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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

El presidente de Argentina, Javier Milei, ha manifestado recientemente que su objetivo
político es defender el peso. ¿Acaso nos mintió entonces Javier Milei cuando nos prometió
que iba a eliminar el peso y dolarizar la economía argentina? Veámoslo.
Este pasado fin de semana Javier Milei se dio un baño de masas en el Parque Lezama y una
de las frases más polémicas que pronunció y que varios de vosotros me habéis pedido
que comente fue la siguiente.
Mientras tanto, les mando un saludo a todos los econochantas, modelos mandriles, que predecieron
el dólar en 3.000, en 5.000, en 10.000 o que no tenían techo. ¡Acá estamos nosotros para
defender el peso!
Aquí estamos nosotros para defender el peso. Unas declaraciones que aparentemente contrastan
con las promesas de dolarización de la economía de Javier Milei y también con otras declaraciones
que el propio Javier Milei había efectuado previamente como candidato a la presidencia
de la República.
¿Qué le recomendás a una persona que hoy le vence un plazo fijo en pesos? ¿Qué
compradores ya le decís?
Jamás en pesos. Jamás en pesos. El peso es la moneda que emite el político argentino.
O sea, hoy la persona que tiene pesos es un dólar.
Por ende no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono.
Existe una contradicción entre la antigua postura de Javier Milei con respecto al peso y la aparente
nueva postura de Javier Milei con respecto al peso. Pues, de entrada, hay que reconocer
que podría haberla, que sí, podría tratarse de una contradicción. Si antes Javier Milei
quería o decía querer eliminar el peso y ahora, en cambio, ya no quiere eliminar el
peso sino defenderlo, desde luego habrá una contradicción entre lo que decía antes y
lo que dice ahora. Ahora bien, que pueda haber una contradicción no significa que necesariamente
la haya. Porque, en realidad, estas declaraciones de Javier Milei de aquí estamos nosotros para
defender el peso no son necesariamente incompatibles con la progresiva eliminación del peso y su
progresivo reemplazo por el dólar.
Imaginemos un político argentino que afirma que la deuda pública del Estado argentino es
una basura y que su objetivo es eliminar por entero los pasivos, las deudas, emitidas por
el Estado argentino. Que no le gusta, en suma, que el Estado esté endeudado y que recurrentemente
vaya impagando esa deuda que coloca a algunos inversores y que, por eso, su programa de gobierno
argentino consiste en amortizar plenamente los títulos de deuda pública emitidos. E imaginemos
asimismo que, al cabo de un tiempo, ese mismo político argentino sale elegido presidente
de la República y, en un acto público, proclama que aquí están ellos para defender la deuda
pública argentina. ¿Diríamos que hay una contradicción entre sus antiguas declaraciones y sus nuevas
declaraciones? Pues si interpretáramos sus declaraciones como afirmando que ellos quieren
defender la emisión de nueva deuda pública argentina o la persistente presencia de la
deuda pública argentina en la cartera de los inversores, desde luego habría una contradicción.
Porque nos habían dicho que querían amortizar la totalidad de las emisiones de deuda pública
argentina y ahora nos estarían diciendo que no, que quieren mantener el stock en circulación
de deuda pública argentina o incluso incrementarlo. Sin embargo, creo que la forma más razonable
de interpretar las nuevas declaraciones de ese político sería la de entender que nos está diciendo
que ellos están aquí para defender el valor de la deuda pública argentina, que ellos están
aquí para defender la solvencia de la deuda pública argentina y, por tanto, la plena amortización
de la misma, que no tienen intención de cancelar, de eliminar el stock de deuda pública existente
de la Argentina a través de un nuevo impago de esa deuda pública. Pero esto no significa
que no vayan a retirar con el tiempo todo el stock de deuda pública, sino que quieren
hacerlo con garantías para todos aquellos que han comprado hasta el momento títulos
de deuda pública argentina. Pues bien, esto mismo es lo que podríamos decir con respecto
a esa frase de mi ley de aquí estamos nosotros para defender el peso. El peso es un pasivo del
Banco Central de la República Argentina o, más en general, del Estado argentino. Es un instrumento
a través del cual sus tenedores, aquellas personas que tienen pesos, le proporcionan financiación
al Estado argentino. Y en ese sentido, defender el peso bien puede entenderse como defender el
valor del peso. Es decir, evitar nuevas pérdidas de valor, nuevas depreciaciones del peso frente
al resto de activos de la economía y, muy en particular, frente al dólar. Al fin y al cabo,
cuando el peso pierde valor, inflación o depreciación del tipo de cambio, lo que eso significa es que los
tenedores de pesos, los que tienen pesos en su saldo de tesorería, se están descapitalizando. Es decir,
están sufriendo un impago sobre ese pasivo estatal. Por eso, al contrario de lo que señalan muchos
economistas, incluso economistas liberales, no es del todo irrelevante que el tipo de cambio entre
el dólar y el peso sea de 1.000 pesos por dólar o de 5.000 pesos por dólar. Porque un tipo de cambio
de 5.000 o de 10.000 pesos por dólar supondría un nuevo incumplimiento de las obligaciones adquiridas
por el Estado argentino frente a sus acreedores. Supondría un nuevo default, un nuevo impago por
la vía de los hechos sobre uno de los pasivos emitidos por el Estado argentino. De la misma
manera que sería absurdo decir que lo mismo da que la deuda pública argentina cotice a 30, a 50 o a 100
sobre su nominal por el hecho de que el Estado argentino ya no pretenda emitir en el futuro
nueva deuda pública. Porque si cotiza a 30 en lugar de a 100 significa que los inversores esperan
que el Estado argentino impague el 70% de ese título de deuda pública. De la misma manera que,
desde la perspectiva de honrar los compromisos adquiridos por el Estado argentino, no da igual
que la deuda pública cotice a 30 o a 100, tampoco da igual que el dólar cotice a 1.000 pesos, a 3.000
pesos, a 5.000 pesos o a 10.000 pesos. Y en este contexto, defender el peso perfectamente puede
significar defender el valor del peso. Es decir, honrar los compromisos que ha adquirido el Estado
argentino con los tenedores de pesos. No seguir destruyendo deliberadamente el valor del peso para
redistribuir la riqueza desde los tenedores de pesos al Estado argentino. Es decir, dejar de robar
a los tenedores de pesos. Lo cual, repito, no significa necesariamente que Javier Milei haya
abandonado su objetivo a medio plazo de eliminar el peso y reemplazarlo por el dólar. De hecho, el plan
que ha pergeñado Javier Milei y también Luis Caputo durante los últimos meses para avanzar
progresivamente en la dolarización ha sido el de la llamada dolarización endógena. Bajo la
dolarización endógena, el Banco Central de la República Argentina dejará de emitir pesos, incluso
recomprará, amortizará, cancelará parte de los pesos emitidos y, por tanto, cada vez más transacciones
dentro de la economía irán efectuándose no con pesos, porque será una moneda escasa, sino con
dólares. Dentro de los saldos de tesorería de los agentes económicos, el peso irá perdiendo presencia
y el dólar la irá ganando. Pero que el peso pierda presencia no significa que el valor del peso vaya a
depreciarse de manera exponencial. Si su oferta se va reduciendo relativamente con el paso del tiempo
y su demanda, precisamente porque el Estado argentino está cuidando, está protegiendo, está defendiendo,
no está envileciendo, no está hundiendo, no está aguando el valor del peso, si la oferta se va reduciendo
en términos relativos y la demanda se mantiene, el valor del peso se mantendrá o incluso se incrementará.
Una moneda puede ser muy escasa y, a su vez, muy valiosa. Y también puede ser, desde luego, muy abundante
y muy poco valiosa. De hecho, es que incluso para cerrar el Banco Central de la República Argentina,
ese cierre se ha de producir con un canje entre dólares y pesos. Los dólares son el activo del Banco Central,
y los pesos son su pasivo. Por tanto, para eliminar los pesos, el Banco Central ha de recomprarlos contra su
activo, contra los dólares. Y ese canje entre dólares y pesos se deberá realizar a un determinado tipo de
cambio. Cuanto más devaluado sea ese tipo de cambio, más perderán los tenedores de pesos. Y cuanto menos
devaluado esté ese tipo de cambio, menos perderán o incluso más ganarán. Y al decir que se pretende
defender el peso, lo que entiendo que se está diciendo es que no pretenden dolarizar la economía
a costa de descapitalizar, de arruinar, de expropiar nuevamente la riqueza a los tenedores de pesos.
Porque eso, la rapiña continuada contra el tenedor de la moneda, ha sido el rasgo característico del
Estado argentino durante las últimas décadas. Y eso es justamente lo que Javier Milei prioriza
que cambie. Por supuesto, podría darse el caso de que, con el paso del tiempo, Javier Milei abandone
incumpla su promesa original de dolarizar la economía y de cerrar el Banco Central. Los que
creemos que ese sería el mejor camino para la Argentina, y que ese fue, de hecho, el compromiso
asumido por el candidato a la presidencia, Javier Milei, deberemos estar muy vigilantes de que esa
promesa que se hizo al electorado se termine cumpliendo, se termine honrando. Pero de estas
palabras de estas recientes declaraciones de que aquí está Javier Milei o el gobierno de Javier Milei
para defender el peso, no cabe inferir necesariamente que haya un incumplimiento de esa promesa
dolarizadora. Al contrario, lo que puede interpretarse perfectamente de esas declaraciones es que Javier
Milei quiere dolarizar sin trampas. Es decir, quiere dolarizar sin arruinar a los argentinos que tienen
pesos. Pero precisamente para que ni él ni los que vengan detrás de él vuelvan a robar a los
argentinos a través de la inflación, Javier Milei tiene que cumplir su promesa de dolarizar la economía
y cerrar el Banco Central.