This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
El Ayuntamiento de Miami acaba de aprobar que sus ciudadanos puedan pagar parte de sus impuestos y de sus tasas en Bitcoin,
así como que sus empleados públicos puedan cobrar parte de sus salarios en Bitcoin.
A su vez también ha pedido al Parlamento estatal que autorice que el Ayuntamiento de Miami pueda invertir directamente parte de sus fondos en Bitcoin.
Escuchemos al alcalde Francis Suárez dando esta noticia.
Vemos, por tanto, que en efecto Bitcoin está incrementando sus círculos de aceptabilidad, tal como comentamos recientemente en un vídeo que podréis encontrar en la sección de pestañas arriba a la derecha,
y que esa aceptabilidad ya está llegando incluso a algunas administraciones en el futuro.
Al respecto, lo primero que se me ocurre comentar es cuán equivocada suele estar la narrativa de la llamada teoría monetaria moderna sobre el origen del dinero.
De acuerdo con la teoría monetaria moderna, el dinero surge porque los gobiernos deciden convertir un bien, una mercancía, en dinero al exigir que se pague impuestos en esa mercancía.
Como los políticos pueden determinar en qué los ciudadanos tienen que pagar los impuestos, pues esa cosa que los políticos deciden que es el objeto con el que se pagan los impuestos,
se viene desde su punto de vista dinero. No es que ese proceso sea imposible que se dé, pero pretender explicar todos los episodios históricos de emergencia del dinero a partir de ese prisma tan reduccionista,
desde luego, es una falacia. De hecho, en muchas ocasiones, el proceso, como estamos viendo, es al revés. Precisamente porque una mercancía emerge espontáneamente como dinero,
precisamente porque una mercancía adquiere una estabilidad atractiva de valor para los agentes económicos, como está sucediendo, tal como explicamos recientemente en el caso de Bitcoin,
en última instancia, el Estado, los políticos, deciden que quieren cobrar impuestos en esa mercancía. No es que los políticos se cojan arbitrariamente cualquier mercancía que exista para que los ciudadanos paguen sus impuestos en ella.
En realidad, lo que hacen es seleccionar aquellas mercancías que tienen ya antes de que ellos tomen su decisión un valor más estable para recibirla como pago de impuestos.
No es que los impuestos den origen al dinero, sino que el dinero se origina en sociedad y finalmente el Estado termina abrazándolo como divisa en la que cobrar los impuestos porque también le es más fácil de esa manera gastarlo.
Y aquí de nuevo lo estamos viendo con Bitcoin, porque el Ayuntamiento de Miami decide que los ciudadanos puedan pagar parte de sus impuestos en Bitcoin o, a su vez, decide que los empleados públicos puedan cobrar parte de sus salarios en Bitcoin,
pues porque considera que Bitcoin ya ha adquirido un estatus de estabilidad de valor frente al riesgo de reducción permanente de valor que hace que sea una inversión en tesoría aceptable e interesante para el propio Ayuntamiento de Miami.
No es que el Ayuntamiento de Miami diga, vamos a cobrar impuestos en cualquier cosa que se nos haya ocurrido en este momento y a raíz de que el Ayuntamiento de Miami decide cobrar impuestos en esa cualquier cosa que se les ha ocurrido,
esa cosa se convierte en dinero, no, primero algo se convierte en dinero y luego las administraciones públicas terminan recibiendo, terminan aceptándolo como forma para cobrarse los impuestos.
Eso es lo primero que comentaría con respecto a esta noticia, pero a su vez creo que también es importante comentar los riesgos que tiene esta noticia para el propio Ayuntamiento de Miami.
Hay una ambigüedad en la declaración y habrá que ver cómo se termina articulando, cómo se termina implementando este plan, pero fijámonos que caben dos posibilidades para implementar este plan.
La primera posibilidad, que sería la menos arriesgada para el Ayuntamiento de Miami y también sería, dicho sea de paso, la que menores implicaciones positivas podría tener para Bitcoin,
es que el Ayuntamiento de Miami ofrece la posibilidad de cobrar impuestos o de pagar salarios públicos en Bitcoin al tipo de cambio que en ese momento exista entre el dólar y Bitcoin.
Por ejemplo, imaginemos que una persona tiene que pagar al Ayuntamiento unos impuestos de $50.000 dólares. Si en ese momento el tipo de cambio entre el dólar y el Bitcoin es que un Bitcoin son $50.000 dólares,
pues el Ayuntamiento dirá, págame, me puedes pagar esos $50.000 dólares con un Bitcoin. En cambio, si Bitcoin en ese momento tuviese un valor de mercado de $100.000 dólares,
pues el Ayuntamiento se contentaría con medio Bitcoin, y si en cambio tuviese un valor de $25.000 dólares, pues pediría dos Bitcoin, y lo mismo con los salarios públicos.
Si los trabajadores públicos del Ayuntamiento de Miami tienen que cobrar un sueldo de $50.000 dólares anuales y dicen, en lugar de pagármelo en dólares,
pagámelo en Bitcoin al tipo de cambio vigente, pues el Ayuntamiento lo que haría sería entregarle un Bitcoin a los trabajadores.
Si en cambio su salario fuera, ya digo, de $50.000 dólares y Bitcoin tuviera un valor de $25.000 dólares, pues tendrían que recibir dos Bitcoins.
En este caso fijémonos que las implicaciones, siendo importantes porque se le da mayor aceptabilidad a Bitcoin para pagar y para cobrar,
no son de todas formas revolucionarias, porque esta operación, al final, equivale a que los ciudadanos sigan pagando sus impuestos en dólares,
y después de haber pagado sus impuestos en dólares, el Ayuntamiento utilice esos dólares para comprar Bitcoin, o al revés,
que les pague a sus empleados públicos los salarios en dólares, y que luego estos personalmente deciden utilizar parte de esos dólares en comprar Bitcoin.
Es decir, que aparece una gente que, desde luego, acepta ya cobrar y pagar en Bitcoin, pero siempre referenciado al tipo de cambio con el dólar.
Ya digo, en este caso, la noticia, pues, siendo positiva, porque Bitcoin, desde luego, va logrando una mayor aceptabilidad social,
similar a lo que sucedió con Tesla esta misma semana.
Sin embargo, de alguna manera, Bitcoin, como reserva de valor, como medio de intercambio, comunidad de cuenta, sigue estrechamente vinculado al dólar.
Pero existe una segunda posibilidad de cómo el Ayuntamiento de Miami puede estar pensando en implementar este plan.
Y esta segunda posibilidad, si bien sería mucho más revolucionaria para Bitcoin, también acarrearía, al menos a corto plazo,
muchos más riesgos financieros para el Ayuntamiento de Miami.
Esta segunda opción pasaría por mantener una contabilidad enteramente paralela y separada de la contabilidad en dólares dentro del Ayuntamiento de Miami.
Es decir, que el Ayuntamiento, en lugar de decir, me tienes que pagar los impuestos en dólares y tu deuda en dólares son 50.000 dólares,
y por tanto, si me los pagas en Bitcoin, te acepto el pago al tipo de cambio entre el dólar y el Bitcoin,
en lugar de decir eso, el Ayuntamiento lo que podría decir es, tus impuestos no son 50.000 dólares,
tus impuestos son una unidad de Bitcoin con independencia de cuál sea el tipo de cambio en ese momento entre el dólar y el Bitcoin.
Y lo mismo para con los trabajadores, que permitirá que los trabajadores dijeran,
mi salario expresalo en Bitcoins, o al menos una parte de mi salario expresalo en Bitcoins,
con independencia de cómo vaya evolucionando el tipo de cambio entre el dólar y Bitcoin.
Por ejemplo, si mi salario era de 50.000 dólares al año, la mitad me lo sigues pagando en dólares,
y la mitad lo cobro, lo voy a cobrar en Bitcoins al tipo de cambio que exista hoy.
Imaginar que el tipo de cambio que existe hoy es un dólar 50.000 Bitcoins,
y por tanto se sustituye la mitad de su salario por medio Bitcoin.
Aunque en el futuro el dólar suba o baje con respecto a Bitcoin, este trabajador seguiría cobrando,
se habría redenominado su salario en Bitcoin, seguiría cobrando medio Bitcoin como la mitad imputable de su salario.
¿Por qué digo que esta otra opción de implementar el plan del Ayuntamiento de Miami,
que no creo que sea la que se vaya a aplicar, pero si fuera esa resultaría bastante más arriesgada
para la situación financiera del Ayuntamiento?
Pues al final, porque cada contribuyente y cada trabajador escogería pagar impuestos
y escogería cobrar salarios públicos en la opción que le resultara más conveniente.
Y dado que Bitcoin tiene una tendencia a revalorizarse frente al dólar,
lo que terminaría sucediendo es que cada vez más ciudadanos pagarían impuestos en dólares
y cada vez más trabajadores públicos querrían cobrar sus salarios en Bitcoin,
y esto podría terminar estrangulando financiamente al Ayuntamiento de Miami.
¿Por qué? Pues porque para pagar una cantidad fija de salarios en Bitcoin,
tú tienes que tener una entrada fija de ingresos en Bitcoin,
pero si los ciudadanos deciden pagarte los impuestos, no en Bitcoin, sino en dólares,
porque prefieren guardarse Bitcoin, dado que Bitcoin se está apreciando
y cada vez es más valiosa y el dólar en contrapartida se está depreciando
y cada vez es menos valioso, el Ayuntamiento sólo ingresará dólares.
En cambio, cuando tenga que pagar los salarios, si los trabajadores han dicho no,
a mí págame en Bitcoin al margen de cuál sea el tipo de cambio.
Con lo cual, si hemos pactado que mi salario pasa a ser de una unidad de Bitcoin al año,
aunque ahora mismo el precio de un Bitcoin esté a 200.000 dólares,
tú me tienes que pagar una unidad de Bitcoin.
Pero si el Ayuntamiento no tiene reservas de Bitcoin,
tendría que utilizar los dólares que cobre para comprar Bitcoin
y pagársela al trabajador.
Pero como digo, si Bitcoin se sigue revalorizando frente al dólar,
los salarios reales, el gasto real en salarios del Ayuntamiento,
se iría incrementando.
Por tanto, tus ingresos irían menguando en relación a Bitcoin
y tus gastos irían aumentando en relación a Bitcoin.
Y eso pondría contra las cuerdas o podría poner contra las cuerdas al Ayuntamiento.
Para que el Ayuntamiento pueda dar el salto, definitivamente un salto al menos,
parcialmente independiente en Bitcoins,
no puede dar la elección de pagar impuestos en dólares o en Bitcoin
y a su vez dar la opción de cobrar los salarios públicos en dólares o en Bitcoin.
Si decide que parte de su contabilidad se va a llevar en Bitcoins,
necesita tener ingresos fijos en Bitcoins,
es decir, tendría que cobrar una cantidad fija de impuestos en Bitcoin,
los ciudadanos me tienen que pagar 100 Bitcoins al año
con independencia de cuál sea el tipo de cambio entre el dólar y Bitcoin.
Y a su vez, sólo de esa manera, podría comprometerse con sus trabajadores
a una parte de esos 100 Bitcoins que me pagarán los contribuyentes en impuestos,
insisto, al margen de cuál sea el tipo de cambio, una parte de esos 100 Bitcoins
os los puedo pagar a vosotros en forma de salarios, al margen de cuál sea la cotización,
porque ya tengo esas unidades de Bitcoins y no las tengo que recomparar en el mercado
a precios que pueden ser precios crecientes.
No creo que la propuesta del Ayuntamiento vaya en esta última línea,
pero es interesante reflexionar sobre este aspecto porque ilustra las dificultades
que puede tener la transición desde una economía dolarizada a una economía bitcoinizada.
Si la economía bitcoinizada implica que todos los agentes económicos
o gran parte de los agentes económicos llevan su contabilidad independiente en Bitcoin
y, por tanto, cobran en Bitcoins y pagan en Bitcoins
los que cobran tienen que cobrar una cantidad fija de Bitcoins
al margen de cuál sea en ese momento su tipo de cambio dolar Bitcoin.
Es decir, que el precio de las cosas han de empezar a fijarlo en Bitcoins
y no en dólares posibilitando el pago en Bitcoins al tipo de cambio bitcoindólar
y lo mismo con los gastos, con los pagos que efectúen
que serían los cobros de otras personas
que también denominarían en cantidades fijas de Bitcoin
al margen de cuál fuera el tipo de cambio entre el dólar y Bitcoin.
Si uno da la opción de que le paguen en dólares o en Bitcoin
al margen de cuál sea el tipo de cambio entre ambos
imaginemos que uno dice, ¿me podéis pagar un Bitcoin o no me podéis pagar 30.000 dólares?
Pues, evidentemente, todo el mundo intentará pagar en la moneda
que esté en ese momento más barata, en la moneda que valga relativamente menos
porque si en ese momento un Bitcoin tiene un valor de 50.000 dólares
obviamente nadie querrá dar un Bitcoin y escogerá pagar en 30.000 dólares.
Esto es lo que se conoce como la ley de Gresham.
El dinero malo expulsa al bueno.
Todo el mundo quiere pagar en el dinero que se está depreciando
en el dinero menos valioso y quedarse para sí el dinero más valioso
y por eso el dinero valioso es expulsado de la circulación
porque nadie paga en dinero bueno porque todo el mundo se lo queda para sí mismo.
Por consiguiente esto lo que ilustra es la enorme dificultad
que existe en dar el salto desde el actual patrón moneda fiat
a un patrón Bitcoin en el que todos los agentes se manejaran únicamente
en esta divisa y no en moneda fiat.
La transición es complicada porque podemos estar en lo que se llama
un equilibrio, no es subóptimo, a lo mejor sería preferible
que todo el mundo utilizara Bitcoins, pero como estamos en un escenario
en el que nadie utiliza Bitcoins con independencia de cual sea su valor
en moneda fiat, pues nadie puede tampoco independizarse
y cambiar su contabilidad a contabilidad solo Bitcoins
al margen de la cotización de Bitcoin con el resto de monedas fiat.
Aún así, aunque no sea fácil y a lo mejor nunca llegue
el salto de una economía dolarizada o eurizada a una economía
bitcoinizada, eso no significa que Bitcoin vaya a ser necesariamente
un fracaso. ¿Por qué? Porque la gran virtud de Bitcoin
no es tanto si consigue desplazar como estándar monetario
al dólar, al euro, a la libra o a otras monedas fiat.
No, el gran éxito de Bitcoin en todo caso es constituirse
en una reserva de valor a largo plazo que permita
a sus tenedores conservar su patrimonio frente al riesgo
de inflación de impuestos altos de depreciación cambiaria
o de impagos perpetrados por los estados. La virtud de Bitcoin
es ser un patrón monetario crecientemente empleado
con círculos de aceptabilidad cada vez más amplios
y que resulte inconfiscable frente a la rapiña estatal.
Y esto se puede dar, de hecho, esto se está dando
al margen de si finalmente damos el salto de una economía
basada en el dólar o en el euro a una economía basada
en Bitcoin. Ese podría ser un escenario muy apetecible,
muy ilusionante, porque quitaría poder a los estados
para entrometerse en nuestras vidas, pero es un escenario
que quizá no llegue nunca, pero aunque no llegue nunca
eso no implica que Bitcoin no pueda seguir siendo
una de las mejores reservas de valor a largo plazo
junto con el oro. Y que incluso gobiernos locales
empiecen a reconocer esta realidad, creo que es muy buena
noticia para que el resto de la población vaya oyendo
hablar de Bitcoin y vaya normalizando el uso de Bitcoin
aunque ese uso no sea un uso como unidad de cuenta
generalizada con independencia de cuál sea su cotización
frente al resto de monedas fíat, sino únicamente
un uso como reserva de valor a largo plazo.
Si de verdad tuviéramos una reserva de valor confiable
a largo plazo frente a todos los diversos intentos
de rapiña estatal, desde luego Bitcoin prestaría
un maravilloso servicio a la humanidad y a la libertad
de las personas.
Subtítulos por la comunidad de Amara.org