logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

En su convención política de este pasado fin de semana, el Partido Ciudadanos se definió
alto y claro como un Partido Liberal. Pero ¿realmente son liberales? ¿Realmente Ciudadanos
defiende las ideas propias del liberalismo? Estudiémoslo.
Prácticamente todos los partidos políticos se han querido apropiar en algún momento
de la etiqueta de liberal. Las razones son fáciles de entender. Por un lado, la etiqueta
liberal suena bien, quien va a estar en contra de las libertades, y por otro, la etiqueta
liberal no es fácilmente encasillable en ninguna categoría política preconcebida izquierda
derecha, con lo cual le facilita a un partido político dirigirse a un electorado potencialmente
muy amplio y transversal. No solo me pueden votar unos, sino que me pueden votar otros.
El último partido político en seguir esta estrategia ha sido Ciudadanos. En la convención
política de este partido celebrada a este pasado fin de semana pudimos escuchar cosas
como las siguientes. Hay que decirlo claro, hay que decirlo alto. Y os lo voy a decir,
yo soy liberal. Alto y claro, yo soy liberal. Pero ¿qué significa ser liberal? Bueno, pues
Edmund Oval nos lo va ahí resumiendo. Yo soy liberal, porque defiendo la libertad
de otros a exponer sus ideas, aunque esas ideas no me gusten nada. Desde luego, defender
la libertad de expresión y la libertad ideológica es una condición necesaria para ser liberal.
No se me ocurre que una persona pueda ser liberal estando en contra de estas libertades
tan fundamentales, pero no diría que es una condición suficiente. Ser liberal implica
muchas otras cosas. Y parece que Edmund Oval también cree que ser liberal implica muchas
otras cosas. Veamos cuales. Yo soy liberal. Yo soy liberal porque reconozco que me puedo
equivocar y en una discusión entiendo la posibilidad de que el otro tenga razón. Bueno, eso es
ser intelectualmente honesto. Puede haber antiliberales que sean intelectualmente honestos
y podría haber también liberales que no sean intelectualmente honestos, que sean dogmáticos,
pero aún así en la medida en que su dogmatismo no lo trasladen a la agresión contra los derechos
de los demás, en la medida en que sean dogmáticos en su foro interno, que sean personas con
las que es muy difícil debatir, pero que en todo caso respeten escrupulosamente la libertad
de los demás para vivir sus vidas, pues también podrían ser liberales y no intelectualmente
honestos o antiliberales e intelectualmente honestos. Evidentemente la combinación óptima
desde mi punto de vista es ser liberal e intelectualmente honesto, pero son dos cuestiones
distintas. Yo soy liberal porque he hecho méritos para que me insulten la derecha y
la izquierda. Ciertamente el liberalismo se opone tanto a la izquierda, entendida como
una ideología que trata de imponer violentamente y coactivamente la igualdad, como también
a muchas de las cosas que se agrupan a la derecha. La derecha es más complicada de
definir que la izquierda, porque muchas veces las ideologías que están alrededor de la
derecha simplemente se agrupan por ser anti-izquierda, y hay muchas cosas que son anti-izquierda
que también son profundamente antiliberales. Por tanto, si lo que el mundo va al, quiere
decir es que ser liberal implica enemistarse e enfrentarse intelectualmente con la izquierda
y con una amalgama de ideologías de derecha antiliberales, pues sí, desde luego estaríamos
ante una condición de nuevo necesaria, pero no suficiente para ser liberal, porque también
podría haber otras ideologías que estuvieran enfrentadas con ciertas izquierdas y con ciertas
derechas. Creo que todos tenemos en la cabeza personajes públicos en España que son odiados
o son despreciados o son criticados tanto por la izquierda oficial como por la derecha
oficial y no son liberales. Por tanto, de nuevo, ser insultado por la izquierda y por
la derecha no implica que automáticamente seas liberal, aunque normalmente si eres liberal
recibirás críticas tanto de la izquierda como de la derecha.
Yo soy liberal porque reullo las etiquetas de buenos y de malos, porque no admito que
se habla de buenos y malos españoles, de buenos y malos catalanes, de buenos y malos
maridos y mujeres. Todos los ciudadanos son buenos.
Si todos los ciudadanos son buenos, si los son en todo momento y en toda circunstancia,
entiendo que el mundo va al estar a favor de derogar el Código Penal. Claramente no,
porque no es verdad que todos los ciudadanos siempre y en todo momento sean buenos. Los
hay que pretenden atacar las libertades de los demás y esos, en esas circunstancias,
obrarán mal y habrá que calificarlos también desde una perspectiva liberal como malos.
Por supuesto que hay enemigos de la libertad y los liberales tenemos que defendernos frente
a los enemigos de la libertad, frente a aquellos que están dispuestos a atacar nuestras libertades
o que incluso atacan nuestras libertades de manera sistemática.
Es que acaso, por ejemplo, la tiranía cubana no son los malos, pues claramente que son
los malos. En todo caso, lo que entiendo que Edmundo
Val quería decir, quizá lo hubiese podido expresar de otra manera, es que no existen
categorías previas de ciudadanos buenos o malos. No es que los hombres sean naturalmente
malos y las mujeres naturalmente buenas, no es que los catalanes sean naturalmente malos
y los españoles naturalmente buenos, etcétera. Es decir, que todo el mundo tiene de entrada
los mismos derechos individuales de cualquier otro. Eso lo sí a través de sus acciones
conculca las libertades de otras personas cuando sus derechos individuales son restringidos
y son restringidos precisamente porque ha actuado mal.
De esa perspectiva, ese mensaje sí es potencialmente liberal. Sería otra forma de expresar la
igualdad ante la ley de todas las personas sin privilegios de ningún tipo frente a otras.
Pero no son todos buenos. No caigamos en esa trampa buenista e ingenua.
Yo soy liberal porque tengo mi propia moral, pero no quiero imponersela a nadie. Quiero
respetar la moral de los demás. Quiero que la gente viva con libertad pensando en lo
que quiera.
Esta idea sí es consustancialmente liberal, si es uno de los pilares claros del liberalismo,
y diría que si uno lleva esta idea hasta sus últimas consecuencias es incluso una
condición suficiente para ser liberal. Ya no necesaria, sino también suficiente aquel
que se adscriba a esta idea hasta sus últimas consecuencias, insisto, si es liberal. Básicamente
que uno no quiere imponerles a otros su visión de la buena sociedad, su visión de la buena
vida. Lo único que reclama el liberal es que a él lo dejen en paz, que le dejen vivir
su vida respetando la vida de los demás, la vida, la libertad y la propia de los demás.
El problema es que como luego veremos no sé hasta qué punto Ciudadanos realmente compra
hasta sus últimas consecuencias esta idea tan importante y tan característica del liberalismo.
Y además, yo soy liberal porque todo esto lo hago con amor a mi constitución, a la
democracia, a los derechos, a las libertades y al estado de derecho en España.
Bueno, realmente si todo esto lo haces por amor a la democracia o por amor a la patria
lo que eres es o demócrata o patriota. El liberal hace todo lo anterior por respeto
a algo que también ha mencionado en Mundobal, pero lo ha mezclado con todo lo demás. Por
respeto a las libertades propias y ajenas. ¿Por qué un liberal es liberal? No porque
la democracia se lo mandate o porque la patria se lo mandate, un liberal es liberal porque
cree por diversas razones, ya sea porque lo considera un deber, ya sea porque considera
que va a tener en general consecuencias beneficiosas para la sociedad. Un liberal es liberal porque
cree que tiene que respetar las libertades de los demás. Punto, ni por la patria, ni
por la democracia, ni por la tradición, no, no, por eso.
Así que amigos, decidlo, somos liberales y eso es lo que vamos a definir en esta convención
sobre estos principios del liberalismo en España, del único partido liberal de España,
ciudadanos, nosotros.
Lo ha dicho mucho, pero no lo ha definido demasiado. Vamos a ver si tenemos más éxito
con el discurso que posteriormente dio Inés Arrimadas, la presidenta de Ciudadanos y encargada
alguna manera de sintetizar las esencias liberales del partido.
Y quiero hablaros de los pilares del liberalismo. ¿Por qué estáis en un partido liberal?
El primer pilar y quizás el que menos se habla, pero para mí el más importante, es el de
la tolerancia y el respeto. Nosotros no creemos que los gobiernos deban ser orientadores de
morales individuales. Creemos que su labor es facilitar las diversas morales que puedan
convivir en una sociedad.
Como ya he dicho, puede que ésta sí sea la piedra angular del liberalismo, respetar
a otras personas, respetar los modos de vida de otras personas, no solo en la teoría,
sino también en la práctica. Las libertades que defiende el liberalismo son justamente
libertades para habilitar un espacio moral dentro del cual cada persona sea soberana,
dentro del cual cada persona puede decidir cómo vive su vida sin interferencia coactiva
de los demás. Por tanto hace bien Ciudadanos en resaltar que ésta es la característica
quizá fundamental del liberalismo, lo que quizá ya no haga también es extraer las pertinentes
implicaciones de este principio.
Pero otro de los principios es la soberanía nacional. La fuente de legitimidad de un gobierno
es la soberanía nacional, es la soberanía del pueblo español emanado en las urnas.
Ese es un planteamiento nacionalista, patriota, pero no liberal. El liberal defiende que la
soberanía es del individuo, que quien es soberano para decidir cómo vive cada uno su propia
vida es cada cual. Evidentemente cada cual tendrá que respetar la soberanía de otras
personas para también vivir su vida como cada una de esas personas consideré oportuno.
Y es ahí donde surgen las restricciones laterales propias del liberalismo. Si yo soy soberano
sobre mi vida y sobre mi propiedad y tú eres soberano sobre tu vida y sobre tu propiedad,
ni yo te puedo agredir a ti ni tú me puedes agredir a mí. Nos tenemos que respetar mutuamente
y las interacciones que tengamos entre nosotros deberán fundamentarse en el consentimiento,
en la voluntariedad. Ni yo te puedo imponer nada a ti, ni tú nada a mí. Y eso choca
con la idea de soberanía nacional. La idea de soberanía nacional es que el conjunto de
ciudadanos puede decidir cómo se autogobierna el conjunto de ciudadanos. Y por tanto si
el conjunto de ciudadanos decide democráticamente que hay que abolir determinados derechos
o libertades de algunos individuos, pues ese conjunto de ciudadanos será soberano para
hacerlo porque la soberanía es eso, el derecho de última instancia a gobernar. Y lo que dice
el liberalismo es que ese derecho de última instancia a gobernar sobre mí lo tengo yo,
no el conjunto de españoles sobre mí, sino cada uno sobre el mismo respetando obviamente
ese mismo derecho a gobernarse a sí mismo que tiene cada una de las personas.
Separación de poderes. Es como digo, algo básico, democracia, pues bien, cuestionada
y atacada cada día por el bipartidismo. Estamos de acuerdo en que el liberalismo defiende
instrumentalmente la separación de poderes dentro del Estado porque entiende que es una
estrategia para limitar el poder de ese Estado, la probabilidad de que el Estado abuse de
su poder para restringir, para conculcar las libertades de los individuos. Por tanto, hasta
ahí es cierto que la separación de poderes es un principio liberal o potencialmente compatibilizable
con el liberalismo. Ahora bien, fijémonos qué ejemplo da Inés Arrimadas de la separación
de poderes que promovería a ciudadanos.
Mirad lo que ha pasado en la Comunidad de Madrid. ¿Sabéis lo primero que ha hecho el
Partido Conservador, el Partido Popular, en cuanto a ciudadanos ha salido del Gobierno?
Controlar Tele Madrid. Eso es lo primero que ha hecho el Partido Popular en la Comunidad
de Madrid.
Es totalmente cierto que lo que ha hecho Ayuso con Tele Madrid ha sido un golpe de
mano vergonzosamente caciquil, una forma de apropiarse de los recursos del Estado para
fines partidistas y para fines personalistas. Y, por tanto, un comportamiento escasísimamente
liberal, más bien frontalmente antiliberal. Ahora bien, un Partido Liberal no defendería,
como defiende ciudadanos, la existencia de una televisión pública. Eso sí, imparcial,
no controlada por el poder político. No, lo que defendería un Partido Liberal y ciudadanos
no defiende es el cierre o la privatización de Tele Madrid, porque si de verdad no queremos
imponerle a ningún ciudadano ninguna visión del mundo, ¿por qué personas que no quieren
que exista Tele Madrid, que no quieren financiar coactivamente Tele Madrid, han de ser obligadas
a hacerlo? No decíamos que liberalismo es respetar a las personas, pues respetemos a
aquellas personas que no quieren financiar Tele Madrid.
Pero aquí, ciudadanos, los principios del liberalismo, el respeto a los derechos de
cada persona a vivir su vida y a hacer con su vida lo que consideren oportuno, pues parece
que no los respeta demasiado. Pero hay otro pilar fundamental que es,
por supuesto, la economía de mercado. Mirad, y ahora viendo lo que está pasando en Cuba,
creo que podemos tener muchos referentes, pero nadie puede dudar hoy que los países
con libre comercio, con una economía de mercado, tienen los niveles de prosperidad y progreso
más elevados de la historia de la humanidad. Desde luego la economía de mercado, el libre
comercio es otro de los principios del liberalismo, incuestionablemente y, por tanto, hace bien
ciudadanos en resaltarlo. El problema aquí nuevamente es hasta qué punto
ciudadanos está comprometido, de verdad, no solo de boquilla, con esa defensa de la economía
de mercado y del libre comercio. Es ciudadanos partidario de liberalizar en profundidad,
sin intervención del Estado o prácticamente sin ningún tipo de intervención del Estado,
el mercado laboral, el mercado inmobiliario, el mercado energético, el mercado financiero,
el mercado de transportes o el mercado educativo y el mercado sanitario. Está a favor ciudadanos
de liberalizar todo esto porque yo realmente no conozco iniciativas de ciudadanos donde
se promueva una genuina, una profunda, una radical liberalización de todos estos ámbitos
económicos y, por tanto, decir que uno defiende el libre comercio, el libre mercado, pues
está bien, aunque mucho mejor es practicarlo, porque si lo dices sin practicarlo, pues se
queda en prácticamente nada. Y seguimos con los pilares de esta corriente
política la que representamos, los derechos individuales. Mirad, el único límite que
tiene que tener la libertad y los derechos individuales es la ley democrática y la libertad
de los demás. Aquí ya empezamos mal. Los derechos individuales
no son más que derechos negativos, esencialmente el derecho a la libertad, es decir, el derecho
a reclamarles a los demás que no interfieran en mi vida, a cambio claro del simétrico
derecho que tienen los demás a reclamarme a mí que yo no interfiera en su vida. No
existen derechos individuales al margen de las libertades, no al menos para el liberalismo.
Por supuesto, si hay otras corrientes de pensamiento, como la socialdemocracia, que creen que existen
derechos individuales de carácter positivos, es decir, que yo tengo derecho a reclamarles
un comportamiento activo en mi favor a los demás, que me den algo, que hagan algo en
mi favor, aún cuando ellos supongan conculcar su libertad. Por tanto, si en esa rimada se
introduce aquí una distinción entre libertades y derechos, realmente probablemente no la
esté introduciendo desde una perspectiva liberal. Es más, decir que la ley democrática
es la que limita a los derechos individuales, la libertad individual para un liberal también
es tremendamente erróneo. Lo que hace la ley es reconocer los derechos preexistentes
de las personas. Si la ley pudiese limitar los derechos de las personas, la ley podría
cercinar la libertad de los individuos. Insisto, la ley lo que hace o lo que debería hacer
es regular esas restricciones laterales, esos derechos individuales preexistentes, de personas
que tienen derechos individuales, que tienen derecho a su libertad individual, pero que
conviven en una sociedad y donde, por tanto, se pueden producir fricciones entre la iniciativa
de unos y la iniciativa de otros. Y la ley, insisto, tiene la misión de regular esas
fricciones, pero de regularlas desde un punto de vista liberal. Es decir, que solución
en cada fricción social que nos encontramos es aquella que maximiza el respeto a la libertad
de cada una de las partes. La ley no es una forma de rediseñar, de construir la sociedad
ideal que a nosotros nos gusta, conculcando las libertades de las personas. No, la ley
regula esos derechos preexistentes, no los limita, lo reconoce.
Por tanto, no son derechos ilimitados, pero sí son derechos fundamentales. Por eso nosotros
somos el único partido que queremos una regulación garantista de la ley de Utanasia, que queremos
una regulación garantista del aborto y que respetamos a todos los modelos de familia,
a todos, sin criminalizar, ni imponer, ni juzgar.
Está muy bien que un liberal quiera reconocer el derecho a la Utanasia o quiera respetar
todos los modelos de familia. El aborto ya es un tema más controvertido, no voy a entrar
en él. Está muy bien que se defiendan esos derechos que son libertades. Es decir, que
si yo quiero cooperar con otra persona para que esa persona ponga fin a mi vida, porque
yo quiero poner fin a mi vida, no venga el Estado y encarcele a la otra persona o me
sancione a mí. Está bien que un liberal defienda estas libertades, pero no sé muy bien que
tiene que ver con todo lo que ha dicho antes, que los derechos no han de ser ilimitados,
pero son fundamentales, pero están sometidos a la ley democrática. Aquí sinceramente
creo que se ha hecho un lío bastante importante.
Y desde luego uno de los principios más importantes para nuestro partido y para nuestra corriente
política, la igualdad. Todos somos iguales, pero no defendemos la igualdad de resultados,
defendemos la igualdad de oportunidades. Nazcas donde nazcas, vengas de la familia que vengas,
hables la lengua que hables, seas hombre o seas mujer.
Esta última reflexión de Inés Arrimadas creo que es la gran línea de separación
entre lo que podríamos llamar los liberales coherentes y aquellos que se quieren arrogar
la etiqueta del liberalismo porque han oído algunas campanas o porque han cogido algunos
principios propios del liberalismo. Decir que el liberalismo defiende la igualdad es
correcto, pero la igualdad que defiende el liberalismo es la igualdad ante la ley, la
igualdad jurídica. Todas las personas tienen exactamente los mismos derechos.
¿Y cuáles son esos derechos? Pues ya lo hemos dicho, el derecho a que los demás me dejen
en paz, el derecho a que los demás no interfieran en mi vida, el derecho a que los demás respeten
como elijo yo vivir mi vida dentro de mi propiedad, el derecho a que yo pueda entablar
relaciones con otras personas siempre y cuando sean relaciones consentidas porque son relaciones
entre sujetos soberanos. Esos son los derechos, libertad individual,
propiedad privada, libertad contractual, libertad de asociación, libertad de comercio, etcétera.
Derechos negativos, derechos de no interferencia. Y todos tienen los mismos derechos, todos
tienen el mismo derecho de reclamación a los demás que les dejen en paz.
Las rimadas en esta parte del discurso no defiende solo la igualdad ante la ley, entiendo
que también defiende la igualdad ante la ley, pero defiende la igualdad de oportunidades.
Y esta igualdad de oportunidades encaja bastante peor con el liberalismo si la entendemos como
un derecho positivo que cada cual tiene derecho a reclamarles a los demás que le den o hagan
algo en su favor. Por ejemplo, que los demás me paguen la educación, por ejemplo que los
demás me paguen la sanidad, por ejemplo que los demás me paguen un proyecto empresarial
o un proyecto cultural que yo quiero promover. En ese caso, fijémonos que no estamos respetando
los derechos básicos del liberalismo, el derecho a que me dejen en paz, porque si yo
puedo exigirle a una persona que me dé o haga algo en mi favor, yo no estoy dejando
en paz a esa persona, estoy conculcando su libertad y su propiedad.
Eso no significa que el liberalismo sea incompatible con una cierta igualación de las oportunidades.
Lo que sucede es que el liberalismo defenderá esa igualación de las oportunidades no como
derechos positivos de unos frente a otros. Dame esto que tú tienes porque tú tienes
más que yo y por tanto tú tienes más oportunidades que yo y tenemos que tener las mismas. No,
el liberalismo no defenderá ese tipo de igualación de oportunidades, defenderá eliminar todos
aquellos obstáculos regulatorios legislativos que consolidan privilegios de unas personas.
Por ejemplo, yo tengo derecho a recibir subvenciones, pues no, tú no tienes derecho a recibir ninguna
subvención. Por ejemplo, yo tengo derecho a ser un monopolio, yo tengo derecho a ser
el único que suministra este bien y servicio, pues no, tú no tienes ese derecho privilegio.
Cualquiera a detener la libertad de entrada en el mismo sector en el que tú estás aunque
compita contra ti. Por ejemplo, yo tengo derecho a un arancel que me proteja frente a la competencia
exterior, pues no, tú no tienes derecho a ese arancel, porque si un consumidor local
quiere comprar un producto a un producto extranjero a detener pleno derecho a hacerlo, o yo tengo
derecho a que no se incremente la oferta inmobiliaria para que no bajen los precios de la vivienda
y por tanto que mi casa se venda o sea alquile más cara, pues no, tú no tienes ese derecho,
porque cualquiera a detener derecho a construir en su propiedad respetando eso sí las servidumbres
y las propiedades de otras personas y si ese incremento de la oferta inmobiliaria baja
el precio de los inmobiles y tu casa vale menos de lo que valía antes, pues mala suerte,
porque tú no tienes derecho a que tu casa valga algo, es decir, a que los demás paguen
algo específicamente por tu casa, etcétera, etcétera, etcétera, es decir, el liberalismo
sí promoverá este tipo de ampliación de las oportunidades de las personas que en muchos
casos implicará una igualación de las oportunidades de las personas, porque los que tenían menos
oportunidades las verán amplificadas en la medida en que tendrán menos obstáculos
regulatorios para desarrollar la vida como ellos consideran oportuno, pero desde luego
el liberalismo no defiende la igualación coactiva, el uso de la violencia estatal dirigida a
igualar las oportunidades, porque cuando el ciudadano nos dice que ellos están a favor
de la igualdad de oportunidades en realidad, lo que están diciendo es que ellos están
a favor del estado de bienestar, porque conciben al estado como aquel instrumento legítimado
para intervenir en la vida de las personas, para cercenar la libertad y la propiedad
de muchas personas con el objetivo social de igualar las oportunidades que se dan dentro
de la sociedad, por tanto le atribuyen un rol activo al estado para reorganizar, para
planificar la sociedad como ellos consideran que debe ser reorganizada o planificada
aún cuando ello viole los derechos y las libertades de algunas o de muchas personas.
Por ejemplo, en este otro extracto Inés Arrimadas deja muy clara su preferencia por la educación
pública.
Para los que quieren una educación pública de calidad y sin ideología, pero también
quieren facilidades para montar una empresa, este es su partido, porque este es el único
partido que defiendan bascosas.
Es decir, ellos conciben la educación pública al estado de bienestar como la gran herramienta
para igualar las oportunidades de las personas, pero no habíamos dicho que a una persona
no hay que imponerle una visión del mundo, pues entonces esa persona no debería estar
obligada ni a financiar ni a asistir a la educación pública, la educación debería
ser privada, libre y competitiva.
Y en todo caso, si hay personas que no tienen acceso financiero, económico a esa educación
privada, libre y competitiva, el estado podría tener una labor de última instancia, por
ejemplo, a través de un sistema de cheques escolares, para facilitar la educación de
esas personas.
Pero es que, incluso desde una perspectiva liberal, sería muy preferible que esa asistencia
social se organizara privada y voluntariamente, no desde el estado, sino desde la sociedad
civil.
Pero en todo caso, liberalismo no es educación pública, liberalismo es educación privada,
libre y competitiva.
Y de hecho, esta visión de la igualdad de oportunidades a la que incluso hay que subordinar
la libertad individual, lleva a que Ciudadanos traicione en última instancia los principios
liberales sobre los que decía fundamentarse.
Escuchemos cómo Inés Arrimadas llega a decir que uno no puede ser libre si no existe dentro
de la sociedad igualdad de oportunidades, es decir, si en estado de bienestar una persona
no es libre.
Porque si no hay igualdad de oportunidades, no podemos ser libres.
La libertad no se tiene que defender solo de yo hago lo que quiero.
Para ser libres de verdad, todos y cada uno de los individuos tienen que tener las herramientas
necesarias para poder desarrollar su proyecto vital.
Libertad si es yo hago lo que quiero, dejando a los demás que hagan lo que quieran, a
cambio de que ellos a su vez hagan lo que quieran, dejándome a mí que haga lo que
quiera.
Es decir, libertad es que cada uno nos dejemos reciprocamente en paz, que cada uno nos
respetemos, que cada uno no interfiramos coactivamente sobre la vida de los demás y que colaboremos
y que cooperemos pacífica y voluntariamente allí donde ambas partes estemos de acuerdo
en esa colaboración, en esa cooperación.
Lo que dice ahora Inés Arrimadas es que eso en realidad no es la libertad, que si yo
no tengo medios materiales para desarrollar mi proyecto de vida yo no soy libre, pero
aquí Arrimadas está confundiendo libertad, que es ese déjame en paz con capacidad, efectivamente
para tener capacidad de hacer algo yo necesito primero que los demás me dejen en paz, necesito
libertad, pero además no basta con que los demás me dejen en paz, además necesito los
medios materiales para emprender ese proyecto, pero son dos cosas distintas, libertad y
capacidad, la capacidad requiere de libertad, la libertad no requiere de capacidad, es
por tanto correcto decir que para ser capaces necesitamos tener medios materiales, ahora
la cuestión es quién ha de proporcionarme y cómo esos medios materiales, si lo que
estoy diciendo es que mis medios materiales me los han de proporcionar los demás aún
de manera coactiva, entonces evidentemente lo que estoy haciendo es defender mi capacidad
a costa de restringir la libertad de los demás, y esa es una posición de nuevo que muchas
filosofías políticas defienden, pero no es una posición que defienda el liberalismo,
porque el liberalismo antepone el respeto irrestricto a la libertad de los demás a cualquier
otra consideración, y aquí Inés Arrimadas no está defendiendo eso, al contrario está
diciendo que simplemente limitarnos a respetar a los demás no es libertad, y que por tanto
se justifican coacciones sobre los demás en nombre de la libertad, en definitiva por
mucho que Ciudadanos quiera repetir alto y claro que son liberales, hay que decirlo claro,
hay que decirlo alto, y os lo voy a decir, yo soy liberal.
En realidad y como mucho no pasan de tibios socioliberales o, mejor dicho, socialdemócratas.