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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Las bolsas mundiales registran su mayor subida en los últimos 3 años, los bonos marcan
su mejor mes en los últimos 40 años y Bitcoin vuelve a rozar los 40.000 dólares.
¿Qué está sucediendo exactamente en los mercados financieros?
Veámoslo.
Noviembre ha sido un mes muy positivo para los mercados financieros internacionales.
Las bolsas globales se han revalorizado un 9%, su mayor tasa en los últimos 3 años.
El estándar Ampurs 500, el principal índice bursátil de Estados Unidos, ha marcado su
segunda mayor subida en un mes de noviembre desde los años 80.
Los títulos de renta fija también han experimentado su mayor apreciación en los últimos 40
años.
Y Bitcoin, que hace un año estaba temblando alrededor de los 15.000 dólares, ahora ya
roza los 40.000 dólares.
Y aunque uno pudiera pensar que todos estos fenómenos no guardan relación entre sí,
porque estamos hablando de activos distintos, renta variable, renta fija, incluso Bitcoin,
en realidad existe una causa común que explica por qué todos estos activos se han revalorizado
tanto en el mes de noviembre.
Y es que en noviembre la mayoría de inversores han empezado a cambiar de chip.
Su perspectiva ahora mismo es que los tipos de interés, tanto en la eurozona como en
Estados Unidos, ya han tocado techo y que a lo largo del año 2024 presenciaremos las
primeras bajadas de tipos de interés.
Tan es así que en la eurozona el Euribor también ha cerrado noviembre con su mayor
caída en los últimos 11 años.
Por tanto, como decíamos, lo que ha cambiado fundamentalmente en noviembre son las expectativas
sobre los tipos de interés futuros.
¿Y por qué en noviembre han girado tanto las expectativas sobre la evolución de los
tipos de interés futuros?
Pues porque los datos de inflación que hemos conocido hasta noviembre han sido mejores
de lo esperado.
Y si la inflación se está moderando más rápido de lo que se esperaba que se fuera
a moderar, eso también significa que hay que revisar las expectativas sobre qué harán
los banqueros centrales con los tipos de interés.
Hasta el momento se pensaba que los mantendrían más altos durante más tiempo.
En noviembre se empieza a descontar que no los mantendrán tan altos durante tanto tiempo.
Y unos tipos de interés bajos, o al menos no tan altos como los que se esperaba que
fuera a haber, tienen un efecto muy directo sobre el precio de las distintas categorías
de activos, y es que los revalorizan.
El valor fundamental de un activo es el valor de los flujos de caja que esperamos que genere
ese activo a lo largo de su vida, descontados esos flujos de caja a presente.
Y el factor con el que descontamos esos flujos futuros de caja a esperados son los tipos
de interés, menores tipos de interés, menor descuento de esos flujos de caja a esperados
y por tanto mayor valor presente de un activo.
Sea ese activo una acción bursátil, cuyos flujos de caja son los beneficios futuros
esperados de una empresa, sea un bono, cuyos flujos de caja a esperados son los distintos
cupones que se espera que abonará el bono hasta vencimiento, o sea Bitcoin, cuyo flujo
de caja no es explícito, por el hecho de tener Bitcoin no cobramos exactamente nada,
pero sí tiene una especie de flujo de producción o de flujo de valor implícito, que son los
servicios de liquidez que esperamos que nos pueda proporcionar Bitcoin a lo largo de toda
su vida, menores tipos de interés, mayor valor presente de esos flujos de liquidez
futuros esperados.
Por eso 2022 fue un año tan horrible para todas estas categorías de activos, el estándar
Ampours 500 en 2022 cayó un 18%, los bonos, la renta fija, registró el peor año de toda
su historia y Bitcoin perdió el 65% de su valor, porque en el año 2022 los tipos de
interés no solo registraron una de las subidas más rápidas de toda su historia, sino que
se instaló en las expectativas de los inversores la perspectiva de que seguirían subiendo,
como han seguido subiendo a lo largo del año 2023, y que esa subida no se revertiría durante
mucho tiempo.
Por tanto, si en 2022 se instaló el clima de subidas de tipos más o menos persistentes,
eso se trasladó en un hundimiento de todas las categorías de activos, porque los flujos
de caja futuros esperados de esos activos se descontaron de una manera muchísimo más
agresiva.
Pero además, la perspectiva de la bajada de tipos de interés a medio plazo también
tiene otro efecto indirecto positivo sobre el valor de los activos, y más en particular
sobre el valor de la renta variable.
Y es que las bajadas de tipos de interés abaratan el crédito, y el abaratamiento del
crédito es una forma de estimular, artificialmente o no, pero de estimular el crecimiento económico.
Y un mayor crecimiento económico, una mayor actividad económica, supone también mayores
beneficios empresariales esperados.
Es decir, que no solo se trata de que los flujos de caja se descuenten, con menores
tipos de interés, de un modo menos agresivo, sino que también los flujos de caja esperados
de las empresas se incrementan ante la perspectiva de una reaceleración de la actividad económica
gracias a la bajada de tipos de interés, o al menos ante la perspectiva de que esa
actividad económica no se frenará tanto como se esperaba con un clima de tipos de interés
más alto.
En definitiva, todos los activos financieros están de fiesta porque va cobrando fuerza
en el mercado la tesis de un aterrizaje suave en la lucha contra la inflación.
Es decir, que los bancos centrales habrán conseguido, en última instancia, domenar
la inflación, no revertirla, pero sí evitar que siga disparada sin necesidad de generar
una recesión, y por tanto se podrán bajar los tipos de interés dando un nuevo empuje
al crecimiento económico.
Pero como digo, toda esta fiesta en los mercados financieros está subordinada a esta tesis
de inversión.
La inflación ha sido derrotada a través de un aterrizaje suave.
Si finalmente la inflación no hubiese sido derrotada, o si finalmente el aterrizaje no
fuera suave, lo que hoy es celebración en los mercados financieros se convertiría
en un funeral.