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A partir de este año 2022, los pensionistas vascos y navarros recibirán cada año una transferencia de casi 4.000 euros a costa del resto de españoles.
¿Por qué razón? Veámoslo.
Soy un firme defensor de la descentralización fiscal, pero de la descentralización fiscal sin trampas, y en el régimen fiscal del País Vasco y de Navarra cada vez se van acumulando más trampas.
La última y con diferencia la más importante de todas fue perpetrada el año pasado por el ministro de Seguridad Social José Luis Escriba.
¿Qué hizo Escriba en el año 2021? Pues le traspasó parte de los gastos de la Seguridad Social, como por ejemplo el gasto de los empleados públicos que gestionan la Seguridad Social,
le traspasó esos gastos impropios a los presupuestos generales del Estado. Estamos hablando de un importe de alrededor de 40.000 millones de euros que hasta el año 2021 soportaba la Seguridad Social y que a partir del año 2021 soportan los presupuestos generales del Estado.
De esa manera Escriba puede decir que el déficit de la Seguridad Social ya ha desaparecido. Claro, pero traspasándole ese agujero financiero a los presupuestos generales del Estado.
¿Y qué tiene esto que ver con el régimen fiscal del País Vasco o de Navarra? Pues tiene que ver lo siguiente. La Seguridad Social es hoy por hoy una caja única en el conjunto del Estado español.
Es decir, únicamente hay un régimen de Seguridad Social. Todos los ciudadanos españoles, incluyendo Vascos y Navarros, pagan con sus cotizaciones sociales la Seguridad Social y reciben con las pensiones los gastos de la Seguridad Social.
Por tanto, si la Seguridad Social tiene déficit y acumula deuda, esa deuda que acumula la Seguridad Social la van a tener que pagar todos los españoles en el futuro, incluyendo Vascos y Navarros.
¿Cómo se paga la deuda de un organismo público o bien incrementando los ingresos o bien reduciendo los gastos? Es decir, o bien incrementando las cotizaciones sociales, en cuyo caso pagarían mayores cotizaciones sociales todos los trabajadores españoles, también los Vascos y Navarros, o recortando las pensiones, en cuyo caso recibirían menos pensiones todos los pensionistas españoles, también los Vascos y Navarros.
A diferencia de la Seguridad Social, sin embargo, los gastos de la Administración Central del Estado no los sufragan todos los españoles en toda su extensión.
En esencia, todos los españoles menos Vascos y Navarros pagan religiosamente sus impuestos para costear la totalidad de los gastos de la Administración Central del Estado, y si hay una diferencia entre ingresos y gastos, eso repercute en mayor deuda de la Administración Central del Estado, que tendrá que ser pagada en el futuro por todos esos ciudadanos españoles a excepción de Vascos y Navarros.
Lo que aportan Vascos y Navarros para sostener los gastos generales de la Administración Central del Estado, de los que también se benefician Vascos y Navarros, es el llamado cupo, es decir, se hace una estimación de cuál es el valor económico, el valor monetario de los gastos, de los servicios que la Administración Central del Estado proporciona a País Vasco y Navarra, y Vascos y Navarros entregan esa cantidad de dinero a la Administración Central del Estado.
¿Cuál es el problema? Que si esa cantidad de dinero, el cupo, que es objeto de renegociación política, cada cinco años no se calcula bien, puede estar ocurriendo que la Administración Central del Estado gaste más en País Vasco y Navarra de lo que Vascos y Navarros pagan de vuelta en forma de cupo, y si el gasto de la Administración Central del Estado en País Vasco y Navarra es mayor,
de lo que Vascos y Navarros pagan de vuelta en forma de cupo, entonces obviamente la diferencia la cubre en el resto de españoles con sus impuestos.
Pues bien, en el año 2021, como ya he dicho, 36.000 millones de euros de gasto de la Seguridad Social, que hasta ese momento pagaban todos los españoles, incluyendo Vascos y Navarros, le fue transferido a la Administración Central del Estado, al presupuesto general de la Administración Central del Estado,
que no pagan necesariamente Vascos y Navarros si el cupo no se incrementa correspondientemente, y para que el cupo se incrementara correspondientemente con el objetivo de cubrir este gasto que antes asumían Vascos y Navarros y que deberían seguir asumiendo,
evidentemente si simplemente se transbasa a la Administración Central del Estado, habría que haber duplicado, en realidad más que duplicado, el importe del cupo, y eso evidentemente no estaba en previsión hacerlo.
Por eso, el 15 de octubre del año 2021, hace prácticamente un año, escribí el siguiente artículo en el periódico El Confidencial, haciéndonos cargo de las pensiones Vascas y Navarras, y en este artículo se podía leer lo siguiente,
los presupuestos generales del Estado, a través de los cuales se canalizan 36.300 millones de euros a la Seguridad Social, no son sufragados por los contribuyentes Vascos y Navarros, salvo a través del cupo, cuya cuantía apenas será objeto de revisión en función de esta transferencia extra,
de modo que serán los contribuyentes del resto de España quienes eximirán a los pensionistas Vascos y Navarros de su parte proporcional del recorte o a los cotizantes Vascos y Navarros de su parte proporcional en la subida de las cotizaciones,
se trata pues de un subsidio puro y sin otra razón de ser que la compra de apoyos electorales en el Congreso. ¿De cuánto dinero estamos hablando? Actualmente hay en España 9,9 millones de pensionistas, 566.000 en el país Vasco y 140.000 en Navarra,
de modo que si hubiese que distribuir entre todos ellos el agujero de 36.300 millones de euros, hablaríamos de un tijeretazo medio de unos 3.670 euros por pensionista de año, por tanto 2.100 millones de euros para el país Vasco y 500 millones para Navarra,
o alternativamente en España hay 19,4 millones de cotizantes, 960.000 en el país Vasco y 290.000 en Navarra, de modo que si distribuyéramos el agujero entre todos ellos el rejonazo medio por cotizantes sería de 1.870 euros,
por tanto unos 1.800 millones de euros para el país Vasco y unos 540 millones de euros para Navarra, teniendo en cuenta que el cupo Vasco ronda los 1.400 millones de euros y el cupo Navarra los 500 millones de euros, podemos hacernos una idea de la magnitud de este regalo a costa de los contribuyentes del resto de España,
en esencia se les devuelve todo lo aportado por el cupo más un extra, de descentralización fiscal sí, pero sin subsidios cruzados que penalicen políticamente a aquellos contribuyentes no alineados con el proyecto político del gobierno central de turno,
como os podéis imaginar este artículo no gustó demasiado al Ministerio de Seguridad Social y el mismo día en que se publicó me escribieron a través de WhatsApp para más o menos afearme lo que había escrito, lo que había publicado,
en esencia me decían que el cupo se calcula a cada 5 años, que en el año 2022 tocaba renegociar el cupo para el periodo 2022-2026 y que si las transferencias efectivas a país Vasco y Navarra se incrementaban a través de los presupuestos,
como estaba sucediendo, entonces el cupo se revisaría al alza, que no podía hacer juicios de valor en el año 2021 de que no se había incrementado el cupo en el año 2022 cuando eso todavía no había sido objeto de negociación,
básicamente lo que me remitieron por WhatsApp fue lo siguiente, te escribo porque tengo entendido que no es como comentas en tu columna de hoy el tema de la transferencia a la Seguridad Social y el efecto en país Vasco y Navarra,
los territorios forales si soportan la parte correspondiente de esas transferencias, el cálculo del cupo contempla el coste de las competencias estatales en materia de pensiones, en este caso las pensiones contributivas,
el cupo evoluciona en función de un índice de actualización para el quinquenio vigente, según establece la normativa reguladora del cupo y aportación,
cuando se renueve el quinquenio, es decir en el año 2022, se tendrán en cuenta como hasta ahora los créditos destinados a financiar la prestación de los servicios en los que el estado es competente que figure en los presupuestos anuales del estado del año base,
en resumen, ellos pagan en el cupo un porcentaje de todos los gastos del estado incluidas las transferencias, si estas aumentan ellos pagan más, pagan la parte proporcional, pero su parte correspondiente sobre las transferencias de la Seguridad Social
rondará los 2.000 millones de euros en el País Vasco y los 500 millones de euros en Navarra y no es verosímil que el cupo se revise al alza en esa medida, implicaría más que duplicarlo, me creo que vaya a haber una revisión al alza, pero no de esa magnitud ni remotamente,
y ellos me contestaron, eso ya es opinión, a lo que añadí, bueno, que no se va a duplicar el cupo creo que es algo obvio, pues bien, esto que el año pasado era opinión, ayer se convirtió en noticia,
el cupo del País Vasco en el año 2021, antes de la renegociación quinquenal que concluyó ayer, fue de 1.403 millones de euros, para que el País Vasco siguiera haciendo ese cargo de aquellos gastos de la Seguridad Social, que hasta el año 2021 también asumían,
también compartían junto con el resto de españoles, y que ahora se trasvasaban a gastos de la Administración Central del Estado, el cupo debería haber aumentado desde 1.403 millones de euros hasta 3.000 millones de euros aproximadamente,
pues bien, el cupo pactado para el año 2022 ha sido de 1.472 millones de euros, es decir, apenas 69 millones de euros más que en el año 2021, debería haber aumentado en alrededor de 1.600 millones de euros y ha aumentado en alrededor de 70 millones de euros,
la diferencia, la pagan el resto de españoles. Y eso, repito, equivale a que las pensiones anuales de los pensionistas vascos son, en promedio, 3.700 euros más altas de lo que deberían ser,
el conjunto de españoles le transfiere a cada pensionista vasco una media de 3.700 euros cada año, y la culpa de esto, si bien es compartida por todo el gobierno y por todo el grupo parlamentario de PSOE y de Unidas Podemos,
y por supuesto del PNV, pero el PNV que va a pactar, cuanto más dinero le den, tanto mejor. La culpa, si bien es de todo el gobierno y de todo el grupo parlamentario, es especialmente de dos ministros.
Por un lado, el ministro de Seguridad Social José Luis Escriba, que para maquillar el agujero real de las pensiones en España, transfirió casi 40.000 millones de euros de gasto de la Seguridad Social a la Administración Central del Estado y, por otro lado, de María Jesús Montero,
ministra de Hacienda, que en su negociación con el país vasco no ha tenido en cuenta estas transferencias extra para recalcular el cupo. Si bien, debe decir que es más culpable escribar qué montero de lo que ha sucedido,
dado que la ley en función de la cual se calcula el cupo tampoco permite hacer virguerías a la hora de incrementarlo sobre manera. Por tanto, no se tendrían que haber cebado los gastos del presupuesto general del Estado a costa de reducir los gastos de la Seguridad Social,
sabiendo que ello implicaría que vascos y navarros dejarían de hacerse cargo del gasto de la Seguridad Social del que hasta el momento se hacían cargo y ese agujero pasarían a cubrirlo el resto de españoles sin la contribución de vascos y navarros.
Autonomía y competencia fiscal, sí, radicalmente sí. Ahora bien, esto no es un caso en realidad de autonomía fiscal, sino de heteronomía fiscal. ¿Por qué razón?
Pues porque el país vasco no es solo autónomo fiscalmente frente al resto de España, sino que también parasita fiscalmente al resto de España y, por tanto, el resto de España no es fiscalmente autónoma frente al país vasco, sino que es dependiente, está subordinada fiscalmente frente al país vasco.
Y tan ciudadanos deberían ser los vascos para disfrutar de autonomía fiscal como el resto de españoles.