This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Según los últimos datos publicados por la Comisión Europea, el precio de la gasolina
de 95 octanos ha alcanzado en España su máximo desde el año 2014, en concreto 1,36 euros
el litro de gasolina.
Por supuesto, la reciente escalada del precio internacional del crudo tiene mucho que ver
en esta subida del precio de los carburantes, pero no pensemos que el precio de los carburantes
se determina única o exclusivamente por la influencia que ejerce el precio del petróleo.
De hecho, la mayor parte del precio de la gasolina que pagamos cuando repostamos en las gasolineras
no es el coste del combustible, son impuestos.
Partiendo de los propios datos que proporciona la Comisión Europea, sabemos que de ese 1,36
euros que cuesta cada litro de gasolina, sólo 0,65 euros se corresponden con el coste del
combustible y, segundo, el margen comercial de la gasolinera.
Todo lo que excede a esos 0,65 euros por litro de gasolina, es decir, 0,71 euros por litro
de gasolina, son impuestos.
En particular, el tipo general del impuesto sobre hidrocarburos es de 40,1 céntimos por
cada litro de combustible, por cada litro de gasolina, y el tipo especial del impuesto
sobre hidrocarburos es de 7,2 céntimos por cada litro de gasolina.
Por tanto, sólo el impuesto especial sobre hidrocarburos ya encarece el combustible y
ya encarece la gasolina en 47,3 céntimos por litro.
Pero no pensemos que esto termina aquí, además, hay que añadirle el IVA del 21%, pero el IVA
hay que añadírselo no al precio antes de impuestos.
Recordemos que actualmente el precio de la gasolina de 95 octanos antes de impuestos es
de 65 céntimos por litro de gasolina.
Pues bien, el 21% no hay que añadírselo a esos 65 céntimos por litro, sino a la suma
de los 65 céntimos por litro más el impuesto sobre hidrocarburos, los 47,3 céntimos que
hemos mencionado con anterioridad.
65 céntimos del precio antes de impuestos de la gasolina, más los 47,3 céntimos del
impuesto sobre hidrocarburos totalizan 1,12 euros, pues a esos 1,12 euros hay que añadirles
el 21% de IVA, y si lo hacemos llegaremos al precio actual de la gasolina de 95 octanos,
que es de 1,36 euros por litro.
El siguiente gráfico está extraído del boletín informativo de la distribución de
carburantes en estaciones de servicio de la CNMC, de la Comisión Nacional de Mercados
y Competencia de marzo de 2021, por tanto no es un gráfico que esté totalmente actualizado
con respecto a los precios actuales, es el último boletín publicado por la CNMC, pero
aún así nos sirve para constatar esta distribución de los distintos componentes del precio de
la gasolina de 95 octanos.
Como podemos observar, en marzo de este año el precio de la gasolina estaba en 1,32 euros
el litro, algo por debajo del precio actual de 1,36 euros por litro.
Pues bien, de esos 1,32 euros por litro aproximadamente 40 céntimos eran imputables
al precio internacional del combustible, al precio internacional del crudo, 22,2 céntimos
eran imputables al margen comercial de la gasolinera y todo lo demás ya eran impuestos, como podemos
observar, el tipo general del impuesto sobre hidrocarburos, el tipo especial del impuesto
sobre hidrocarburos y el IVA.
Partiendo de este gráfico de la CNMC podemos construir este otro gráfico con los precios
actuales de la gasolina.
El único dato que nos faltaría es el margen comercial de las gasolineras, no tenemos el
dato actualizado a junio de 2021, pero bueno, como en marzo de 2021 era de 22,2 céntimos
por litro de gasolina, podemos suponer que se ha incrementado ligeramente hasta los 23
céntimos por litro de gasolina.
En tal caso, la descomposición del precio de 1 litro de gasolina de 95 octanos sería
el siguiente, el coste del combustible a día de hoy sería de 0,42 euros, de 42 céntimos
de euro, el margen comercial de 23 céntimos de euro y todo lo demás hasta el 1,36 euros
por litro serían impuestos, concretamente el impuesto sobre hidrocarburos sería 47
céntimos por litro y el IVA, 21% de IVA, ascendería a 24 céntimos por litro.
Por tanto, como ya he dicho, más de la mitad de lo que pagamos por litro de gasolina se
lo lleva el estado.
Atendiendo a este último gráfico que descompone en sus componentes el precio actual de la
gasolina en máximos desde el año 2014, ¿qué podríamos hacer para rebajar el precio de
la gasolina?
Bueno, el precio internacional del combustible no lo podemos modificar, no tenemos ninguna
autonomía dentro de España para alterar ese precio porque se determina en los mercados
internacionales.
Los componentes que sí podríamos modificar directa o indirectamente son, por un lado,
el margen comercial de las gasolineras y por otro los impuestos, ya sea el impuesto
sobre hidrocarburos o ya sea el IVA.
En cuanto al margen comercial de las gasolineras, probablemente pueda rebajarse en algunos céntimos.
Si comparamos el precio de la gasolina antes de impuestos de España con el resto de Europa,
comprobaremos que en España está unos 3 céntimos más elevado.
Esos 3 céntimos quizá sean imputables a una falta de competencia en el sector de la distribución
de la gasolina.
Uno cual, si el estado introdujera más competencia en este sector, por ejemplo, no restringiendo
la instalación de gasolineras en determinados puntos de la ciudad donde sea especialmente
rentable, si es que hay un monopolio local de alguna gasolinera, instalar una gasolinera
que le haga la competencia al anterior, pues, como digo, introduciendo esta competencia
probablemente conseguiríamos rebajar algo este margen comercial.
Y así no pensemos que este margen comercial puede desaparecer.
Ese margen comercial no son beneficios puros de la gasolinera, son los ingresos con los
que remunera todos los otros gastos de la estación de servicio distintos del precio
del combustible.
Por tanto, sí, quizá existe algo de margen para bajar el margen comercial, pero desde
luego no es un margen ilimitado.
Y en todo caso, si lo rebajamos en 3, 4 céntimos de menos cuenta de que aún así el precio
del litro por gasolina se ubicaría por encima de los 1,3 euros por litro.
Por consiguiente, donde está la parte del león del precio de la gasolina, la parte
que sí podríamos rebajar enteramente, que sí podríamos suprimir enteramente sin repercusiones
sobre la prestación del servicio de distribución del combustible, son los impuestos.
Recordemos que de los 1,36 euros por litro que cuesta la gasolina, solo 65 céntimos
se corresponden con los costes reales de la distribución de esta mercancía.
¿Rebajará el estado los impuestos que pesan que graban la gasolina?
Pues no lo hará esencialmente por dos motivos.
El primer motivo, un motivo recaudatorio, un motivo fiscal.
El estado tiene un déficit público muy importante y obtiene mucha recaudación con cargo a
estos impuestos que graban a los hidrocarburos.
En concreto, el estado recauda 13.400 millones de euros por el impuesto sobre hidrocarburos
y 7.300 millones de euros por el IVA sobre hidrocarburos.
Por tanto, estamos hablando casi de 21.000 millones de euros por los impuestos que graban
no solo la gasolina, sino también el resto de combustibles, pero por los impuestos que
graban estos combustibles distribuidos a través de las gasolineras.
Por consiguiente, el primer motivo es meramente crematístico, el estado no quiere renunciar
a estos 21.000 millones de euros al año y por consiguiente no va a bajar los impuestos
que pesan sobre los carburantes, más bien cabe esperar que lo siga subiendo.
El segundo motivo, por el que no lo hará, es un motivo medioambiental. El estado ha apostado
por descarbonizar la economía porque considera, no sin parte de razón, que el consumo de
estos combustibles fósiles tiene externalidades negativas sobre el resto de la sociedad y,
por tanto, se trata de internalizar estas externalidades negativas para desincentivar
el consumo excesivo de estos carburantes que, insisto, generan esas externalidades negativas.
Y cómo está favoreciendo, cómo está impulsando la descarbonización, e encareciendo todos
aquellos consumos que directa o indirectamente generen CO2.
Y, por tanto, como el estado no quiere fomentar que se utilicen combustibles fósiles, no va
a ayudar a rebajar el precio de esos combustibles fósiles y, en este caso, de la gasolina.
Es exactamente lo mismo que está sucediendo con el precio de la electricidad. El precio
de la electricidad está en máximos históricos, prácticamente en máximos históricos. ¿Por
qué razón? Pues porque, por un lado, el precio del gas también se encuentra en máximos
desde hace una década, pero por otro, y como ya explicamos en otro vídeo, porque los derechos
de emisión de CO2 están cotizando a máximos históricos. ¿Y por qué están cotizando
a máximos históricos? Porque la Comisión Europea restringe su oferta para que se encarezcan
y justamente para que se encarezca el suministro eléctrico procedente de centrales que utilicen
combustibles fósiles. Por consiguiente, todo aquel que utilice directa o indirectamente
combustibles fósiles tiene que pagar mucho más para racionar su consumo.
Esta es la nueva normalidad hacia la que estamos avanzando, hasta que dispongamos de energías
renovables suficientemente competitivas como para proporcionar energía de manera más
barata y confiable que en la actualidad los políticos han decidido que el grueso de
la población tendrá que pasar por un periodo de racionamiento energético. Y por eso,
los altos precios que estamos observando, ya sean las gasolinas o en la factura eléctrica,
no van a ser contrarrestados con rebajas de impuestos. Más bien al contrario, como decíamos
probablemente sean agravados aún en mayor medida para reforzar ese racionamiento que
ya es alentado con los altos precios actuales de la gasolina o de la electricidad. Es el
coste de la transición ecológica.