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Los medios de comunicación tradicionales intentan vendernos en numerosas ocasiones
que son imparciales, independientes, a partidistas y que carecen de sesgos a la hora de reflejar
la actualidad, a la hora de dar un tratamiento informativo a la actualidad.
En contraposición, las redes sociales o los nuevos medios de comunicación vendrían
a ser los vehículos de las fake news, de las mentiras, convertidas en verdades mediatizadas.
A la hora de la verdad, sin embargo, sabemos que los medios tradicionales tienen tantos
o más sesgos, tantos o más intereses partidistas que los nuevos medios de comunicación o que
las redes sociales.
Lo hemos visto esta misma semana, cuando el Gobierno de España compró todas las portadas
de los principales periódicos escritos y ahora lo podemos volver a ver en una composición
deportada, digamos, poco afortunada por parte del principal periódico de España, por parte
del país.
Observemos cuáles han sido las dos noticias con las que hoy ha abierto su portada digital
del diario El País y observémoslas bien porque vamos a proceder a comentar ambas noticias
y a ver cómo en el fondo son una manipulación clarísima desde el mismo titular.
Empecemos, de hecho, con la noticia de apertura, con el titular de la izquierda.
Los expertos coinciden en que la manifestación del 8M resultó marginal para la pandemia,
y añaden los especialistas consideran que para la expansión del virus fue mucho más
relevante el transporte público.
¿Por qué este titular es una completa desinformación, una completa manipulación al lector?
Porque el debate jamás ha sido si las manifestaciones del 8 de marzo fueron específicamente muy
relevantes a la hora de propagar la pandemia por todos los confines de las grandes ciudades
españolas.
Esa puede ser una cuestión accesoria que haya que tratar y que haya que resolver,
pero ni muchísimo menos las críticas que se han dirigido contra el gobierno por su
gestión de la pandemia en relación con el 8 de marzo tenían que ver con que el 8 de
marzo haya sido el vehículo para la transmisión del virus por todas partes del país.
No.
La crítica que se dirige al gobierno y que no es la crítica a la que está respondiendo
el diario del país en este titular es otra muy distinta.
Lo que se le reprocha al gobierno es haber evitado tomar medidas de distanciamiento social
hasta el 9 de marzo, haberse esperado a que se celebraran las manifestaciones del 8 de
marzo para empezar a reaccionar, para empezar a luchar contra el virus.
Insisto, no es que las manifestaciones del 8 de marzo hayan transmitido el virus, eso
poca gente lo ha sostenido, al menos si nos referimos a que las manifestaciones hayan
sido, como mencionaba antes, el vehículo principal para la transmisión del virus por
todo el país.
No.
De lo que se acusa al gobierno es de no haber suspendido eventos multitudinarios, de no
haber cerrado las escuelas, de no haber cancelado servicios públicos no esenciales y, en consecuencia,
de no haber enviado a sus casas a los empleados públicos que prestaban esos servicios públicos
no fundamentales, de no haber instado a que las empresas implementaran el teletrabajo,
de no haber suspendido el tráfico aéreo con China, con Italia y con otros países
del mundo, de no haber instado a los ciudadanos a que permanecieran en sus casas, a que se
confinaran voluntariamente, salvo para casos de alta necesidad.
Se le acusa de no haber hecho todo eso hasta el 9 de marzo, hasta que pasara el 8 de marzo.
Se le acusa, por tanto, de haber antepuesto la celebración del 8 de marzo a la vida y
a la seguridad de los españoles por haber rehuido, por haber rechazado cualquier medida
seria de distanciamiento social que habría evitado la propagación del virus, pero que
evidentemente habría implicado la suspensión de las manifestaciones del 8 de marzo.
Y sí, los expertos pueden coincidir en que el 8 de marzo como tal, el acontecimiento
como tal, no ha sido decisivo para la propagación generalizada del virus, probablemente no lo
haya sido. Ahora, los expertos no coinciden en absoluto en que haber retrasado las medidas
de distanciamiento social hasta después del 8 de marzo no haya sido muy relevante para
la propagación del virus. De hecho, recordemos que en otro vídeo de este canal, que podréis
encontrar en las pestañas, recogimos un estudio de FEDEA donde se ponía de manifiesto que
si el confinamiento domiciliario se hubiese aplicado el 7 de marzo, es decir, una semana
antes, no el 14 de marzo cuando se decreta el estado de alarma, sino el 7 de marzo antes
del 8 de marzo, más del 60% de todos los contagios y, por tanto, al menos el 60% de
todas las muertes no se habrían producido. Por consiguiente, es evidente que haber retrasado
hasta el 9 de marzo las medidas de distanciamiento social tuvo una influencia gigantesca en convertir
a España en uno de los países del mundo que peor ha gestionado, que peor ha capeado
la crisis sanitaria del coronavirus. Otra cuestión, y eso es claro, lo que se trata
de dilucidar, es si el gobierno retrasó las medidas de distanciamiento social hasta el
9 de marzo por pura incompetencia, por pura incapacidad gestora de la dramática crisis
que se nos venía encima, o si la retrasó deliberadamente para poder celebrar el 8 de
marzo. Y creo que esto es una cuestión que claro que tienen que resolver los tribunales,
porque nos podríamos encontrar en un caso de dolo eventual del gobierno. Es decir, no
es que el gobierno estuviera buscando que el virus se propagara por todos los rincones
de España y tuviera las dramáticas consecuencias que ha tenido. Tampoco es que el gobierno
supiera a ciencia cierta que retrasando las medidas de distanciamiento social hasta el
9 de marzo iba a suceder lo que ha terminado sucediendo. Pero al menos cabe la posibilidad
de que el gobierno si supiera que esto podía suceder, que había una cierta probabilidad
de que si retrasaba las medidas de distanciamiento social hasta el 9 de marzo, hasta el 14 de
marzo, el virus se podía propagar por todos los rincones de España y que podía tener
una altísima letalidad. Si el gobierno sabiendo que existía esa probabilidad, no esa certeza,
esa probabilidad, prefirió no tomar medidas de distanciamiento social para así celebrar
las manifestaciones del 8 de marzo estaríamos, como digo, ante un caso de dolo eventual.
Y por tanto, si eso es así, tendrá que juzgarlo, tendrá que dilucidarlo un tribunal y plantear
lo no es una cuestión en absoluto insensata, es algo que hay que investigar y quizá tras
la investigación de los tribunales diluciden que no ha habido dolo eventual, y si no lo
ha habido, pues no lo ha habido, y punto. Ahora, si hay que investigarlo, no es insensato
plantear esta posibilidad, al contrario es un deber moral que tenemos con las miles de
víctimas que se han producido desde entonces. Sin embargo, el diario del país, en lugar
de plantear el debate en sus términos correctos, el 8 de marzo llevó al gobierno a retrasar
las medidas de distanciamiento social, permitiendo que el virus penetrara muchísimo más por
todos los rincones de la sociedad española de lo que habría penetrado en caso de que
las medidas de distanciamiento social se hubiesen adoptado antes, lo que titula, con lo que titula,
es que el 8 de marzo en sí mismo no fue relevante, no fue esencial para la transmisión del
virus. Está intentando sustituir un debate, el importante, por otro debate, el accesorio,
el irrelevante, para así exculpar al gobierno de la responsabilidad que sí puede tener
en el primer irrelevante debate. Pues bien, ya analizada la primera noticia, el primer
titular, vamos con la segunda noticia que aparece importada, además con una gran foto
adjunta en esta segunda noticia, en este segundo titular, lo que podemos leer es, los 100.000
muertos de Estados Unidos. Así ha fracasado el país más poderoso del mundo. Y a continuación
se añade el liderazgo errático de Trump, las alertas ignoradas durante meses y la falta
de recursos han roto las costuras de una desdibujada potencia que roza ya la simbólica cifraletal
de 100.000 fallecidos. Bien, sobre esta noticia dos consideraciones. La primera es que sorprende
que todos aquellos o gran parte de las personas que se escandalizaron cuando el diario El
Mundo publicó una foto importada sobre ataúdes que contenían fallecidos por el COVID-19
en España, todos los que se escandalizaron con esta foto, todos los que acusaron al
mundo de estar haciendo amarillismo, de estar intentando crispar a la sociedad española
con esas imágenes, ahora no digan nada con respecto a esta foto del diario El País. Parece
que los ataúdes estadounidenses, si se pueden y si se deben mostrar, pero los ataúdes españoles
hay que ocultarlos, cuando obviamente uno debería tener más interés informativo en
lo que le ha sucedido más cerca, no en aquello que le ha pasado más lejos. Y por tanto,
si ha habido una tragedia humanitaria en España, qué menos que intentar mostrarla para que
los ciudadanos tomen verdadera conciencia del asunto, pero parece que se ocultan, al
menos desde ciertos medios de comunicación, las imágenes que ilustran que muestran la
tragedia que hemos vivido en España, porque a lo mejor no interesa que se tome conciencia
de esa tragedia, y en cambio, si nos ilustran fotos de apertura gigantescas, la tragedia
humanitaria que también se ha producido en Estados Unidos, porque a lo mejor lo que
sí interesa es que tome conciencia de que Estados Unidos ha vivido una tragedia humanitaria
olvidando que nosotros la hemos vivido. Esa la primera consideración, pero es más
interesante la segunda. Fijémonos en la dureza del titular y de la noticia, del cuerpo de
la noticia, los 100.000 muertos de Estados Unidos, una cifra verdaderamente terrible,
verdaderamente dramática, que son culpa, según uno puede desprender de la reacción
de esta noticia, del liderazgo errático de Trump y de las alertas ignoradas durante meses.
Bueno, hablar de 100.000 muertos en Estados Unidos, que es un país con más de 300 millones
de habitantes, quizás sea no contextualizar suficientemente las cifras. Obviamente 100.000
muertos es una tragedia absoluta, pero es mayor tragedia relativa que unos 30.000 muertos
en España, un país con 47 millones de habitantes. Justamente para dimensionar la magnitud de
estas cifras las solemos expresar en muertos por millón de habitantes. Y si acudimos a
los muertos por millón de habitantes, lo que observamos es que España todavía muy
de lejos es un país que ha sufrido una letalidad muy superior a la de Estados Unidos. Actualmente
los muertos por millón de habitantes en España, después de que Sanidad haya purgado las cifras
para rebajarlas, siguen siendo de 580 fallecidos por millón de habitantes. En Estados Unidos
acaban de superar los 300 fallecidos por millón de habitantes. Es decir, prácticamente España,
con cifras trucadas por el Ministerio de Sanidad, tiene el doble de fallecidos por millón
de habitantes que España. ¿Pero qué gestión califica el país como errática o como tragedia
humanitaria? Que lo es, ¿eh? No estoy justificando la gestión de Trump. La gestión de Trump
ha sido absolutamente calamitosa, horrible y científica. Pero no solo la de Trump lo
ha sido. Si Trump merece esos calificativos y los merece, ¿qué calificativos merece
Sánchez con el doble de muertos por millón de habitantes? En realidad más del doble
de muertos, porque recordemos que no estamos contabilizando a los fallecidos en residencias.
Únicamente estamos hablando de muertos en hospitales por COVID-19. ¿Cuándo va el país
a dedicar un titular merecido, insisto, como el que ha dedicado a Trump, como el que ha
dedicado a Estados Unidos, al gobierno de PSOE y de Podemos? ¿Es que acaso lo que interesa
es cargar contra la gestión de Trump, que repito merece todas las cargas que se dirijan
contra él en este asunto, y esculpar al mismo tiempo por omisión de titulares al gobierno
de Sánchez? Si Trump lo ha hecho tan rematadamente mal por tener 300 muertos por millón de habitantes,
¿cómo lo habrá hecho Sánchez? ¿Cómo lo habrá hecho Iglesias? Teniendo alrededor
de 600 muertos por millón de habitantes. Y sí, se nos dirá que quizá las cifras de
muertos por millón de habitantes de Estados Unidos no son muy relevantes porque el foco
de los muertos se han concentrado en el estado de Nueva York. Y el estado de Nueva York tiene
1.500 muertos por millón de habitantes. Por tanto, sí, parecería que en Estados Unidos,
si nos fijamos exclusivamente en Nueva York, la gestión ha sido mucho más horrenda que
en el caso de España, que tiene 600, unos 600 muertos por millón de habitantes. Pero
es que si extractamos el estado de Nueva York de todo Estados Unidos, también tendremos
que extractar los principales focos de contagios y de muertos en España. Y si hacemos esto,
¿cuántos muertos tiene la Comunidad de Madrid o tiene Cataluña por millón de habitantes?
Bueno, si contabilizamos bien los muertos, es decir, si no solo contamos los fallecidos
en hospitales, sino también en residencias por COVID-19, la Comunidad de Madrid reconoce
a admite 15.000 muertos en la región. Eso equivale a 2.300 muertos por millón de habitantes.
Y en el caso de Cataluña, tres cuartos de lo mismo. La Generalitat catalana reconoce
unos 12.000 muertos en toda la región. Eso equivale a las mismas cifras de Nueva York,
1.500 muertos por millón de habitantes. Por consiguiente, no es verdad que en Estados
Unidos se haya gestionado peor que en España. Al menos la luz de los resultados, España
ha gestionado peor que Estados Unidos. Y aunque fuera cierto que Estados Unidos ha gestionado
algo peor que España la pandemia, aunque fuera cierto que tenga algo más de muertos por
millón de habitantes que España, de verdad la dirección del país considera que la gestión
de Trump sí merece ese titular de apertura en el que se acusa al gobierno de Trump de
gestión errática y de haber poco más que provocado 100.000 fallecidos en Estados Unidos,
acompañando además ese titular con una foto de ataúdes y que mientras Trump merece todo
esto, el gobierno de Sánchez no merece absolutamente ningún reproche lejanamente similar al que
se ha dirigido en plena portada del país contra Trump. Creo que es evidente que incluso
la dirección del país verá una absoluta asimetría, un absoluto sesgo en la selección de los
titulares. Y son justamente estos sesgos, estos sesgos sistemáticos en una dirección
ideológica, incluso en una dirección partidista determinada, lo que hacen que el crédito
de la prensa, la credibilidad de la prensa, sea totalmente cuestionada y por tanto terminemos
viendo a determinados periódicos, a determinados medios de comunicación tradicionales que suelen
colocarse galones de rigor periodístico, de honestidad intelectual, de independencia
de los poderes constituidos que terminemos viendo a esos periódicos, a esos medios
de comunicación como meros periódicos de trinchera, como meras gacetas de partido.
Y desde luego, si uno aspira a no ser calificado de esa manera, tendría que rectificar muy
hondamente la estrategia, estrategia político-periodística que se ha seguido durante los últimos
meses.
Y ya sabéis, nos vemos en el próximo vídeo, ¡hasta la próxima!
¡Hasta la próxima!
¡Hasta la próxima!