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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La misma izquierda feminista que durante años ha pisoteado el principio de presunción de
inocencia, reclama ahora, no antes, sino ahora, cuando la turba que ellos contribuyeron a alimentar
se ha vuelto en su contra, reclama ahora que se les aplique, oh sorpresa, el principio de
presunción de inocencia. Veámoslo. Ya lo dijimos en el primer vídeo que dedicamos
a esta cuestión. La revolución siempre devora a sus hijos. Y en este país, y no solo en
este país, la izquierda ha perpetrado una revolución en materia penal durante los últimos años
y ha sido cargarse la presunción de inocencia. La máxima de hermana yo si te creo establece
una presunción de veracidad en las palabras acusadoras de una mujer y, por tanto, impone
una presunción de culpabilidad sobre las conductas del hombre acusado por esa mujer. Lo resumió
perfectamente hace unos años el propio Íñigo Errejón. No hay denuncias falsas. Hay una derecha
fanática cuyo trabajo es criminalizar a las mujeres. Claro, si no hay denuncias falsas
de mujeres, entonces toda denuncia efectuada por una mujer será en principio cierta y cualesquiera
hechos que denuncie esa mujer deberán considerarse poco más que cosa juzgada, aún saltándose todo
el procedimiento penal garantista, que busca justamente dilucidar si la parte acusadora
consigue, con sus pruebas, con sus testimonios, soliviantar la presunción de inocencia de la
parte acusada. Y claro, cargarse la presunción de inocencia es algo muy peligroso, porque conduce
a que una persona, para poder seguir ejerciendo con normalidad sus derechos individuales, deba
demostrar ella que no es culpable. Y si esa persona no es capaz de demostrar su no culpabilidad,
entonces la abrogación de la presunción de inocencia, el establecimiento de la presunción
de culpabilidad, nos lleva a restringir de manera permanente los derechos de esa persona
acusada e incapaz de demostrar su no culpabilidad. Pues bien, ayer, Más Madrid, el partido fundado
por Íñigo Rejón, pero con el que al parecer ya no tenía ningún tipo de vinculación, decidió
suspender de militancia, expulsar de todos sus cargos y pedirle la renuncia al acta de
diputada en la Asamblea de Madrid a Loreto Arenillas. Loreto Arenillas era una diputada
de Más Madrid a la que una acusadora anónima en las redes sociales había culpado, había
responsabilizado, de intentar tapar el abuso sexual que acababa de cometer en un festival
de música Íñigo Rejón en contra de esa mujer que acusaba anónimamente. Concretamente, este
fue el hilo de Twitter que se publicó hace más de un año y que sólo ahora las de Hermana
yo sí te creo, no hay denuncias falsas, toda acusación vertida por una mujer en contra
de un hombre es verdad. Sólo ahora, a pesar de que este hilo lleva publicado más de un
año, parece que se le ha dado veracidad a los hechos narrados. ¿Y qué narraba este
hilo redactado por una acusadora anónima? Lo siguiente.
El sábado 17 de junio, a las 9 de la noche, acudí a un evento llamado Tremendas Femfest,
organizado por el colectivo del mismo nombre en el bar Vicos de Castelló de la Plana, en
el que estaban programados varios conciertos y actuaciones de temática transfeminista.
Al poco de llegar, una persona conocida mía comentó que Íñigo Rejón, diputado de Más
País durante los últimos cuatro años, iba a estar presente. Lo comentó como algo anecdótico
y nadie le dio mucha más importancia. Al poco rato entré al baño y cuando salí me lo encontré
a él de cara, esperando para entrar, pero no cruzamos palabra y esa fue la única interacción
que tuve con él en toda la noche hasta que pasó lo siguiente. Alrededor de la una de la
madrugada, yo estaba bailando con mis amigas en grupo y él y la gente con la que iba estaban
detrás nuestro. Al rato, dos de mis amigas, a las que nombraré como M y D, me dijeron en
tono de broma que lo tenía justo detrás y nos reímos, pero una vez más no le dimos
importancia. Sin embargo, al poco rato noté una mano en la cintura. Sabía que esa mano
solo podía ser de una persona y en un primer momento pensé que simplemente quería pasar
o algo por el estilo porque me recordó a ese tipo de contacto. Pero cuando pasó el
primer momento y ni él ni la mano se movían, pensé que debía de estar confundiéndome y
simplemente estaba habiendo contacto porque él tenía la mano ahí sin darse cuenta y estábamos
muy cerca. Pero no había tanta gente y yo me estaba moviendo porque estaba bailando, pero
la mano seguía ahí y no estaba notando tampoco el dorso de una mano, estaba notando la palma
y los dedos. Fue en ese momento cuando empecé a darme cuenta de lo que estaba pasando. Pero
no me lo podía creer, pensaba que me tenía que estar equivocando. Le empecé a poner caras
a D, una de las amigas que estaba más cerca, y me vio pero no me entendía. Entonces dejé
de notar la mano y eso me hizo reaccionar y contarles lo que había pasado a D y a M. Pero
les dije que no estaba 100% segura y que quería pensar que estaba entendiendo yo mal la situación
y me estaba equivocando. Decidí dejarlo correr, pero al poco rato volví a notar la mano y
esta vez lo que hice fue avisar a otra amiga distinta que tenía enfrente, C, que por estar
en otra conversación dentro del grupo no se había enterado de nada de lo anterior. Llamé
su atención con gestos y cuando me miró señalé hacia abajo, hacia donde notaba la
mano, porque necesitaba que otra persona me confirmase que no era algo accidental. Inmediatamente
al mirar hacia abajo, C puso cara de shock y se lanzó a apartarle la mano de un manotazo.
En ese momento yo incluso la frené un poco porque me daba cuenta de que si reaccionábamos
mucho se iba a armar mucho y muy rápido y yo aún lo estaba procesando. Digo que se
iba a armar porque era un sitio pequeño en el que prácticamente todos estábamos interactuando
con todos y mucha gente había estado además pendiente de rejón a lo largo de la noche,
hablando con él y pidiéndole fotos. Si le plantábamos cara en ese momento, como hemos
hecho en alguna otra ocasión cuando nos ha pasado algo similar y la gente nos veía discutir
con él en concreto, el bar entero se iba a involucrar y yo tampoco quería admitirlo
todavía al 100%. Mi amiga me describió bien lo que había visto, yo de espaldas a él
mientras él estaba aladeado a mi izquierda, como pendiente de su grupo pero orientado
hacia mí, lo justo para poder apoyarme la mano en la cintura desde atrás. Pero yo seguía
sin poder creerlo del todo. ¿Cómo iba a ser posible que viniendo aquí un político de
nivel nacional, conocido precisamente por ser de izquierdas y feminista, y me metiese mano
justamente a mí, justamente en medio de un evento feminista y punk? Tenía que haber algún
error. Lo dejamos correr otra vez y yo dudaba mucho de que volviese a ocurrir después de
que mi amiga C le diese el manotazo. Sin embargo, al poco rato volví a notar una mano, pero esta
vez en el otro lado y en el culo directamente. Me quedé parada sin saber cómo reaccionar,
como en shock. No podía estar pasando, no sabría decir cuánto tiempo pasó exactamente,
pero al igual que las otras veces, puedo asegurar que no fueron dos segundos tampoco. Y en algún
momento paró y mis amigas M y D me vieron la cara y empezaron a preguntarme que si estaba
bien. Y ahí ya decidí decírselo todo al resto del grupo e ir fuera para hablar las cosas. Se lo
acabé contando a mis amigas y a más gente hasta que di con una de las organizadoras del evento,
a la que también se lo conté con todos los detalles, para que quedase constancia más que
nada. Esta chica fue a hablar con el grupo de Rejón y yo no sé lo que hablaron, pero se fueron
enseguida del sitio. Y hasta ahí lo que pasó el sábado. Pero continúa el domingo. El domingo
hablé por WhatsApp con dos chicas de la organización, volviéndoles a contar todo a la luz del día,
por escrito y con todo detalle. Ellas me lo agradecieron y expresaron su apoyo. También
me comunicaron que el amigo en común que ellas tenían con el Rejón les había enviado el siguiente
mensaje. Y en ese mensaje está escrito. De hecho, me dice Rejón que si os podía trasladar que se pone
a vuestra disposición por si puede hacer cualquier cosa para remediar la situación y que lo lamenta
muchísimo. Después, una de las chicas me preguntó si podía pasarle mi número a una colega suya que
había estado presente esa noche y yo acepté pensando que sería otra chica de la organización. Me llama
una chica que se presenta como Loreto y me dice que es amiga de Rejón, a lo que yo me quedé bastante
cortada. Pidió disculpas por lo que me había pasado y se presentó como mediadora para solucionar
la situación y reparar el daño. Antes de dar más detalles de la conversación, aclararé que después
descubrimos que Loreto era diputada de Más Madrid. Yo le dije que no entendía que había que mediar o
solucionar que la situación era que un tío me había metido mano de fiesta, que era algo hecho. Ella
siguió insistiendo en lo mismo y en ir a tomar un café conmigo para hablar las cosas. Yo decidí contarle
todo a ella otra vez para que lo escuchase de mí directamente, porque tampoco sabía la versión que
tenía ella. También le dije que en realidad no sólo era una figura pública, sino que era una persona
en una posición de poder político, posición a la cual había llegado utilizando un discurso
izquierdista y feminista, que claramente él no se aplicaba. Ella se mantuvo muy educada y conciliadora
en todo momento, claro, teniendo cuidado de no negar en ningún momento los hechos y de no pedirme
nada abiertamente. Hacia el final de la conversación, ella me estaba diciendo que cada uno tenía su manera
de solucionar las cosas, que yo podía hacer lo que quisiese, pero que a ella personalmente el
escarnio público no le parecía la manera más adecuada. Cansada de la conversación, le dije que
me pensaría entrar en esa mediación y la avisaría cuando tomase una decisión. Y hasta ahí los hechos.
Personalmente lo del escarnio público se me quedó en la cabeza, porque yo no me estoy burlando de
rejón ni haciendo memes comparándolo con Milhouse. A mí me metió mano en un bar y yo lo estoy contando
porque estoy harta de los hombres cis-heteros de izquierdas que se aprenden el discurso transfeminista
mejor que nosotras, se pintan las uñas y parece que ya está todo hecho. Y entonces nosotras los
dejamos entrar en espacios supuestamente seguros para que después actúen como auténticos cerdos
y nos agredan igualmente. He dudado mucho de si contarlo o no, porque dentro de lo que cabe no ha sido
un suceso de gravedad. No me han violado, no voy a tener un trauma de por vida. No es la primera vez que
me manosea un tío de fiesta, ni la peor ni será la última. Si hubiese sido cualquier otro tío,
probablemente mis amigas y yo nos hubiésemos encarado con él allí mismo, hubiésemos tardado
diez minutos en echarlo y hoy ni me acordaría del tema. Pero no fue un tío cualquiera, fue un
representante público que ha hecho carrera a base de protestar continuada y abiertamente contra este
tipo de situaciones. Y con esto por fin termino. No sé si llegará esto a algún lado, pero no podría
vivir conmigo misma si me callo y luego lo veo por televisión encabezando el próximo 8M. Gracias a
todo aquel que se tome el tiempo de leerlo y especialmente de difundirlo. También añadir
que, aunque quería ser yo misma quien lo contase, elegí Twitter porque no tenía mi nombre real en
mi cuenta. Me gustaría pedir, por favor, que pase lo que pase, mi identidad se mantuviese anónima al
máximo posible. Gracias. Este relato es, por tanto, una acusación anónima no sólo contra Íñigo Errejón
por abuso sexual, sino también contra Loreto Arenillas por encubrir ese abuso sexual. Y claro,
si aplicamos la máxima feminista colectivista de Hernanayos y te creo, basta con que haya una
acusación, aún siendo anónima, para que, en principio, le concedamos veracidad, verosimilitud
a los hechos ahí narrados. Deberían ser, en todo caso, Errejón y Arenillas quienes se defendieran y
demostraran que no son culpables. Pero la presunción de inocencia, desde el prisma del
feminismo colectivista, no asiste ni a Errejón ni a Arenillas. Y esto es algo que, desde luego,
la propio Loreto Arenillas debería saber, porque ella se presentaba a sí misma, en Masmadrid,
como experta en agresiones machistas. Por consiguiente, todo este credo cuasi-religioso
en contra de la presunción de inocencia debería formar parte del ABC del ideario de Loreto Arenillas.
Pero atención a la carta que publicó en sus redes sociales Loreto Arenillas, después de haber sido
expulsada de todos sus cargos públicos por Masmadrid, acusándola ahora, no hace más de un año,
sino ahora, de haber encubierto este abuso sexual. Dice Loreto Arenillas.
Desde que se conocieron las acusaciones por acoso sexual contra Íñigo Errejón, he sido objeto de una
inmensa campaña de mentiras y la dirección de mi grupo parlamentario no me ha permitido ni la más
mínima ocasión de explicarme. Jamás he encubierto ningún acto de acoso ni violencia machista. Al
contrario, he trabajado por denunciar estas situaciones durante toda mi vida, allí donde
he tenido conocimiento de ello. En junio de 2023 no era jefa de gabinete de Íñigo Errejón,
pero puse en conocimiento de la entonces secretaria de organización y la responsable de feminismos un
acto protagonizado por el diputado Íñigo Errejón, información que consideraron no elevar a los
órganos del partido. Hoy me siento chivo expiatorio para ocultar errores que, sin lugar a dudas,
hemos cometido en la organización. Esta es la peor forma de luchar contra el machismo. He sido víctima
de violencia machista como tantas mujeres. Nunca pensé que podría perder la presunción de inocencia en
mi propio partido. Repito, nunca pensé que podría perder la presunción de inocencia en mi propio
partido. He decidido abandonar mi acta de diputada, abandonar el partido y seguir luchando contra los
abusos, incluido este del que estoy siendo objeto. Aquí hay varias cosas muy llamativas. La primera es
que Loreto Arenillas está reconociendo que era conocedora de los hechos de junio de 2023 que acabamos
de narrar con anterioridad, pero que sólo pone esa información sobre ese abuso sexual en conocimiento
de los órganos de su partido y no como correspondería ante un presunto delito de abuso sexual ante los
tribunales. Por tanto, ya de entrada, Loreto Arenillas, experta en agresiones machistas, está reconociendo que
encubrió que no colaboró con la justicia para dilucidar un posible caso de abuso sexual. Y a su
vez está elevando la basura más arriba. Está diciendo que ella no fue la única que encubrió ese posible
abuso sexual de Íñigo Rejón, sino que otros dentro de Más Madrid también lo sabían y decidieron ser
cómplices en el silenciamiento de la víctima. Porque aquí el hermana, yo sí te creo, parece que no era
del todo relevante. Era más bien hermano Sibuana, porque tú sigues mandando dentro del partido. Pero
a su vez también es muy relevante darse cuenta de cómo Loreto Arenillas está deplorando haber perdido
la presunción de inocencia dentro de su propio partido. Pero vamos a ver, si tú te adscribes a la
idea del hermana yo sí te creo, aquí tienes una hermana que está acusando a Errejón y también
acusándote a ti de haber perpetrado y de haber silenciado un abuso sexual. Por tanto, hermana yo
sí te creo incluye que también te tienes que creer esta acusación sin otras pruebas, que la acusación
anónima que hemos leído en internet, en tu contra. ¿Cómo puedes lamentar estar perdiendo la presunción
de inocencia cuando tú misma has promovido una máxima jurídica que supone enterrar la presunción
de inocencia para todos los demás? Porque ahí parece estar el quit de la cuestión. Jamás pensé que yo y los
míos dentro del espacio seguro que constituye mi partido podría perder la presunción de inocencia,
ese es un derecho que hay que arrebatarle al vulgo. Pero a la nueva aristocracia política de izquierdas
transfeminista, ¿cómo se nos va a denegar la presunción de inocencia si somos los buenos? Ahora
que ella es la perjudicada, ahora que se le está aplicando a ella de manera arbitraria la presunción
de culpabilidad, ahora sí reivindica la presunción de inocencia. Cuando se les aplicaba a otros hombres
la presunción de culpabilidad, entonces no. Entonces, hermana, yo sí te creo. Porque los hombres son todos
malvados y por tanto todos culpables. Y si todos son culpables, pues entonces la presunción de
culpabilidad es el principio jurídico lógico a aplicarles. Pero claro, a mí, mujer feminista de
izquierdas, no se me puede aplicar la presunción de culpabilidad. Y menos dentro de mi partido. Menos
por parte de los míos, de mis compañeros, de aquellos que comparten mis ideales y con los que
he luchado conjuntamente por conquistar el poder político en Madrid. Es todo de un cinismo espantoso.
Porque además, démonos cuenta de que una organización, un partido, un club privado,
en realidad tampoco tendría por qué aplicar internamente el principio de presunción de
inocencia. Si ese club tiene unas normas de etiqueta, de comportamiento público muy exigentes,
pues entonces, si las transgredes, eres expulsado, pierdes la membresía de ese club. Si ese club
establece en sus estatutos que nadie podrá ser miembro del club si ha sido acusado, aun cuando no
haya sido condenado de violencia machista por parte de alguna mujer, pues entonces, si tú has
aceptado esas reglas internas para formar parte del club y posteriormente una mujer te acusa de
violencia machista o de encubrir violencia machista, pues te la envainas y dejas que te expulsen porque
esas fueron las condiciones que tú aceptaste al entrar a ese club. Donde sí o sí ha de regir el
principio de presunción de inocencia y, además, de manera completamente escrupulosa, es en el
procedimiento penal, porque es un procedimiento al que te tienes que someter de manera coactiva y que
puede ver recortados de manera muy radical y salvaje tus derechos fundamentales. Por tanto,
ante esa posibilidad, la presunción de inocencia ha de ser un principio irrenunciable. Pues bien,
démonos cuenta cómo Loreto Arenillas lo ha hecho al revés. En el procedimiento penal donde la
presunción de inocencia sí es completamente sagrada, ahí no hace falta que se les aplique
a los hombres cuando las acusadoras son mujeres. Ahora bien, dentro de una organización política
como Más Madrid, precisamente porque ella es la perjudicada, ahí sí ha de regir sí o sí la
presunción de inocencia para que no la echen de los cargos públicos que ocupaba con una buena
remuneración. Pues a ver, si tú consideras que dentro de un partido, dentro de un club, dentro de
una organización privada ha de regir el principio de presunción de inocencia, con mucha más razón
deberías considerar que ha de regir en el procedimiento penal. Porque muchas más garantías
deberían regir el procedimiento penal que los criterios de admisión o de expulsión de la
membresía de un club privado. Pero ni siquiera así, porque son cínicos, son sectarios, son dogmáticos,
son en el fondo muchos de ellos psicópatas. Personas a las que en el fondo sólo les importa
su bienestar personal, aunque destrocen las vidas de todos a los que rodean. Pero eso sí, precisamente
porque sólo te preocupa tu bienestar personal, precisamente porque tu moralidad es tan estrecha
y solipsista que en tu mapa moral sólo existes tú, y todo lo demás son objetos para servirte a ti,
no sujetos de derecho al mismo nivel que tú, sino objetos que se tienen que subordinar a tus
necesidades y a tu visión ideologizada del mundo, pues entonces, claro, cuando las tornas se vuelven
contra ti, entonces sí colocas el grito en el cielo. No cuando se han vuelto contra otros,
sino cuando se vuelven contra ti. Ojalá este caso sirva para que caigan muchas caretas y para que
muchas personas superen el estado de hemiplegia moral. Ojalá tras esto muchos comiencen a interiorizar
la regla de plata de la moralidad. No les hagas a otros lo que no quieras que otros te hagan a ti.
Y si quieres que a ti no se te niegue la presunción de inocencia, comienza no negándosela tú a todos
los demás, aun cuando todos los demás sean, atención, hombres.