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Bueno, vamos a saludar a Juan Ramon Rayo, que es economista muy buenos días.
¿Qué tal, buenos días?
Es una fórmula de hacer unos bonos de transporte público que sean de tarifa plana, que es
bastante común en otros países, pero no sé cómo están repartidos administrativamente
los transportes en esos países, que es decir, que aquí, claro, es una cuestión que está
bastante delegada a las comunidades autónomas. Sería compatible, sería viable, ¿lo ve una
buena opción?
Bueno, depende de una opción para qué. Si es una opción para bajar la inflación, decididamente
no va a servir para nada de eso, porque parte de la inflación se mueve por el precio del
petróleo, por el precio de los carburantes y eso depende de la cotización internacional
del petróleo y no de las medidas que tomemos dentro. Si es una forma de aliviar algunos
de los sobregastos que experimentan las familias como consecuencia de la alza del transporte
o del coste del transporte privado, pues sí, claro que puede servir, pero la cuestión
es, tenemos capacidad para atender toda la demanda potencial de transporte público si
pretendemos desviarlo del transporte privado al público. Y aquí la respuesta es que,
por ejemplo, en materia de metro es complicado que se tenga, porque no están en gran medida
las infraestructivas hechas. Y en todo caso, esta sería una respuesta que aliviaría la
situación de las familias, pero tenemos a los profesionales que no pueden recurrir
al transporte público, evidentemente para, por ejemplo, el transporte de mercancías.
Y para esos profesionales, a los que se les están careciendo enormemente el combustible
y que usan de manera muy intensiva, pues parece que no hay ninguna alternativa. Y si no hay
alternativa, pues lo que sucede es que suben los precios de las mercancías que transportan
y al final la población también lo termina pagando. Por tanto, sí, puede ser una solución,
pero es un parche, no es una solución, digamos, muy contundente frente al reto enorme que
nos enfrentamos. Porque, decía usted al principio de su
explicación, es que los carburantes, el petróleo, eso depende de mercados internacionales.
Si depende de mercados internacionales, ¿por qué no sube más a nosotros proporcionalmente
que otros países? ¿O por qué tenemos que resignarnos? O sea, no hay alternativa, hay
que esperar a que suban y suban mientras, digamos, todos esos elementos internacionales
que lo deciden no se resuelvan. Bueno, a ver, tengamos en cuenta que el petróleo está
subiendo porque durante muchos años los gobiernos han desincentivado las inversiones en nuevas
prospecciones petroleras y las inversiones en refinerías. Básicamente nos habían dicho
que los combustibles fósiles eran el pasado y que los íbamos a abandonar en breve y,
por tanto, que las empresas no tenían que invertir en incrementar su capacidad de extracción
de petróleo o de refino de petróleo, porque si en 10, 15 años íbamos a dejar de producir,
por ejemplo, automóviles con motor de combustión, pues que empresa se va a lanzar a invertir
en una obra que tiene que amortizar a 20, 30, 40 años, si en 15 años va a terminarse
el consumo de este tipo de combustibles. Entonces, hemos restringido, los gobiernos
han restringido mucho la capacidad de producción de carburantes, que depende, insisto, de la
extracción de petróleo y del refino del petróleo, y ahora mismo hay un cuello de
botella muy considerable, después de que además esos mismos gobiernos hayan cebado
extraordinariamente el gasto agregado dentro de las economías. Las economías mundiales
gastan mucho más de lo que deberían gastar y eso está tensionando los precios. En España,
por ejemplo, tenemos una infraestructura de refinerías muy vieja que no se ha renovado
y que no se ha ampliado. Si el petróleo, una vez llega a España, hay que refinarlo
y no tenemos capacidad de refino, y además el coste del refino depende del gas natural,
como depende, y el gas natural se ha encarecido, y más que se va a encarecer si las tensiones
con argelia van hacia adelante, entonces incremento de precio de los carburantes por
precio del petróleo y precio del refino. Bueno, pues vamos a aparcar temporalmente
la batalla de los guisantes, le digo la polémica a los guisantes, que será para otro día,
y nos vamos a centrar en la subida de precios con Juan Ramón Rayo hasta cuándo puede mantener
esta situación y qué hay después. Porque es verdad que hay varios organismos nacionales
que apuntan, esto se va a complicar durante el año, cuando la gente le decimos que luego
se moderarán los precios, no quiere decir que vuelvan a lo de antes, sino que no suben
al mismo ritmo. Sí, efectivamente, no estamos ambicionando,
no estamos tratando de conseguir una reversión a la situación anterior, sino que lo que
están intentando conseguir los gobiernos y los bancos centrales es que los precios suban
a un ritmo más bajo que aquel al que han subido este año, que es un ritmo anormalmente
alto, es un ritmo históricamente alto, la mayor tasa en los últimos 40 años, pero
que sea la mayor no significa necesariamente que se vaya a frenar de una manera muy agresiva
durante los próximos ejercicios. En un principio se pensaba que sí, bueno, o algunos pensaban
que sí, yo siempre mostré en ese caso un cierto esteticismo, se nos decía que la inflación
de la transitoria que a finales de 2021 no iba a terminar, luego que en el primer semestre
de 2022, luego que a finales de 2022, bueno, ahora mismo la mayoría de organismos, la
mayoría de economistas ya están diciendo que en 2023 la inflación se mantendrá elevada,
no tan elevada como este año, eso que juzgan, pero sí bastante más elevada de lo que era
habitual y que, por tanto, como mínimo nos queda otro año de inflación alta. Sin embargo,
todo esto dependerá al final de lo que hagan los bancos centrales. Si a los bancos centrales
se les va la mano subiendo los tipos de interés y no es algo que resulta improbable, porque
precisamente la inflación está tan descontrolada que pueden tener que aplicar políticas bastante
agresivas, pues hay riesgo, evidentemente, de que caigamos en una recesión, de nuevo
cada vez son más los economistas que anticipan una recesión en los próximos 12 meses y
si hay una recesión y la recesión es suficientemente profunda, ahí los precios sí podrían moderarse,
pero claro, a un coste personal, social, económico muy alto.
Poco buscamos otra de las cuestiones, es que hacemos entonces con los salarios, hay empresas
que asumen que si ahora están aguantándolos no van a poder hacerlo durante mucho tiempo,
que en algún momento tendrán que compensar la subida y el coste de la vida para los empleados,
porque si no esos sueldos van perdiendo valor, así que parece que en la situación tal como
está de contenida, Sara, ellos asumen que les queda poco, ¿no?
Y así los refleja la encuesta sobre actividad empresarial del Banco de España, donde tres
de cada cuatro empresas reconocen que en los próximos meses esperan ver subir sus costes
de producción por la inflación, sobre todo en construcción y nostelería por la cesta
de la compra, la energía, los materiales y la mitad de las empresas encuestadas, el
54% va a repercutir esa subida de los costes en los precios de sus productos y servicios,
lo que aumentará la conflictividad laboral por la pérdida de poder adquisitivo de esos
trabajadores, el 67% de las empresas esperan que aumenten sus costes laborales, aunque
ahora de momento sí está contenido en el mes de mayo, la subida media de los salarios
ha sido del 2,42%, muy por debajo de la inflación, pero recordemos las negociaciones entre sindicatos
y patronal para subir los salarios siguen rotas, siguen en pausa.
Vamos a preguntarle a Juan Ramón, rayos su opinión sobre este asunto, ¿dónde podríamos
poner una línea en la que compensásemos la pérdida de poder adquisitivo, pero no hiciésemos
que el problema vaya a ser peor, porque de repente subamos también los salarios y se
nos descompense?
Sí, a ver, la realimentación entre precios y salarios es un problema muy complejo porque
si ahora están subiendo los precios, subimos los salarios, los salarios hacen subir, todavía
más los precios podemos entrar una espiral autoalimentada, que es lo que el gobierno
mismo, no organismos internacionales, sino el propio gobierno de España está diciendo
que hay que evitar con el famoso pacto de rentas, el pacto de rentas al final es acordamos
que entre todos vamos a subir precios y salarios menos que la inflación y por tanto que todos
nos vamos a empobrecer para evitar males mayores en el futuro.
El problema yo siempre he sido bastante escéptico con este pacto de rentas, porque claro, tú
le puedes pedir a los trabajadores que un año, si la inflación es muy alta, pues que
hagan un esfuerzo, pero si la inflación se mantiene muy alta durante varios años,
¿cómo les vas a pedir a los trabajadores que asuman en sus carnes la totalidad de ese
impuesto inflacionista que están experimentando?
Con lo cual el riesgo, mientras no se controla la inflación y la inflación se tiene que
controlar desde bancos centrales y desde gobiernos, el riesgo es que las presiones al alfa de los
salarios sean comprensiblemente cada vez mayores y eso acelere al imente todavía más la inflación
haciendo por tanto que la reacción que tengan que tomar los bancos centrales y los gobiernos
para luchar contra esa inflación sea todavía más agresiva, subidas de tipos de interés
todavía más altas, restricciones del déficit, es decir, subidas de impuestos y recortes de
gastos todavía más agresivos, etcétera. No hay una solución mágica dentro del pacto
de rentas porque la inflación hay que solucionarla desde fuera, el pacto de rentas lo único que
puede hacer es evitar males mayores, pero lo que hay que solucionar es el mal original
de la inflación. Juan Ramon Rayo, muchísimas gracias, un saludo.
Muchas gracias, esta otra.