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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Esta semana hemos podido leer en las páginas del diario El País una noticia bastante extraña
y en principio difícilmente explicable. El titular de la noticia rezaba así.
Bruselas endurece las condiciones para liberar las ayudas europeas.
La comisión exigirá a España a aprobar las reformas pendientes como la de las pensiones.
Y en el texto de la noticia del artículo podríamos leer lo siguiente.
El gobierno no tendrá un cheque en blanco para gastar los 60.000 millones de euros en
ayudas no reembolsables de la Unión Europea. O al menos, eso pretende la Comisión Europea.
Aunque se trata de unas reglas todavía inmersas en negociaciones, es decir, algo que todavía
no es seguro, el Ejecutivo Comunitario ha endurecido los criterios con los que se repartirá
el Fondo de Recuperación Next Generation European Union.
Según la nueva guía y el borrador del reglamento, para obtener estos fondos exigirán las recomendaciones
anteriores de reformas que no se habían cumplido. No se reclamarán a justes fiscales, que podrían
empeorar la recuperación y se posponen hasta que la economía se haya recuperado. Pero sí
las reformas. Esto supone que España tendrá que presentar un cambio de calado en las pensiones
y potenciar la contratación indefinida. Y esto aparentemente contrasta con lo que se
nos había dicho desde Bruselas hasta la fecha.
Sino a la noticia. Hasta ahora, el gobierno pensaba que la única condición a la que estaban
sometidos los fondos era gastarlos bien. Los recursos se iban a entregar en función de
que se cumplieran unos hitos que demuestren que se está trabajando en las inversiones
y que el dinero se desembolsa. Esos hitos los pactaba el Ejecutivo con la Comisión
y eran el único requisito para recibir los fondos. Aunque las ayudas habían vinculado
también a las recomendaciones del semestre europeo, estas se resumían este año en una
idea, combatir por todos los medios las consecuencias de la pandemia. Y solo cuando las condiciones
lo permitan, tendrán que perseguir una política fiscal prudente, decía en junio. Europa daba
entonces carta blanca para todo lo que fuera necesario.
Pero esto, al parecer, solo sucedía hasta ahora. Y así prosigue el país.
Hasta ahora, la Comisión publicó la semana pasada las guías para elaborar los planes
nacionales de inversiones y reformas. Y en esta se señala que no se tendrán en cuenta
sólo las recomendaciones de junio, también las de los años anteriores. Los Estados
miembros deberían examinar el paquete completo de recomendaciones específicas dirigidas
a ellos por el Consejo, en particular bajo los ciclos de 2019 y 2020. A menos que la
Comisión haya identificado en estas recomendaciones un progreso sustancial o una implementación
completa, todas deben ser consideradas relevantes. Los Estados deberían proporcionar una explicación
detallada de cómo van a responder a las recomendaciones con las medidas propuestas, reza la guía
del Ejecutivo Comunitario.
Entre las reformas que están por hacer, destaca, para el caso de España, preservar la sostenibilidad
del sistema de pensiones y fortalecer el marco presupuestario. En esos capítulos, según
el último examen de la Comisión, no se ha realizado ningún avance. También hay avances
limitados en el impulso de la contratación indefinida, la fragmentación de las ayudas
al desempleo, la lucha contra el abandono escolar, la corrección de las disparidades
educativas por autonomías, la inversión y evaluación de la investigación e innovación,
la eficiencia del gasto y la ley de garantía de unidad de mercado. Por tanto, lo que nos
viene a decir el país en esta noticia, que sigue durante unos parrafos más, es que
la Comisión está intentando cambiar sobre la marcha lo que el Consejo Europeo había
pactado en el mes de junio. En el mes de junio se había pactado que el dinero se entregaría
como un cheque en blanco a los distintos estados que lo necesitaran y que la única condición
para recibir ese dinero es que se gastará bien en aquellos proyectos que la Comisión
Europea juzgará prioritarios, pero que no había ningún otro tipo de condicionalidad
estricta. Y a partir de ahora, sin embargo, con esta mutación que pretende perpetrar
la Comisión Europea, si habrá una condicionalidad estricta, no en materia presupuestaria, pero
sí en materia de reformas para que los países puedan recibir las ayudas. Y de hecho, en
los planes que tiene que presentar España próximamente para recibir las ayudas, ya
se tiene que contener la agenda de reformas que van a implementarse. Y esas reformas,
como se desprende del texto del país, pasarán por una reforma en profundidad del sistema
de pensiones para asegurar su sostenibilidad y también por blindar los aspectos más relevantes
de la reforma laboral del año 2012. Por ejemplo, evitar la dualidad del mercado de
trabajo, evitar la disparidad entre el alto coste del despido indefinido y el bajo coste
del despido temporal. Por tanto, parte de la agenda social, entre muchas comillas del
actual ejecutivo de PSOE y Podemos, tendrá que ser aparcada porque para poder recibir
los 60.000 millones de euros de Bruselas habrá que hacer una serie de reformas que van contra
el programa electoral de estos partidos políticos. Recordemos que tanto PSOE como Podemos pretenden
eliminar la reforma de las pensiones del año 2013, reindexando las pensiones al IPC, eliminando
el factor de sostenibilidad de las pensiones, lo cual genera un agujero fiscal tremendo
en la seguridad social. Incluso Podemos pretendía rebajar la edad de jubilación. Todo esto
no será viable porque Bruselas nos exigirá que les expliquemos cómo pensamos cuadrar
las cuentas de la seguridad social en el largo plazo, y si no los convencemos no nos darán
el dinero. ¿Y por qué digo que la noticia del país
no resulta inexplicable? ¿Resulta difícilmente entendible? Pues porque Europa no ha cambiado
en absoluto. Esto mismo ya nos lo había dicho Europa en julio, cuando se pactaron las ayudas
que iba a recibir España, esto ya estaba negro sobre blanco. Basta este respecto con
leer las conclusiones del Consejo Europeo del mes de julio. Decía el Consejo Europeo,
los Estados miembros elaborarán planes nacionales de recuperación y resiliencia que expongan
el programa de reformas y inversiones del Estado miembro en cuestión para el periodo
2021-2023. Los planes se revisarán y adaptarán según proceden 2022 para tener en cuenta la
asignación definitiva de fondos correspondiente a 2023.
La comisión evaluará los planes de recuperación y resiliencia en un plazo de dos meses a
partir de su presentación. Los criterios relativos a la coherencia con las recomendaciones específicas
por país, el llamado semestre europeo, donde la Comisión Europea viene efectuando sugerencias
de reforma a España año tras año, así como el refuerzo del potencial de crecimiento,
la creación de empleo y la resiliencia económica y social del Estado miembro, deberán obtener
la puntuación más alta de la evaluación. Es decir, que si no obtenemos la nota máxima
a la hora de persuadir a Europa de que vamos a hacer las reformas que Bruselas nos recomienda,
no nos darán el dinero. Yo mismo, en un artículo para el Confidencial titulado Abra Condicionalidad,
lo explicaba de esta manera.
El fondo de reconstrucción no estará exento de condiciones tal como deseaban España e
Italia y rechazaba el bloque de los frugales. Los países que deseen acogerse al instrumento
para la recuperación y resiliencia deberán preparar planes para la recuperación y la
resiliencia nacional, donde expongan su agenda de reformas y de inversiones para el periodo
2021-2023. Tales planes sean evaluados por la Comisión Europea en dos meses, se da
necesario obtener la máxima puntuación, lo que ya hemos leído.
Sólo aquellos planes que reciban el visto bueno de la Comisión optarán a ser aprobados
por el Consejo Europeo a través de mayoría cualificada. Y además, una vez aprobados,
no hay garantía de que las ayudas sigan llegando, puesto que los desembolsos de dinero quedarán
sujetos al satisfactorio cumplimiento de los objetivos y de los hitos más importantes.
Vuelven pues los hombres de negro, aunque en esta ocasión vayan a teletrabajar.
Y en ese mismo artículo ya mencionaba en la misma línea en la que hoy escribió el país
que las reformas que nos iban a pedir para darnos el dinero serían el ajuste presupuestario
cuando fuera posible económicamente, el ajuste del sistema de pensiones, la aplicación y
mejora de la reforma laboral del año 2012 profundizando en la lucha contra la dualidad
del mercado de trabajo o la mejoría de los resultados del sistema de enseñanza. También
lo expliqué, por cierto, a todos los suscriptores de este canal en un vídeo que ahora podréis
visualizar de nuevo accediendo a través de él en la sección de pestañas.
Todo esto ya estaba sobre la mesa en el mes de julio, no es ninguna sorpresa, estaba en
el texto del Consejo Europeo. Se sabía desde el comienzo, por qué entonces ahora el diario
el país saca una noticia con un titular y con un texto que sugiere que Europa está
dando un giro de 180 grados, está modificando radicalmente su posición con respecto a la
negociada en el mes de julio para pasar a exigir una condicionalidad muy estricta a los países
en términos de reformas y también en términos de austeridad una vez sea económicamente viable
para el caso concreto de España, pues porque hay que empezar a cambiar el relato. El relato
en el mes de julio era un relato que le convenía al gobierno que negoció ese acuerdo y que
vendió la negociación como un enorme éxito, como un éxito histórico sin precedentes
para España. Un éxito donde España conseguía todo lo que había pedido, si acaso con una
cierta rebaja en las cantidades que nos iban a ser transferidas, pero en todo lo demás
salimos vencedores frente al bloque de los frugales. Lo contaba, por ejemplo, de esta
manera el vicepresidente segundo del gobierno, Pablo Iglesias, en su cuenta de Twitter, decía
en ese momento sobre el acuerdo alcanzado en Europa. Todos recordamos la respuesta dada
por las instituciones europeas a la crisis financiera de hace 10 años, austeridad, hombres
de negro y exigencias de recortes sociales que provocaron la asfixia de los países del
sur y una grave crisis del proyecto europeo. El acuerdo alcanzado esta madrugada en Europa
no va a lo lejos que algunos nos gustaría, pero va en una dirección diametralmente opuesta
a lo que vimos en la última década. El acuerdo aprobado por el Consejo Europeo tiene un alcance
histórico y sin precedentes en la Unión Europea. El conjunto de los países que componen
la Unión se endeudarán conjuntamente para financiar un estímulo fiscal de una dimensión
muy importante. Europa reacciona de forma conjunta, coordinada y solidaria con un ambicioso
plan de inversiones. El acuerdo constituye un salto adelante en el modelo presupuestario
de la Unión Europea. Por primera vez, en la historia de la Unión Europea se plantea
un paquete de subvenciones financiado con deuda conjunta. Los eurobonos, que parecían inviables
hace unos años, ahora son una realidad y servirán para afrontar esta crisis de forma
distinta, sin recortes. La Unión Europea parece haber aprendido las lecciones tras
la crisis anterior, en esta ocasión no tendremos austeridad, sin un ambicioso plan de estímulos
fiscales. En esta ocasión no tendremos hombres de negro visitando los países, sino planes
de inversión negociados. Planes de inversión, no planes de reforma, planes de inversión.
Europa ha entendido que la única forma de salir de la crisis es cooperar. España recibirá
140.000 millones de euros, de los cuales 72.000 millones se dan ayudas a fondo perdido. Este
histórico monto de inversiones será crucial para alcanzar dos objetivos. Primero, impulsar
la recuperación de nuestra economía, y segundo, propiciar la transformación de nuestro modelo
productivo, avanzando hacia la transición ecológica, la digitalización, la movilidad
sostenible y el desarrollo de la economía de cuidados. El acceso a estos fondos deberá
solicitarse mediante planes de inversiones y reformas, que presente cada país, dando
así flexibilidad a los países para llevar a cabo sus programas nacionales siempre dentro
del marco de las recomendaciones del semestre europeo. En concreto, se valorarán positivamente
programas relacionados con la digitalización y la transición ecológica, no con las reformas
laborales o del sistema de pensiones, sino solo con la digitalización o la transición
ecológica, que es, obviamente, lo que se incluye en el programa de Podemos y del PSOE y lo
que pueden vender fácilmente ante sus votantes. Estamos, por tanto, en un escenario distinto
al que nos encontramos en la crisis anterior, por lo que podemos hablar de una condicionalidad
blanda en contraposición a la condicionalidad estricta que vimos en aquella crisis.
Y por si no quedará claro, Pablo Iglesias remata diciendo, no obstante, debemos destacar
algo clave para España. El acuerdo alcanzado no solo no impedirá que el Gobierno de coalición
continúe aplicando su programa, sino que significará un enorme estímulo para continuar
con las transformaciones en clave de recuperación de derechos y reconstrucción de lo público
que nos marcamos en el acuerdo de gobierno. Dicho de otra manera, que según Pablo Iglesias,
el Consejo Europeo había aprobado una condicionalidad blanda, según la cual, sí, había que presentar
planes de inversiones y algunos planes de reformas alineados con el programa político
del Gobierno PSOE Podemos para recibir todo el dineral que Europa nos iba a dar a fondo
perdido. Pero nada de reformas impopulares en contra del contenido programático o ideológico
del acuerdo de gobierno PSOE Podemos. Nada de reformas laborales, nada de reformas recortes
del sistema de pensiones, nada de unidad de mercado, nada de todo eso. Había que decirles
a Europa cómo íbamos a gastar bien el dinero en transición ecológica y en digitalización,
punto pelota, nada más. Y ahora resulta que no, que esto parece que no va a ser así
y el diario del país tiene que ir preparando el terreno ante los votantes engañados de
PSOE y de Podemos, que se creyeron de verdad el relato que les contó Iglesias y el resto
del Gobierno para vender como exitoso un pacto que, desde luego, en términos presupuestarios
era bueno para España porque si nos dan 140.000 millones de euros, la mitad a fondo perdido
pues a caballo regalado no le mires el diente, pero que desde luego tenía como contrapartida,
es muy ingenuo pensar que no había ninguna contrapartida, desde luego tenía como contrapartida
reformar estructuralmente la economía para elevar el potencial de crecimiento de España
y, cuando haya pasado esta pandemia, no lo olvidemos ajustar seriamente el presupuesto
para dejar de hiper endeudarnos y para dejar de depender financieramente tanto de Europa.
Esto no se les contó a votantes y simpatizantes de PSOE y de Podemos, y desde luego, si ahora
sale el Gobierno presentando un plan de reformas que toca seriamente el sistema de pensiones,
que no deroga la reforma laboral, sino que incluso profundiza en ella, que unifica la
unidad de mercado levantando restricciones a la libre competencia, los votantes y simpatizantes
de PSOE y Podemos se sentirán engañados, dirán, nos jurasteis unas cosas, nos prometisteis
unas cosas y son las contrarias, todo esto no nos lo habíais contado, con lo cual se
trata ahora de generar la imagen, de generar la sensación de que Europa es la que está
incumpliéndolo pactado, de que Europa es la que nos ha engañado, de que Europa está
tratando de darle la vuelta al acuerdo del Consejo Europeo del mes de julio y que es
ella la que está rectificando y la que nos puede abocar a posteriori, tras el pacto,
a una agenda de reformas en contra del espíritu de la coalición de gobierno, sin que esa
coalición de gobierno haya aceptado en ningún momento dar su brazo a torcer, haya aceptado
implantar reformas que van en contra de su programa electoral para recibir los 140.000
millones de euros, nada de eso, todo esto está pactado desde el mes de julio, la Comisión
Europea no puede contradecir los acuerdos del Consejo Europeo, la Comisión Europea
se restringe, se limita a cumplir lo pactado en el Consejo Europeo y en ese Consejo Europeo
se pactó dinero a cambio de reformas, reformas estructurales y reformas de calado, reformas
que van en gran medida contra el espíritu de la coalición gobernante y la coalición
gobernante PSOE y Podemos aceptaron, aplaudieron de hecho al presidente del gobierno, aceptaron,
aplaudieron ese truque, ese intercambio, dinero a cambio de reformas, me da 140.000 millones
de euros para maquillar el funcionamiento de la economía y yo entierro mi programa electoral,
eso es lo que se pactó, que ahora no nos vendan la moto, que ahora no nos engañen diciendo
que esto es una rectificación posterior y que en realidad Pedro Sánchez negoció un
magnífico acuerdo para España que ahora otros van a incumplir, no es así, Pedro Sánchez
y Pablo Iglesias mentieron sobre el acuerdo que habían negociado y ahora empiezan a reconocer
que mentieron a través del diario El País.