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Las bolsas mundiales se han desplomado después de que las bolsas sureste, asiático y muy
en particular la bolsa china cayeran a su vez durante toda la semana pasada y durante
este lunes.
Muchas personas se preguntan razonalmente cómo es posible que lo que esté sucediendo
al otro lado del mundo, en China concretamente, pueda afectar tan de lleno a una economía
como la española que parecía que ya se estaba recuperando y que había dejado atrás completamente
la crisis.
Pero para entender esta cuestión tenemos que plantearnos y analizar cómo se afrontó
la salida de la crisis por parte de las autoridades políticas y monetarias a partir del año
2009, como en algunas partes del mundo se superó aparentemente la crisis económica
en la que nos metimos en el año 2008 a través de las llamadas políticas monetarias de estilo.
¿Qué sucedió?
Pues básicamente que a partir del año 2009 en Estados Unidos empiezan a implementar
las políticas denominadas de flexibilización cuantitativa, el famoso QE.
¿En qué consiste el QE?
Pues básicamente en que el Banco Central, que es un monopolio estatal sobre la moneda,
se dedica a imprimir moneda para comprar deuda pública.
¿Y qué sucede si el Banco Central demanda mucha más deuda pública imprimiendo moneda?
Pues básicamente que los tipos de interés de la deuda pública caen.
Y si caen los tipos de interés de la deuda pública, la rentabilidad de todos aquellos
inversores que habían comprado deuda pública se desploma.
¿Y qué sucede si la rentabilidad de quienes han comprado deuda pública o de quienes se
podían estar planteando comprar deuda pública caen? Pues que tienen que buscar activos alternativos
donde invertir.
Uno de sus activos claramente fue la bolsa.
La bolsa se convirtió en un activo refugio, en un activo que presentaba una rentabilidad
riesgo bastante atractiva en el año 2009, después de que cayera a mínimos de más
de una década.
Y, por tanto, parte del capital que está invertido en deuda pública ante la baja rentabilidad
comienza a entrar en la Bolsa estadounidense.
¿Y qué sucede, por tanto, con las cotizaciones de la Bolsa estadounidense?
Que aumentan.
Y, de hecho, han aumentado hasta máximos históricos.
Esto se debe, no solo, obviamente, a que se ha ejecutado una política monetaria expansiva,
sino que también los beneficios de las compañías de Estados Unidos han acompañado, pero desde
luego es difícil pensar que la bolsa hubiese alcanzado cotas tan elevadas en caso de que
no hubiese habido una política de flexibilización cuantidadiva.
Estas alzas bursátiles, además, son o aparentan ser positivas para el desarrollo de la economía,
porque permiten que las empresas capten mucho más capital que antes.
Si las cotizaciones bursátiles están en máximos históricos, una empresa puede realizar una
ampliación de capital para pagar deuda o para invertir en otras líneas de negocio,
y, obviamente, capta mucho más capital que si las cotizaciones están bajas.
¿Cuál es el problema?
Que también se corra el riesgo de generar una burbuja bursátil que, lejos de facilitar
la acumulación de capital en líneas productivas, dilapide ese capital en líneas improductivas,
en líneas con muy baja rentabilidad.
Pero el alza de la Bolsa fue un fenómeno interno de la economía estadounidense.
No todo el capital que salía de la deuda pública estadounidense se refugiaba en la Bolsa estadounidense.
Otra parte significativa de ese capital que hizo, pues básicamente, salir del país.
Salió de Estados Unidos buscando otros destinos de inversión rentable fuera de Estados Unidos.
Por tanto, al salir el capital del país, lo que le sucedió al dólar, se vendían dólares
y se compraban otras divisas para invertir en otros países, fue que el dólar se depreció
a partir del año 2009.
¿Y dónde fue a parar todo ese dinero?
Pues básicamente fue a parar a economías emergentes, economías que estaban creciendo,
que apenas habían visto afectadas por la crisis económica y que, por tanto, presentaban
unos caladeros de rentabilidad bastante atractivos y bastante interesantes para ser
explotados económicamente.
Por tanto, el capital estadounidense, que apenas lograba muy bajas rentabilidades dentro
de la economía nacional, empieza a salir del país y se dirige a otras economías emergentes.
Por ejemplo, Brasil, por ejemplo, Rusia, por ejemplo, Turquía, por ejemplo, India o por
supuesto, China.
Las compañías locales de estos países podían emitir deuda en dólares pagando tipos de
interés históricamente bajos.
No solo eso, como emitían deuda en dólares y el dólar se estaba depreciando, tenían
que devolver estos pasivos, tenían que devolver esta deuda en una divisa que cada vez valía
menos.
Por tanto, miel sobre huelas, pago tipos de interés muy bajos en una divisa que va
perdiendo valor, por tanto, me resulta extremadamente sencillo amortizar, o eso se pensaba, amortizar
la deuda.
Por tanto, las compañías locales empiezan a sobredeudarse para sobreinvertir, eso genera
un boom económico interno, una falsa prosperidad interna muy acusada, que sobre todo en China,
que es la segunda economía del mundo, tiene sinergias y repercusiones sobre todo el planeta,
la demanda china para crecer es tan intensa que se hace necesario proporcionarle a China
cantidades expansivas de materias primas y de bienes de equipo para que siga rearmándose
industrialmente.
Esto lo que provoca es el alza internacional de los precios de las materias primas y también
que aquellos países productores de materias primas que casualmente son estos mismos países
emergentes tengan un mercado en auge donde colocar sus productos a precios inflados.
Así, por ejemplo, Brasil exportaba ingentes cantidades de materias primas a China, o también
por supuesto Rusia, por lo cual que sucede en estas economías, pues básicamente que
empiezan a endeudarse en dólares para invertir en producción de materias primas o de bienes
de equipo que necesita a China y esos bienes, esas commodities, se las venden posteriormente
a China.
El flujo, por tanto, es el siguiente, deuda desde Estados Unidos, capital desde Estados
Unidos a economías emergentes, inversión en forma de ampliar la capacidad productiva
de materias primas o de bienes de equipo y exportación de esas mercancías a China.
Esto es un esquema que aparentemente funciona muy bien, que aparentemente proporciona un
crecimiento muy acelerado en las economías emergentes, pero que empieza a venirse abajo
en el año 2003.
En el año 2013, Estados Unidos anuncia que, como la buzbuja interna estaba adoptando
cotas verdaderamente preocupantes, va a empezar a retirar los estímulos monetarios, va a
empezar a subir tipos de interés, va a dejar de comprar más deuda pública y privada,
y hay incluso, si plantea la posibilidad, se abre la puerta de que Estados Unidos empiece
a vender esa deuda que había comprado previamente, con lo cual, que sucede justo lo contrario
de lo que había sucedido antes.
Los flujos de capital que habían entrado en China, Rusia, Brasil, Turquía o India empiezan
a regresar hasta Estados Unidos.
Y, por tanto, el proceso, como digo, es el inverso del que había tenido lugar.
Y hasta la fecha, el dólar se depreciaba frente al yuan, frente al real, frente al rublo,
ahora empieza a apreciarse.
Y los tipos de interés en estas economías, lejos de hallarse en mínimos históricos,
empiezan a subir.
¿Por qué?
Porque los inversores locales tienen que liquidar o liquidan sus inversiones, sus activos,
para repatriar el capital a Estados Unidos.
Y si tú vendes y tú liquidas un activo, el tipo de interés implícito en ese activo
sube.
Por tanto, fijémonos que las empresas locales pasan de una situación de laxitud financiera
extrema a una situación de dificultad financiera.
Las empresas que se hubiesen endeudado en divisa local, en reales, en rublos, en rupias,
en yuanes, empiezan a ver cómo los tipos de interés suben, cómo los tipos de interés
internos suben.
Pero es que las empresas que se hubiesen endeudado en dólares están viendo cómo los tipos de
interés en dólares empiezan a subir, aunque sea timidamente, y sobre todo, cómo el dólar
se aprecia y cómo, por tanto, cada vez les cuesta más devolver la deuda en dólares.
Esta situación, que podría haber perfectamente estallado en el año 2013, se encuentra sin
embargo con una alianza inesperada, y es que en el año 2013 Japón inicia su política de
flexibilización cualitativa, exactamente lo mismo que había hecho la Rasa Federal,
pero en Japón.
Las consecuencias son, por tanto, muy parecidas, la bolsa japonesa sube a unos niveles en
los que no había estado desde la burbuja de los años 90 y el yen se deprecia de manera
satisferida, con lo cual, de la misma manera que los inversores en Estados Unidos no encontraban
oportunidades de inversión interesantes dentro de Estados Unidos, a los inversores japoneses
les sucede tres cuartos de lo mismo.
Y qué hacen por lo mismo que hicieron los estadounidenses, sacar el capital de Japón
y empezar a invertir en emergentes, con lo cual, esta fuga de capital de Japón en más
caro los efectos de salidas de capitales que estaban teniendo lugar desde los emergentes
hacia Estados Unidos, pero no contentos con esta flexibilización cualitativa de Japón
en el año 2014, la eurozona también emprende su política de estímulo monetario, su política
de flexibilización cualitativa, y eso que consecuencias tiene por las mismas que en
Japón y en Estados Unidos, su vida de la bolsa, de percepción del euro, y salida de
capitales desde la eurozona hacia los emergentes, todo lo cual permitió enmascarar la situación
de debilidad o de fragilidad financiera en la que se hallaban estas economías.
Y así estábamos hasta que, hace dos meses, el castillo de Naipes, montado sobre los flujos
financieros internacionales promovidos por las políticas de estímulo monetario de los
bancos centrales, empieza a temblar porque la economía china se ve que marcha peor
de lo que inicialmente se pensaba.
Por tanto aquí el capital ya no sale de China porque se puedan obtener una rentabilidad
de salgo mayores en Estados Unidos a raíz del Taperine, el capital empieza a salir
de China porque se teme que China puede entrar en recesión, puede entrar en una crisis severa.
Y ahí, por tanto, los flujos financieros son mucho más acelerados que antes, entran
en mucho mayor pánico que antes.
Estas dudas sobre la economía china se vieron agravadas por la triple de evaluación del
Yuan, que tuvo lugar hace menos de un mes, y además esta triple de evaluación del Yuan,
lo que provoca es efectos contaminantes sobre otras economías emergentes.
Y esas economías emergentes que exportaban a China ven como ahora les sale más caro
de exportar.
¿Por qué?
Porque los precios en yuanes de sus exportaciones han subido y por tanto al consumidor local
les sale menos a cuenta comprarles sus mercancías, y además aquellas otras economías que compitieran
con China en mercados internacionales pierden competitividad porque China la gana devaluando
la divisa.
En consecuencia, lo que vemos es que otras economías emergentes que no estaban necesariamente
afectadas por la crisis china, la devaluación del Yuan termina trasladándoles parte del
agujero chino.
No solo eso, dado que la economía china empieza a funcionar de una peor manera, su demanda
internacional de materias primas o de bienes de equipo se hunde.
Y si se hunde la demanda china de materias primas o de bienes de equipo, los precios
internacionales de las materias primas y de muchos bienes de equipo también caen con
fuerza.
De ahí, por ejemplo, el desplome del barril de petróleo.
Y si el barril de petróleo vale menos, todos aquellos países que se habían endeudado
para invertir en incrementar su capacidad productiva en petróleo ven como sus ingresos
petroleros o de otras materias primas caen con fuerza.
Y si caen con fuerza, esos países también importan parte de la crisis china.
Pero el problema ya no es ni siquiera que China o que los países emergentes, especializados
por ejemplo en producir materias primas, entren en una cierta crisis.
El problema cuál es que todo este esquema de malas inversiones globales se ha financiado
con deuda.
Y una vez se financia las malas inversiones con deuda, lo que sucede es que si las malas
inversiones no generan suficientes flujos de caja para amortizar la deuda, las deudas
se impagan.
Y si las deudas se impagan, se genera una incertidumbre brutal por todas partes acerca
de a dónde meto yo el dinero para no experimentar pérdidas, es decir, la gente huye hacia activos
seguros para refugiarse del proceso de impagos crecientes que está teniendo lugar.
Es decir, tiene lugar una crisis financiera que en medio de una incertidumbre y de dudas
generalizadas sobre qué modelos de negocio funcionan y cuáles no, que activos son seguros
y cuáles no, se refugiar en lo más seguro que existe, es decir, en deuda pública, en
monedas de países fuertes, el franco suizo, la corona noruega, el dólar y por tanto la
inversión en todo el mundo, lo que hace es paralizarse.
Y si la inversión se paraliza, las economías dejan de crecer y dejan de prosperar.
Y si además esto se produce en un momento en el que todavía no nos habíamos recuperado
plenamente de la anterior crisis económica financiera, todavía peor, porque necesitábamos
la inversión para transformar nuestro modelo productivo y esta inversión puede paralizarse.
Y es por esto que el estornudo de China se magnifica y se amplifica por todo el mundo,
porque el problema ya no es que China tenga un par de malos años, el problema es que
China va a trasladar la crisis por supuesto a todo el sudeste asiático, pero en general
a todos los países emergentes y aquí a partir de aquí se puede generar un problema de deuda
global muy serio, se puede generar una crisis financiera nueva y una crisis financiera nueva
implica una crisis real de la economía real nueva y por tanto un nuevo estancamiento como
el que padecimos en el año 2009.
Y por eso, ante la posibilidad de crisis financiera y de crisis de la economía real, las bolsas
de todo el mundo están cayendo.
¿Sucederá este escenario tan pesimista?
Pues es seguro que algún tipo de corrección, las economías emergentes, van a necesitar.
No sabemos todavía si los bancos centrales, a través de nuevas políticas expansivas
que puedan implementar, pueden de alguna manera devolver la calma a los inversores y evitar
que el capital siga saliendo de los emergentes y se refugien activos seguros de occidente
y por tanto que puedan de alguna manera mantener como ya lo lograron en 2013 y 2014 a flote
que estén castiguen ahí, pero lo que es seguro es que por mucho que retrasen el proceso de
ajuste, el proceso de ajuste va a llegar, va a tener que llegar.
Y cuanto más lo retrasen, más duro será ese ajuste.
Por tanto, en estos momentos empezamos a ver que aquellas economías que han hecho sus
deberes y que son economías sólidas, serán capaces de resistir el vendaval, pero las
que no, ahora o más adelante, serán arrastradas por las fuerzas que ellas mismas desataron
para parchear los agujeros que tenían en sus economías.