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Vox propone llevar a cabo la mayor y más profunda reforma fiscal de la historia reciente
de España. ¿Realmente es así? ¿Estamos ante una propuesta verdaderamente viable?
Veámoslo.
Vox acaba de publicar su programa electoral y, por tanto, también las medidas económicas
dentro de su programa electoral. En un futuro vídeo ya analizaremos de manera más amplia
las distintas promesas que, en el ámbito económico, plantea ejecutar Vox si ganará
las elecciones. En el vídeo de hoy, sin embargo, me quiero centrar en la parte que ha tenido una
mayor repercusión en los medios de comunicación porque, de hecho, se trata de la parte más
importante, más sustancial dentro de su programa económico. Me estoy refiriendo a la profunda
reforma fiscal que plantea ejecutar Vox. En su programa electoral, ellos mismos apuestan por
una fiscalidad para la prosperidad y se comprometen a poner fin al infierno fiscal y burocrático que
sufren los españoles, bajando radicalmente todos los impuestos y recortando drásticamente el gasto
político innecesario para impulsar nuestra competitividad y reforzar nuestras infraestructuras
y servicios públicos. ¿En qué consiste esta muy profunda reforma fiscal que está planteando Vox?
Empecemos con el IRPF, el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Dentro de esta figura
tributaria, el objetivo de Vox a medio plazo es reducir todos los tramos del IRPF a únicamente
dos. Un primer tramo del 15% para ingresos de hasta 70.000 euros y un segundo tramo del 25%
para ingresos superiores a 70.000 euros. Y, a su vez, los 22.000 primeros euros que ingresara
a un trabajador estarían exentos de pagar IRPF. Por cuantificar la magnitud de la rebaja del IRPF
¿qué implicaría esta reforma de Vox? Actualmente, en la Comunidad de Madrid,
que es la autonomía con una fiscalidad del IRPF más ventajosa de toda España,
un trabajador que ingrese 30.000 euros anuales paga un IRPF de aproximadamente 4.500 euros. Pues
bien, con la reforma de Vox en vigor, pagaría únicamente 1.200 euros. Un trabajador que ingrese
50.000 euros anuales, actualmente en la Comunidad de Madrid, estará pagando un IRPF de alrededor
de 10.500 euros y, con la reforma de Vox, pagaría 4.200 euros. Y, finalmente, un trabajador que
ingrese 100.000 euros anuales, a día de hoy en la Comunidad de Madrid, estará pagando un IRPF de
aproximadamente 31.000 euros y, con la reforma de Vox, pagaría un IRPF de 12.500 euros.
Por tanto, comprobamos que se trata de una rebaja del impuesto sobre la renta de las
personas físicas muy, muy importante. Y, de hecho, incluso va más allá de lo que he planteado en
estos porcentajes, porque también prometen reducir en 4 puntos cada uno de los tipos impositivos del
IRPF, el 15 o el 25%, 4 puntos por cada hijo que tenga una familia. De tal manera que,
por ejemplo, una familia que tuviese 4 hijos no pagaría nada por ingresos inferiores a 70.000
euros y únicamente pagaría un 9% por los ingresos que obtuviese por encima de 70.000 euros.
Hoy en día, un trabajador que cobre 100.000 euros anuales y que tenga 4 hijos pagaría alrededor de
30.000 euros en IRPF en la Comunidad Autónoma de Madrid, que, insisto, es la Comunidad Autónoma
con una fiscalidad más ventajosa de España. Con la propuesta de Vox e incorporando esta reducción
de los tipos impositivos del IRPF por cada hijo que tenga un trabajador, únicamente pagaría no
30.000 euros, sino 2.700 euros. Y la propuesta de reforma fiscal de Vox no termina aquí. En
materia de IVA, por ejemplo, proponen bajar radicalmente el IVA de los productos de primera
necesidad y esenciales, tales como productos y fármacos infantiles, pañales o productos
geriátricos. Eliminar el IVA para la adquisición de primera vivienda habitual y eliminar la doble
imposición actual que se produce en aquellos artículos y agravados con impuestos especiales.
Y de manera más significativa, revertir la subida del IVA realizada en 2012, la mayor subida del IVA
del mundo que fue perpetrada por el PP, pasando de nuevo al tipo reducido del 8% y al tipo general
del 18%. Es decir, proponen reducir el tipo general del IVA del 21% al 18% y el tipo
reducido del 10% al 8%. Más promesas fiscales de Vox. Bajar progresivamente el impuesto sobre
sociedades del 25% al 15%. A su vez, suprimir el impuesto sobre patrimonio, el impuesto sobre
sucesiones y donaciones y plusvalías municipales en todo el territorio nacional. También se
comprometen a recentralizar el impuesto de actos jurídicos documentados y el impuesto
de transmisiones patrimoniales para reducir el tipo general del impuesto de actos jurídicos
documentados del 1,5% al 0,5% y en el caso del impuesto sobre transmisiones patrimoniales,
que sea del 0% para la adquisición de primera vivienda habitual por importe inferior a 300.000
euros y del 6%, que es el tipo que, por ejemplo, tiene hoy la Comunidad de Madrid, para el resto
de viviendas de importe superior a 300.000 euros, aunque plantean que sea del 3%, solo del 3%,
para familias numerosas. A su vez, también quieren ampliar los supuestos de bonificación
del IVI, por ejemplo, para incluir mayores beneficios fiscales en caso de que uno de los
miembros de la pareja se quede en casa al cuidado de los hijos y también plantean reducir progresivamente
los impuestos y gravámenes que pesan sobre los suministros del hogar, especialmente en el caso
de familias numerosas, es decir, electricidad, agua o gas. Como vemos, se trata de una rebaja
fiscal muy, muy importante. No estamos hablando, como sucede en el caso del PP, de un ajuste
chiquitín en algunos impuestos para aparentar que se bajan impuestos sin verdaderamente bajar
impuestos. Esto sí es una contundente rebaja de impuestos. Por tanto, en Aislado me gustan estas
propuestas de Vox, me gustaría que todos estos impuestos se rebajaran en la magnitud que ha
propuesto Vox que se rebajen. Sí, y me gustaría incluso que se rebajaran mucho más. Pero al mismo
tiempo que me gusta que se rebajen tanto o más los impuestos como ha planteado Vox, también me gusta
que no me engañen. Si mañana se presenta un partido político a las elecciones y promete que
bajará el IRPF al 1%, el IVA al 1% y que suprimirá todos los demás impuestos y que eso lo financiará
meramente recortando el gasto político, pues pensaré, y con mucha razón, que me está tomando el
pelo. Porque es muy obvio que, únicamente recortando algunos aspectos de la administración y de la
burocracia estatal, no se va a conseguir financiar una revolución fiscal del calibre que plantearía
ese partido. Pues bien, algo similar a eso acaba de hacer Vox. Vox ha planteado una muy profunda
rebaja de impuestos, que como tal es muy atractiva para todos los que somos liberales, pero no ha
explicado cómo piensa financiar esa rebaja de impuestos. El programa electoral de Vox, a diferencia
de lo que hizo el propio Vox en el año 2019, no incluye ninguna memoria económica. Es decir,
Vox no está estimando en cuánto caerá la recaudación del Estado como consecuencia de
la muy profunda rebaja de impuestos que está planteando y tampoco está especificando qué
gastos concretos recortará para financiar, para equilibrar las cuentas después de esa muy profunda
rebaja de impuestos. Que cuidado, ningún partido, ni PSOE, ni SUMAR, ni PP, ni Vox,
han presentado una memoria económica adjunta a su programa electoral. Pero digamos que en
función de las promesas que realizas, esa memoria económica resulta tanto o más exigible. Si haces
como el Partido Popular que lo único que planteas son reformas de chichinabo que prácticamente no
cambian nada, pues entonces poca memoria económica necesitarás porque prácticamente no vas a cambiar
nada. Ahora, si tú planteas, como plantea Vox, una reforma fiscal tan profunda, incluso podríamos
hablar de revolución fiscal en España, que menos que intentar mostrar que las cuentas cuadran después
de esa revolución fiscal. Es lo mismo que en el caso de SUMAR. SUMAR promete multiplicar todos los
gastos del Estado. ¿Y cómo plantea financiar eso? Dice que, subiendo los impuestos a los ricos,
ha planteado SUMAR una memoria económica en la que nos muestre cuánto cuestan sus promesas de
aumento de gasto y cuánto espera recaudar subiendo esos impuestos que dice que va a subir a los ricos.
No lo ha hecho. Por tanto, su programa electoral no vale para nada. Pues bien, eso a la inversa es
lo que está ocurriendo con la propuesta de rebaja fiscal de Vox. Por ejemplo, después de haber echado
unas cuentas rápidas que sin duda serán mejorables pero que no se desviarán demasiado de las
magnitudes que voy a ofrecer, la rebaja del IRPF que plantea Vox supone una pérdida directa de
recaudación fiscal en España de 60.000 millones de euros, aproximadamente la mitad de todo lo que
está recaudando el IRPF a día de hoy. Y en esta estimación, cuidado, ni siquiera estoy incorporando
el efecto que supondría rebajar el tipo del IRPF en cuatro puntos por cada hijo que tuviera una
pareja. A su vez, la rebaja del IVA que plantea Vox tendría un coste de alrededor de 15.000 millones
de euros. Por tanto, solo en IRPF y en IVA ya nos vamos a 75.000 millones de euros de pérdida
directa de recaudación. Sumen la rebaja del impuesto sobre sociedades, sumen la rebaja del
impuesto sobre actos jurídicos documentados, sumen la rebaja al impuesto de transmisiones
patrimoniales, sumen la rebaja al IVI y nos iremos a 80.000, 85.000 o incluso 90.000 millones de euros.
Eso de pérdida directa de recaudación, que luego es verdad que esa rebaja tan profunda de impuestos
estimulará la actividad económica y proporcionará ingresos adicionales. ¿Pero cuántos ingresos
adicionales proporcionará? Podemos estar hablando quizá de 20.000, 25.000, 30.000 millones de euros
en supuestos bastante optimistas. Por tanto, la pérdida neta de recaudación de esta rebaja fiscal
rondaría los 60.000, 70.000 millones de euros. Pues bien, la cuestión es ¿cómo financias eso?
Recordemos a este respecto que la pintoresca propuesta de Yolanda Díaz de una herencia
universal de 20.000 euros para cada joven que cumpla los 18 años tiene un coste anual de
10.000 millones de euros. Y creo que una de las preguntas que, con razón, se han formulado los
simpatizantes de Vox al escuchar esta propuesta es ¿y esto cómo se paga? ¿Cómo costeamos 10.000
millones de euros para repartir cada año 20.000 euros a cada joven? Pues bien, la rebaja fiscal
que ha planteado Vox equivale a que Yolanda Díaz hubiese prometido darle a cada joven que cobra 18
años no 20.000 euros, sino 120.000 o 140.000 euros. ¿Qué habrían dicho los simpatizantes
de Vox si hubiese salido Yolanda Díaz prometiendo 120.000 euros para cada joven que cumpla 18 años?
¡Qué locura! Eso es absolutamente infinanciable. Están diciendo que lo van a pagar subiendo los
impuestos a los ricos, pero eso no se lo cree nadie. ¡Que muestren las cuentas! ¡Que muestren cómo
van a pagar eso! Toda la razón. Pues bien, ese mismo argumento lo pueden dirigir contra la rebaja
fiscal que ha prometido Vox, porque la magnitud del agujero que van a generar las cuentas públicas,
si no hay recortes del gasto suficientes, es de esa magnitud o incluso mayor.
¡Qué cuidado! En su programa electoral, Vox sí plantea algunos recortes del gasto. El problema
es que esos recortes del gasto son absolutamente insuficientes para costear la pérdida de ingresos
que se originaría con la rebaja de impuestos que plantean. Concretamente, si vamos al punto 167 de
su programa, podemos leer. Para poder llevar a cabo la rebaja radical de impuestos que alivia
las familias españolas, las administraciones públicas deben acometer un plan de reducción
del gasto político que se fije en la eliminación de las partidas de carácter improductivo,
duplicado o meramente ideológico, que en nada benefician al bienestar socioeconómico de las
familias españolas. Y a partir de ahí, pues, empiezan a citar algunos ejemplos. Acometeremos
una revisión sistemática y minuciosa de las administraciones públicas, dirigida a racionalizar
su estructura y funciones, así como la de los diferentes organismos y entidades pertenecientes
al sector público español, enumerando y suprimiendo todos aquellos organismos innecesarios o meramente
ideológicos. A su vez, auditaremos y eliminaremos todo el gasto público relacionado con los objetivos
de desarrollo sostenible y la Agenda 2030. Suprimiremos todas las oficinas de implantación
de la Agenda 2030 y crearemos una oficina estratégica para el interés nacional. Quítate tú para ponerme
que vele por los intereses de los españoles en el ámbito económico, defendiendo los intereses de
las empresas españolas en el exterior y atrayendo inversiones productivas. Procederemos a la
reestructuración de la administración, impulsada tanto desde las Cortes Generales como desde los
parlamentos regionales, integrando los servicios públicos esenciales en la estructura del Estado,
sanidad, educación, justicia. A su vez cerraremos aquellos ministerios, secretarías de Estado y
direcciones generales que hayan demostrado su inutilidad y sean simples herramientas de
propaganda ideológica del Gobierno, como el Ministerio de Igualdad. Acabaremos con las
subvenciones a los sindicatos, partidos políticos y patronal. Estas organizaciones, que en muchas
ocasiones han renunciado a defender los intereses de sus asociados, deben sostenerse con la
financiación de sus integrantes. Cerraremos todos los chiringuitos públicos y ideológicos regados
con dinero público, como los chiringuitos LGTB, de memoria histórica, ecologistas radicales o
separatistas, o vinculados a la implementación de la Agenda 2030, y pondremos fin a las subvenciones
y ayudas cuando se trate de entidades privadas. Exigiremos, como ya hemos hecho a nivel regional,
la eliminación de todos los organismos autonómicos y locales de acción exterior y ayuda a la
cooperación internacional. Solo el Estado puede realizar ambas según sus atribuciones constitucionales.
Cerraremos todos los organismos destinados a crear estructuras paralelas del Estado, consejos
de juventud, defensores del pueblo, consejos consultivos, agendas meteorológicas, cartográficas,
etc., que suponen un gasto político ineficaz pagado por todos y que se han convertido en
voceros del Gobierno autonómico de turno. Y a su vez y por último, cerrar las distintas
televisiones autonómicas, pero no radio televisión española. Respecto a esto, dicen, pondremos a las
delegaciones territoriales de radio televisión española, al servicio de todos los españoles,
fomentando que sean medios que reflejen la realidad cultural y la actualidad de las distintas
provincias. Con ello se dará el primer paso para el cierre de las televisiones autonómicas que
sirven como altavoces del odio a España con el dinero de todos, fuentes de despilfarro e instrumentos
al servicio del Gobierno regional de turno. Bien, este es el ajuste de gasto que propone Vox para
financiar su muy profunda rebaja de impuestos. Acabar con las duplicidades, cerrar chiringuitos,
quitar subvenciones ideológicas, quitar subvenciones a sindicatos patronal y partidos
políticos, etcétera, etcétera, etcétera. Es decir, meter la tijera a lo que ellos llaman
el gasto político. Que oye, ojalá le metan la tijera a todo esto, que no lo estoy criticando,
está bien que recorten el gasto en estas partidas. Pero el problema es ¿cuánto piensan que van a
ahorrar con el recorte de gasto de estas partidas? Siendo muy optimistas, el ahorro esperable con
estas medidas rondaría entre los 10.000 y 15.000 millones de euros. Como digo, siendo muy optimistas.
Ya has planteado una rebaja fiscal que va a costar en términos netos entre 60.000 y 70.000 millones
de euros. Por tanto, sigues teniendo un agujero de en torno a 50.000 millones de euros. ¿Cómo
financias eso de manera sostenida y de manera estructural en un país cuya deuda pública ya
está absolutamente desbocada? Y oye, que quizá algunos entre la audiencia tengan otras estimaciones
de cuánta recaudación se perderá con la rebaja de impuestos o de cuánto se podría ahorrar con
estos recortes del gasto. Quizá Vox tenga otras estimaciones de estas magnitudes. Pero entonces,
que nos las muestre. Que nos diga, nosotros creemos que vamos a perder esta recaudación
como consecuencia de la rebaja de impuestos. Y hemos llegado a este cálculo a través de
este procedimiento partiendo de estos supuestos. Y a su vez creemos que podemos ahorrar recortando
el gasto esta cantidad de miles de millones de euros. Porque queremos quitar esta partida
de los presupuestos, esta otra partida de los presupuestos, etcétera, etcétera. Y todo ello
totalizan estos 50.000, 60.000 millones de euros que creemos que podemos llegar a recortar. A mí
esas cuentas no me salen por ningún lado y no por un pequeño margen de error, sino por una
distancia sideral y abismal. Pero quizá me equivoque y ellos acierten. Pero si ellos aciertan,
si tan convencidos están de sus cuentas, que nos las muestren. Que nos las muestren especialmente
a todos aquellos que, siendo ideológicamente partidarios de esa profunda rebaja fiscal,
somos, sin embargo, muy escépticos de que pueda llevarse a cabo esa rebaja fiscal mediante el
escasísimo recorte del gasto público que se ha planteado. Que no estoy criticando la rebaja de
impuestos de Vox porque no quiera que se bajen impuestos. La estoy criticando porque no me creo
que los vayan a bajar tal como están prometiendo que los van a bajar porque no saben cómo financiar
esa rebaja tan profunda de impuestos. Porque si lo supieran, habrían adjuntado una memoria
económica. Y no hay memoria económica ni la va a haber. No, al menos, una memoria económica que
merezca tal nombre. Porque si nos presentan un folio donde dicen nosotros estimamos que estos
recortes totalizan 100.000 millones de euros, pues eso no vale para nada si no me concretas
exactamente esos 100.000 millones de euros de recortes. ¿En qué se desagregan? ¿Qué partidas
de los presupuestos vas a eliminar para llegar a esos 100.000 millones? Escribir una cifra muy alta
en un folio en blanco todos lo sabemos hacer. La cuestión es justificar de manera además rigurosa
y fehaciente de dónde sale esa cifra. Que no estamos hablando de una discusión de tertulia de
VAR. Que estamos hablando del programa electoral de uno de los principales partidos de España que
promete una de las mayores rebajas de impuestos de nuestra historia y no sabemos cómo piensa
sufragar eso. En definitiva, de momento y hasta que se dignen a presentar una memoria económica
de su programa electoral, que no lo van a hacer, las propuestas fiscales de Vox no son más que una
enorme carta a los reyes magos. Promesas que en aislado a todos los liberales nos gustan,
claro, y si propusieran bajar los impuestos al 0%, aún nos gustaría más, pero que no son
realizables en los términos programáticos en que las han planteado, porque no se han comprometido
a recortar de manera profunda ninguno de los pilares fundamentales del gasto de nuestro
estado del bienestar. Ni quieren meterle mano al sistema de pensiones, ni quieren meterle mano
a la educación, ni quieren meterle mano a la sanidad, ni quieren meterle mano a ninguna de
las otras grandes partidas de gasto público en España. Y sin hacer eso, sin cambiar los fundamentos
del modelo de estado que tenemos hoy, no puedes alterar de manera muy radical cómo se financia
ese estado gigantesco que tenemos hoy. Si Vox quiere pasar de un estado gigantesco a un estado
más pequeño, y eso es lo que permitiría bajar impuestos en las magnitudes que compromete Vox,
pues que lo diga y que nos explique cuál es su nuevo modelo de estado más pequeño.
¿Qué servicios que hoy proporciona el estado dejarían de ser proporcionados? Porque como los
individuos tendrían mayor renta disponible después de impuestos, podrían sufragar esos
servicios acudiendo por ellos mismos al mercado. Pero Vox no hace eso. Vox nos dice que el estado
seguirá prestando todos los servicios públicos valiosos que hoy está prestando y que únicamente
quitándole algo de grasa, de duplicidades, de despilfarro político, conseguiremos sufragar
esa enorme caída de la recaudación que comprometen con su profunda rebaja de impuestos.
Y eso es absolutamente inverosímil que suceda. Y si Vox sabe que eso es absolutamente inverosímil
que suceda, entonces su promesa de profunda rebaja de impuestos, que sabe que no va a poder aplicar
aún cuando estuviera en posición de aplicarla, es simplemente un engaño a sus votantes.