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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Hablemos sobre los principios de Economía Política de Kalmengar.
Este año 2021 se cumplen 150 años de la publicación de este libro,
principios de Economía Política de Kalmengar.
¿Y por qué este libro es importante? ¿Por qué este libro es relevante?
Bueno, en primer lugar, Kalmengar es el fundador de la llamada Escuela Austriaca de Economía,
escuela de pensamiento económico en la que muchos hemos desarrollado nuestras ideas
en ocasiones para seguir profundizando en ellas, en otras para criticarlas, para amatizarlas,
para desviarnos, incluso de ellas, pero en todo caso la Escuela Austriaca de Economía
es una tradición de pensamiento muy rica que cualquier estudiante de economía debería conocer.
Y por tanto, si este libro de Mengar, Principios de Economía Política,
es el libro que da inicio, que da comienzo, que crea que genera esa tradición,
pues ya solo por eso, este libro debería ser una referencia.
Pero es que además se trata de un libro que constituye un hito dentro de la historia del pensamiento económico.
Hasta el tercer tercio del siglo XIX, los economistas, los economistas clásicos,
tendían a pensar que los precios dependían de circunstancias exclusivamente objetivas.
Por ejemplo, uno de los últimos economistas clásicos fue Karl Marx,
y de acuerdo con Marx, los precios dependen en última instancia del tiempo de trabajo
socialmente necesario para producir las mercancías.
¿Por qué los economistas clásicos pensaban que los precios dependían,
tenían que depender necesariamente de circunstancias objetivas?
Pues porque desde Adam Smith se toparon con un problema que consideraban irresoluble.
La intuición, el sentido común, nos dice que los precios dependen de la utilidad,
del valor de uso que les damos a las cosas.
Si algo no es muy útil, estaremos dispuestos a pagar mucho por él.
Si algo no es muy poco útil, estaremos dispuestos a pagar muy poco por él.
Por tanto, los precios, al menos en parte, han de estar aparentemente determinados por la utilidad.
¿Qué pasa? Que para Adam Smith había un problema que, como digo, no se podía solucionar
desde la perspectiva de la utilidad, y es la famosa paradoja del agua y de los diamantes.
Si es verdad que los precios dependen en primera instancia de la utilidad, del valor de uso, de las mercancías,
¿cómo es posible que el agua, siendo muchísimo más valiosa para cualquier persona que los diamantes?
Porque si no tienes agua, te mueres, y si no tienes diamantes, pues bueno,
creo que casi ninguno de nosotros tenemos diamantes, y aquí estamos.
¿Cómo es posible que, siendo el agua mucho más valiosa que los diamantes,
sin embargo, el precio del agua sea mucho más bajo que el de los diamantes?
Si los precios dependen en todo o en parte de la utilidad, no tiene mucho sentido que la utilidad del agua,
siendo mucho más alta que la de los diamantes,
determina un precio mucho más bajo para el agua que el de los diamantes.
Por tanto, y en virtud de la paradoja del agua y de los diamantes, quedaba claro que la utilidad de los bienes
no era un factor que fuera determinante a la hora de establecer los precios de las mercancías, los precios de los bienes.
Los precios tenían que depender de otras circunstancias, como por ejemplo los costes de producción,
como es más costoso producir un diamante que producir agua,
el precio de los diamantes es más alto que el precio del agua.
Fijémonos que si adoptamos una perspectiva completamente antisubjetivista sobre los precios,
es decir que los precios dependen únicamente de los costes,
entendiendo los costes por las circunstancias técnicas de producción,
el ser humano queda desdibujado, desaparece del entorno económico.
Los precios de las cosas son objetivos al margen de que haya un ser humano ahí que las esté valorando o no las esté valorando,
porque los precios de los bienes serían iguales a las relaciones de transformación entre los bienes.
Cuanto cuesta objetivamente, en función de la tecnología disponible,
transformar x cantidad de un bien en x cantidad de otro bien.
Esa transformación técnica, esa ratio de transformación técnica,
sería la que determinaría en exclusiva los precios de los bienes al margen
de cuál sea el grado de utilidad que esos bienes le proporcionen a cada individuo.
La economía, por tanto, tendría más que ver con una ciencia técnica, con una ingeniería,
cuál es la ratio de transformación objetiva entre bienes,
que con una ciencia social que estudia la coordinación de los seres humanos
para satisfacer sus necesidades dentro de un determinado entorno material.
O como mucho sería una ciencia social que estudiaría cómo las condiciones objetivas de producción de los bienes
determinan una cierta organización social dirigida a maximizar el grao de explotación
de esas condiciones objetivas de producción,
que esto es en definitiva algo muy parecido a lo que intenta hacer el marxismo
cuando estudia la evolución de la historia como desarrollo de las fuerzas productivas.
Pues bien, Menger, en este libro, en los principios de economía política,
resuelve la paradoja del agua y de los diamantes y la resuelve desde una perspectiva subjetivista,
es decir, desde una perspectiva que sigue conectando el precio de los bienes a la utilidad de los bienes,
como es posible que el agua siendo más útil, más valiosa que los diamantes para cualquier persona,
tenga sin embargo un precio más bajo que el de los diamantes,
porque para Menger lo que determina el precio de los bienes no es la utilidad en general de una categoría de bien,
sino la utilidad marginal, que es la utilidad marginal, la utilidad de la última unidad que tenemos disponible de un determinado bien,
y la utilidad de la última unidad que tenemos disponible ahora mismo de agua es mucho menos valiosa
que la utilidad de la última unidad que tengamos disponible de diamantes, que probablemente no tengamos ninguna.
Por tanto, la última unidad de los diamantes sí es más valiosa que la última unidad disponible del agua,
aún cuando toda el agua del mundo sí pueda ser más valiosa que todos los diamantes del mundo,
pero el ser humano cuando actúa, cuando escoge, cuando decide si demanda una cosa o la otra,
y por tanto si influye los precios en una dirección o en la otra,
no decide con respecto a todos los bienes disponibles en el mundo,
decide con respecto a unidades en el margen, un poco más, un poco menos, con respecto a lo que tengo,
y si dispongo de mucha agua y de muy pocos diamantes, una unidad adicional de agua no me proporcionará ninguna utilidad marginal relevante,
y en cambio una unidad adicional de diamantes sí, y por eso voy a estar dispuesto a pagar más por una unidad adicional de diamantes,
que por una unidad adicional de agua, ya teniendo a mi disposición mucha agua en estos momentos.
Es decir, que para Manger los precios dependen de la utilidad marginal,
es decir, dependen de la interacción de dos factores,
por un lado, cuál es la jerarquía de preferencias de los seres humanos con respecto a los bienes,
y por otro, cuál es la escasez relativa de cada bien,
y por supuesto, a la hora de determinar la escasez relativa de cada bien, entrarán consideraciones tecnológicas,
si la tecnología permite incrementar mucho la productividad en la fabricación de un bien,
la disponibilidad de ese bien se incrementará mucho, y en consecuencia, la utilidad en el margen,
la utilidad de la última unidad disponible, después de que su oferta, su disponibilidad,
se haya incrementado de manera muy notable, bajará mucho,
y en consecuencia, estaremos dispuestos a pagar muy poco por esa unidad,
pero porque se ha incrementado mucho su disponibilidad y, por tanto,
utilizamos las unidades marginales de ese bien en satisfacer fines que no son muy poco valiosos.
Al reintroducir al subjetivismo, es decir, al reintroducir al ser humano como una gente determinante
de las relaciones de intercambio entre los bienes, de los precios,
al no hacer depender exclusivamente esos precios de las condiciones materiales objetivas
de una determinada sociedad, sino al vincularlas con los planes de vida de las personas,
Menger vuelve a convertir a la economía en una ciencia social,
y sienta las bases para que podamos conceptualizar y estudiar la economía
como el proceso de coordinación social entre seres humanos dirigido a la creación de riqueza.
Recalco esto, no como el proceso de coordinación entre seres humanos planificado desde arriba
e impuesto desde arriba hacia abajo, sino como un proceso de coordinación social emergente
a partir de la conciliación de los planes de acción de los proyectos de vida de los seres humanos,
planes de acción, a su vez determinados, por la escala de preferencias, por la escala de utilidades,
por la utilidad marginal de cada uno de esos seres humanos con respecto a sus distintos cursos,
a sus distintas opciones disponibles de acción. Y bueno, dejando de lado la importancia histórica
que tiene este libro, hay que decir que el libro se puede leer perfectamente hoy,
es un libro que está muy bien escrito y eso que Menger lo escribió con 31 años,
es un libro que se entiende perfectamente y es un libro que parte de lo más elemental en la economía,
empieza reflexionando sobre qué es un bien económico, cómo podemos distinguir un objeto cualquiera
de un bien económico, y luego va avanzando para explicar cómo se determina la utilidad
y la utilidad marginal de los distintos bienes económicos en distintas situaciones,
bajo distintas casuísticas, y cómo la determinación de la utilidad marginal de los bienes económicos,
entendiendo la utilidad marginal en términos ordinales, no cuantificando cuántas unidades
de utilidad genera un determinado bien, sino cuál es la importancia relativa de un bien con respecto
a los demás, cómo la determinación de esa utilidad marginal nos conduce a su vez a la determinación
de los precios de las mercancías, y a partir de la determinación de los precios de las mercancías
claro, ya tenemos estructurado el proceso de producción y de intercambio dentro de una economía.
Además, y para los interesados en la teoría monetaria también hay que decir que en el último
capítulo de este libro se encuentra un bosquejo de lo que posteriormente será la teoría mengheriana
sobre el origen del dinero y sobre la liquidez. Teoría sobre el origen del dinero y sobre la
determinación del valor del dinero en función de su liquidez, que desde mi punto de vista es una
de las más sofisticadas que existen. Pues bien, en este libro, escrito a los 31 años, mengher
ya sienta las bases de lo que será posteriormente su teoría monetaria, desarrollada en diversos
artículos, y en otro libro, el último de los libros que escribió y que se publicó en 1909,
titulado El Dinero. Aprovechemos su centésimo quincuagésimo aniversario para leer o reler
los principios de economía política de Kalmenger, una indudable joya de la historia del pensamiento
económico.