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Javier Millet suele decir que el principal problema a corto plazo que tiene que resolver
Argentina es el problema de las LELICS.
Pero ¿qué son exactamente las LELICS y por qué suponen un problema tan grave para la
Argentina?
Veámoslo.
Uno de los problemas financieros más graves y acucientes a los que se enfrenta ahora mismo
la economía argentina es el problema de las llamadas LELICS y de los llamados PASES.
Las LELICS y los PASES no son más que pasivos a muy corto plazo del Banco Central de la
República Argentina.
Concretamente, las LELICS son deuda del Banco Central a 28 días y los PASES son deuda del
Banco Central a un día.
Por tanto, cada 28 días en el caso de las LELICS o cada día en el caso de los PASES,
el Banco Central o ha de pagar esa deuda o, más bien, lo que sucede, ha de refinanciar
esa deuda.
Y el problema es que el coste de la refinanciación es altísimo.
El tipo de interés que abona el Banco Central de la República Argentina para conseguir
refinanciar los vencimientos de esta deuda a tan corto plazo supera el 100%.
Esto significa que el monto total del LELICS y de PASES se más que duplicaría cada año
meramente por el hecho de refinanciar el importe existente.
Es decir, que si el Banco Central debe 10, se ha de comprometer a pagar 20 para lograr
que sus acreedores aplacen el pago de esas 10 durante otro año.
Y si al cabo de un año el Banco Central sigue sin poder pagar, se ha de comprometer a pagar
40 para que sus acreedores decidan aplazar el pago otro año.
Por tanto, con estos altos tipos de interés, la cantidad de deuda del Banco Central de
la República Argentina es una cantidad explosiva.
Está creciendo a tasas muy elevadas no ya porque el Banco Central esté creando nueva
deuda para financiar nuevos gastos del Gobierno, sino simplemente porque se está creando nueva
deuda para pagar los intereses de la deuda existente.
En estos momentos, la cantidad total del LELICS y de PASES supera los 23 billones de pesos
y terminará el año, si todo sigue igual, por encima de los 30 billones.
Pero es que claro, si termina el año por encima de los 30 billones de pesos y si no
se hace nada respecto a las LELICS y los PASES a lo largo de 2024, terminaría el próximo
año por encima de los 60 billones de pesos.
Y esto tiene unas evidentes implicaciones hiperinflacionarias.
Actualmente, si tomamos el tipo de cambio oficial entre el peso y el dólar, el valor
en dólares de la deuda que existe en LELICS y PASES, de esos 23 billones de pesos argentinos
en LELICS y PASES, superaría los 65 mil millones de dólares.
Pero es que a cierre de 2024, si mantuvieramos el mismo tipo de cambio oficial de 350 pesos
por dólar y las LELICS y los PASES continuaran creciendo al mismo ritmo que ahora, el valor
en dólares de la deuda en LELICS y PASES superaría los 170 mil millones de dólares.
Por tanto, si el tipo de cambio oficial de 350 pesos por dólar fuera sostenible, lo
que estaría diciendo el Estado argentino es que, a efectos de su solvencia, le es indiferente
pagar una deuda de 60 billones de pesos o una deuda de 170 mil millones de dólares.
Pero como es obvio que el Estado argentino no puede pagar de ninguna manera una deuda
de 170 mil millones de dólares o de 85 mil millones de dólares, lo que en realidad sucede
es que el tipo de cambio oficial está muy inflado, de modo que inevitablemente habría
que depreciarlo.
Pero es que incluso si recurrimos al tipo de cambio de mercado, mil pesos por dólar,
el valor en dólares de las LELICS y de los PASES existentes a cierre de 2023 sería equivalente
a 30 mil millones de dólares y, a cierre de 2024, 60 mil millones de dólares.
Y como el Estado argentino tampoco tiene capacidad para hacer frente a una deuda de 30 mil millones
de dólares o 60 mil millones de dólares, lo que ocurriría es que el tipo de cambio
se tendría que depreciar mucho más.
Y es por ahí por donde surgen los riesgos de hiperinflación.
Si el tipo de cambio entre el peso y el dólar se deprecia tantísimo, entonces no solo es
que todas las importaciones se vayan a encarecer de manera muy sustancial, sino que ante la
perspectiva de esa fortísima depreciación adicional, todos los tenedores de pesos tratarían
de huir de ellos refugiándose en dólares o en cualquier otro activo que puedan adquirir.
Y es hundimiento de la demanda de dinero, esa huida masiva del peso es lo que alimentaría
la hiperinflación.
Por eso, por cierto, mi ley dice que no se puede levantar el TEPO cambiario, es decir,
las restricciones que establece el Gobierno argentino a la compra de dólares, hasta que
se haya solucionado el problema de las LELICS y de los PASES.
Porque si el Gobierno permite que los argentinos compren irrestrictamente dólares, los acreedores
de las LELICS y de los PASES cobrarán esa deuda en pesos, en nuevos pesos que tendrán
que ser emitidos impresos a tal efecto por el Banco Central de la República Argentina.
Y todos esos pesos, los existentes hasta el momento más los nuevos creados para pagar
las LELICS y los PASES, se dirigen a ser intercambiados por dólares, pues entonces muchísimos
pesos queriendo comprar dólares y no muchos dólares queriendo comprar pesos significará
una fortísima depreciación del peso frente al dólar.
Por tanto, para evitar que la inflación en Argentina se dispare mucho más y a su vez
para poder levantar el cepo cambiario, lo cual es imprescindible para que Argentina
vuelva a crecer, para todo eso es necesario solucionar antes el problema de las LELICS
y de los PASES, es decir, la deuda financiera del Banco Central de la República Argentina.
¿Cómo se puede solucionar esto?
Pues siempre que existe un exceso de deuda a corto plazo en una entidad, en este caso
el Banco Central de la República Argentina, ese exceso de deuda a corto plazo que amenaza
tu liquidez e indirectamente tu solvencia se puede remediar por dos vías, o vendiendo
tus activos para amortizar ese exceso de pasivos a corto plazo, o refinanciando a largo plazo
tus pasivos a corto plazo.
La primera vía, la de liquidar activos para pagar pasivos, era la vía que proponían
Ocampo y Kachanoski y que, al parecer, mi ley ha rechazado.
En esencia, consistía en coger los activos del Banco Central de la República Argentina,
añadir otros activos del Estado Argentino, empaquetarlos, añadirles ciertas garantías
que reforzarán la perspectiva de repago de todo ese conjunto de activos y venderlo en
los mercados internacionales a cambio de dólares y, con esos dólares, reducir el
monto de las lelix y de los pases.
La segunda vía, refinanciar el pasivo a corto plazo en pasivo a largo plazo, puede
implementarse de dos formas.
La primera es con una refinanciación por parte de tus propios acreedores.
Normalmente se trataría de una refinanciación forzosa, es decir, se les diría a los acreedores
de las lelix y de los pases que no van a cobrar ni mañana ni en 28 días, sino a 5 años
vista y con un tipo de interés mucho más bajo que el que ahora mismo están percibiendo.
Esto sería el equivalente a algo que ya hizo Argentina a finales de los 80 y que fue el
llamado Plan Bónex.
Pero este no es el camino que parece que quiera seguir mi ley, dado que implicaría pérdidas
muy sustanciales para los acreedores de las lelix y de los pases.
Así, la otra forma por la que puede refinanciarse la deuda a corto en deuda a largo, solventando
de momento los problemas de liquidez, es consiguiendo que otro prestamista te preste a largo plazo
y con esos fondos que obtienes de ese prestamista que te está prestando a largo plazo, amortizar
tu deuda a corto plazo.
De esa manera dejas de depender de la refinanciación a corto plazo de tus acreedores, saldas la
deuda a corto plazo con tus acreedores porque has obtenido financiación a largo plazo.
Y esto es lo que parece que ahora mismo está intentando hacer mi ley para solucionar el
problema de las lelix y de los pases.
Ahora bien, esta segunda forma de solucionar el problema de las lelix y de los pases tiene
un gran inconveniente, sobre todo si la economía argentina no se termina dolarizando en el
futuro.
Y es que se estaría reemplazando una deuda a corto plazo en tu propia moneda, por otra
deuda sí a largo plazo, pero en una moneda que no controlas y que no recaudas, como es
el dólar.
Por tanto, aún cuando en el corto plazo se estabilizara el tipo de cambio entre el peso
y el dólar, si en el futuro el tipo de cambio entre el peso y el dólar se siguiera depreciando,
el valor real de la deuda en dólares sería creciente, porque necesitarías muchos más
pesos para hacer frente al pago de una misma deuda en dólares.
De ahí que esta operación financiera para solucionar el problema de las lelix y de los
pases pueda salir bien, si va seguida de muchas otras reformas que conduzcan a la dolarización
de la economía y al crecimiento económico de Argentina, pero también puede salir mal
si esas reformas se quedan a medio camino, Argentina no se dolariza, Argentina no crece,
Argentina no consigue frenar la inflación y, por tanto, el tipo de cambio entre el peso
y el dólar se sigue deteriorando con un mayor monto, por parte del Estado, de deuda en dólares.
En eso es como una empresa, imaginemos una compañía que está muy endeudada a corto
plazo en euros, pero que tiene planes para expandirse hacia el mercado estadounidense,
y precisamente por eso busca reemplazar su deuda a corto plazo en euros por deuda a largo
plazo en dólares. Si esa empresa consigue efectivamente expandirse hacia Estados Unidos
y logra abundantes ingresos en dólares, pues todo fantástico, porque irá amortizando
su deuda a largo plazo en dólares con los ingresos en dólares. Ahora bien, imaginemos
que esa empresa no consigue expandirse hacia el mercado estadounidense, no vende más en
dólares, sigue ingresando solo en euros, pero el euro se deprecia y, por tanto, ahora
tiene que hacer frente a largo plazo a esa deuda en dólares, pero esa deuda en términos
de euros va creciendo porque el euro se va depreciando, pues la situación financiera
de esa empresa se habrá vuelto todavía peor. En definitiva, la situación financiera
que ha heredado mi ley en Argentina es crítica y cualquier paso en falso puede conducir
al desastre, es decir, a la hiperinflación.