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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

A la hora de evaluar la situación de las mujeres en nuestro país, el feminismo hegemónico
suele centrarse en sobredimensionar aquellos aspectos en los que, por diversas razones,
la mujer promedio está peor que el hombre promedio, ocultando la mejoría que durante
los últimos años, las últimas décadas, se ha producido en estos indicadores y ocultando
también otros aspectos en los que el hombre promedio está apreciablemente peor que la
mujer promedio se trata de una trampa de una argucia argumentativa para generar un sesgo
de negatividad en torno a la situación de las mujeres dentro de nuestras sociedades.
Por eso, al mismo tiempo que escuchamos desde todos los medios de comunicación, el discurso
de este feminismo hegemónico que no busca la igualdad jurídica ante la ley de hombres
y mujeres, sino que busca la acción positiva, la acción intervencionista del Estado para
que rediseñe de manera coactiva las estructuras de la sociedad, al mismo tiempo, ya digo,
que escuchamos este discurso desde todos los medios de comunicación, también conviene
escuchar otros discursos que intentan contrarrestar esta trampa narrativa que hemos expuesto
y que, por tanto, señalan cómo ha mejorado la situación de la mujer durante las últimas
décadas en sociedades como la española y también ponen de manifiesto otros parámetros,
marcadores, donde no es la mujer promedio o la que está peor que el hombre promedio,
sino el hombre promedio peor que la mujer promedio.
Este ejercicio es el que han efectuado dos investigadores del Instituto Juan de Mariana,
en concreto su subdirectora Irune Ariño y el economista Santiago Calvo, en un informe
titulado Hans Rosling y los sesgos del feminismo hegemónico, un informe que encontréis enlazado
en la descripción de este vídeo.
El informe es bastante amplio, pero me quiero centrar en este aspecto que he mencionado.
Aquellos indicadores en los que la mujer promedio sigue estando peor, sí que el hombre promedio,
pero que han mejorado muy notablemente en las últimas décadas y aquellos indicadores
donde quien está peor es el hombre promedio y no la mujer promedio, y de los cuales el
feminismo hegemónico se suele olvidar, como si los problemas que afectaran estructuralmente
a los hombres no fueran relevantes.
Empecemos con la primera categoría, indicadores donde la mujer promedio está o ha estado
peor que el hombre promedio durante mucho tiempo, pero que han mejorado de manera sustancial.
El primero de ellos, por ejemplo, es el porcentaje del alumnado universitario, que son mujeres,
como podemos observar en este gráfico extraído del informe, sí, en los años 60, en los
años 70, incluso a principios de los 80, era cierto que la mayoría de estudiantes universitarios
eran hombres, incluso en los 60 y los 70 por una amplia mayoría, en los 60 apenas el 20%
de las mujeres eran universitarias, y esto sí era claramente una anormalidad porque
si la población está más o menos dividida al 50% o 50%, no parece haber explicaciones
muy razonables para que sólo el 20% de las mujeres se lancen a una carrera universitaria.
Sin embargo, a día de hoy, ya no es que la mujer esté ligeramente peor que el hombre
promedio en este indicador, sino que aproximadamente el 55% de los estudiantes universitarios ya
son mujeres.
Por tanto, si hubiese algún tipo de perjudicado estructural ahora mismo en el acceso a la
universidad, serían más bien los hombres, no las mujeres.
Un segundo indicador, donde las mujeres, la mujer promedio, siguen estando peor que los
hombres, que el hombre promedio, es verdad que es la famosa brecha salarial.
Pero como ya explicamos, en otro vídeo que podréis encontrar arriba enlazado en la sección
de pestañas, esa brecha salarial es perfectamente explicable por otros factores que no tienen
que ver con la discriminación sexual en sí misma.
Y además, como también nos recuerda este informe, las diferencias ya son cada vez más
estrechas.
Si analizamos la distribución individualizada del ingreso neto entre hombres y mujeres, veremos
que las dos series están aproximadamente superpuestas.
No es que todos los hombres cobren mucho y todas las mujeres cobren poco, hay mujeres
que cobran mucho, hay hombres que cobran poco, y la cuestión es que en términos promedios,
sí es verdad que todavía los hombres, por razones que ya expusimos en el vídeo que
podréis consultar arriba a la derecha en la sección de pestañas, sí es verdad que los
hombres siguen cobrando más que las mujeres.
Pero no es cierto que sean dos compartimentos absolutamente separados, absolutamente distanciados,
sino que hay diferencias entre grupos y también diferencias dentro de cada grupo.
Hay mujeres, como he dicho, que cobran muchísimo más que otras mujeres, y hay mujeres que cobran
muchísimo más que la inmensa mayoría de hombres.
Y por último, otro indicador muy vinculado con el salarial, donde la mujer promedio todavía
sigue estando peor que el hombre promedio, pero que ha experimentado una mejora muy
sustancial durante los últimos años, es en todo lo relativo al acceso al mercado laboral.
Como podemos observar en el siguiente gráfico, la tasa de actividad durante los últimos
50 años de las mujeres se ha incrementado desde el 30% a en torno del 55%, es decir,
en los años 70, en los años 80, solo una de cada tres mujeres en edad de trabajar quería
trabajar.
Hoy es más de la mitad de la población femenina, y a su vez cada vez más de esas mujeres
que quieren trabajar pueden trabajar a pesar de que el mercado laboral español es un absoluto
desastre a escala internacional, es uno de los peores mercados laborales de todo el mundo,
consolidada tasas de paro altísimas, tanto para hombres como para mujeres, pero aun así
fijémonos como durante, por ejemplo, los 80 o principios de los 90, solo el 35% ni
siquiera el 40% de las mujeres en edad de trabajar querían trabajar, y de esas en torno al 30%
estaban desempleadas.
Hoy en día ya hemos dicho el 55% quiere trabajar y menos del 20% están desempleadas, que sigue
siendo obviamente un porcentaje altísimo, pero un porcentaje altísimo tanto para mujeres
como para hombres.
La tasa de paro de las mujeres es de en torno al 18% de las mujeres que quieren trabajar
y la tasa de paro de los hombres es de en torno al 14% de los hombres que quieren trabajar,
es decir, si es verdad que los hombres en términos promedios tienen el acceso al mercado laboral
algo más fácil que las mujeres, por causas, insisto, que podréis encontrar explicadas
en el vídeo enlazado arriba a la derecha, pero la mejoría que han experimentado las
mujeres en el acceso al mercado laboral durante las últimas décadas es incuestionable, en
los años 80 o 90, apenas el 25% de las mujeres en edad de trabajar estaban trabajando, hoy
supera el 40% y estos datos son unos datos que el feminismo hegemónico no debería ocultar,
porque si sólo expones y exageras lo que está mal, pues entonces estás distorsionando
la realidad, como también la distorsionas cuando sólo expones aquellos aspectos en
los que la mujer promedio está peor que el hombre promedio, olvidando aquellos otros
donde el hombre promedio está apreciablemente peor que la mujer promedio, y este informe
también recoge algunos de estos parámetros que hay que resaltar, en primer lugar el consumo
de sustancias psicoactivas es mucho más prevalente entre hombres que mujeres y por tanto el riesgo
de drogadicción también es mucho más acusa de nombres que mujeres, por ejemplo el 75%
de los hombres han probado el tabaco alguna vez en la vida frente al 65% de las mujeres,
el 95% de los hombres ha probado el alcohol alguna vez en la vida frente al 90% de las
mujeres, el 46% de los hombres ha probado alguna vez en la vida el cannabis frente al 28%
de las mujeres, el 7,5% de los hombres ha probado alguna vez el éxtasis frente al 2,4% de las
mujeres, el 16% de los hombres ha probado en alguna ocasión la cocaína frente al 6%
de las mujeres, el 1,8% de los hombres ha probado en alguna ocasión las metanfetaminas
frente al 0,5% de las mujeres y el 1,2% de los hombres ha probado en alguna ocasión
la heroína frente al 0,3% de las mujeres, de hecho solo los hiposedantes y los analgésicos
son más utilizados por las mujeres que por los hombres, en segundo lugar los hombres se
suicidan más, sufren más accidentes laborales y son asesinados en mayor medida que las mujeres,
en particular la tasa de suicidio por cada 100.000 habitantes es de 12% para el caso
de los hombres y de 4% para el de las mujeres, es decir se suicidan 3 veces más hombres
que mujeres, los accidentes laborales mortales por cada 100.000 trabajadores son de 5,2%
en el caso de los hombres y de 0,4%, es decir menos de una décima parte entre las mujeres
y por último en el periodo 2010-2012 hubo 406 hombres asesinados normalmente por otros
hombres frente a 254 mujeres, por tanto en estos tres marcadores claramente está peor
el hombre en términos promedios que la mujer y claro si combinamos una mayor drogadicción
con una mayor tasa de suicidio, con más accidentes laborales, con más homicidios y además le
añadimos factores biológicos que son muy determinantes en este caso por último también podemos
observar cómo la esperanza de vida de las mujeres y esto ya desde hace 50 años es decir
no es una novedad reciente la esperanza de vida de las mujeres es sustancialmente apreciablemente
más alta que la de los hombres, las mujeres viven más años que los hombres tanto por
factores biológicos como por estos otros factores que hemos mencionado tasa de suicidio,
tasa de accidentes mortales, tasa de asesinatos que son más extendidos que están más extendidos
entre los hombres, en definitiva aún cuando uno pueda pensar que sigue habiendo problemas
estructurales dentro de la sociedad que perjudican de manera sesgada a las mujeres, problemas
estructurales que en todo caso tendrían más que ver con prejuicios y mentalidades sociales
y no con un diseño institucional donde ya está consagrada la plena igualdad ante la
ley de hombres y mujeres y que de hecho si hay algún tipo de discriminación frente
a la ley es de las mujeres por encima de los hombres en algunos aspectos de discriminación
positiva ya digo consagrados en la ley aún cuando uno pueda pensar que socialmente todavía
hay algunos retos que resolver y algunas mentalidades que rectificar idealmente no
desde el poder político sino en todo caso desde la persuasión social lo que no debería
hacer en absoluto para reforzar para validar para resaltar para exagerar su discurso es
ocultar todo cuanto han mejorado en términos promedios las mujeres durante los últimos
50 años así como también aquellos otros problemas quizás sociales que pueden estar
perjudicando sistemáticamente al hombre frente a la mujer pero este discurso que sería un
discurso razonable un discurso digno de escuchar un discurso que no pretende victimizar
sistemáticamente a una parte a un grupo de la sociedad frente al otro sino que simplemente
analiza que partes de la estructura institucional de la estructura social de un país pueden
estar introduciendo algún tipo de ventaja o de perjuicio sistemático en favor de unos
y de otros es un mensaje que desde luego está del todo ausente en marchas como la del 8
de marzo y en general en el discurso feminista hegemónico y por eso está necesario que
se escriban y que se lean informes como el que acabamos de reseñar del instituto Juan
de Mariana.