logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Se cumplen 100 días de la llegada de Javier Milei a la presidencia de la República Argentina?
¿Y qué valoración cabe hacer de estos primeros 100 días de gobierno?
Veámoslo.
El pasado 10 de diciembre del año 2023, el economista liberal libertario Javier Milei
alcanzó la presidencia de la República Argentina.
A fecha de hoy, por tanto, ya lleva 100 días al frente del gobierno argentino.
Y en política suele decirse que los primeros 100 días de mandato
son aquellos en los que se implementan las medidas más urgentes
en función de las cuales hay que empezar a juzgar su presidencia.
Pues bien, ¿qué valoración podemos hacer de estos primeros 100 días de gobierno de Javier Milei?
Bueno, de entrada hay que tener muy claro cuál ha sido el objetivo de Javier Milei
en estos primeros 100 días de gobierno.
El objetivo ha sido uno, estabilizar macroeconómicamente la economía argentina.
Cuando Javier Milei alcanza la presidencia de la República Argentina,
el país estaba experimentando una inflación desbocada y galopante.
El origen de esa inflación desbocada y galopante
eran unas cuentas públicas estructuralmente desequilibradas
y un banco central que actuaba como criado del tesoro
monetizando sistemáticamente sus déficits públicos.
Además, y con el objetivo de ocultar, no de solucionar,
sino de ocultar las consecuencias de esta política fiscal monetaria
fuertemente inflacionista,
el gobierno argentino previo a Javier Milei
había implementado regulaciones masivas por toda la economía,
controles de precios, cepo cambiario,
tipo de cambio oficial muy alejado del tipo de cambio real,
que estaban constriñendo las fuerzas productivas del país.
Estaban distorsionando fuertemente las decisiones de inversión
dentro de Argentina de los ahorradores nacionales y extranjeros.
Pues bien, el objetivo no totalmente concluido,
pero sí bastante adelantado,
de Javier Milei durante estos primeros 100 días de gobierno
ha sido desarmar todo este endiablado entramado parasitario
que a través de la destrucción inflacionista del valor de la moneda
expropiaba sibilinamente la riqueza privada de los argentinos
para engordar la capacidad de gasto del Estado argentino
al tiempo que mantenía reprimida y socavada
la capacidad productiva del país.
¿Y cuáles han sido las medidas específicas
que ha adoptado Javier Milei en estos primeros 100 días de gobierno
para desarmar todo este endiablado entramado parasitario?
Pues en primer lugar, medidas de tipo fiscal.
Uno de los principales logros de Javier Milei en estos primeros 100 días de gobierno
ha sido alcanzar por primera vez desde el año 2012
el superávit presupuestario en la Argentina.
Es decir, ingresar más de lo que se gasta.
Un superávit fiscal que hasta el momento ha logrado,
esencialmente, mediante recortes del gasto.
En unos casos, recortes nominales del gasto.
Por ejemplo, las reducciones de las transferencias discrecionales a las provincias.
Y por otro, y sobre todo, a través de recortes reales del gasto
a través de su licuación.
Es decir, aumentando ciertas partidas de gasto público,
como sueldos públicos o pensiones públicas,
por debajo de lo que han aumentado los precios.
No hay un recorte nominal de esas partidas,
pero sí hay un recorte real en términos de capacidad adquisitiva de los perceptores
y con respecto a su importancia sobre los ingresos del Estado argentino.
Como los ingresos nominalmente han crecido más que los gastos,
tanto en enero como en febrero,
la Administración Pública Nacional de la Argentina
ha cosechado, como decíamos, un superávit.
Y el resultado de ese históricamente atípico superávit presupuestario en la Argentina,
superávit no sólo primario, sino también financiero,
es decir, incluso computando el gasto en intereses,
el resultado de ese atípico superávit presupuestario en la Argentina
ha sido una fuerte, muy fuerte, caída del riesgo país en Argentina.
Es decir, un importante abaratamiento del coste financiero
al que puede financiarse y refinanciarse la Administración Pública Nacional de Argentina.
Y precisamente el objetivo a medio plazo de este ajuste fiscal
y de la consecuente caída del riesgo país
es que el ajuste fiscal actúe como ancla fiscal contra la inflación.
Con el superávit presupuestario se consigue, por un lado,
reducir significativamente la expectativa de emisión de nuevos pesos en el futuro.
Hasta el momento, el gobierno argentino emitía pesos
para financiar el déficit público del gobierno.
Si el gobierno ya no tiene déficit público
y no necesita emitir pesos para financiarse,
ni para refinanciarse,
porque, de hecho, si baja la prima de riesgo,
si baja el riesgo país,
al gobierno argentino le interesa refinanciarse en los mercados
a esos menores tipos de interés,
si el gobierno argentino, gracias al superávit presupuestario,
ya no necesita emitir pesos ni para financiarse ni para refinanciarse,
la expectativa de emisión de nuevos pesos en el futuro se desmorona.
No sólo eso.
Si el superávit presupuestario se mantiene,
eso significa que el gobierno argentino ingresa más pesos
de los que vuelve a poner en circulación.
Por tanto, ya no es que exista la expectativa
de que la oferta de pesos en el futuro no va a aumentar demasiado.
Es que si se mantiene el superávit presupuestario,
la expectativa es que la oferta de pesos se va a reducir en el futuro,
lo cual convierte al peso en una mejor moneda,
eleva la demanda de pesos en relación con su oferta
y, por tanto, apuntala el valor del peso.
Y un valor del peso apuntalado significa,
a medio plazo, estabilidad de precios.
Esa es la lógica del ancla fiscal que pretende alcanzar Javier Milei
y para la cual, de momento, en sus primeros 100 días de gobierno,
ya ha dado un paso de gigante a través del superávit presupuestario.
Hablemos ahora de las medidas de política monetaria
que ha adoptado Javier Milei en sus primeros 100 días de gobierno.
El objetivo común de todas las medidas de política monetaria
que, a continuación, voy a recordar,
es uno, sanear el balance del Banco Central de la República Argentina.
Cuando Javier Milei llega a la presidencia de la Argentina,
el balance del Banco Central estaba enormemente deteriorado.
Las reservas internacionales netas del Banco Central
se hallaban en uno de los peores momentos de su historia.
No es que fueran bajas, es que eran negativas.
Es decir, que la deuda a corto plazo en dólares del Banco Central de la República Argentina
superaba en mucho la disponibilidad a corto plazo de dólares de ese Banco Central.
Y cuando digo en mucho, me refiero a que lo superaba en más de 10.000 millones de dólares.
Y eso sin computar otros pasivos a corto plazo en dólares
que tenía el Banco Central de la República Argentina.
Por ejemplo, la deuda con los importadores argentinos.
Una deuda de hasta 50.000 millones de dólares.
Pues bien, como decía, con respecto al Banco Central,
Javier Milei ha buscado sanear su balance.
Y lo ha hecho tanto incrementando las reservas netas
que, si bien siguen siendo negativas, son bastante menos negativas
que cuando llegó Milei al poder.
Ahora mismo las reservas netas son negativas por valor de 4.000 millones de dólares.
Cuando llegó Milei al poder, 10.000 millones de dólares en negativo.
Por tanto, ya se está en camino de alcanzar reservas netas cero o positivas.
Y, por otro lado, también ha saneado el balance del Banco Central
solventando el problema de la deuda del Banco Central con los importadores.
Concretamente, ¿qué ha hecho Milei?
En primer lugar, devaluó el tipo de cambio oficial
para acercarlo al tipo de cambio de mercado
y así reducir la enorme brecha cambiaria
que se encontró cuando alcanzó la presidencia de Argentina.
Reducir la brecha cambiaria hasta prácticamente eliminarla,
que es la situación en la que nos encontramos hoy,
100 días después de que Milei llegara al gobierno,
no sólo es positivo porque nos acerca a la unificación cambiaria,
sino que, además, permite sanear la situación financiera del Banco Central.
Antes de devaluar, el Banco Central de la República Argentina
se comprometía, se obligaba a entregar un dólar a cambio de 400 pesos.
Dicho de otra manera, con cada dólar que el Banco Central de la República Argentina
tuviese en reservas,
era capaz de cancelar 400 pesos de base monetaria
o, si lo queremos entender así,
400 pesos de deuda del Banco Central de la República Argentina.
Pues bien, después de devaluar el peso,
acercándolo a su tipo de cambio real, de mercado,
con cada dólar a disposición del Banco Central,
esa institución es capaz de cancelar,
de retirar de circulación,
no 400 pesos, sino 800 pesos.
Por tanto, claro, lo que consigue la devaluación,
que es meramente sincerar el tipo de cambio oficial
con respecto al tipo de cambio de mercado,
lo que consigue la devaluación
es incrementar de manera muy sustancial
los activos del Banco Central
en relación con sus pasivos.
Y si tú aumentas los activos de una entidad
en relación con sus pasivos,
lo que estás haciendo es recapitalizar esa entidad.
No sólo eso, sino que además,
como ya hemos comentado,
el Banco Central de la República Argentina
tenía una deuda tácita
que no figuraba en el balance del Banco Central,
tenía una deuda implícita muy grande
con los importadores en Argentina.
Les había prometido entregarles
una determinada cantidad de dólares
a cambio de recibir 400 pesos por dólar
y todavía no les había entregado los dólares
que se había obligado ese Banco Central
a entregarles a los importadores.
De tal manera que los importadores
habían recibido la promesa pública
de recibir dólares,
se habían comprometido a pagar dólares
a sus vendedores extranjeros,
pero no tenían dólares
porque el Banco Central
no estaba cumpliendo con su palabra.
No les estaba dando los dólares
que les había dicho que les iba a entregar.
Pues bien, al devaluar,
no sólo estás encareciendo el precio en pesos
que han de pagar esos importadores
para recibir los dólares,
minimizando el quebranto
que esa deuda no pagada
suponía para el Banco Central,
sino que además,
lo que hizo el Banco Central
fue tratar de refinanciar a medio plazo
esa deuda que mantenía con los importadores
y lo hizo emitiendo un nuevo tipo de bonos
con un plazo de amortización superior a un año,
que son los bonos BOPREAL.
Al colocar estos bonos,
el Banco Central de la República Argentina
absorbe pesos de circulación
y se compromete a entregar dólares en el futuro,
2025, 2026, etc.
De tal manera que un importador,
si no tiene mucha urgencia
a recibir los dólares
que el Banco Central le había prometido entregar,
o si es capaz de obtener por otras vías
una línea de crédito en dólares
que amortizará en el futuro
con los dólares que le entregará más adelante
el Banco Central de la República Argentina,
en cualquiera de estos supuestos,
lo que puede hacer un importador
es comprar estos bonos entregando pesos hoy
y recibiendo más adelante en el futuro los dólares
que necesita o para pagar a sus proveedores extranjeros
o para amortizar la línea de crédito
que haya recibido hoy en dólares
para poder pagar hoy a sus proveedores extranjeros.
Con estos bonos, por tanto,
no sólo se regulariza la deuda
que el Banco Central tenía con los importadores,
sino que además esa deuda
se refinancia a largo plazo
ejerciendo, en consecuencia,
menos presión adversa sobre el tipo de cambio.
Si el Banco Central emite pesos para comprar dólares,
esos pesos que ha emitido
posteriormente se inmovilizan a medio plazo
en estos bonos BOPREAL
y, por tanto, no ejercen presión negativa
ni sobre los precios ni sobre el tipo de cambio.
Y gracias a estas dos políticas
que han contribuido a sanear el balance del Banco Central,
la devaluación del peso
y la regularización de la deuda con los importadores
a través de la emisión del bono BOPREAL,
lo que ha conseguido el Banco Central
es, por un lado,
reducir el tipo de interés
que se ve obligado a pagarle
a sus acreedores a corto plazo.
Los inversores en pasivos financieros
del Banco Central,
en un comienzo,
pases y LELICS,
actualmente sólo pases
porque las LELICS han sido eliminadas.
Pues bien,
el tipo de interés
que el Banco Central
paga a los inversores
en estos pasivos financieros
a corto plazo del Banco Central,
que es una forma de inmovilizar los pesos
a corto plazo
para evitar que ejerzan
influencia negativa
sobre la inflación
o sobre el tipo de cambio,
ha pasado
del 133%
en el caso de las LELICS
o del 100%
en el caso
de los pases
a, en ambos casos,
el 80%
en la actualidad.
Como el Banco Central
está más saneado,
como parte
de los pasivos
a corto plazo
del Banco Central
se han refinanciado
a medio plazo,
el Banco Central
no necesita ofrecer
tipos de interés
tan altos
para que los inversores
en su deuda
a corto plazo,
actualmente pases,
no den el salto
al dólar
depreciando todavía más
el tipo de cambio.
Es decir,
como el Banco Central
es más solvente
y es más líquido,
puede pagar
tipos de interés
más bajos
a sus acreedores
sin que sus acreedores
huyan de sus títulos
de deuda
y al pagar
tipos de interés
más bajos
su situación financiera
también mejora
porque el aumento
explosivo
exponencial
de los pasivos financieros
del Banco Central
de la República Argentina
de los pases
se ha frenado,
lo cual reduce,
por tanto,
la expectativa
de oferta monetaria futura.
Y por eso,
por cierto,
el tipo de cambio
de mercado
entre el peso
y el dólar
se ha ya
más o menos estabilizado
con sus vaivenes
al alza
y a la baja
porque sigue habiendo
muchísima incertidumbre
sobre el futuro
de Argentina
pero durante los últimos
100 días
el tipo de cambio
esencialmente
se ha mantenido
estable.
Y además,
todo lo anterior
también ha permitido
que el Banco Central
haya ido comprando dólares
contra la emisión
de pesos
sin que esa emisión
de pesos
esté presionando
negativamente
sobre el tipo de cambio
y sobre la inflación.
De ahí que las reservas
en dólares
del Banco Central
hayan aumentado
de manera muy sustancial
casi en 10.000 millones
de dólares
y de ahí
que, como hemos visto
antes,
sus reservas netas
hayan aumentado
en alrededor
de 6.000 millones
de dólares.
Todo eso
en tan solo
100 días.
Pero,
¿cuál es el objetivo
a medio plazo
de sanear
el balance
del Banco Central?
Pues,
como ya ha sucedido
durante estos
primeros 100 días,
estabilizar
el tipo de cambio,
al estabilizar
el tipo de cambio
de mercado
e ir ajustando
el tipo de cambio
oficial
para acercarlo
al tipo de cambio
de mercado,
unificar
ambos tipos de cambio,
que no haya diferencia
entre el oficial
y el de mercado,
levantar
en ese momento
el cepo cambiario,
de tal manera
que los argentinos
puedan comprar
y vender
irrestrictamente dólares,
y en ese momento
acaso
dolarizar
cerrando
el Banco Central
de la República Argentina.
Aunque esto último,
que sería muy deseable,
veremos
si termina
haciéndolo Milley
o, en cambio,
abraza
otro tipo
de planes alternativos
como la convivencia
entre el peso
y el dólar.
Y, por último,
el tercer capítulo
de actividad
política
muy intensa
durante estos
primeros 100 días
de gobierno
de Javier Milley
ha sido el capítulo
de la desregulación
o liberalización
de la economía.
Por un lado,
el gobierno
de Javier Milley
a los pocos días
de tomar posesión
aprobó
un decreto
de necesidad
y urgencia
que liberalizaba
múltiples sectores
dentro de la economía
argentina.
Por ejemplo,
derogaba
la ley
de control
de alquileres
que ha permitido
aumentar
la oferta
de viviendas
en alquiler
dentro del país
hasta los niveles
más elevados
de los que se tiene
registro.
Y, por otro lado,
quiso ampliar
todavía más
este paquete
liberalizador
y desregulador
y privatizador
a través de
la Ley de Bases
y Puntos de Partida
para la Libertad
de los Argentinos.
Un proyecto de ley
que se topó
con la oposición
obstruccionista
del Congreso
y que, de momento,
no ha sido aprobado.
Por consiguiente,
este tercer capítulo,
el de la desregulación,
liberalización
de la economía,
es el capítulo
quizá más frustrante
dentro de la acción
de gobierno
de Javier Milei.
Porque, por un lado,
se aprueba
el decreto
de necesidad
y urgencia,
aunque los tribunales
han suspendido
cautelarmente
parte de su aplicación
y su vigencia
pende del hilo
de que el Congreso
no termine
tumbándolo.
Y, por otro lado,
se promueve
la Ley de Bases
y Puntos de Partida
para la Libertad
de los Argentinos
y el Congreso
la tumba.
Es decir,
que en materia
fiscal y monetaria
se ha trabajado
mucho
y se ha conseguido
mucho,
en materia
de desregulación
o liberalización,
se ha trabajado
mucho,
pero se ha conseguido
bastante poco
porque no depende
del gobierno
de Javier Milei,
sino que depende
de que el Congreso
autorice
esa desregulación
barra liberalización
y, de momento,
el Congreso
está en una posición
obstruccionista.
¿Y cuál es el objetivo
a medio plazo
de promover
esta desregulación
liberalización
de la economía?
Pues desatar
las fuerzas
productivas
del país
para impulsar
un crecimiento
económico
mucho más
acelerado
y saludable
que hasta el momento.
Lo hemos visto
en el caso
de los inmuebles
en alquiler.
La ley de alquiler
desincentivaba
que los inmuebles
de buena parte
de los argentinos
salieran al mercado
del alquiler.
La derogación
de esa ley
ha colocado
muchos de esos inmuebles
en el mercado,
de tal manera
que ya se pueden
alquilar
con usos
residenciales
o con usos
comerciales
y, por tanto,
esos factores
productivos,
esos inmuebles
que pueden contribuir
a enriquecer
la economía,
han pasado
de estar
no disponibles,
como si no existieran
a efectos productivos,
a estar ya disponibles
para empezar
a crear riqueza.
Pues bien,
este mismo modelo
de desatar
las fuerzas productivas
que están ahora mismo
reprimidas
por la regulación,
por la legislación
argentina,
es lo que busca
Milley a medio plazo,
liberalizando la economía.
Así pues,
en los primeros
100 días de gobierno
de Javier Milley
se ha aplicado
un plan económico
muy ambicioso,
muy bien orientado
y que,
si perdura en el tiempo,
permitirá que Argentina
vuelva a generar riqueza.
Sin embargo,
ese plan económico
muy ambicioso,
muy contundente,
muy amplio,
en el corto plazo,
está siendo muy duro
para muchos sectores
de la sociedad argentina.
Durante sus primeros
100 días de gobierno,
la economía argentina
también ha entrado
en recesión,
los ingresos reales
de muchísimos argentinos,
trabajadores,
pensionistas,
se han hundido
incluso por debajo
del nivel
al que los dejó
la administración peronista
y los índices de pobreza
que ya eran
muy altos
e inaceptables,
han seguido aumentando.
La razón es sencilla.
El ajuste fiscal
que ha permitido
sanear el presupuesto
a corto plazo
ha tenido
una influencia
contractiva
sobre la actividad
económica
y sobre aquellos
que vivían
de las transferencias
del presupuesto estatal.
A su vez,
el saneamiento
del Banco Central,
ajustando el tipo
de cambio oficial
al tipo de cambio
real de mercado,
ha supuesto
un fogonazo
inflacionista
que ha reducido
los ingresos reales,
el poder adquisitivo
de millones
de argentinos.
Y por desgracia,
la obstaculización
de las reformas
y liberalizaciones
de la economía argentina
ha impedido
que se desaten
gran parte
de las fuerzas productivas
del país
compensando
los efectos
contractivos anteriores.
Todo esto es cierto.
Los indicadores
de actividad económica
han empeorado,
los ingresos reales
han caído,
la pobreza
ha seguido aumentando,
pero siendo
todo eso cierto,
me parecería
tremendamente tramposo
imputarle
esa factura
al gobierno
de Javier Milei.
Todo este
empobrecimiento
cierto
de la sociedad
argentina
que también
se ha experimentado
durante los
100 primeros días
de gobierno
de Javier Milei
son la consecuencia
de haber empezado
a corregir
los desequilibrios
que el gobierno
peronista
anterior
le legó
a Javier Milei.
Javier Milei
se encuentra
con desequilibrios
macroeconómicos
gigantescos,
innegables,
incuestionables,
en materia de inflación,
de déficit público,
de depreciación
y desajuste cambiario,
de inflación
reprimida
en forma de
regulaciones
y controles estatales
que distorsionaban
la actividad productiva,
etc.
Y Javier Milei
dice
vamos a corregir
estos desequilibrios
porque la economía
argentina
se está orientando
hacia el desastre,
hacia la calamidad,
hacia la hiperinflación,
hacia el hundimiento,
hacia el default.
Y claro,
al tomar medidas
para corregir
esos desequilibrios,
se sincera
la situación económica
real del país
y se empiezan
a pagar
las facturas
que hasta el momento
sólo estaban latentes
en forma
de esos desequilibrios.
¿Pero por qué
hay que pagar
esas facturas
que están empobreciendo
al pagarlas
a los argentinos?
Pues porque el gobierno
peronista anterior
dejó los cajones
llenos
de esas facturas
que ahora,
al pagarlas,
para corregir
los desequilibrios,
están empobreciendo
a los argentinos.
Esto es como
si tuvieras
a una persona borracha
al borde
del coma etílico
y un médico
dice
vamos a estabilizarte,
deja de beber,
pasa la resaca
y posteriormente
ya estará recuperado
y cuando está
atravesando la resaca
esa persona
que estaba
al borde
del coma etílico
se empieza a quejar
de que sufre
unos dolores
tremendos
y que preferiría
seguir bebiendo
para no pasar
la resaca
y sí,
si le sigues dando alcohol
no entrará en resaca
y no sentirá
esos dolores
pero terminará
muriendo
y si le quitas
el alcohol
pasará por un periodo
de resaca.
Ahora bien,
¿por qué está pasando
por ese periodo
de resaca?
Pues porque previamente
se emborrachó
al borde
del coma etílico.
Pues bien,
Javier Milei
no es el que emborrachó
al borde
del coma etílico
a la economía.
Es el médico
que la está haciendo
pasar por el periodo
de resaca
como etapa
de estabilización
previa
a la recuperación
saludable.
Por supuesto,
si a medio plazo
todos estos indicadores
anteriores
que hemos mencionado
los índices de pobreza,
la actividad económica,
los ingresos reales,
si todos estos indicadores
no mejoraran
a medio plazo,
sí que podríamos decir
que las políticas económicas
de Javier Milei
han fracasado.
Porque el objetivo
de sus políticas económicas
es que todos estos indicadores
mejoren a corto plazo.
Pero es que
los primeros 100 días
de gobierno
no es el periodo temporal
en el que iban a mejorar
esos indicadores.
Es el periodo temporal
en el que se está
tratando de estabilizar
al paciente
para que,
superada la estabilización,
frenada la inflación galopante,
saneadas las cuentas públicas,
reajustado el tipo de cambio,
liberalizada la economía,
cuando todo eso suceda,
el paciente pueda salir adelante.
Pero a ese paciente
quien lo emborrachó
fue el gobierno peronista
y, por tanto,
la resaca,
los dolores,
el empobrecimiento
que está sufriendo
en estos momentos
es consecuencia
de haberle dado
tanto y tan malo alcohol
durante tanto tiempo.
Y ahora mismo,
por tanto,
se están sentando las bases
para la recuperación saludable
en el futuro.
Si el ancla fiscal
consigue seguir reduciendo
el riesgo país
y estabilizar los precios,
si el saneamiento
del Banco Central
consigue unificar
el tipo de cambio
y levantar el cepo,
y si,
en caso de que el Congreso
deje de obstaculizarlo,
la liberalización
de la economía
permite desatar
el potencial productivo
del país,
entonces,
a medio plazo,
lo que tendremos es
un aumento
muy importante
de la inversión productiva
dentro de Argentina,
una aceleración
del crecimiento económico,
un aumento
del stock de capital
por trabajador
dentro del país,
un incremento
de la productividad
de los trabajadores argentinos
como consecuencia
de ese aumento
del stock de capital
por trabajador,
y, en última instancia,
un aumento
de los salarios reales
dentro de Argentina
como consecuencia
de ese aumento
de la productividad.
Pero todo eso,
es evidente,
no puede lograrse
solo en 100 días.
En 100 días,
únicamente
se pueden empezar
a sentar las bases
para que todo eso
suceda a medio plazo.
Y eso,
sentar las bases
para un crecimiento
sostenible y saludable
a medio plazo
en Argentina
es lo que sí ha hecho
el gobierno
de Javier Milei
en sus primeros
100 días.