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El libertario Javier Milei le disputará al peronista Sergio Massa la presidencia de Argentina
en la segunda vuelta de las elecciones.
Veámoslo.
Ya disponemos de resultados definitivos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales
de Argentina.
El peronista Sergio Massa ha terminado en primera posición con casi el 37% de los votos.
Se sigue el libertario Javier Milei con cerca del 30% de los votos.
Y ya a mayor distancia, la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, con casi
el 24% de los votos.
Y además hay otros dos candidatos que en conjunto suman prácticamente el 10% de los
votos.
El peronista Juan Esquiareti, gobernador de Córdoba, con el 6,7% y la socialista Miriam
Bregman con el 2,7% de los votos.
¿Qué conclusiones podemos extraer de estos resultados?
La primera, y no querría que se perdiera de vista, es que a pesar de todo, a pesar
de todo lo que voy a afirmar a continuación, estos resultados son unos resultados extraordinarios
para un candidato libertario como Javier Milei.
Que una persona con las ideas y el discurso libertario de Javier Milei haya sido capaz
de cosechar el 30% de los votos en Argentina en primera vuelta, es decir, el apoyo de casi
8 millones de personas, es un hito absolutamente extraordinario.
Que Javier Milei vaya a pasar a segunda vuelta y que tenga opciones de convertirse en el
presidente de Argentina con su discurso libertario, un discurso que resulta antiintuitivo para
muchísimas personas, es algo, insisto, muy notable que no debemos perder de vista.
En todos los países del mundo, el libertarismo es un movimiento político residual, un movimiento
político que alcanza el 1, el 2% de los votos, no va más allá.
Incluso en países donde existe una tradición libertaria, como Estados Unidos, el Partido
Libertario es irrelevante y, sin embargo, Javier Milei ha conseguido elevar el movimiento
libertario en Argentina hasta cotas insospechadas, hasta cotas insólitas, hasta cotas que todos
pensábamos que eran inimaginables, al menos a corto plazo.
Y eso, desde luego, es un rotundo éxito.
Ahora bien, sentado esto a tenor de estos resultados, la presidencia se le va a poner muy cuesta
arriba a Javier Milei y lo va a hacer por dos motivos.
En primer lugar, porque si bien no es imposible que Javier Milei termine llegando a la presidencia
en la segunda vuelta de las elecciones argentinas, estos resultados sí vuelven ese escenario
bastante menos probable de lo que se desprendía de las encuestas y de los resultados en las
elecciones primarias de Argentina el pasado mes de agosto.
Por verlo de un modo bastante simple, Massa y Milei, entre los dos, han conseguido el 66%
de los votos del electorado.
Por tanto, en segunda vuelta, quedará un 33% de los votos para repartirse entre Massa
y Milei.
Para ser presidente, Milei necesita 20 de esos 33 puntos, es decir, el 60% de todos
los votantes que no han dado su apoyo ni a Massa ni a Milei.
Y sin embargo, a Massa le basta con recibir el 40% de esos votantes, apenas 13 puntos
del 33% del electorado que no ha apoyado a ninguno de los dos candidatos que pasarán
a segunda vuelta.
En principio, podría parecer que Javier Milei no lo tiene tan complicado porque Patricia
Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio antiperonista, ha conseguido casi 24 puntos
de esos 33 que quedan por repartirse.
Por tanto, si la mayoría de votantes que han apoyado a Bullrich y que son antiperonistas
terminan apoyando a Milei, Milei alcanzará la presidencia.
Además, también cabe pensar que Milei cosechará algún voto, quizá no la mayoría, pero sí
algún voto, de aquellos que han ido a Eschiareti, porque aunque es un candidato peronista,
ha sido un candidato muy crítico con el gobierno de Alberto Fernández, de Cristina Fernández
de Kirchner y de Sergio Massa.
Desde luego, este escenario no es descartable.
No pensemos que es absolutamente imposible que Milei llegue a la presidencia, ni mucho
menos.
Sin embargo, demos nos cuenta de que prácticamente Milei necesita que casi todos los votantes
de Juntos por el Cambio lo apoyen, o que al menos una parte importante de los votantes
de Eschiareti complemente el apoyo que no le den a algunos de los votantes de Juntos
por el Cambio.
¿Y dónde está el problema?
Pues que durante la reciente campaña electoral, las hostilidades entre Milei y Bullrich prácticamente
han sido mayores que las hostilidades entre Milei y Massa o que las hostilidades entre
Bullrich y Massa.
Por tanto, sus electorados están bastante enfrentados.
Hay mucho votante de Bullrich que no apoya desde luego a Massa, pero que tampoco apoya
a Milei.
De modo que si muchos de esos votantes se abstienen o votan en blanco, entonces las
opciones de Massa se incrementan de manera apreciable.
Por ejemplo, si Massa consigue un millón de votos de Juntos por el Cambio, un millón
de votos de Eschiareti y 500.000 votos de Miriam Bregman, mientras que Milei solo consigue
3.7 millones de votos de Juntos por el Cambio y pongamos medio millón de Eschiareti y todos
los demás votantes se van a la abstención o votan en blanco, entonces Sergio Massa sería
el próximo presidente de Argentina.
Por hombro de margen, pero sería el próximo presidente de Argentina.
En cualquier caso, aunque Javier Milei termine llegando a la presidencia, hay un segundo
motivo por el que esa presidencia se le va a hacer muy cuesta arriba.
Y es que Javier Milei necesitaba, para poder aplicar su programa de reformas, un fuerte
respaldo social.
Necesitaba un incontestable respaldo electoral que legitimara socialmente su agenda de profundas
reformas institucionales en Argentina, porque no basta con cambios minúsculos en un país
que es un desastre absoluto, sino que hay que entrar, como decía Milei, con la moto
sierra.
Necesitaba socialmente una legitimación masiva a ese programa reformista y, por desgracia,
no parece que vaya a tener ese respaldo social masivo.
No ha ganado en primera vuelta, lo que habría sido un muy buen indicativo, ni parece, ya
lo veremos, pero ni parece que vaya a ganar en segunda vuelta con un porcentaje amplio
de alrededor del 60% de los votos.
Y si eso no sucede, si Milei alcanza la presidencia con el 50,5%, con el 51, con el 52% de los
votos, será presidente, sí, pero el peronismo lo esperará en las calles con los cuchillos
afilados para bloquear cualquier intento de reforma profunda que intente aprobar Milei.
Aunque Sergio Massa pierda la presidencia, si la pierde con un respaldo del 47-48% de
los votos, no esperemos que el peronismo se quede de brazos cruzados.
El peronismo sentirá que sigue teniendo muchísimo respaldo popular y, por tanto, tratará por
todos los medios legales e ilegales de hacer fracasar la presidencia de Javier Milei.
Por tanto, Milei va a tener complicado llegar a la presidencia de Argentina, pero es que
aún cuando llegue, va a tener muy complicado ejercer como presidente de Argentina para
aplicar su plan de reformas. Y todo ello porque, a pesar del enorme crecimiento del movimiento
libertario argentino durante los últimos años, insisto, un crecimiento espectacular,
todavía sigue habiendo millones de argentinos que, a pesar de haber sido pauperizados por
el peronismo durante los últimos cuatro años, aún siguen abrazando sus ideas y, por tanto,
tienen fuerza social para sabotear cualquier plan de profundas reformas económicas como
el que necesitaría Argentina. Y aquí podemos comprobar nuevamente cuánto
carcomen a la sociedad los subsidios clientilizadores del Estado. Que el ministro de Economía del
Gobierno que ha disparado la tasa de inflación argentina al 140%, que ha depreciado la moneda
argentina hasta los mil pesos por dólar, que ha disparado la tasa de pobreza en Argentina,
que ese ministro de Economía consiga en primera vuelta el apoyo del 36-37% de todos los votantes,
no solo se explica por ceguera ideológica, sino porque durante las últimas décadas el peronismo
ha ido extendiendo una red de subsidios clientilizadores que amarran el voto en
su favor de millones de argentinos. Y eso es lo que debería desmontar, desarticular,
desarmar Javier Milei. Pero a tenor de estos resultados electorales, todo apunta a que
no va a tener suficiente apoyo social para ello, aún cuando llegue a la Presidencia de la República.
Y esa es la parte más triste, la parte más desoladora del resultado electoral de anoche,
que a pesar de que el país está destruido, a pesar de que el país está devastado, todavía
hay millones de argentinos que no desean que su país cambie de rumbo.