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Elon Musk ha despilfarrado 44.000 millones de dólares en un capricho, en un juguete,
en comprarse una red social, Twitter, alternativamente con esos 44.000 millones de dólares podría
haber terminado con el hambre en el mundo.
¡Qué malvado, qué egoísta es Elon Musk!
¿Verdad?
O mentira.
Veámoslo.
La adquisición de Twitter por parte de Elon Musk está poniendo muy nerviosa a mucha
gente que probablemente ve cómo se desacaba el chollo de la moderación de comentarios
ideológicamente sesgada.
Y precisamente porque mucha gente se está poniendo muy nerviosa, están recurriendo
a argumentos que jicosos y deplorables para criticar esta adquisición.
Uno de los ejemplos más claros de estos argumentos que jicosos y lamentables más
propios de párvulos, que de analistas políticos o económicos serios, es ese que sostiene
que con el dinero que le ha costado a Elon Musk la adquisición de Twitter, 44.000 millones
de dólares, podríamos haber acabado con el hambre en el mundo.
Que si Elon Musk, en lugar de comprarse caprichosamente un juguete, en lugar de desfilfarrar, de dilapidar
44.000 millones de dólares en ese juguete en forma de red social, hubiese destinado
ese dinero a acabar con el hambre en el mundo, hoy el hambre en el mundo ya sería historia.
Uno de los ejemplos más claros de este tipo de demagogia, aunque no el único, hay muchísimos
ejemplos más, es el tweet que publicó el politólogo y asesor del Partido Socialista
Alambarroso.
En ese tweet podemos leer, Elon Musk compra Twitter por 44.000 millones de dólares por
un capricho personal.
Con ese dinero se podría acabar con el hambre en el mundo durante un año cuatro veces.
Este sistema es inmoral y destructivo.
Si es correcto este razonamiento, cabe efectuarle a Elon Musk un reproche moral por haberse gastado
44.000 millones de dólares en comprar Twitter en lugar de acabar cuatro veces durante un
año con el hambre en el mundo, bueno, analicemos esta crítica desde tres perspectivas.
La primera, ¿por qué se le reclama específicamente a Elon Musk que sea él con su dinero, con
su patrimonio, quién termine con el hambre en el mundo?
A los primeros a los que se les debería dirigir este reproche, si de verdad con 44.000 millones
acabáramos con el hambre en el mundo, es a los gobiernos.
Los gobiernos son supuestamente instituciones que velan por el interés general y parece
que terminar con el hambre en el mundo forma parte del interés general de la humanidad.
Pero tienen los gobiernos de todo el mundo músculo financiero para movilizar 44.000
millones de dólares y acabar en consecuencia, y según esta estimación con el hambre en
el mundo, hagamos unos cálculos.
Actualmente el PIB mundial, el PIB del conjunto del planeta, ronda los 94 billones de dólares,
94 millones de millones de dólares.
Si suponemos que el gasto público promedio en el conjunto del planeta rondará el 25
o 30% del PIB, un porcentaje en todo caso conservador, porque en la Unión Europea,
en Estados Unidos, incluso en China, ese porcentaje está por encima del 30%, en algunas partes
bastante por encima del 30%, pero bueno, si suponemos que el gasto público mundial
ronda entre el 25 y el 30% del PIB, estaríamos diciendo que el gasto público en el conjunto
del planeta se ubicaría entre los 24 y los 28 billones de dólares.
Por tanto, si fuera verdad que con 44.000 millones de dólares se acaba con el hambre
en el mundo, bastaría que los gobiernos del conjunto del planeta destinaran entre el
0,15% y el 0,18%, según la estimación que hagamos de gasto público global, entre el
0,15% y el 0,18% de todo su presupuesto para terminar con el hambre en el mundo.
Pues hombre, creo que tiene mucho más peso el reproche hacia los gobiernos que podrían
terminar con el hambre en el mundo a través de este mínimo sacrificio en sus presupuestos
y que pese a decir que son los encargados de velar por el interés general, por el bien
común no están dispuestos a asumir este mínimo sacrificio en sus presupuestos, creo
que tendría más sentido, como digo, dirigirles el reproche a los gobiernos de todo el planeta
que no a Elon Musk.
Pero supongamos que por alguna razón, no se me ocurre muy bien cual, pero bueno, queremos
eximir a los gobiernos de esa responsabilidad, a pesar de que ellos mismos justifican su
existencia en ese tipo de cometidos.
Pero bueno, imaginemos que les eximimos de esa responsabilidad.
Aun así la pregunta sigue siendo pertinente, ¿por qué el reproche se lo dirigimos específicamente
contra Elon Musk?
Al fin y al cabo, lo que ha hecho Elon Musk con esos 44.000 millones de dólares no
ha sido quemarlos, no ha sido destruirlos, lo que ha hecho ha sido comprar Twitter.
Si compra Twitter con 44.000 millones de dólares significa que quienes venden Twitter ahora
tienen 44.000 millones de dólares en sus bolsillos.
Por tanto, también cabría decirles, también cabría reprocharles a los vendedores de Twitter
ahora que habéis hecho caja vendiendo, liquidando Twitter, ¿por qué no destináis esos 44.000
millones de dólares a acabar con el hambre en el mundo?
Esta riqueza, ese dinero no ha desaparecido.
Estamos ante un simple intercambio de riqueza.
Elon Musk ha transferido parte de su riqueza a los antiguos propietarios de Twitter para
que estos le transfieran su riqueza Twitter a Elon Musk.
Por tanto, esa riqueza sigue potencialmente ahí para acabar con el hambre en el mundo.
Pero no vemos a nadie reprocharles a los vendedores de Twitter, pese a las plusvalías que habrán
logrado que sean ellos quienes terminen con el hambre en el mundo, ni a los gobiernos,
a pesar de que es su responsabilidad, ni a los vendedores de Twitter, a pesar de que
han obtenido ganancias, de que han hecho caja, de que tiene el efectivo disponible y, por
tanto, también podrían utilizarlo para esa finalidad, ni a unos ni a otros.
¿Por qué?
Pues porque el objetivo real de estas críticas no es deplorar la oportunidad perdida para
haber acabado con el hambre en el mundo.
No.
El objetivo de estas críticas es deshumanizar a Elon Musk para deslegitimar su adquisición
de Twitter.
Utilizan el hambre en el mundo, el drama, la tragedia del hambre en el mundo, como
ariete contra Elon Musk, pero el hambre en el mundo, en el fondo, se la trae bastante
alpaído.
Segunda cuestión a examinar.
¿Es verdad que con 44.000 millones de dólares acabaríamos con el hambre en el mundo?
Pues bien, en el año 2019, y cojo el año 2019 para que las estadísticas no se vean
infladas por la pandemia, había, según Naciones Unidas, alrededor de 650 millones
de personas que sufrían hambre en el mundo.
Una cifra que había venido cayendo de manera persistente, pero que aún así es una cifra
muy elevada, 650 millones de personas.
Pues bien, si repartiramos 44.000 millones de dólares entre 650 millones de personas
que sufren hambre en el mundo, cada una de esas 650 millones de personas recibirían
68 dólares.
Con 68 dólares por persona terminamos con el hambre en el mundo.
¿Hemos con el hambre en el mundo aunque solo sea durante un año?
No digo ya cuatro veces durante un año, como decía el tuit anterior, sino una sola vez
durante un año, supongamos que el coste diario para acceder a una adecuada nutrición es
de 2 dólares.
Pues bien, con 68 dólares por persona cubriríamos las necesidades alimentarias de 650 millones
de personas durante apenas un mes.
No un año o cuatro años, sino un mes.
Acaso por esto, cuando hace apenas unos meses Naciones Unidas ya le reprocho a Elon Musk,
la persona más rica del mundo, ¿por qué no donaba una pequeña parte de su patrimonio?
En terminar con el hambre en el mundo, Elon Musk les contestó.
Si presentáis en público un plan detallado donde expongáis cómo vais a gastar cada
dólar que me estáis solicitando para terminar con el hambre en el mundo, un plan que sea
transparente y trazable para que no haya corruptelas implicadas, yo efectúo esa donación.
Pues bien, Elon Musk todavía está esperando ese plan.
Pero por último, el tercer argumento que cabe examinar es el siguiente.
Si Elon Musk es una persona tan sumamente inteligente, tan sumamente hábil, es una
persona que quiere colonizar Marte, es una persona que pretende solventar el cambio
climático a través de coches eléctricos y de ciudades solares, es una persona que
quiere revolucionar el transporte de viajeros, es una persona que incluso quiere implantar
chips en nuestro cerebro para potenciar nuestras capacidades cognitivas, si este genio, este
Leonardo da Vinci del siglo XXI, puede hacer todo esto, ¿acaso no podría concentrar su
dinero y su talento en resolver el problema sobre cómo terminar con el hambre en el mundo?
De verdad, este genio del siglo XXI necesita que los burocratas de las Naciones Unidas
le detallen exactamente los pasos a seguir para acabar con el hambre en el mundo?
¿Por qué no traza?
¿Por qué no elabora el ese plan si tan inteligente es?
Quienes formulan este argumento, sin embargo, desconocen que el problema del hambre en
el mundo no es un problema tecnológico, es un problema institucional, es evidente que
hoy el mundo tiene la tecnología necesaria como para elevar lo suficiente la productividad
de todas las economías como para que nadie pase hambre en el mundo, y esa tecnología
está disponible no solo para los países occidentales, no estoy diciendo que el mundo
hoy es suficientemente rico como para que los países desarrollados subsidien estructuralmente
a los países pobres y que nadie pase hambre, no, estoy diciendo que los países pobres,
los países cuyos ciudadanos pasan hambre podrían acceder a la tecnología necesaria
como para multiplicar su productividad y que nadie pasara hambre dentro de esos países.
Y sin embargo, ¿por qué esto no sucede?
Insisto, no por falta de disponibilidad tecnológica con la que incrementar la productividad de
los países pobres, no, si esto no sucede es porque el marco institucional de muchos
países subdesarrollados los condena al subdesarrollo.
Esos marcos institucionales que no son más que el conjunto de normas formales e informales
que rigen dentro de una sociedad, esos marcos institucionales expulsan la inversión y expulsan
la tecnología de esas sociedades.
Son marcos institucionales donde no se respeta la libertad de las personas, donde no se respeta
la propiedad privada de todas y cada una de las personas, y no solo de determinadas
élites oligárquicas y parasitarias del resto de la población, sino de todas y cada una
de las personas, son marcos institucionales donde no se respeta la autonomía contractual,
son marcos institucionales donde no existe libre competencia y libre entrada para disputar
las posiciones dominantes de los monopolios, de los oligopolios, cercanos al poder político,
son marcos institucionales plagados de hipercorrupción a todos los niveles de la administración
pública y en parte también de la administración privada de las empresas cercanas al poder
político y son marcos institucionales donde en definitiva se opta por mantener sojudgada
sometida en la pobreza al grueso de la población antes que posibilitar su desarrollo con el
consiguiente riesgo de que esos marcos institucionales extractivos de esa mayoría pauperizada de
la población se puedan derrumbar y aquellos que se benefician de los mismos puedan salir
escalados. Elon Musk no tiene que resolver ningún problema tecnológico para terminar
con el hambre en el mundo, ese problema ya está resuelto, lo que falta en los países
pobres, si lo queremos, es una tecnología social que permita maximizar el aprovechamiento
de la tecnología productiva que ya tenemos disponible y esa tecnología social que es
necesaria para terminar con el hambre en el mundo se llama capitalismo de libre mercado,
pero si los marcos institucionales de los países pobres rechazan frontalmente el capitalismo
de libre mercado, pues entonces no es posible el desarrollo sin ese marco institucional que
permite que amplifica el desarrollo. Es responsabilidad de Elon Musk cambiar esos marcos institucionales,
de luego no lo es, porque además no podría hacerlo, para cambiar esos marcos institucionales
tendrías que tener el poder político en esos países y aún así no está muy claro
que se lograra, pero como poco necesitarías tener el poder político en esos países,
que se está sugiriendo que Elon Musk tiene que dar golpes de estado en esos países para
solucionar el hambre en el mundo, como digo un argumento ridículo. En definitiva, Elon
Musk no tiene capacidad para terminar con el hambre en el mundo porque para terminar
con el hambre en el mundo es necesario revolucionar los marcos institucionales que en el mundo
actual consolidan la pobreza y el hambre. Elon Musk carece de control político sobre
esos marcos institucionales, pero es que aún cuando el hambre en el mundo fuera un asunto
meramente financiero, Elon Musk tampoco tiene capacidad financiera por sí solo, ni siquiera
con todo su patrimonio para terminar sostenidamente, ni siquiera durante un año con el hambre en
el mundo. Pero es que aún cuando tuviera la capacidad financiera para terminar con
el hambre en el mundo, el principal responsable de movilizar los recursos financieros necesarios
para terminar con el hambre en el mundo no sería Elon Musk, serían el conjunto de gobiernos
mundiales, que para algo pagamos todos muchísimos impuestos ¿no? Y sin embargo, o sorpresa,
esos gobiernos mundiales que dicen velar por el bien común y por el interés general
no están moviendo un dedo. Antecríticas tan ridículas como las anteriores a la compra
de Twitter por parte de Elon Musk, solo me queda decirles a muchos que llevan a un pequeño
o a un gran sensor dentro, se os nota demasiado que estáis muy nerviosos.