
pues muchos incluso hablaron de la posibilidad de volver a un patrón petróleo, lo decían
un poco con sarcasmo para contraponerlo al patrón oro, porque no veían la importancia
que… O sea, no veían por qué el oro sí es dinero y por qué el petróleo no, pues
el petróleo no es dinero, porque tiene un bajo valor unitario, ya lo he comentado antes,
se deteriora fácilmente, recordemos en la guerra de Irak, los Irakís estaban quemando
pozos de petróleo, pues eso puede suceder en un patrimonio. En cambio, si queman un
almacén de oro no lograrán demasiado, porque destruirán el edificio, pero el oro seguirá
estando ahí. Y además tiene costes de almacenamiento muy elevados. Ya he comentado que cuatro dólares
en superficie por unos 30, 40, hoy 70, que vale el barril, es decir, es una marca bastante
grande. Luego los inmuebles, aquí en España también
pues parece que hay tentación de asociar el ladrillo con riqueza y con tener un patrimonio
más o menos establezado a lo largo del tiempo, pero los inmuebles también son muy mal
al dinero, sobre todo medio de cambio ya, no creo que haga falta comentarlo, como depósito
de valor también. Primero, es difícil obtener unidades homogéneas. Cada casa es distinta,
ya no solo por la construcción, sino por su ubicación. Lo mismo, una casa en Serrano,
una casa en Vallecas o en Navapies. Luego son muy poco divisibles. Si yo cojo un ladrillo
de la casa, pues obviamente vale como ladrillo, pero no vale como un 0,1 % de mi casa. Y por
eso los hace muy poco desatesorables. Conforme más vayamos retirando de la casa, más se
reduce el valor de lo que queda de ella. Si nos cargamos el salón, es decir, si rompemos
el salón para obtener ladrillo y venderlo en el mercado, la casa pierde obviamente mucho
valor por sus boquetes, por su ruptura del diseño, etcétera.
Luego, bueno, costes de transporte creo que queda claro que son bastante elevados, y luego
tiene una demanda muy poco extensa, muy localizada. Es decir, pese a que vengan muchos turistas
alemanes e ingleses a España a comprar casas, la demanda internacional de mi casa que está
en una calle de Madrid, de la que nunca he oído hablar nadie, pues es muy reducida.
Por tanto, si luego la quiero colocar en el mercado, si mi casa la quiero colocar en
el mercado, pues es complicadísimo. Prácticamente no hay mercado para mi casa. Tengo que buscar
al comprador, a Doc, a la hora de venderla. Luego, los diamantes, que parece que son también
un bien de lujo, incluso un bien ornamental de lujo, comparable al oro, también son muy
mal dinero. Primero, porque son muy duros, es decir, no se pueden rayar prácticamente
si no es con otro diamante, no son homogéneos, cada diamante es distinto de otro diamante,
como se suele decir, son bastante frágiles, con un martillo se pueden romper, son muy
poco desatesolables, porque precisamente el valor del diamante deriva de su estructura
química y de su tamaño. Entonces, si rompemos un poco un trozo del diamante, nos hemos cargado
todo el valor del resto del diamante y han estado bastante concentrados geográficamente
por Sudáfrica y demás. Entonces, nos han podido desarrollar como dinero.
Luego, si ya vamos a los metales, que parece que sea la alternativa más lógica a la hora
de escoger un dinero, un patrón monetario, tenemos el hierro que se utilizó en Esparta
como dinero, pasa que los espartanos comenzaron a degradar sus monedas con vinagre para evitar
que se pudieran utilizar en otras partes de Grecia y demás, y lo que generaron fue una
hiperinflación. Entonces, ese riesgo con el hierro siempre está ahí, se daña con
relativa facilidad, el hierro cantillón ya cuando analiza su tratado de la naturaleza
del comercio general, porque el hierro dejó de ser dinero, ya comenta que el fuego lo daña,
y luego que tiene un bajo valor unitario, un valor unitario muy bajo. Es el cuarto metal
más abundante sobre la tierra, por tanto, su precio es bastante reducido, aunque sea
útil. Luego, el cobre, que también se ha utilizado como dinero históricamente, incluso
cuando han convivido el oro o la plata subsidiariamente, en alguna ocasión se utilizaba el cobre,
también es mal dinero, es decir, allí donde podamos emplear el oro o la plata, el cobre
lo dejamos bastante de lado. Los romanos lo utilizaban, pero precisamente porque no
disponían de grandes reservas de oro y de plata, y en general los pueblos han utilizados
por esto, porque no tienen acceso fácil al oro y la plata fácil y barato. Entonces,
el cobre se oxida con la humedad, tiene un bajo valor unitario, por ejemplo, hay un kilo
de cobre cuesta 10 dólares. Si queremos llevar el cobre encima, creo que tendríamos ciertos
problemas de espalda. Y, finalmente, el platino, que también en 2007 y 2008, al tener un precio
más elevado que el de oro, la gente se empezó a preguntar por qué el oro sí y el platino
no, también tiene una serie de problemas. Primero, tiene un punto de fusión bastante
elevado, y esto encarece mucho las cosas. Si queremos fusionar, es decir, si queremos
fundir el oro, mejor dicho, tenemos que crear un recipiente que aguante las temperaturas
que al menos aguanta el oro, porque si no se nos fundirán los dos. Con lo cual, si
queremos fundir el platino, tenemos que encontrar un material que todavía tenga un punto de
fusión más elevado que el del platino para poder fundirlo, con lo cual nos vamos yendo
a metales cada vez más raros y más escasos, que son cada vez más caros de manejar. Luego,
ha estado muy concentrado geográficamente en Sudáfrica, en los surales, no sé si
en Michigan también hay, pero, bueno, son tres o cuatro regiones del planeta donde
se produce el platino, es menos dúctil y maleable que el oro, no mucho menos, pero
sí un poco menos, y luego, sobre todo, que su relación flujo es toque más del doble
que la del oro, con lo cual está mucho más sometido a shocks de oferta, podríamos decir.
Bien, ya hemos visto por qué el oro se ha desarrollado históricamente como dinero,
hemos visto la necesidad de que haya un dinero, hemos visto que el dinero permite ahondar
en la división del trabajo tanto el dinero como medio de cambio como el dinero como depósito
de valor, y hemos visto que el mejor dinero que hay, el que cumple mejor las propiedades
que permiten satisfacer las funciones del dinero, es el oro.
Pero ahora vamos a verlo desde el punto de vista del individuo, vamos a ver por qué
es importante que haya dinero, que el oro sea dinero y que se respete ese curso natural
de las cosas. Entonces, el oro es en última instancia precisamente
por las propiedades que acabamos de ver, el bien más bendible, es decir, con el que puedo
realizar más transacciones spot ahora, y el más atesorable, el que tiene mayor estabilidad
de valor a largo plazo. Ya lo ha comentado James, por ejemplo, en relación el valor del
oro con el valor del petróleo. Pero podríamos ir a series de hasta 1.500 y ver cómo todas
las hostilaciones de precios, al final, terminan convergiendo a un cierto valor del oro. Hay
un libro por ahí, El Golden Constant, donde traza esa serie de 1.500 a 1.970, donde se
ve que prácticamente el valor del oro se mantiene constante durante cuatro siglos.
Entonces, esta doble cualidad del dinero, la liquidez espacial y la liquidez temporal
le confiere al individuo una doble soberanía en el mercado, una soberanía del consumidor,
que es una soberanía frente al comerciante, el consumidor puede no consumir, el comerciante
no puede no vender, porque si el comerciante no vende, se le estropea el estoque de mercancías
y, por tanto, pierde su patrimonio. Si el consumidor no consume, simplemente se espera
a que le ofrezcan algo en el mercado que le guste o que se ajuste a sus preferencias.
Y, luego, la soberanía del ahorrador. El ahorrador puede no invertir porque puede
conservar su valor a lo largo del tiempo atesorándolo en oro. El que emite deuda, el que quiere
captar recursos, si no le prestan el dinero, no puede realizar sus inversiones. Es decir,
para conservar nuestras inversiones a lo largo del tiempo o conservamos de manera líquida,
que vendría a ser el oro, o de manera ilíquida, por ejemplo, invirtiendo en acciones, invirtiendo
montando una empresa, puede que nuestra empresa, al cabo de diez años, valga más de lo que
vale ahora. Por tanto, habremos conservado incluso incrementado el valor. Pero, si queremos
enajenarla a los cinco años antes de que se haya completado el proyecto productivo,
la enajenaremos con un descuento muy grande. Por tanto, es un mal depósito de valor líquido
la empresa. Entonces, la soberanía del consumidor es precisamente
importante por lo que comentaba, porque el consumidor puede decidir cuándo consumir
y cuándo no. Puede decidir qué vienes comprar, qué vienes ajustar a sus preferencias y cuáles
no. No está obligado a comprar lo que cualquier empresario o cualquier productor le ofrezca.
Dado que el empresario no puede esperar porque la mercancía le caduca, si el consumidor
no le compra, ni puede pagar a los proveedores, por tanto, no puede continuar con su producción
y, sobre todo, tendrá que liquidar su stock de mercancía. Es decir, tendrá que venderlo
a un precio lo suficientemente bajo, como para que el consumidor, que tiene la moneda
de oro, acuda y le compre la mercancía. Por tanto, el comerciante, gracias a que el
consumidor es soberano en el mercado y es soberano gracias al oro, se tiene que ajustar
a las preferencias del productor. Por tanto, es gracias al oro, al final, en definitiva,
por lo que el consumidor es soberano en el mercado.
Y luego la soberanía del ahorrador. El ahorrador no atesora oro porque los quienes
tienen oro y no lo atesoran es porque esperan obtener una rentabilidad en el mercado. Yo
no me mantengo mis ahorros a largo plazo en oro perfectamente líquidos porque el oro
es dinero, pero no es una inversión. Como no es una inversión y yo quiero rentabilizar
mi inversión, es decir, no quiero tener el mismo capital hoy que dentro de diez años,
yo invierto en bolsa, en empresas, en inmuebles, etcétera, con la esperanza de que mi proyecto
haya bien y gane todavía más oro en el futuro. Pero, claro, quien tenga oro está continuamente
preguntándose, planteándose si prefiere tener el dinero en oro atesorado o lo prefiere
tener invertido a largo plazo en una empresa. Entonces, esa decisión la toma en función
de la rentabilidad que le ofrezca la inversión. Si nos ofrecen un 50% en una inversión, probablemente
nos desprendamos del oro y, si es segura, claro, e invirtamos a largo plazo, pero si
nos ofrecen un 1 % o un 0,5 % o un 0 % no tenemos porque arriesgarnos y movilizar el
oro a largo plazo. Con lo cual, la soberanía del ahorrador nos permite conservar, quedarnos
en oro, quedarnos líquidos en oro y no invertir hasta que los productores nos ofrezcan inversiones
suficientemente rentables. Entonces, el papel moneda socava esta doble soberanía
del consumidor y del inversor. ¿Por qué la socava? Primero, la del consumidor porque
el papel moneda va perdiendo progresivamente. Habría dejado de atesorar su dinero en billetes
del banco central en dólares y lo habría atesorado en oro. Por tanto, habría retirado
el oro de los bancos. Los bancos habrían tenido que liquidar antes de que los proyectos…,
aquí la burbuja se ha expandido durante cinco, seis años. Si bajamos mucho los tipos de
interés, la burbuja duraría medio año, un año, como mucho, y, por tanto, las liquidaciones
necesarias posteriores, es decir, la etapa de recesión, sería mucho más breve. Entonces,
el patrón no habría evitado, primero, la inflación actual que obliga al consumidor
a lanzarse contra las mercancías, es decir, no a que las mercancías persigan al consumidor,
sino a que el consumidor persiga a las mercancías, y también les ha obligado a estar continuamente
prestando dinero. Entonces, si retiran el dinero del banco, se lo están prestando a
la Reserva Federal, que luego se lo vuelve a prestar al banco. Por tanto, no hay manera
de escapar de la burbuja crediticia que ha generado este sistema de dinero fiduciario.
Por tanto, la conclusión se puede ver aquí. El dinero es necesario para la división del
trabajo, tanto espacial como temporalmente. El dinero debe cumplir una serie de características
que el oro las cumple de manera perfecta, casi perfecta. El resto de bienes no las
cumplen, porque sus spreads en el mercado se van incrementando mucho con su cantidad.
Un dinero basado en el oro es imprescindible para respetar la soberanía del ahorrador
y del consumidor. El dinero fiduciario-inflacionista que tenemos ahora lo que provoca es una persecución
de las mercancías y un auge crediticio desbocado, y la grisa actual precisamente es consecuencia
de este dinero fiduciario que no ha permitido al inversor ser soberano y protestar contra
las políticas de bajos tipos de interés que han engendrado gente, tipos y pejos, como
Greenspan o Bernanke. ¡Este es todo!