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Histórico giro en la política monetaria del Banco Central de Japón. Y aunque acaso
suene que está muy lejos, nos puede terminar afectando. Veámoslo.
Hace poco más de un año, en abril de 2023, el Banco Central de Japón reemplazó al que
había sido su gobernador durante una década, Haruhiko Kuroda. Kuroda había sido precisamente
el responsable de la política monetaria ultra expansiva que se había aplicado en el país
durante su mandato. Y la incógnita en ese momento, cuando concluyó el mandato de Kuroda, fue si su
sustituto, Kazuo Oeda, iba a mantener el tono de esa política monetaria ultra expansiva o, en cambio,
la iba a reemplazar. Pues bien, ayer salimos definitivamente de dudas porque el Banco Central
de Japón hizo dos anuncios muy importantes. El primero, que subía los tipos de interés por
primera vez en 17 años, en prácticamente dos décadas. Más en particular, el Banco Central
de Japón anunció que los tipos de interés a corto plazo pasarían del menos 0,1% a un rango
entre el 0% y el 0,1%. Desde luego, no se trata de una subida extraordinaria, pero sí es relevante
porque señaliza que el Banco Central de Japón está dispuesto a subir y probablemente a seguir
subiendo los tipos de interés. Segundo anuncio importante, que el Banco Central de Japón va a dejar
de controlar la curva de rendimientos, la estructura de tipos de interés, no ya a corto plazo, sino a
largo plazo. Normalmente, los bancos centrales se preocupan por controlar los tipos de interés a
corto plazo. Acabamos de decir, justamente, que el Banco Central de Japón ha subido los tipos de
interés a corto plazo desde el menos 0,1% al 0,1%. Y como es sabido, la Reserva Federal en Estados
Unidos los mantiene en el 5,5%, el Banco Central Europeo en el 4,5%, etc. Pero todos estos tipos
de interés son tipos de interés a corto plazo. El Banco Central interviene en el mercado monetario
buscando que los títulos de deuda a muy corto plazo y de muy bajo riesgo abonen tipos de interés
cercanos a los que él establece. El 0,1% del Banco Central de Japón, el 5,5% de la Reserva Federal
o el 4,5% del Banco Central Europeo. Sin embargo, el Banco Central de Japón no hacía sólo esto,
sino que hasta el momento también se preocupaba por mantener bajo control los tipos de interés
a largo plazo, por ejemplo, a 10 años, de la deuda pública japonesa. ¿Cómo mantenía bajo control los
tipos de interés a largo plazo de la deuda pública japonesa? Pues comprando masivamente títulos de
deuda pública japonesa para evitar que el tipo de interés que abone en el mercado supere aquellos
umbrales que el Banco Central de Japón estaba dispuesto a tolerar. Por ejemplo, en la actualidad
parece que el Banco Central de Japón no estaba dispuesto a tolerar que el bono japonés a 10 años
superara un tipo de interés de entre el 0,75% y el 1%. De ahí, por cierto, que las tenencias de
deuda pública japonesa por parte del Banco Central del país se hayan disparado durante los últimos
años. En la actualidad, el Banco Central de Japón posee aproximadamente la mitad de todos los títulos
de deuda pública japoneses. Pues bien, el Banco Central de Japón también ha anunciado que va a dejar
de controlar los tipos de interés a largo plazo, que no va a tener un objetivo prefijado de cuál ha de
ser el tipo de interés del bono japonés a 10 años. Eso no significa que vaya a dejar totalmente de
intervenir en el mercado. Ya ha dicho que, si observa una escalada, una subida muy fuerte de los
tipos de interés de la deuda pública japonesa a largo plazo, intervendrá. Comprará deuda pública.
Pero, en principio, si esto no sucede, va a dejar de comprar nuevos bonos del Tesoro japonés y,
al contrario, va a dejar que su balance se reduzca de tamaño. Conforme los títulos de deuda pública
que ha comprado hasta el momento vayan amortizándose, no lo renovará. Por tanto, el tamaño de su balance
se reducirá. ¿Y por qué ha tomado ahora el Banco Central de Japón esta decisión? Pues porque, a su
juicio, ya se ha conseguido el objetivo que buscaban con la política monetaria ultra expansiva de elevar
de manera estructural las tasas de inflación dentro del país. Hace un año, en enero de 2023,
la tasa de inflación en Japón llegó a ser del 4,3%. Y, para que nos hagamos una idea,
esto supone la tasa de inflación más elevada desde el año 1981, desde hace más de 40 años.
Y, aunque ahora mismo esas presiones inflacionistas dentro de Japón se han relajado,
como también lo han hecho en la Eurozona, o en Estados Unidos, o en Reino Unido, lo cierto es que
sigue habiendo elementos que presionan al alza los precios. ¿Cuáles son esos elementos? Pues,
por un lado, los sindicatos japoneses están negociando alzas salariales para sus trabajadores
de alrededor del 5%, lo cual, como podéis observar, es inédito desde comienzos de los 90. Y, por otro lado,
porque la divisa japonesa se mantiene fuertemente depreciada. Desde que Estados Unidos o la Eurozona
comenzaron a subir tipos de interés y Japón no, lo que ha sucedido es que los pasivos en yenes a
corto plazo y de bajo riesgo se han vuelto mucho menos atractivos que los pasivos a corto plazo y
seguros en dólares o en euros, dado que el diferencial de tipos de interés entre ambos
se ha ensanchado. Y eso ha provocado que la demanda relativa de ese tipo de pasivos denominados en
dólares o en euros haya aumentado y la demanda relativa en yenes haya bajado, con lo cual el yen
se deprecia frente al dólar o frente al euro. Como podemos observar ahora mismo, el tipo de cambio
entre el yen y el dólar es de 150 yenes por dólar, cuando durante la década anterior había sido de
alrededor de 100 yenes por dólar o incluso por debajo. Pues bien, esta depreciación del yen frente
al dólar también conlleva que Japón importe inflación del resto del mundo. Y, precisamente,
si el Banco Central de Japón comienza a subir tipos de interés, es para reducir ese diferencial
entre la remuneración de la deuda a corto plazo en yenes y la remuneración de la deuda a corto plazo
en dólares o euros, de tal manera que el yen se aprecie. ¿Pero por qué este histórico anuncio
de cambio en la política monetaria del Banco Central de Japón debería ocuparnos o preocuparnos
a los europeos o a los estadounidenses? ¿Qué se nos ha perdido por Japón, que vaya a poder afectar
en nuestras vidas diarias? Pues ocurre que Japón es una de las economías más ahorradoras del planeta,
y buena parte de ese ahorro generado internamente lo invierten fuera de Japón. Lo utilizan para
adquirir activos reales y, sobre todo, activos financieros fuera de Japón. Y el principal activo
financiero que adquieren fuera de Japón es la deuda pública de gobiernos extranjeros,
del gobierno estadounidense y también de diversos gobiernos europeos. Como podemos observar,
ahora mismo los ahorradores japoneses poseen 2,3 billones de dólares en activos financieros
extranjeros. Algo menos de la mitad de esa cifra son activos financieros emitidos por Estados Unidos,
deuda pública estadounidense, pero también bonos corporativos de empresas estadounidenses,
y alrededor de medio billón son activos financieros europeos. ¿Y esto qué relevancia puede tener? Pues que
si ahora, con el giro de la política monetaria del Banco Central de Japón, los tipos de interés
dentro de Japón comienzan a subir, tanto los tipos de interés a corto plazo como los tipos de interés a
largo plazo, los ahorradores japoneses se pueden plantear que les resulta conveniente dejar de estar
invertidos en activos financieros extranjeros, que sí, ahora mismo esos activos financieros en dólares o en
euros abonan tipos de interés más elevados, pero al mismo tiempo también exponen a los ahorradores
japoneses al riesgo de divisa. Y cubrir ese riesgo de divisa es caro y reduce la rentabilidad que
obtienen por estar invertidos en esos bonos extranjeros. Pues bien, como digo, si los ahorradores
japoneses se plantean que ya no les resulta tan atractivo estar invertidos en bonos denominados en
moneda extranjera y que, por tanto, puede que les convenga vender esos bonos para invertir en deuda
en activos financieros denominados en yenes y emitidos dentro de Japón, lo que puede terminar
ocurriendo como consecuencia de ese rebalanceo de cartera es que el precio de los activos financieros
europeos y estadounidenses baje y, por tanto, que los tipos de interés implícitos en esos activos
financieros suban. Por tanto, aunque ahora mismo la expectativa generalizada dentro de la eurozona
o en la economía estadounidense es que los tipos de interés van a comenzar a bajar a lo largo de este
año, habrá que estar muy atento con lo que sucede en Japón. Porque si el Banco Central de Japón
comienza a subir de manera significativa sus tipos de interés, y de momento ya ha dado el primer paso y
ya ha anunciado que va a dejar de preocuparse por el tipo de interés de los activos financieros a
largo plazo, si los tipos de interés subieran en Japón de manera apreciable, resultaría más complicado
que los tipos de interés bajaran en la eurozona o en Estados Unidos. Es decir, que el giro en la
política monetaria del Banco Central de Japón añade ruido, añade incertidumbre en el rumbo que van a
seguir los tipos de interés en Estados Unidos o en la eurozona. Hay argumentos de peso para esperar
que bajen, pero también el Banco Central de Japón ha irrumpido ahora con ciertos argumentos para temer
que puedan llegar a subir. ¿Implicaciones prácticas de todo ello para el ahorrador particular? Pues que
si uno considera que las probabilidades de subidas de tipos de interés en el futuro han aumentado de
manera significativa, debería mantenerse en liquidez o en instrumentos de deuda a corto plazo. Si en
cambio uno no atribuye una probabilidad especialmente alta a que suban los tipos de interés y considera
que el escenario base sigue siendo el de bajada de tipos de interés, debería aprovechar ahora para
invertir en activos financieros a más largo plazo para cerrarse rentabilidades más altas de las que
espere que vayan a prevalecer en el futuro. Por ejemplo, Freedom24, que es la entidad que apadrina este
vídeo, dispone ahora mismo de un plan de ahorro diario, la cuenta D, que remunera el ahorro en
dólares al 5,31% o el ahorro en euros al 3,89%. Como los tipos de interés de la cuenta D se devengan
diariamente, uno puede reembolsar su ahorro en el momento en el que lo necesite, de tal manera que
si subieran tipos de interés, podría reembolsar el ahorro invertido en la cuenta D para adquirir en
el futuro activos financieros que paguen tipos de interés más altos. O alternativamente,
Freedom24 también dispone ahora mismo de planes de ahorro llamados a largo plazo, aunque en realidad
son a corto medio plazo, a 3, 6 y 12 meses. Esos planes de ahorro a largo plazo abonan un tipo de
interés de hasta el 8,76% en dólares o de hasta el 6,42% en euros. Si uno teme que los tipos de interés
a corto plazo van a bajar en el futuro cercano, tendrá más sentido que invierta a un año,
a 12 meses, para cerrarse estos tipos de interés más altos que aquellos que habrá en el futuro
cercano si efectivamente los bancos centrales, a pesar de lo hecho por el Banco Central de Japón,
si los bancos centrales de Europa o de Estados Unidos consiguen rebajar los tipos de interés.
Ambos productos de Freedom24, por cierto, están cubiertos por el Fondo de Compensación de Inversores
de Clientes de Empresas de Inversión de Chipre por un importe de hasta 20.000 euros. Si quieres
obtener más información sobre estos productos de inversión ofertados por la entidad que apadrina
este vídeo, Freedom24, la puedes obtener pinchando en el enlace que aparece en la caja de descripción
del vídeo. En definitiva, a falta de saber exactamente cuál será en el futuro la política
monetaria del Banco Central de Japón, si seguirá subiendo tipos, si permitirá que el coste de financiación
de la deuda pública japonesa se eleve de manera significativa, lo cierto es que meramente
por subir por primera vez en 17 años los tipos de interés y meramente por haber anunciado
que va a dejar de controlar el tipo de interés de la deuda pública a largo plazo de Japón,
sólo por esto el Banco Central de Japón le acaba de pegar una patada al tablero de los
mercados financieros globales.