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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Uno de los principales argumentos que suelen utilizar los defensores de subir el salario
mínimo para justificar esta política pública es que en España la única forma en la que
amplios segmentos de la población escapen de la pobreza es obligando a los empresarios
que los contratan a que les abonen salarios más altos.
En España, supuestamente, los empresarios por su propia cuenta no subirían los salarios
y la única forma que existe de que los salarios suban es o a través de la negociación colectiva
o en los tramos más bajos de salarios a través de la legislación, a través de la imposición
legal de esas subidas de salario mínimo.
Por tanto, si necesitamos que la gente escape de la pobreza y la gente está en la pobreza
porque cobra apenas un bajo salario mínimo, subir el salario mínimo contribuirá a que
haya muchos menos pobres en España.
Este argumento, sin embargo, es defectuoso esencialmente por tres razones.
La primera razón es que no es cierto que los salarios en España no tiendan a subir
cuando la economía está creciendo y, por tanto, cuando las empresas están ganando
más dinero.
Efectivamente, si vamos a las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, uno
verá que en periodos de expansión los salarios en España no suben de manera significativa,
que están estancados, y eso lleva a mucha gente a pensar que, como decíamos, los empresarios
no suben motu propio los salarios en España.
Sin embargo, esta estadística es defectuosa, dado que adolece del llamado Efecto Composición.
Durante los periodos de crecimiento económico, en España no solo se incrementan los salarios
de los trabajadores que conservan su empleo, sino que también se genera mucho nuevo empleo,
generalmente este nuevo empleo, abajo salarios.
Por tanto, cuando extraemos la media salarial en España, salarios que se revalorizan entre
los trabajadores que mantienen su empleo y salarios bajos que se incorporan a la masa
salarial por parte de los nuevos trabajadores que acceden a un empleo, el promedio salarial
sale que no aumenta mucho o incluso que está estancado.
Lo mismo sucede durante las recesiones.
Durante las recesiones, España destruye mucho empleo, especialmente empleo de bajo salario,
con lo cual en las estadísticas parece que los salarios no decrezcan significativamente
o incluso que suban. ¿Por qué? Porque aunque se recorte el salario de aquellos trabajadores
que mantienen su empleo, como dejamos de promediar a la baja los salarios de aquellos
trabajadores mal pagados que pierden su empleo, el salario promedio o no baja o incluso sube.
Pues bien, si filtramos este Efecto Composición, es decir, si eliminamos la influencia que sobre
el salario medio estimado por el INE, ejercen los flujos de entrada y de salida al mercado
laboral, comprobaremos que en efecto los salarios sí suben durante las expansiones, los salarios
de aquellos trabajadores que tenían empleo, y que los salarios también bajan, como es
esperable, durante las recesiones, durante las depresiones, de nuevo los salarios de
aquellos trabajadores que no son despedidos y mantienen su empleo.
Esta ha sido, de hecho, la conclusión a la que ha llegado un reciente paper del economista
Juan Francisco Jimeno que muestra que filtrando los salarios por este Efecto Composición
y por otros Efectos Composición, como las cualificaciones técnicas de la nueva fuerza
laboral, lo que comprobamos es que, en efecto, los salarios sí suben durante los periodos
de expansión económica.
Por tanto, esta es la primera mentira de los defensores del salario mínimo.
Segunda mentira o al menos segundo error o segundo problema de la tesis que hemos expuesto
al principio.
Bueno, para que esta tesis fuera cierta, sería necesario que, al subir el salario mínimo,
aquellos trabajadores que cobran el salario mínimo mantenga su empleo.
Y, desde luego, ese puede ser el caso.
Hay un fuerte debate entre los economistas sobre si las subidas del salario mínimo efectivamente
destruyen empleo o no lo destruyen.
Todos coinciden en que subidas muy, muy, muy fuertes del salario mínimo, evidentemente
lo terminan destruyendo.
Pero podría ser que subidas no tan intensas, subidas marginales, en el margen del salario
mínimo, no destruyeran empleo, especialmente en los llamados mercados laborales monopsónicos,
donde alguna empresa tiene un fuerte poder de mercado para bajar los salarios por debajo
del nivel competitivo, restringiendo la contratación de mano de obra.
Por tanto, existe un fuerte debate entre economistas sobre, como digo, si subir los salarios mínimos
destruye empleo o no destruye empleo.
Pero si lo destruyera, y no es una hipótesis, y sin absoluto descartable, no sería cierto
que, subiendo el salario mínimo, conseguimos que la gente salga de la pobreza.
¿Por qué?
Pues porque aquellos trabajadores que estarían cobrando menos después de subir el salario
mínimo podrían ser despedidos, y entonces ya no es que siguieran cobrando poco, es
que pasarían a no cobrar nada, y por tanto, se está en una situación de más pobreza,
cuando no cobras nada, cuando estás en el paro, que cuando tienes un empleo, aunque sea un
empleo mal pagado o insuficientemente bien remunerado, tal como nos gustaría a muchos.
Por consiguiente, la tesis, el argumento de los defensores de subir el salario mínimo,
descansa, evidentemente, sobre la hipótesis de que incrementar el salario mínimo no destruye
empleo, porque si lo destruye, los ingresos que llegan a final de mes a los hogares de
aquellos trabajadores afectados por la subida del salario mínimo podrían ser más bajos
después de subir el salario mínimo, y condenarles al paro o condenarles a una reducción de la
jornada laboral que antes de subir el salario mínimo.
Y a este respecto, ¿qué evidencia tenemos sobre la economía española?
Bueno, pues la evidencia más reciente que tenemos es un estudio que efectuó el Banco
de España con respecto a la subida del salario mínimo del 8%, no del 23% como la que se
produjo en 2019, sino del 8% en 2017, y el resultado de este estudio es que 12.000 personas
perdieron su empleo como consecuencia de la subida del salario mínimo.
Es verdad que otras lo conservaron y vieron incrementar sus ingresos a final de mes, pero
los ingresos extra que consiguieron de manera muy dispersa los trabajadores afectados por
la subida del salario mínimo que conservaron el empleo no fueron superiores a los daños
concentrados, a los ingresos concentrados que perdieron aquellos trabajadores que fueron
despedidos como consecuencia de la subida del salario mínimo, es decir, que la masa
salarial como consecuencia de aumentar el salario mínimo no creció, si algunos cobraron
algo más a costa de que unos pocos, 12.000, cobraran muchísimo menos, en concreto nada
porque fueron despedidos.
El estudio del Banco de España no estima la reducción de horas trabajadas, pero sabemos
que esa es otra de las vías en las que se puede manifestar el salario mínimo, la subida
del salario mínimo.
Por tanto, al menos en España existen dudas muy razonables de que la subida del salario
mínimo no destruye empleo, la evidencia más reciente que tenemos sobre el año 2017
es que si lo destruyó y si lo destruye no es cierto que se pueda salir de la pobreza
aumentando el salario mínimo, al contrario, condenas todavía más gente a la pobreza.
Pero en tercer lugar, hay un tercer argumento que este sí resulta incuestionable y todo
el mundo debería aceptarlo, sobre porque la subida del salario mínimo no es ni muchísimo
menos la panacea contra la pobreza, y es que en España la pobreza, incluida la pobreza
laboral, es decir, la pobreza de aquellos trabajadores que tienen empleo, no se debe
esencialmente a que se estén cobrando bajos salarios.
La pobreza se debe o a que estás en el paro o a que trabajas muy pocas horas a la semana,
no necesariamente porque lo decida el trabajador, sino porque el trabajador a duras penas ha
conseguido encontrar un empleo a tiempo parcial.
En particular, dos tercios, el 66% de todos los trabajadores pobres, son trabajadores
que están trabajando a tiempo parcial, que no trabajan la jornada completa.
Y como trabajan pocas horas en el conjunto del mes, insisto, no porque ellos escogan trabajar
pocas horas, sino porque el mercado laboral no les proporciona oportunidades para encontrar
empleos a jornada completa, como trabajan pocas horas, a final de mes terminan ingresando
poco.
No es porque su salario por hora sea necesariamente el salario mínimo, por hora pueden estar
cobrando más, incluso bastante más, que el salario mínimo interprofesional.
El problema es que si trabajas 20 horas a la semana, 15 horas a la semana, 10 horas
a la semana, aunque cobres bastante por hora a fin de mes, terminarás ingresando cantidades
modestas que pueden estar por debajo del salario mínimo a jornada completa.
Y por tanto, insisto, el gran problema de la pobreza en España es que hacemos con los parados,
como conseguimos que los parados tengan la oportunidad de encontrar empleo, y que hacemos
con las jornadas parciales involuntarias, no con las voluntarias, que son perfectamente
legítimas y deseables, sino con las involuntarias, es decir, aquellos trabajadores que querrían
estar trabajando a jornada completa, pero que no encuentran nada más que una jornada
a tiempo parcial.
Estos dos grandes problemas, el problema de la baja densidad del empleo, que es el principal
factor que explica la pobreza en España, no se soluciona subiendo el salario mínimo,
por mucho que subas el salario por hora, si una persona trabaja pocas horas, no ingresará
mucho a final de mes.
Es más, puede ser que subir el salario mínimo todavía agrave más este problema, si como
hemos dicho antes, subir el salario mínimo incrementa el número de parados, o reduce
de una manera todavía más intensa el número de horas trabajadas a final de mes, entonces
subir el salario mínimo puede que sea no solo inútil de cara a combatir la pobreza,
sino que incluso sea contraproducente.
En lugar de estar peleándose sobre si hay que subir el salario mínimo interprofesional,
un 0,9% o si hay que congelarlo, que es un debate bastante estéril para centenares de
miles de españoles que están en situación de pobreza, que están ingresando por debajo
del umbral de la pobreza, en lugar de estar librando esta batalla absolutamente simbólica
y propagandística, es decir, una batalla de consignas de cara a la galería, mirad
que sociales somos, que hemos conseguido imponer dentro del gobierno nuestra voluntad
de subir el salario mínimo, eso demuestra la utilidad de un partido como Unidas Podemos
de cara a las próximas elecciones, votadme, mantenedme en el poder, en lugar de hacer
este tipo de sainete, porque es el fondo, un sainete que no soluciona los problemas
de fondo de los españoles, lo que deberían estar discutiendo de manera honesta, de manera
sincera, de manera rigurosa los distintos políticos y por supuesto el gobierno de España
es que reformas en el mercado laboral hemos de efectuar para incrementar el número de
trabajadores que tienen empleo y para reducir el número de trabajadores que están en una
jornada parcial de manera involuntaria, esa es la gran reforma pendiente del mercado
laboral, una reforma que a juicio de muchos tendría que pasar por una liberalización
del mercado laboral para así rebajar muy sustancialmente los costes de la contratación
indefinida y que por tanto promoviendo esa contratación indefinida, el empresario tenga
incentivos a invertir en incrementar la cualificación en su puesto de trabajo de aquellas personas
que acceden con más facilidad a un empleo indefinido y a través de esa inversión
en incrementar la cualificación en el puesto de trabajo de cada empleado que se pueda incrementar
su productividad y sobre la base de ese incremento de la productividad seguir aumentando los
salarios de manera continuada, esa sería la reforma que necesitaríamos para de verdad
reducir el problema de la pobreza laboral en España e incrementar las oportunidades
de encontrar un empleo estable y duradero y a jornada completa dentro de nuestro país
y esa es desde luego la reforma que ningún político está dispuesto a hacer porque sería
una reforma contra todo el discurso que han venido manteniendo populistamente durante
años para acceder a los asientos que ahora mismo están ocupando y mientras esa reforma
esencial siga pendiente, sigamos debatiendo, sigamos discutiendo, sigamos entreteniendo
al personal con la polémica de si hay que subir o no hay que subir el salario mínimo
interprofesional, una medida que es irrelevante para solucionar los problemas subyacientes
de pobreza y que si tiene alguna relevancia muy probablemente sea para agravar todavía
más la pobreza dentro de España.