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Javier Milei quiere privatizar Aerolíneas Argentinas entregándole la
propiedad de la empresa a sus trabajadores. ¿Y qué han replicado los
trabajadores? Que si quiere hacer eso los va a tener que matar.
Veámoslo.
Javier Milei quiere empezar una ronda de privatizaciones en Argentina.
Todo lo que pueda estar en manos del sector privado va a estar en las manos del
sector privado. Y una de las compañías que pretende privatizar Javier Milei es
Aerolíneas Argentinas. Aerolíneas Argentinas ya estuvo en su momento en
manos de otros inversores. Entre el año 1990 y 2001 Aerolíneas
Argentinas fue propiedad de Iberia y entre 2001 y 2008 fue propiedad del
grupo Marsans. Fue en 2008 cuando el gobierno argentino la renacionalizó.
Desde entonces, atención, la compañía no ha ganado dinero un solo año. Todos y
cada uno de los años, desde 2008 a 2022, Aerolíneas Argentinas ha registrado
pérdidas. En el agregado del periodo unas pérdidas superiores a 7.000 millones de
dólares. Normal, por consiguiente, que Javier Milei quiera privatizarla, es
decir, quiera dejar de subsidiarla a costa de todos los contribuyentes
argentinos. Porque si estamos en un momento en el que es urgente que el
Estado argentino cuadre sus cuentas, desde luego el Estado argentino no puede
seguir desangrándose en forma de subsidios y transferencias irresponsables
hacia empresas ineficientes y deficitarias. Pero, ¿cómo piensa Javier Milei
privatizar Aerolíneas Argentinas? Algunos analistas han sugerido que Milei
se aprovechará de esta ronda de privatizaciones para repartir estos
activos, estas joyas de la corona, entre los oligarcas argentinos. Pero, al menos
para el caso de Aerolíneas Argentinas, Milei ha propuesto un formato de
privatización que a algunos les puede resultar bastante novedoso, pero sobre
el que ya teorizó uno de los economistas de referencia de Javier Milei, el
libertario Murray Rodbar. En un artículo del año 1992, titulado Cómo no
desestatalizar, Rodbar reflexionaba sobre el proceso de privatización que debía
llevarse a cabo en los países exsocialistas de Centro de Europa y de
Europa del Este. Y en ese artículo exploraba las diversas formas en las que
los gobiernos podían desestatalizar la propiedad estatal. Y una de las formas
que más le gustaban era la siguiente. Leo, sería mucho mejor consagrar el
venerable principio de apropiación originaria como la base del nuevo
sistema de desestatalización de la propiedad o, por resucitar el viejo
eslogan marxista, toda la tierra para los agricultores y todas las fábricas para
los trabajadores. El principio de apropiación originaria afirma que los
activos deben ser devueltos no al público en general, sino a aquellos que
realmente han estado trabajando con esos recursos, es decir, a sus respectivos
trabajadores, agricultores y directivos. Por supuesto, estos derechos tienen que
ser genuinamente privados, es decir, tierra para agricultores individuales y
bienes de capital o fábricas para los trabajadores en forma de acciones
privadas. Es decir, lo que grosso modo defendía Rodbar era privatizar las
empresas públicas dándoselas en propiedad a sus trabajadores públicos. De
esa manera, el contribuyente dejaría de cubrir las pérdidas potenciales de esas
empresas públicas y los trabajadores, si las gestionan bien, se quedarían con las
ganancias de las mismas. Pues bien, esto mismo es lo que está recomendando, es lo
que está proponiendo hacer Javier Milei para el caso de Aerolíneas Argentinas,
traspasársela a sus trabajadores. Nosotros lo que decimos es trasladárselo
a los empleados, que los empleados sean los dueños, financiarles un año de
capital de trabajo con la pérdida y ese tiempo le da tiempo para
recomponerse y a partir de ahí va a estar en condiciones de competir.
Y uno pensaría, pues oye, con esto los socialistas y los marxistas estarán
encantados, porque siempre se están quejando de que los capitalistas,
incluyendo al Estado capitalista, pueden explotar impunemente a los trabajadores
gracias a que los capitalistas monopolizan los medios de producción y,
como consecuencia de ello, los trabajadores se ven forzados a vender su fuerza de
trabajo a cambio de un salario cuyo valor es inferior al valor que el
trabajador genera durante la jornada laboral. Pues claro, si ahora el Estado
argentino les está diciendo a estos trabajadores a partir de ahora vosotros
vais a ser los propietarios de los medios de producción, ya no vais a estar
obligados a vender como mercancía a vuestra fuerza de trabajo, os vais a
poder quedar con el producto íntegro de vuestro trabajo, después, por supuesto,
de reponer el capital que se haya depreciado en la empresa, de reinvertir
para hacer crecer la empresa o de pagar los impuestos correspondientes que pagan
el resto de compañías. Pero ningún capitalista se apropiará ya de vuestra
plusvalía. Pues bien, ¿qué creéis que han dicho los trabajadores de
Aerolíneas Argentinas después de que Javier Milei les haya efectuado esta
propuesta? Pues literalmente han dicho por encima de nuestro cadáver. Atención a
las declaraciones del sindicalista Pablo Viró después de que se hiciera pública
la propuesta de Javier Milei.
Se quiere cargar aerolíneas, ya lo dije, lo repito y no le saco, no le voy a sacar ningún peso lo que dije.
Si se quiere cargar aerolíneas, nos va a tener que matar. Y cuando digo matar, literalmente, va a
tener que cargar muertos. Que me anote primero. Si nos quiere meter en cana,
y abolir el delito de huelga, detenernos, perseguirnos y gobernar por decretos, será
fushibori, la historia de jugada termina en cana. Ahora, si hay mesa de diálogo y quieren
discutir, tenemos argumentos para discutir, pues los trabajadores ya mostramos que
una compañía pública puede generar riqueza.
¿Y por qué razón los sindicalistas y los trabajadores de Aerolíneas Argentinas equiparan,
trasladarles, entregarles la propiedad de la empresa a ellos con destrozar o destruir la
empresa? Pues nos lo explica otro sindicalista de Aerolíneas Argentinas, concretamente
Edgardo Llano, secretario general de la Asociación de Personal Aeronáutico.
Entregarles la compañía a los trabajadores sería el certificado de defunción para Aerolíneas
Argentinas. Lo que plantea Javier Milei es entregar la empresa a los empleados para declarar cielos
abiertos y retirarle los aportes del Estado. Esta empresa, sin los aportes del Estado,
no puede funcionar. Esto para nosotros es una amenaza, es como ponernos un arma en la cabeza.
Aerolíneas Argentinas no tiene destino si se cumple lo que dice Milei. Lo que viene es una noche
negra. Pero bueno, ¿cuál es el problema de todo ello? Javier Milei ya les ha dicho que les va a
cubrir un primer año de gastos y de déficit, de tal manera que tienen un primer año para
reorientar estratégicamente la compañía. Y si los trabajadores son tan buenos o pueden ser tan
buenos gestionándola, no tendrán grandes dificultades para conseguir reorientar en el
mercado esa empresa, cosechar beneficios y, como no solo trabajadores, sino también accionistas
de la empresa, repartirse esos beneficios en forma de ingresos mayores que los que pueden
percibir solo como trabajadores. Pero no, parece que los trabajadores de Aerolíneas Argentinas
prefieren, primero, tener un sueldo asegurado, es decir, no un sueldo que fluctúe al alza o a la
baja en función de si la empresa gana o pierde dinero. Y en segundo lugar, y por supuesto,
un sueldo asegurado incluso frente a la inviabilidad de la empresa, porque si una
empresa es sostenidamente inviable en el mercado, debería cerrar. Pero lo que reclaman es que los
contribuyentes cubran indefinidamente ese déficit para que sus puestos de trabajo y sus salarios
estén asegurados al margen del valor que crean para terceros. Y dicho sea de paso,
aquí encontramos uno de los fundamentos de la plusvalía que tantos marxistas se niegan
a entender, y es que puede haber trabajadores que prefieran tener un sueldo estable, estable
frente a las fluctuaciones de ingresos de la empresa, en lugar de tener un sueldo que varía
con esas fluctuaciones de ingresos de la empresa. Cuando la empresa va muy bien,
gana mucho dinero, pero cuando la empresa va muy mal, no ingresa nada. Pues si un trabajador
prefiere ganar más o menos siempre lo mismo al margen de si la empresa va muy bien o va muy mal,
ese trabajador se está cubriendo frente a los riesgos de que caigan los ingresos de la empresa,
a costa, claro, de renunciar a las ganancias extra que obtendría durante las fases de subidas
de ingresos de la empresa. Y aquí los trabajadores de Aerolíneas Argentinas están expresando que
prefieren un sueldo fijo antes que ser copropietarios de una empresa que ahora mismo es deficitaria y
que además no saben si van a ser capaces de reflotar. Pero lo que deberían contar no son
sus preferencias, sino las preferencias de los consumidores y de los contribuyentes. Y estos,
hasta el momento, lo que están diciendo es que Aerolíneas Argentinas no vale lo que el gobierno
está pagando por ella, que Aerolíneas Argentinas les genera menos valor que los costes de funcionamiento
de Aerolíneas Argentinas. Y precisamente por eso Aerolíneas Argentinas tiene que ser privatizada y
desconectada del presupuesto público y si no es capaz de readaptarse al mercado global, desaparecer.