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Ferro Vial, una de las más importantes empresas españolas, se marcha de España. ¿Por qué razón?
Veámoslo. Ferro Vial era una de las empresas más importantes que había en España. Se fundó en
nuestro país en el año 1952, hace ahora prácticamente 70 años. Su exitosa gestión
en la promoción y en la gestión de infraestructuras, como autopistas o aeropuertos,
la había llevado a convertirse en una referencia internacional. Pues bien,
esta referencia internacional de España, este buque insignia del empresariado español,
decidió ayer marcharse de nuestro país, decidió ayer huir de España, decidió ayer
trasladar su sede social desde España a Países Bajos. Es decir, que Ferro Vial ya no será
española, pasará a ser neerlandesa. ¿Y por qué una empresa con una raigambre tan clara en España?
Incluso una empresa que está comprometida con el desarrollo económico y social de España. Ahí
está la Fundación Rafael del Pino, fundación creada por el fundador de Ferro Vial, Rafael
del Pino, para promover el debate público en España y también para incrementar la formación
del capital humano de los futuros directivos y empresarios españoles. Es decir, la obra social
de Ferro Vial a través de la Fundación Rafael del Pino, en favor de España, es incuestionable.
Y si todo eso es así, si esta empresa se creó en España hace 70 años, si además demuestra un
compromiso con nuestra sociedad a través de su fundación, ¿por qué Ferro Vial quiere marcharse
de España? Pues las razones las podemos resumir en dos. Seguridad jurídica y facilidad de
financiación. Por un lado, la seguridad jurídica. El actual presidente de Ferro Vial, Rafael del
Pino hijo, ha enfatizado en numerosas ocasiones que España tiene que reforzar su seguridad jurídica
si quiere atraer capital internacional, en lugar de expulsar el capital nacional, como ha sucedido
con el caso de Ferro Vial. Cuando hablamos de seguridad jurídica nos referimos a la estabilidad
de las normas. Ni siquiera a la laxitud de las normas, sino a su estabilidad y previsibilidad,
que cuando una compañía invierte a largo plazo en un país, sepa a qué atenerse, pueda más o menos
calcular y estimar cuál va a ser el coste regulatorio de la legislación de ese país
sobre sus inversiones en el largo plazo. Pero, claro, si la regulación está cambiando continuamente,
y además está cambiando continuamente cada vez en una dirección más desfavorable para las empresas,
perjudicando cada vez más a las compañías, la incertidumbre se apodera del empresario y
prefiere buscar otros destinos. Un ejemplo de la inseguridad jurídica desfavorable para las
empresas en España puede ser justamente la fiscalidad. En principio, la legislación fiscal
de los Países Bajos no es mucho más favorable que la de España. Tomemos el caso del impuesto
sobre sociedades. En España, los beneficios empresariales tributan al 25%. En Países Bajos,
los primeros 200.000 euros tributan al 19%, pero por encima de 200.000 euros, que obviamente es el
caso de Ferrovial, tributan al 25,8%. Es decir, que de entrada parece que el cambio de sede le
va a resultar desfavorable desde un punto de vista fiscal. Sin embargo, a nadie se le escapa que,
durante los últimos años, el gobierno de PSOE Podemos ha emprendido una carrera de destino todavía
incierto, es decir, no hemos llegado todavía a la meta, una carrera antiempresarial, una carrera que
busca una mayor exacción, un mayor extractivismo a costa de las empresas y a costa de la alta
dirección de las empresas. Por ejemplo, durante los últimos años se ha incrementado el tipo
marginal en el IRPF, IRPF que desde luego pagan directivos de empresas como Ferrovial. Y a su vez
nos están diciendo que hay que subir todavía más este tipo marginal para que los directivos que
residen en España paguen todavía más impuestos. Pues bien, como no se sabe hasta dónde puede llegar
todo esto, una solución es trasladar tu sede fiscal y tu equipo directivo a Países Bajos y
allí tener una fiscalidad clara, estable, no amenazante con seguir subiendo y subiendo, subiendo,
para parasitar en mayor medida a los trabajadores altamente cualificados. O tomemos otro ejemplo
todavía más significativo. El gobierno PSOE Podemos ha obligado a que el 5% de los dividendos
extranjeros repatriados a España por grandes empresas españolas tributen al impuesto de
sociedades. Es decir, estamos hablando de beneficios generados en el extranjero que ya han tributado al
extranjero, quizá incluso a tipos impositivos más altos que los de España, que cuando los
trasladas de vuelta a España, porque tienes aquí la sede social, tienes que volver a pagar impuesto
de sociedades sobre ellos. Esta doble tributación internacional no existía en nuestro país hasta
que PSOE y Podemos lo cambiaron para darle un mordisco tributario a las grandes empresas. Pues
bien, se trata de un nuevo bandazo que, por ejemplo, le costó más de 30 millones de euros a Ferrovial
en el año 2021 y que de nuevo tampoco sabemos si se va a quedar aquí. Podemos exige todavía más
impuestos para las grandes empresas. Y el PSOE, desde luego, consiente en parte ese discurso y
esa dirección ideológica. ¿Hasta dónde va a llegar la asfixia fiscal a las empresas españolas?
Pues si tienes dudas razonables sobre ello, y si además tienes la capacidad de hacerlo,
te trasladas a otro país donde el marco fiscal sea mucho más estable y previsible, no necesariamente
más laxo o más generoso. Simplemente basta con no tener a unos gobernantes enloquecidos que de un
día para otro te pueden poner patas arriba la legislación fiscal del país, generándote un roto
enorme a tu cuenta de resultados que no habías sido capaz de prever. Sin embargo, desde mi punto
de vista y más allá de la búsqueda de mayor seguridad jurídica, el principal factor que ha
determinado que Ferrovial traslade su sede social desde España a Países Bajos ha sido la búsqueda
de una financiación más barata. Tengamos presente que las empresas en infraestructuras como Ferrovial
son empresas muy intensivas en capital, empresas que tienen que iniciar su actividad con un
fortísimo desembolso de inversión. Y, por tanto, que se te encarezca o se abarate en unos puntos la
financiación que consigues para amasar ese capital que tienes que invertir inicialmente en
infraestructuras condiciona muchísimo la evolución de tu cuenta de resultados. En una empresa menos
intensiva en capital, el coste de la financiación puede ser menos significativo, menos relevante.
Para una empresa de infraestructuras es absolutamente crítico. Que Ferrovial,
en el actual contexto de tipos de interés crecientes, está buscando una financiación
más barata es algo bastante obvio si nos atenemos a otra de las decisiones que tomo ayer. Esa
decisión es que pasará a cotizar en la bolsa estadounidense. Es decir, que parte del capital
social de Ferrovial se venderá en Estados Unidos. ¿Con qué propósito? Dado que el volumen de capital
financiero en el mercado de Estados Unidos es muy superior al de España, cabe esperar que Ferrovial
pueda conseguir mejores condiciones de financiación mediante posibles ampliaciones de capital en Estados
Unidos que en España. Pero una empresa española puede empezar a cotizar en Estados Unidos sin
necesidad de trasladar su sede social a Países Bajos. Por tanto, esta no puede ser la explicación
de por qué Ferrovial traslada su sede social desde España a Países Bajos, pero sí constituye un
síntoma de que Ferrovial está buscando financiación más barata y esa búsqueda de financiación más
barata sí explica por qué Ferrovial traslada su sede social de España a Países Bajos. ¿Por qué
razón Ferrovial se va a poder financiar más barato desde Países Bajos que desde España? Pues
básicamente porque el Estado español está muchísimo más endeudado que el Estado neerlandés.
Concretamente, el peso de la deuda pública de Países Bajos sobre su PIB ronda el 50%. El peso
de la deuda pública de España sobre nuestro PIB es del 113%. Por tanto, el peso de la deuda pública
sobre el PIB en España es más del doble que en Países Bajos. ¿Y esto qué relación guarda con
el tipo de interés al que se pueden financiar las empresas radicadas en España o radicadas en
Países Bajos? Pues la relación es la siguiente. Como el Estado español está sobreendeudado,
la deuda pública española recibe un rating, una calificación crediticia por parte de las agencias
de calificación, Moody's, Standard & Poor's y Fitch, de simplemente A. En el caso de Fitch,
de hecho, simplemente A menos. En cambio, Países Bajos recibe una calificación crediticia por
parte de estas agencias de triple A, la máxima calificación crediticia posible. Es decir,
que la deuda pública neerlandesa está percibida internacionalmente como mucho más solvente,
como mucho más creíble que la deuda pública española. ¿Pero qué tiene que ver la credibilidad,
la solvencia de la deuda pública española con el tipo de interés al que se financian las empresas
radicadas en España? Pues tiene que ver que hay muchos inversores, especialmente inversores institucionales,
que están estatutariamente limitados, que se autorrestringen a la hora de invertir en activos
financieros, por ejemplo, deuda privada, bonos, emitidos por empresas radicadas residentes en
países cuyo estado tenga una calificación crediticia inferior a triple A. Vamos, que hay
inversores que se niegan a comprar deuda de empresas españolas simplemente por el hecho de
que esas empresas residen en España y de que el estado español es un estado no plenamente solvente.
Se trata de una restricción conservadora. Si un fondo se vende a sus partícipes como un fondo
muy seguro, muy conservador, no vas a ganar mucho dinero pero seguro que no lo vas a perder,
una forma de garantizar ese perfil de inversión conservador es imponerte no invertir en empresas
dentro de países que pueden llegar a tener problemas serios con su deuda pública. Si España,
por ejemplo, llegara a quebrar, ¿qué sucedería con el tejido empresarial español, que sufriría
muchísimo y que también experimentaría rondas de impagos sobre su deuda? Puede ser un escenario
extremo, puede ser un escenario improbable, pero desde luego es un escenario más probable en el
caso de España con un rating crediticio de una sola A que en el caso de Países Bajos con un
rating crediticio de triple A. Y por eso los inversores más conservadores pueden decidir
invertir en empresas radicadas en Países Bajos y rechazar invertir en empresas radicadas en España.
Lo mismo hacen muchos inversores españoles con respecto a las empresas de países emergentes.
No queremos saber nada, no queremos invertir en las empresas de estos países porque suponen un
riesgo potencial muy alto. Vete tú a saber qué ocurrirá con estos países emergentes en el futuro,
no tienen marcos institucionales estables y creíbles. Pues bien, ese mismo análisis que
podemos hacer nosotros con respecto a otros países que consideramos menos serios, menos
desarrollados, es exactamente el mismo análisis que hacen los inversores globales de España y de
las empresas radicadas en España con respecto a otros países más serios y más solventes como
Países Bajos. Así pues, teniendo su sede social en Países Bajos, Ferrovial podrá emitir activos
financieros, ya sean acciones o deuda privada, que tengan una demanda global mucho más amplia que la
que tenían cuando los emitía teniendo su sede social en España. Habrá más inversores, sobre
todo más inversores institucionales, interesados en pujar por sus acciones o por sus bonos, lo cual
elevará el capital que Ferrovial pueda captar con esas emisiones primarias. Dicho de otra manera,
Ferrovial se financiará más barato teniendo su sede social en Países Bajos que en España. Y
esto desde luego debería preocuparnos mucho porque es el síntoma de una debilidad mucho más estructural
de la economía española. Si las empresas españolas necesitan captar capital para crecer,
para invertir y para incrementar su productividad, y ese capital lo captan con una penalización
porque el Estado español está sobreendeudado y, por tanto, genera un riesgo sistémico sobre el
tejido empresarial español, pues entonces las empresas españolas están en una posición de desventaja
competitiva, se tienen que financiar más caras que las empresas en otros países más serios y
solventes como Países Bajos. De ahí, de hecho, que Ferrovial se haya marchado. En definitiva,
la huida de Ferrovial de España pone de manifiesto dos de los grandes problemas,
dos de las grandes debilidades de la economía española y del tejido empresarial español.
Por un lado, la incertidumbre jurídica que provocan los gobiernos modificando continuamente
el marco regulatorio. Por otro lado, la gigantesca losa de deuda pública que constituye un riesgo,
una amenaza permanente para cualquier inversión radicada en España. Para capitalizar a un país,
normas claras, transparentes, sencillas, flexibles y rigor presupuestario. Para
descapitalizar a un país, para empobrecer a un país, normas imprevisibles, liberticidas y
cambiantes permanentemente junto con descontrol presupuestario. Y España está siguiendo el segundo
camino. Este vídeo ha sido posible gracias a la newsletter Emprende aprendiendo. Si quieres recibir
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